“Carta de un amigo” 201
Ediciones iNSomnes \" Ofrenda\" 202
Natalia Fucci es muralista, artista plástica, escrito ra, actriz independiente y Directora de teatro in fantil. Producción, dirección y guion de la obra de teatro ¿Qué pasa con Merlina? Contacto con la autora: [email protected] 203
Ediciones iNSomnes Los Seres Especiales 1982. Tenía tan solo seis años, cuando el grito de mi madre, me hizo correr hasta el living para encontrarla llorando, frente a nuestro único televisor marca” TALENT”. —¡Empezó la guerra Ricardo! ¡Van a morir muchos chicos! —gritó, mientras lloraba sin consuelo. Yo quedé perpleja, muda, estática. Solo sentía galopar acelerado, mi corazón. La escena que se presentaba, en mi departamento de la calle Puán, en Caseros, era tan fuerte, como inenten dible para mi edad. El llanto de mi madre me demostraba que algo muy malo pasaba. Argentina le declaraba la guerra a “los ingleses”. La guerra. —¿Qué es eso? —me pregunté. Malvinas seria el lugar de combate. Ni idea de dónde eran esas islas, creo que era la pri mera vez que oía de ellas. En algún noticiero vi que pedían chocolates y cartas para los soldados, para darles aliento. 204
Ese grito, la tele, ese día, me marcó para siempre. Crecí pensando que los ingleses, no eran buenos, cantando canciones, con mis compañeras de primaria, en contra de Margaret Thatcher, insultándolos, festejan do el gol de “La mano de Dios”, en nuestro primer mundial, después de la guerra, con tan solo 10 años. Agitando mi hermosa bandera argentina y disfrutando de vencer en una cancha de fútbol a Inglaterra. Los ingleses eran desde 1982… “enemigos”. Concurría a un colegio de monjas, para mujeres. En el patio techado, donde solíamos formar, sonaba la Marcha de Las Malvinas en los actos conmemorativos del 2 de abril. Mi piel se erizaba. La música me corría por las venas, me traspasaba, tocándome el alma. Un nudo en la garganta seguía, para contener mis lágrimas, pero siempre terminaban cayendo por mis mejillas. La guerra estaba dentro de mí. Soñaba conocer a esos valientes seres humanos, llamados “Soldados de Malvinas”. Dicen, que, si realmente pedís con el alma, tus deseos se cumplen. 205
Ediciones iNSomnes 2013 Fui convocada, junto con otros artistas, para realizar el mural “LAS MANOS DE NUESTROS HEROES”, en Caseros. Se le asignó, a cada artista, una letra de la palabra MALVINAS, dejando libre la letra V, donde ex comba tientes de Malvinas dejarían plasmadas las palmas de sus manos. Yo no veía la hora de finalizar el mural. Algo soñado se acercaba. Cuando tuvimos todo el mural terminado, se realizó la inauguración, junto a Nuestros Héroes. Mientras se escuchaba por los parlantes sonar la Marcha Malvinas, se soltaron palomas blancas al cielo y venían Ellos luciendo todo o parte de su uniforme, entraron caminando por la calle. Muchos a pie. Muchos con grandes marcas en sus cuerpos ayudados por sillas de ruedas, bastones o muletas. Otros con par ches en alguno de sus ojos. Y otros saludando con la mano que les quedaba. La guerra, dejaba huellas visibles, ante nuestros ojos y otras, que jamás podremos ver. Un ex combatiente entraba con el Pabellón Nacional y detrás de Él, sus compañeros. 206
Se me erizó la piel. Quedé perpleja, muda, estática. Sí, sí. Como cuando tenía seis años. Tenía frente a mí, la historia, ésa que siempre anhelé poder conocer. Esa que no aparece en los libros, la que te llevás por siempre en tus retinas. Y mi corazón comenzó a galopar, como en aquella opor tunidad. Estaban delante mío Foto del mural, letra A , perteneciente al mural homenaje a Malvinas, que se ubicaba, años atrás, en la pared del easy Caseros . 207
Ediciones iNSomnes “Los seres especiales de mi historia”. Eran reales. Desfilaban a metros de mí. No se puede explicar con palabras, lo que se lleva en el corazón. Hablé con Ellos. Respeto y silencio. Emoción. Agradecimiento. Tristeza. Historia. Mi sueño se cumplía . 208
2022 Participo con mucha emoción, de este libro homenaje, cumpliéndose los 40 años. Nuevamente tengo la oportunidad de homenajearlos. No todos contamos con este privilegio. Gracias a “Los seres especiales de mi historia” por haber defendido nuestra Patria. Por poner el cuerpo, el alma y el corazón, por todo el pueblo argentino. Eternamente en la memoria. 209
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Agradecemos a Jesús Viera por habernos contactado con esta historia que fue trasmitida oralmente por sus protagonistas, capitán Héctor Bonzo y el suboficial de la Armada Argentina, Ramón Barrionuevo, recopilado por Carlos Raúl Cabrera, tal como fuera publicado en el Grupo “Yo pertenecí a la Armada” y hoy llega a integrar esta Antología, como un homenaje a los héroes que dejaron sus vidas y también a los que sobrevivieron al hundimiento del Crucero ARA Gral. Belgrano, en el Mar Argentino, durante el conflicto armado por la soberanía de las Islas Malvinas el 2 de mayo de 1982. \"Yo soy esa figura que se ve en la foto, ahí en la cubierta. Le estaba inflando el chaleco salvavidas al Sr Comandante\", aclara con humildad el suboficial . Fotografía tomada desde una balsa por el Tte. de Fragata Martín Sgut 211
Ediciones iNSomnes 2 de mayo de 1982. Hora 16.40. Dos hombres quedan en el crucero que se hunde irremediablemente. Son el capitán Héctor Bonzo y el suboficial Ramón Barrionuevo. Dos hombres en la proa del barco que se hunde. Se toman de la baranda sacudidos por un mar embravecido. Son los últimos que quedan en el gigante herido de muerte. ¿Dejo o no dejo el buque?, duda el capitán Héctor Bonzo. Una voz lo sorprende a sus espaldas, creía que estaba solo en la nave. No alcanza a reconocer a esa figura fantasmagórica en medio de la bruma. El hombre le grita: —¡Si no salta, yo tampoco salto! ¡Me quedo con usted, Sr Comandante! Son las 16.35 del 2 de mayo de 1982. Treinta y cuatro minutos antes, desde las profundidades del mar austral, el operador del submarino británico HMS Conqueror había lanzado la pregunta que sellaría el destino del Crucero General Belgrano. ¿Debemos hundirlo? La respuesta recorre en segundos los 12.489 kiló metros que separan el Reino Unido de las Islas Malvinas. El capitán Richard Hask, de la Task Force, es quien transmite la orden implacable de Margaret Thatcher, la primer ministro británica. ¡HUNDAN AL BELGRANO! A las 16.01 el primer torpedo MK8 atraviesa la proa del barco, que navega a 30 millas de la zona de exclusión. 212
Perfora las cuatro cubiertas en forma vertical. El agua penetra todos los compartimentos. Solo segundos después, el segundo torpedo se incrus ta en la popa.El crucero se inclina a babor, el fuego surge de sus entrañas. Hay gritos. Y después un silencio abru mador que lastima. Desde el puente, y con un megáfono, el capitán Bonzo, 23 minutos después del primer impac to, da la orden: \"¡Abandonen el barco!\". Setecientos se tenta hombres alcanzan las balsas. Trescientos veintitrés encuentran su destino final en el océano. A las 16.01 el submarino británico HMS Conqueror disparó el primero de los dos misiles MK8 que dieron en la popa y proa del barco. La increíble imagen fue tomada por el teniente de fragata Martín Sgut desde una de las balsas \"¿¡Cómo no se arrojó todavía a las balsas!? ¿¡Qué hace usted aquí si ya no queda nadie!?\", increpa Bonzo a la figura irreconocible, tapada de pies a cabeza con un impermeable y un pasamontañas gris, que se niega a abandonar el crucero. El hombre que grita \"¡No hay tiempo, Sr Comandante!¡Debe abandonar la nave!\" está decidido a impedir que el comandante cumpla con la ley marinera de hundirse con su barco. \"Ahí, de cara al mar, para mí era más difícil vivir que morir\", confesaría años más tarde el comandante del Belgrano. \"Lo vi al capitán con esa actitud de irse a pique con el crucero, y no lo iba a permitir\", explica con calma el suboficial Ramón Barrionuevo (71), como si no tuviera conciencia de su acto de heroísmo. 213
Ediciones iNSomnes \"Yo soy esa figura que se ve en la foto, ahí en la cu bierta. Le estaba inflando el chaleco salvavidas al Sr Comandante\", aclara con humildad. Con emoción, Ramón Barrionuevo -nacido en Piedra Blanca el 17 de febrero de 1947, hijo de Gerardo, albañil, y Antonia Sánchez, costurera- rememora el instante en que vio cómo el océano se tragaba al gigante de 185,5 metros de eslora. Nombra uno por uno a sus compañeros muertos. Recuerda al capitán Bonzo, fallecido en 2009. Y pide disculpas cuando las lágrimas surgen incontro lables. \"A mí me tocaba hacer guardia de 4 am a 8 am y de 16 a 20. La hacía en el cuarto de control de artillería en la cubierta 03, la parte más alta del barco, justo adelante del comando. El 2 de mayo salí de mi camarote a las cuatro menos cuarto para tener tiempo de recibir la información de mi compañero Juan Carlos Córdoba, y tomar el puesto a las 16 en punto. Juan me pasó los datos de los cañones cargados, de la gente que estaba lista, y de la posición del barco. Lo saludé como cualquier día. Y él se fue para nuestro camarote en la popa a descansar. Ahí pegó el segundo torpedo. No lo vi más\". \"A las 16.01 llegó el primer torpedo. El ruido fue tremendo. El crucero se sacudió. Yo estaba sentado en una banqueta y me caí. Era como si el barco se hubiese hundido debajo de mis pies. Yo ya tenía 35 años y 14 de servicio, era experto en armamentos, supe que nos estaban torpedeando\". \"Un vigía que estaba con prismáticos vio la estela en el agua y alcanzó a gritar: '¡Torpedo!'. Abrí la puerta del 214
cuarto de control y llegó el segundo impacto en la popa. Pero ese no lo sentí, quizás fue por los nervios o porque el humo del primero ya cubría la cubierta\". \"Escuché los gritos de la gente que se estaba que mando. Bajé las escaleras desde la tercer cubierta, y fui llevando conmigo a todos los tripulantes que encontraba en el camino. Veía el miedo de los más jóvenes, inten taba mantener el orden. Era un infierno\". De los 1093 tripulantes, 770 llegaron a las balsas, 323 murieron en el mar \"La gente saltaba directo a las balsas porque el barco había comenzado a escorarse, a ladearse cada vez más. El viento era muy fuerte y las balsas golpeaban contra el costado del buque. Algunas eran arrastradas por la corriente hacia la proa, donde las chapas abiertas como filos las partían al medio. Vi como la cadena del ancla arrastró al fondo del océano una balsa con todos los tripulantes. Nadie pudo salvarse\". \"En la cubierta vi al comandante Bonzo con un cuchillo de cocina que estaba tratando de cortar una soga para soltar una balsa. Si se soltaba, podía arrastrarlo. No iba a tener fuerzas para soportar el peso. Le pregunté: '¿Qué hace comandante?'. Él conocía el peligro, pero quería poner la mayor cantidad de balsas en el mar\". \"Bonzo me ordenó que abandonara el barco. Y fue ahí cuando me negué. Entonces, me miró y me dijo: “Ayúdeme a ver si hay alguien más, si quedó algún herido”. La cubierta del barco casi rozaba el mar, entraban toneladas de agua…\". A las 16.50, el crucero está inclinado a 60 grados. El Belgrano tardó menos de una hora en hundirse. No tenía 215
Ediciones iNSomnes sonares para detectar submarinos, por eso navegaba en compañía de los destructores Bouchard y Piedrabuena que sí contaban con el equipamiento \"Con el capitán Bonzo recorrimos la cubierta hasta es tar seguros de que no quedaba nadie. Eran las 16.38 y el barco estaba muy escorado. La gente desde las balsas nos gritaba que saltáramos al agua, que el crucero se hundía\". \"Fuimos hasta la proa. Y ahí noté la duda del coman dante. 'Si usted no salta yo también me quedo', le dije. Me miró. El Belgrano se inclinaba cada vez más. Me ordenó: “Salte y yo lo sigo”. \"Antes de tirarnos, le inflé el chaleco salvavidas. Nos atamos las sábanas como cinturón para poder deslizarnos. Nos sacamos los zapatos para nadar mejor, y guardamos las medias en los pantalones. Me tiré por la parte más alta del barco, que en ese momento estaba a unos 4 metros del mar, porque el viento impedía bajar por el lado donde la cubierta casi rozaba con el agua\". “El barco hizo un movimiento, volvió a surgir del agua y se hundió definitivamente en forma vertical. En el fondo del mar explotaron las calderas y se hizo un gigantesco torbellino de agua”, recuerda Barrionuevo: \"Salté al agua y no sentí frío, era una situación tan grande la que estábamos viviendo que había bloqueado mis sentimientos. Empecé a nadar para alejarme del crucero, porque si se hundía me iba a arrastrar. A Bonzo no lo vi más, lo perdí en el océano\". \"Las olas eran gigantescas. Veía a las balsas subir y bajar, sacudidas como cáscaras de nueces. De pronto, 216
una vino hacia mí a toda velocidad empujada por el viento. Nadé y me agarré como pude. El golpe me sacó un dedo de lugar: fue la primera vez que sentí dolor. Cuando pude subir a la balsa, empecé a temblar de frío. Era como si mil agujas se clavaran en mi cuerpo. Me estaba congelando\". \"Me asomé y vi al crucero hundirse. Era tristísimo ver cómo semejante mole era tragada por el mar. El barco hizo un movimiento, volvió a surgir del agua y se hundió definitivamente en forma vertical. En el fondo del mar explotaron las calderas y se hizo un gigantesco torbellino de agua. Lo último que vi fue el guardabote, el palo de 6 metros que salió a la superficie y quedó flotando en el océano. La gente gritó: '¡Viva el crucero, viva el Belgrano, viva la Patria!'. No sé de dónde sacamos las fuerzas\". El rescate de las balsas. Estuvieron más de 48 horas a la deriva en un mar fu rioso con vientos de 120 kilómetros por hora\"Las balsas estaban atadas unas con otras, para que formaran una gran mancha en el mar y los aviones de rescate las pudieran encontrar. Pero las olas eran tan altas que tuvimos que cortar las sogas, porque las balsas parecían rajarse. Y quedamos solos, a la deriva\". \"Las balsas eran para 20 personas, en alguna habían subido más y en otras menos. Estaban bien equipadas: sachet de agua, raciones de comida (barritas muy calóricas para tener una ración por día), cigarrillos, una pequeña Biblia, elementos de botiquín para curaciones, 217
Ediciones iNSomnes Pancután, calmantes, equipo de señalamiento y de S.O.S\". \"En mi balsa éramos 20. Había gente con las manos quemadas, con las rodillas quebradas y otro que tres días antes había sido operado de apéndice y no podía más del dolor. Yo trataba de darles ánimo y de calmarlos. Con un teniente empezamos a leer párrafos de la Biblia. La palabra de Dios les traía paz en medio de la tormenta\". \"Estuvimos más de 48 horas a la deriva. Yo pensé que no nos iban a encontrar nunca. Sabía que la unión de los dos océanos tira hacia el sureste y que en algún momento si el mar nos arrastraba íbamos a morir. Miré a mis compañeros y pensé: 'Somos todos finados', pero no se lo dije a nadie. Recordé a mis cuatro hijos pequeños. Le pedí a Dios que los cuidara. Y me encomendé a la Virgen del Valle: 'Madre mía, solo te pido no sufrir'\". \"Cuando estás a la deriva tenés que comer y beber lo menos posible, cuando ya no das más, porque no sabés cuánto tiempo vas a estar así. Y nosotros ni siquiera sabíamos si nos estaban buscando. Cuando nos rescataron sólo habíamos comido 20 raciones y habíamos bebido un sachet de agua\".\"Cuando estás en la balsa no dormís… La oscuridad del mar es la más absoluta y tremenda que existe, es la nada. Cuando amanecía seguíamos con la incertidumbre: 'Somos una sola balsa en el mar… no la puede ver nadie… y el enemigo anda por ahí'\". \"De pronto, cuando ya no esperábamos nada, el 4 de mayo escuchamos el ruido del motor de un avión. ¡Era un A4-Q de la Armada! No sabíamos si nos había visto… 218
Pasó un rato, que fue eterno, hasta que empezamos a ver, en medio de la tormenta, las luces de un barco que apuntaban al cielo y luego al mar, sacudidas por el tremendo oleaje. '¡Nos están buscando!', gritamos. Y el ánimo cambió\". \"Nos olvidamos del frío, de la sed, del hambre y empezamos a organizarnos para el rescate. En medio del mar más furioso que yo recuerde, apareció el Gurruchaga\". \"Nos rescataron. El barco estaba repleto porque ya habían rescatado otras balsas del Belgrano. Nos sacaron la ropa helada y dura por la sal y nos dieron un caldo caliente. Éramos tantos que se habían quedado sin víveres. El cocinero hizo un poco de pan con harina y agua. Nos acomodamos en el piso como pudimos, y nos envolvimos con unas mantas\". \"Cuando entramos al Canal Beagle, el Gurruchaga parecía una coctelera. En medio de la gente, apareció un cabo que gritaba mi nombre: 'Barrionuevo, ¿está aquí Barrionuevo?'. Yo me incorporé. Eran las 6 am. 'El capitán Bonzo está en el barco y lo busca, quiere hablar con usted', me dijo. Yo no sabía que él había sobrevivido, y él tampoco sabía si yo estaba vivo… pero me estaba buscando\". \"De pronto se abrió una puerta y apareció el Sr Comandante. Se acercó hasta donde yo estaba de pie, firme, esperándolo. Se olvidó de las jerarquías, de la venia, del saludo formal. Nos dimos un abrazo eterno. Toda la gente comenzó a aplaudir. 'Ya vamos a hablar 219
Ediciones iNSomnes de esto que pasó', me dijo. Y lloramos abrazados. Antes de irse, me dijo al oído: 'Gracias. Gracias'. \"Nos vimos muchas veces a lo largo de estos 35 años. Pero nunca más volvimos a hablar de aquella dramática tarde en la que fuimos los últimos hombres aferrados al crucero que se hundía para siempre en las profundidades del mar austral\". 220
Rosalía Beatriz Taborda nació en la ciudad de Córdoba, Argentina. Ejerció la profesión de Escribana Pública du rante cuarenta y siete años, desde donde accedió a la jubilación. Siempre vinculada a la palabra escrita, comenzó a a bordarla en su contenido lírico, e igualmente, algunas veces en su contenido narrativo. También se apasiona la historia argentina, cuyos velos en sombra trata de descorrer y cuya revisión desde la conciencia histórica y nacional es tan necesaria. Contacto con la autora: [email protected] 221
Ediciones iNSomnes Un Lugar Común de Propaganda Rod Bosvell, capitán inglés, había iniciado la marcha al frente de su compañía, y había comenzado a percibir una diferencia notable entre la turba malvinera que transita ba, y aquellas heladas sendas de Noruega, donde había realizado la práctica militar con su gente, apenas un año antes. La marcha era lenta, pesada. De pronto, el comba te en Top Malo House. Sus órdenes precisas retumbaban en la llanura, y cada paso representaba una pequeña vic toria en el fragor de la batalla. Pero no esperaba resistencia tan valerosa del enemi go. Los argentinos, con el Teniente Coronel José Vercesi al frente, imbuidos del valor de la novedad del combate, opusieron su lucha denodada al invasor inglés. El suelo era algo más que turba malvinera, era la Patria misma. Boswell, fortalecido por la superioridad en el número de sus soldados, vio cómo en la retaguardia sus oficiales tomaban prisionero a quien, después se enteraría, era el Teniente Primero Horacio Losito, herido. Desde este momento hacia atrás, a Horacio Losito, jo ven Teniente Primero desde hacía tres años, lo separa ban apenas treinta y seis horas desde su arribo a la isla. Con precisión por momento y muy fugazmente en otros, pasaron por su memoria las conversaciones que había mantenido hasta la madrugada, dos o tres noches atrás, con su jefe Vercesi, resguardados por el calor sentador que da la calefacción y la fuerza espiritual que otorga defender el suelo propio. Al pretender salir del precario refugio que lo albergaba 222
Losito fue alcanzado por una esquirla de cohete antitan que, hiriéndole la cabeza. Continuó el combate y hacia una posición más elevada se replegó. Una de sus piernas fue herida gravemente con una bala de FAL, y sin ren dirse continuó la lucha, hasta perder el conocimiento. De pronto, todo desapareció para él. Lo siguiente que recordaba pertenece a la difícil e inentendible escala del ejercicio de valores humanos, donde fue atendido y cura do por un oficial médico inglés, en carácter de prisionero juntamente con otros compañeros. Cuando regresó al continente, lo esperaba el silencio. La campaña de desmalvinización estaba dando comien zo. 223
Ediciones iNSomnes Turba Malvinera Pasos en la isla, marcha lenta sobre la turba mórbida. Un ave de metal atraviesa el aire helado, y fugaz se desliza. La Patria aguarda: Cruces blancas custodian el regreso prometido. 224
Jorge Nicolás Doello es un lector y anotador de apun tes desordenados, se inició escribiendo canciones, como invitado, tanto para la banda de rock SEGÚN LA MANO, y también cancioneros para mi equipo de futbol SAN LO RENZO DE ALMAGRO. Así encontró, agobiado de la vida sin sentido que lle vaba, un haz de luz para contar y hacer catarsis en sole dad, con el teclado y aderezos que lo acompañaban. Fue entonces que pudo reconocer el éxtasis más gran de en la creación de poemas, que logró desembolsar de su mente a su primer libro, NICOLOCO Y LA TRIBULA CION DE NEUROFINICK y la participación en Antología “VUELOS INSOMNES”. 225
Ediciones iNSomnes Una Pesadilla Inglesa 1982 Desembarcamos en unas de las costas de las islas falklands o islas Malvinas como les llaman nuestros ene migos. Después de varios ataques de su aviación, estába mos sorprendidos por su resistencia y maniobras aéreas. Nos mirábamos a la cara y había desconcierto sabíamos que éramos superiores en armamentos y en tácticas, pe ro su tenacidad y heroísmo ponía en exigencia nuestros rendimientos. Ya no era un paseo o imposición de desa lojo, esto se trataba de una guerra. Tomamos posición en la costa y a medida que avanzábamos había bajas de am bos lados. Esperábamos atacar en la noche ya que contá bamos con tecnología de visión nocturnas y no sabiamos si ellos tenían o no, estábamos desinformados totalmen te de nuestros enemigos y los altos rangos que solo da ban ordenes de cuando atacar o avanzar. En el tercer día de nuestra llegada al lugar, al atarde cer, ya haciéndoles al grupo que se encontraban colina arriba entre las rocas y trincheras una especie de herra dura pudimos cortarle los abastecimientos de agua alimentos y municiones. Nuestro superior les hablaba en un español básico que se rindieran, ellos decían que no tenían esa orden de sus altos mandos y que darían lucha hasta el final. Prosiguieron hablando y en un momento, en el cese el fuego mi superior me dice Shilton ve a recu perar con Stevens a Waddie que está herido y ellos retirarán su hombre del otro extremo. En ese momento nuestro superior dictó el alto el fuego para recuperar los heridos y del otro lado en español se habrá dicho lo mis 226
mo. En ese momento me encuentro cara a cara con un Argentino que me levanta las manos mostrándome que estaba desarmado y me sonríe yo hago lo mismo y le asiento con la cabeza que está bien que yo estaba igual desarmado. De repente veo que toma el fusil de su camarada herido lo aparta hacia atrás y le da de beber agua. Yo en ese momento pensé que estábamos perdidos que nos iba a disparar no puedo olvidarme jamás de ese muchacho era un adolescente, sus ojos llorosos sus manos temblando y labios partidos por la sed y el frío. Qué hacía en ese lugar. Me da unos apósitos y vendas que tenía y me hace señas para que presione en el hombro de mi camarada. Yo saqué de mi chaqueta térmica la ración de alimento del día y se la ofrecí. La tomó y me tendió la mano para salu darme y me dijo Miguel. Le sostengo la mano y le digo Shilton, sus manos estaban desechas. Apareció otro argentino por detrás para ayudarlo a llevar a su compa ñero casi muerto y estaba peor que él. Al regresar mi superior me miró y dijo hoy no atacaremos les daremos un poco de respiro. Eran niños señor solo son niños y se me cayeron las lágrimas. Descansa Shilton. Estaba sentado en la roca gigante que era mi respaldo. Por otras zonas el fuego y explosiones no paraban un minuto. Nuestro objetivo era ganar esa colina a como dé lugar. Estábamos en posición escalonada y los últimos éramos nosotros. Varios de mis compañeros y amigos es taban más arriba esperando la orden para avanzar. El agotamiento me ganó cerré los ojos por un minuto y co mo escuchándolo de lejos, oigo a mi superior que me dice Shilton duerme tranquilo, descansa te lo has ga nado. 227
Ediciones iNSomnes Sabía que estaba soñando y no podía dejar de pensar en esos ojos oscuros del Argentino que decían muchas cosas. Pero el sueño se transformó en una realidad men tal, en pesadilla, quería despertarme y no podía mover me, solo sé que podía ver a Miguel como desde arriba, él tomaba su fusil, cargó su bayoneta su pistola 45. Y como una especie de asesino en la oscuridad se acercaba al primer puesto degollando a Samson y su dupla de avan ce. Quería despertar, pero no podía sus ojos estaban fu riosos, sus dientes crujían quería matar, era insaciable. Le dio con la culata a Berdsley en el pecho. Y le enterró la bayoneta en el cuello. Ahí es cuando Raid le dispara y le da en tórax, pero el seguía avanzadomatándolos con una pistola calibre 45. Empezamos todos a dispararle y mató también Butcher, Fenwick hasta que se encuentra conmigo cara a cara como esa vez en la oscuridad que hubo paz, pero esta vez él me quería matar. Le disparo varias veces al cuerpo y él en sus manos activando dos granadas se lanzó hacia nosotros y se inmoló. Shilton, Shilton, me tocaba mi superior en el hombro tratando de despertarme estás teniendo una pesadilla. Y a la vez me decía parece que la guerra terminó. Cuando me percato voy corriendo colina arriba y ahí estaban los dos Argentinos de rodilla con las manos en la nuca y su compañero muerto. Empecé a empujar a mis camaradas para que los dejen que se pusieran más cómodos estos héroes que resistieron hasta el final. Nunca más supe nada más de Miguel y su compañero Enrique. 228
Una Pesadilla Inglesa 1986 Hoy después de 1468 días de que paso la guerra y de terminar de ver el partido Inglaterra 1 vs Argentina 2 en el Mundial 1986 México. Me di cuenta que ese sueño que tuve en esa batalla no fue una pesadilla si no una premonición. Y que la guerra para Inglaterra pudo haber terminado. Pero, pero jamás para ellos. “la va a tocar para diego ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, Arranca por la derecha el genio del futbol mundial…y deja el tercero y va tocar para Burruchaga… siempre Maradona genio ¡genio! ¡genio ! ¡¡ ta-ta-ta-ta-ta-ta !! ¡¡ goooolllll !! ¡¡ gooooolllll… !! espectacular ¡viva el futbol! ¡¡golazo!! quiero llorar ¡¡Dios santo!! ¡¡ viva el futbol !! es para llorar perdonen..Maradona..en un recorrido memorable.. es la jugada de todos los tiempos... barrilete cósmico... ¿de qué planeta viniste? Para para dejar en el camino a tantos ingleses, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina…Argentina 2 Inglaterra 0 Diegol Diegol”. 229
Quiero aclarar que esta historia no es real, está basa da y sacada del deporte como el futbol de nuestro ídolo Diego Armando Maradona y llevada a una historia de gue rra de nuestros HÉROES, como una similitud de ese se gundo gol al mismo ataque del soldado Miguel de 1982, en la pesadilla del inglés de la guerra de Las Malvinas. Mi intención es rendirle homenaje desde lo más humil de de mi conocimiento. Las Malvinas son y serán Argentinas. Gracias. 230
Mariel Pérez Duhalde, docente y escritora, nos regala este video, que fuera realizado para un acto escolar, co mo homenaje a quienes participaron en la guerra de Mal vinas. Va en él, su reconocimiento y eterno agradecimiento. Para ver el video cliequea en: https://youtu.be/o0gYMCZdrx0 Base musical: “Escaleras Mecánicas” Marilina Ross. Contacto con la autora IG: cre_a_me A 40 años del conflicto entre nuestro país y Gran Bre taña, la palaba “Malvinas” no debe remitirnos solo a recordar el fallido intento de recuperación de las Islas que, aquel 2 de abril de 1982, dio inicio a una corta guerra y a un gran engaño. 231
Ediciones iNSomnes “Malvinas” no es tampoco calcular los recursos naturales que esa zona aportaría a nuestro país ni su importancia geopolítica en una futura discusión sobre la Antártida. “Malvinas” debe ir más allá de todo esto, pues evoca a varias generaciones, como dice el historiador Federico Lorenz: los que fueron a combatir; los que no fueron, pero podrían haber ido, sus novias, sus familias, sus amigos, y toda la generación del 70 que tiene una relación ambigua con la guerra porque fue hecha por la dictadura, una generación que acompañó a nuestros héroes con cartas, mantas, chocolates y otras importantes donaciones que, para nosotros, tenían el gran valor de darle abrigo, alimento o simplemente apoyo a quien peleaba en el frente de batalla, mientras en nuestras casas nos encontrábamos festejando los supuestos “triunfos” que el gobierno autorizaba a transmitir. “Malvinas” debe hacernos rescatar la figura de aque llos héroes, tanto conocidos como anónimos, que fueron a la guerra impulsados por el amor al país, a tu país, a nuestro país. Héroes que combatieron en condiciones desiguales y lo hicieron con la convicción de que lo hacían por su patria. Héroes que ya no están y otros que viven entre nosotros, luchando por ser escuchados y valorados después de tanto olvido. (fragmento del libro “Pensar Malvinas”) 232
ÍNDICE Prólogo……………………………………................................5 Palabras de iNSomnes...........................................7 Agradecimientos...................................................9 Dicen los Veteranos Héctor Guillermo Ríos .........................................13 Héctor Eduardo Ré...............................................19 Eduardo García Puebla.........................................25 Jorge Luis Reyes.................................................53 Oscar Roberto Vasquez.........................................73 Oscar Enrique Mendoza........................................77 A las Enfermeras.................................................81 Al Personal de Sanidad.........................................82 A los Perros de Malvinas.......................................83 Jorge Verri..........................................................85 En homenaje Gabriel Matías Zárate...........................................93 Lucio Miguel Perdomo.........................................101 Yamila Hamad Súcari.........................................107 Juan Carlos Viale...............................................115 Adrián Darío Arévalo..........................................123 233
Ediciones iNSomnes Liliana Bianco - Martín Ron.................................129 Ivone Natalia Álvarez.........................................135 Susana Becce...................................................139 Virginia María Amado.........................................141 Liliana Chuzeville Córdoba..................................143 Oscar Chorroarín...............................................145 Silvia Kutyn......................................................151 Mirtha Córdoba.................................................153 Liliana de La Vega.............................................155 Ángela del Rosario Ledesma...............................157 Norma Martinelli................................................165 Patricia Pallero..................................................169 Miguel Ángel Rodríguez......................................173 Betty Sciolla Rojas............................................177 Norma E. Ruiz..................................................181 Héctor Humberto Vigna.....................................183 Susana B. Orlandi.............................................187 Guillermo Sottovía............................................189 Javier de Aubeysón...........................................199 Natalia Fucci.....................................................203 Jesús Viera.......................................................211 Rosalía Beatriz Taborda......................................221 Jorge Nicolás Doello...........................................225 Mariel Pérez Duhalde.........................................231 234
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