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Aristóteles. (1988). Política. Editorial Gredos

Published by zsyszleaux.s2, 2017-06-09 02:09:22

Description: Aristóteles. (1988). Política. Editorial Gredos

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LIBRO II 123 Acerca del régimen de Lacedemonia 9 La constitución ? d e l d e C r e t a ^ m á s ° m e n O S ' d e t o d o S de los los regímenes, hay dos cuestiones a exa- lacedemonios minar: una, si algo esta bien o mal legis- lado en relación con la ordenación me-jor; la otra, si hay algo contrario al principio de base yal carácter del régimen establecido por ellos. Que es necesario para una ciudad que pretende estar 2bien gobernada tener desahogo de las primeras necesida-des 263, es un punto de común acuerdo. Pero no es fácilcomprender de qué modo se logra. Los penestas de Tesa-lia 264 se han rebelado muchas veces contra los tesalios,e igualmente los hilotas contra los laconios (pasan la vidaacechando sus infortunios). A los cretenses, en cambio, 3no les ha sucedido nada semejante. La razón, probable-mente, es que las ciudades vecinas, aunque están en guerra 1269bentre sí, no se alian nunca con los rebeldes, porque noles conviene, por tener ellas también poblaciones someti-das 265. En cambio, todos los vecinos de los laconios eran 264 Aristóteles se refiere a tres sistemas de servidumbre que eran bienconocidos. En el presente pasaje cita dos: los penestas de Tesalia y loshilotas de Esparta. Los siervos, en Grecia, estaban a mitad de caminoentre la libertad y la esclavitud; solían ser antiguos habitantes sometidospor los invasores vencedores. En el caso de Esparta, los inmigrantes do-rios someten a la población originaria. — Aristóteles, en contra de otrosque los defendían, pensaba que los siervos como los penestas y los hilotasson peligrosos en un estado, especialmente si los vecinos no son seguros;cf. supra, II 5, 1264a34 ss.; infra, VII 10, 1330a25 ss. Los siervos creten-ses, debido a la lejanía de la isla, eran más tranquilos; cf. infra, II 10,1272M8; supra, II 5, 1264a25 ss. Aristóteles en su estado ideal prefierelos esclavos a los siervos; cf. infra, VII 10, 1330a25 ss. 265 Debe aludir a los periecos; éstos pertenecían a la tierra más queal hombre. Su situación era menos dura que la de los esclavos. No po-seían derechos políticos pero sí libertad personal. Véase R. MAISCH - F.

124 POLÍTICA enemigos suyos: los argivos, los mesenios y los arcadios Y entre los tesalios, al principio, hubo sublevaciones por estar en guerra con los colindantes aqueos, perrebos y magnesios.4 Parece incluso que, sin otra dificultad, es arduo ya el tener que ocuparse de la manera como hay que tratar a los sometidos. Si se les deja sueltos se insolentan y se creen dignos de los mismos derechos que sus señores; si llevan una vida miserable, conspiran y odian. Es evidente que no se ha encontrado la mejor manera, cuando ocurre esto con el cuerpo de los hilotas.5 Además, la licencia de las mujeres 267 es perjudicial tanto para el propósito del régimen como para la felicidad de la ciudad. Pues así como el hombre y la mujer son parte esencial 268 de la casa es evidente que también la ciudad debe considerarse dividida en dos partes aproximadamente iguales: el conjunto de los hombres y el de las mujeres; de suerte que en todos los regímenes en que va mal lo referente a las mujeres, hay que considerar que la mitad6 de la ciudad está como sin leyes. Es lo que precisamente sucede en Lacedemonia: el legislador, queriendo que toda la ciudad fuese resistente 269, se ve que lo logró en cuanto POHLHAMMER, Instituciones griegas, Madrid, 1951, pág. 18: «Periecos e hilotas». 266 La situación de estos pueblos es la siguiente: argivos al nordeste, mesenios al oeste y arcadios al noroeste de Laconia (Esparta). Perrebos al norte y magnesios al este de Tesalia. 267 Cf. una idea semejante en PLATÓN, Leyes I 637c; VI 781a-b. 268 Para las partes de una casa familiar, cf. infra, III 4, 1277a7, en donde los elementos de la familia son el hombre y la mujer. Pero supra, I 3, 1253b4-7, el hombre y la mujer son las partes más importantes, pero hay otras. 269 Puede compararse la descripción de la educación lacedemonia con Leyes I 633 ss.

LIBRO n 125a los hombres, pero se ha descuidado con las mujeres, puesviven sin freno toda clase de intemperancia y molicie. Así, ies forzoso en un régimen de tal tipo que la riqueza seaestimada, especialmente si los hombres son dominados porlas mujeres, como la mayor parte de los pueblos militari-zados y belicosos, excepto los celtas 27° y algunos otrosque estiman abiertamente el amor entre varones. Parece, 8en efecto, que el primer mitólogo 2 7 \ no sin razón, unióa Ares con Afrodita, pues todos los guerreros parecen in-clinados al trato amoroso, ya al de los hombres, ya al delas mujeres. Por eso así sucedió entre los laconios 272, ymuchas cosas eran administradas por las mujeres en la épocade la hegemonía 273. Por lo demás, ¿en qué difiere que 9gobiernen las mujeres o que los gobernantes sean goberna-dos por las mujeres? El resultado es el mismo. Inclusopara la audacia que no tiene ninguna utilidad en las cosascorrientes, y sólo, si acaso, en la guerra, fueron muy per-judiciales para ella las mujeres de los laconios. Lo demos- 10 Sobre el presente tema, cf. ATENEO, Deipnosofistas XIII 603a.DIODORO, V 32, 7. PLATÓN, Leyes I 637d ss., presenta a los celtas comoguerreros a quienes les gusta el vino. Parece que habitan toda Europaoccidental, cf. ARISTÓTELES, Meteorología I 13, 350a36 ss.; Ética a Nicó-maco III 10, 1115b26 ss.; Ética a Eudemo III 1, 1229b28 ss. Aristótelesparece que no piensa sólo en pueblos bárbaros, puede aludir a los teba-nos y también a los cretenses, cf. II 10, 1272a24; y también a los calci-dios, cf. ARISTÓTELES, fragmento 93, 1492b22 ss. 271 Para Aristóteles los mitos, igual que las leyes y las costumbres,son invención de unos hombres que quieren presentar bajo una formaimaginaria ciertas ideas; cf. infra, VIII 6, 1341b2. Para él los mitos con-tienen fragmentos de verdad salvados de períodos anteriores en los queflorecía la filosofía y el arte; cf. ARISTÓTELES, Metafísica 8, 1074 1-14. 272 Cf. PLUTARCO, Agis 7; Licurgo 14. 273 Parece referirse al período comprendido entre el fin de la Guerradel Peloponeso y la Batalla de Leuctra (403-371 a. C ) .

126 POLÍTICA traron durante la invasión de los tebanos 274; no fueron útiles para nada, como en otras ciudades, y causaron más confusión que los enemigos. Parece verosímil que se haya dado esta licencia de lasi27o»ii mujeres entre los laconios desde el principio, pues, a cau- sa de expediciones militares, los hombres pasaban mucho tiempo lejos de su país, guerreando contra los argivos y después contra los arcadios y mesenios. En su descanso de la guerra se ponían a disposición del legislador bien pre- parados por su vida de campaña (pues comporta muchos elementos de la virtud). En cambio a las mujeres se dice que Licurgo intentó someterlas a las leyes, pero como se 12 le resistieron, desistió de ello. Estas son las causas de lo ocurrido y también evidentemente de este defecto del régimen. Pero nosotros no examinamos en qué se debe disculpar o en qué no, sino lo que está bien y lo que no lo está. 13 El que no esté bien dispuesto en lo referente a las mu- jeres parece, como ya se dijo antes 275, que no sólo produ- ce un cierto indecoro del régimen mismo, sino que fomen- ta de algún modo la avaricia 276. Después de lo que se aca- ba de decir, podría alguien censurar la desigualdad de la 14 propiedad, ya que sucede que unos poseen una hacienda excesivamente grande, y otros una totalmente pequeña; por eso la tierra ha pasado a unos pocos. Esto también está mal regulado por las leyes: el legislador desaprobó comprar o vender la tierra propia, y lo hizo con razón, pero dio 274 Después de la batalla de Leuctra, los tebanos, mandados por Epa- minondas, invadieron varias veces Lacedemonia. Cf. JENOFONTE, Heléni- cas VI 5, 28. PLUTARCO, Agís 31. 275 Cf. supra, II 9, 1269b23 ss.; 1269M2-14. 276 La avaricia en los espartanos era un hecho conocido; cf. EURÍPI- DES, Andrómaca 446.
















































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