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SI SUPIERAS LO QUE SABES - MARGARITA MAC LEOD

Published by Gunrag Sigh, 2021-10-19 23:09:15

Description: SI SUPIERAS LO QUE SABES - MARGARITA MAC LEOD

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había más actividad en las aéreas cerebrales vinculadas con emociones positivas. En https://centerhealthyminds.org/ podrán encontrar las investigaciones realizadas por el centro de Mente Sana de la universidad de Wisconsin-Madison con el propósito de cultivar el bienestar y evitar el sufrimiento por medio de la comprensión científica de la mente. En síntesis, existe consenso con respecto a los efectos positivos de la meditación, especialmente por generar ma- yor resiliencia (capacidad de una persona para superar experiencias traumáticas), minimizar la vulnerabilidad frente a los desafíos, incrementar la capacidad de concentración, percepción y comprensión, como así también en disminuir el stress, entre los más importantes efectos. Adicionalmente la práctica de la meditación nos permite vivir a conciencia plena cada circunstancia de la vida, centrados en lo que está ocurriendo en el presente, es decir perci- biendo lo que pasa dentro y fuera de nosotros. Conocernos, seleccionar nuestros pensamientos, reconocer nuestras emociones y priorizar las positivas nos brindan la posibilidad de disminuir el nivel de frustración y fortalecer los talentos con que contamos. Por otra parte, crearemos relaciones resonantes en la medida que comprendamos la situación en que se encuentran las personas con las que nos relaciona- mos en cualquier ámbito de nuestra vida. Cada vez hay más experiencias que avalan estas prácticas dentro de las escuelas, pero hasta que se generalicen, cada estudiante puede dedicar diariamente algunos minutos a 151

meditar y amigarse con sus emociones. Existen numerosos videos con meditaciones guiadas que pueden ser muy útiles en los primeros intentos. Pero nos dará mayor independen- cia tener nuestra propia rutina. A continuación, propongo un ejemplo solo como guía. La Dra. Barbara Fredrickson ha estudiado los beneficios de la meditación lovingkindness que consiste en llevar la atención con frases que expresan deseos como sentirse seguro, saludable, feliz y tener una vida tranquila tanto para el que medita como para los demás seres humanos. Según sus estudios este tipo de meditación mejora el tono vagal. El nervio vago, nace en el bulbo raquídeo, inerva diver- sos órganos y en su largo recorrido conecta el cerebro y el corazón. Una de sus funciones es calmar las palpitaciones después un susto. Cuando el tono vagal es alto se regula mejor el ritmo cardíaco, la glucosa y en lo psicológico, la atención, las emociones y la conexión con las otras personas. También se han estudiado los efectos de la meditación de amor compasivo sobre el sistema inmunológico descu- briendo que el aumento en las emociones positivas y los momentos de microconexión que se generan a partir de su práctica provocan una reducción de los genes proinflamato- rios, un aumento en la síntesis antiviral y en la generación de anticuerpos. Existen diferentes maneras de meditar. La más común es relajarse como se indica en el ejercicio siguiente y una vez logrado esto llevar nuestros pensamientos en una dirección determinada. Hasta la fecha hemos grabado sesenta medita- ciones con temas diferentes que van desde visualizar un 152

paseo por el bosque, ser nuestro mejor amigo, tomar distancia de los problemas, positivar un feedback negativo a desarrollar actitudes de gratitud, calma, confianza seguri- dad, conexión, paz interior y muchas otras. Para las personas que tienen la saludable costumbre de realizar una caminata diaria proponemos combinar la activi- dad física con la meditación con lo que logramos un doble efecto. Un ejemplo de estas es acostumbrarse a detectar lo bueno y lo bello que vemos y una vez que las descubrimos aplicamos el método que describí en el capítulo sobre las emociones. El ejercicio de caminar ya nos pone de muy buen humor, pero si lo convinimos con este tipo de meditación notaremos que el efecto se potencia. También podemos dedicar la caminata para recordar momentos en los que nos sentimos seguros, apreciados, conectados, recibiendo re- compensas o los aspectos que la ilimitada creatividad de cada uno pueda imaginar. La meditación en el hogar La meditación es una práctica saludable que puede ser incorporada a la vida diaria en cada hogar solamente con la determinación de hacer de ella parte de la rutina, encararla con mente abierta, sin expectativas y permitiendo que estos momentos den paso a la libre expresión de la experiencia entre los miembros de familia, por supuesto, teniendo en cuenta la edad de los niños. 153

Linda Lantieri propone que los padres aprendan a meditar y luego guíen a sus hijos. En el libro “Inteligencia emocional infantil y juvenil” propone una guía para realizar la actividad. Esta sugerencia tiene un triple efecto positivo: ayuda a los padres a meditar y a beneficiarse con todos los efectos de esta práctica al tiempo que los convierte en instructores de sus hijos generando un vínculo amoroso que indudable- mente fortalecerá la relación. Ambas partes se beneficiarán con esta experiencia compartida. Ella ofrece una guía clara y la forma de establecer determinados rituales que permiten generar paz y gratitud, concentrar la atención, incluso cons- truyendo espacios físicos donde poder ir cuando se necesita restablecer el equilibrio. Recomiendo utilizar este libro como guía tanto por la expe- riencia de los autores como por la minuciosidad con que detalla el proceso de aprendizaje. Aunque la meditación tendrá efectos positivos en cualquier momento de la vida, la metodología a aplicar será diferente según la edad y las pre- ferencias de quien la práctica. Ella sugiere que establezca- mos momentos y espacios de calma y quietud ya sea eligien- do y decorando un sector de la casa para que además de ser el lugar en que se meditará, esté disponible para que cual- quier miembro de la familia pueda utilizarlo cuando se sienta estresado, ansioso o abrumado. Allí se podrán objetos de adorno, aromas y música que induzca a recuperar la serenidad. Aconseja colocar un recordatorio del proceso de respiración que permita la relajación. Consiste en cuatro sencillos pasos: 154

1. Repita mentalmente: «Para y mira alrededor». 2. Repita mentalmente: «Relájate». 3. Inspire profundamente por la nariz mientras cuenta hasta cinco, retenga la respiración mientras cuenta hasta dos, y después espire por la boca mientras cuenta hasta cinco. 4. Repita estos pasos hasta que se relaje. Disfrutar con los niños el silencio, estar atentos a lo que ocurre en cualquier momento de la rutina diaria, descubrir las cosas bellas que se encuentran en una caminata, tomar contacto con la naturaleza y compartir estas experiencias, logrará un efecto a largo plazo tanto en la formación emocional como en la salud y armonía de las relaciones. Los niños desde la infancia están sometidos a experiencias estresantes, pero recordemos que no es el estímulo ex- terno, sino la interpretación que se haga de este, el que dejará huellas y provocará que el estrés afecte la calidad de vida del niño. En este aspecto resulta muy importante la reacción de los adultos, especialmente la madre26, al interpretar un hecho desde una perspectiva pesimista u optimista. Enseñar a los niños a ser conscientes de las reacciones de su cuerpo y encontrar una forma de recupe- rar la calma, frente a un hecho generador de estrés, me- diante una respiración profunda, además de permitirle superar una situación difícil, redundará en beneficio de la salud en el largo plazo. 26 Martin Seligman Aprenda optimismo. 155

En este entrenamiento, básicamente tengamos en cuenta la relajación muscular, la respiración y la atención plena. Podremos tensar los músculos y luego relajarlos o simple- mente recorrer mentalmente los distintos grupos muscu- lares (pierna derecha, perna izquierda, caderas, abdo- men…) y notar cómo se van aflojando. Observar el proceso respiratorio implica notar cómo el aire penetra por las fosas nasales, va hacia los pulmones, haciendo que el tórax se expanda y luego sale provocando una suave vibración. Cuando realizamos respiraciones lentas y pro- fundas notaremos que todo nuestro cuerpo se relaja y la tensión desaparece. La atención plena se puede combinar con la relajación, notando cómo cada uno de nuestros músculos se relaja, observando el proceso de la respiración, percibiendo el contacto del cuerpo con el ambiente, ya sea con la silla donde estamos sentados o los sonidos y silencios que percibimos, aromas que llegan a nosotros, todo lo que ocurre en el entorno. Luego podemos pasar a prestar atención a los pensamientos y a las emociones que siguen a esos pensamientos. Los observamos y los dejamos ir, pero tomamos conciencia de que somos los observadores de nuestros pensamientos. Otra forma de practicar la atención plena es poniendo toda nuestra atención en lo que estamos haciendo. Si comemos notamos el aroma del alimento, su textura, el lugar donde sentimos los diferentes sabores. Si camina- mos, observamos el movimiento de los distintos múscu- 156

los, el modo en que apoyamos los pies, el ritmo de nues- tros pasos, lo que vemos y lo que sentimos mientras observamos. Podemos ejercitar la atención en cualquier tarea que realicemos ya sea tomar una ducha o andar en bicicleta. Cuando yo era chica jugamos al “Veo-Veo”, en el que una persona describía un objeto por su forma, tamaño o color (veo-veo algo verde y redondo) y los demás debían identificarlo entre los elementos que estaban a la vista de todos. Este sencillo juego obligaba a prestar atención a lo que nos rodeaban al tiempo que aguzaba el ingenio para descubrir los más difíciles de identificar. Este entrenamiento de la atención resulta útil tanto para los niños como para los adultos para notar en forma inmediata las reacciones de nuestro cuerpo cuando nos sentimos agredidos, si nos sonrojamos, transpiramos, se tensan nuestros músculos (cerramos los puños o contrae- mos la mandíbula) nuestra respiración y ritmo cardíaco se alteran, todas señales de alerta que nos indican que estamos perdiendo el control. Es el momento de detener- nos y respirar profundamente hasta lograr que el orga- nismo recupere su estado natural de armonía. El mismo ejercicio de atención nos permite descubrir reacciones similares en otras personas para poder cambiar nuestra actitud en una discusión de tal manera de evitar perjudicar una relación. Cada padre al encarar estas actividades notará que no existe límite a la creatividad personal y que seguramente 157

los niños harán importantes aportes a la práctica y descu- brirán nuevas formas para enriquecerla. Si en una casa no se practica meditación y ya han llegado a la adolescencia pueden intentarlo por sus propios me- dios. Si están leyendo este libro es porque tienen una mente abierta y están buscando alternativas que les per- mitan un mejor y más permanente aprendizaje con menor nivel de frustración. Entonces les sugiero que comiencen con una meditación guiada simple y se dejen conducir, simplemente permitiéndose fluir. Practiquen la respira- ción profunda y noten cómo tanto el cuerpo como la men- te se serenan. Mientras respiran lentamente vaya ten- sando y aflojando los músculos de las distintas zonas del cuerpo notando cómo se van aflojando cada vez más. Aprendí estas técnicas siendo adulta y aunque sea un análisis contrafáctico, que a esta altura carece de relevan- cia, muchas veces me pregunto cuánto sufrimiento me habría ahorrado si hubiese aprendido los beneficios de la meditación y de la gestión eficiente de las emociones en mi niñez. Muchos errores cometidos por seguir impulsos en un momento de enojo o dejar que el miedo a un exa- men me jugara en contra. Todos hemos pasado por esas circunstancias y seguramente las superamos, pero con un alto nivel de estrés. El estrés se define como “el conjunto de alteraciones que se producen en el organismo como respuesta física ante determinados estímulos…”. Reitero que lo que motiva el estrés no es el estímulo, sino la interpretación que 158

hacemos de él. Y precisamente en la adolescencia, época de los mayores cambios que se producirán a lo largo de nuestra vida, existen muchos desafíos estresantes desde la transformación de los propios cuerpos, la relación con el entorno y una tormenta de emociones que emerge a veces de manera descontrolada. En este contexto, creo que más que nunca son apropiadas las técnicas de medita- ción y relajación. Mi sugerencia es que hagan alguna medi- tación sencilla y comprueben cómo se sienten. Si bien el efecto de la respiración profunda se percibe en forma inmediata, requiere un poco más de tiempo lograr una buena relajación y observar las respuestas del cuerpo, los pensamientos y emociones, pero con la práctica se verán los resultados favorables. Si logramos descubrir cuáles son las respuestas del cuerpo a los estresores y las situaciones que desencadenan una respuesta de estrés, podremos detenernos, respirar pro- fundamente y con práctica tomar el control. Recordemos que no basta con que exista un estímulo estresante, lo que provocará efectos nocivos, es el reconocimiento del hecho como agresión, vergüenza, amenaza. La meditación “Observemos nuestros pensamientos” pue- de ser un buen comienzo porque nos permite tomar con- ciencia de la respiración, relajar los músculos y observar cómo los pensamientos se suceden unos a otros. Colocán- donos como observadores de estos podemos elegirlos a nuestro antojo y tomar dominio de nuestra mente. 159

Por último, tengamos en cuenta que la meditación es una experiencia en la que si bien hay una metodología y las indicaciones de quien la guía nos van marcando un camino, los pensamientos, emociones y sensaciones que aparezcan no son impedimentos para llegar a un destino, son parte de la experiencia. La respiración es el anclaje que mantiene nuestra atención en presente, por eso volveremos constantemente a prestar atención a la forma en que inhalamos y exhalamos. Ejercicio 1: Nos sentamos cómodamente con la espalda recta y el cuerpo relajado y suelto. Cerramos los ojos. Hacemos respiraciones profundas: inspiramos, retenemos el aire y lentamente exhalamos. Cada uno a su propio ritmo. Llevamos la atención al pie derecho y observamos cómo se relaja el pie, la pantorrilla, el muslo, toda la pierna derecha. Luego nos centramos en la pierna izquierda y percibimos como se va relajando el pie, la pantorrilla, el muslo, toda la pierna izquierda. Continuamos respirando lenta y pausadamente mientras relajamos las caderas y el abdomen. Inspiramos y sentimos cómo el cuerpo se energiza, cuando exhalamos, nos relajamos más y más. Llevamos la atención al brazo derecho, al brazo izquierdo y observamos cómo se relajan desde la mano hasta el hombro. Continuamos aflojando los músculos del pecho, la espalda, los hombros. 160

Nos sentimos calmados y en paz, disfrutamos de nuestra respiración, lenta y profunda. El aire penetra por las fosas nasales, llena nuestros pulmones y lentamente sale. Disfrutamos de la respiración que nos mantiene vivos. Pasamos a relajar los labios, mejillas, párpados, frente y el cuero cabelludo. Todos nuestros músculos están relajados. Percibimos lo que ocurre fuera de nosotros, los sonidos que oímos y los silencios entre ellos, los aromas, las sensaciones de temperatura y peso del cuerpo sobre la silla. Ahora llevamos la atención a lo que ocurre dentro de noso- tros, como fluyen nuestros pensamientos, elegimos algún lindo recuerdo y lo recreamos, con todos los sentidos. Disfrutamos plenamente la experiencia. Cuando lo creamos oportuno tomamos contacto con el medio ambiente y abrimos los ojos. En mi canal de YouTube podrán encontrar esta y muchas otras meditaciones enfocadas en temas específicos. Ejercicio 2: Practicar la meditación de amor compasivo. 161



SEXTA PARTE El cerebro La neuroplasticidad del cerebro Vivimos un momento histórico muy afortunado, en el cual la ciencia y la espiritualidad se apuntalan mutuamente para darnos elementos que nos permitan transformar nuestra vida. Hasta fines del siglo XX se creía que el cerebro se desarrollaba en los primeros años de vida, que nacíamos con un número de neuronas que se iban deteriorando conforme pasaban los años y que los genes condicionaban indefecti- blemente nuestra vida. La epigenética y las neurociencias han demostrado que esto no es tan preciso ya que el cerebro puede ser transformado de manera intencional cambiando el estado cognitivo y emocional. Nuestras mentes influen- cian al cuerpo de maneras que pueden ser determinantes para la salud. Actualmente sabemos que el cerebro continúa su desarrollo en la adolescencia, especialmente en las áreas vinculadas con la toma de decisiones, conciencia de uno mismo, rela- ción con los semejantes, planificación, etc. Dado que en esta etapa las sinapsis (uniones entre neuronas mediante las cua- les se transmiten impulsos nerviosos) que se utilizan se forta- lecen y las que no desaparecen, es una oportunidad única para el aprendizaje y la creatividad. 163

La neuroplasticidad del cerebro es la capacidad de generar nuevos circuitos neuronales o modificar los existentes en función de la información y los estímulos que se reciben. Podríamos decir que se trata de una “renovación del cablea- do cerebral”. Durante toda la vida, gracias a su plasticidad, el cerebro se adapta en respuesta a las experiencias. Crea nuevas conexio- nes u organiza las existentes modificando la manera en que se procesa la información y se toman decisiones. Se han realizado múltiples investigaciones que prueban esta capaci- dad del cerebro. Podemos mencionar los estudios que mos- traron cambios en el hipocampo de los taxistas de Londres (Eleanor Maguire 2000). Para obtener la licencia se les exige a los postulantes una preparación de dos años en los cuales deben memorizar infinidad de calles, plazas y lugares históri- cos. Luego de transcurrido ese plazo se observó que la zona del cerebro relacionada con la memoria espacial se había desarrollado. Similares resultados arrojaron estudios realiza- dos con violinistas quienes mostraron modificaciones en la corteza cerebral que controla los dedos de la mano izquierda. Es muy esperanzador saber que todos podemos cambiar para mejorar. Se ha verificado que las experiencias van modelando las áreas del cerebro involucradas en cada activi- dad, que la educación y el entorno tienen mucha influencia sobre su estructura y funcionamiento. Estos cambios ocu- rren seamos o no consientes de ellos. Lo que marca la dife- rencia es que en el primer caso podemos provocar volunta- riamente las modificaciones a través de nuestros propios pensamientos y actividad. 164

Esta capacidad del cerebro abre grandes posibilidades en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que existe suficiente evidencia científica para resolver muchos de los problemas que deben enfrentar los estudiantes. Si bien hay una influen- cia genética, el talento y las capacidades pueden construirse a partir de la práctica y la experiencia. Las emociones juegan también un papel muy importante en el aprendizaje, tanto en la capacidad de concentración y observación como en el proceso de toma de decisiones y en este aspecto es donde la ciencia y las prácticas contemplati- vas hacen sus aportes conjuntos más relevantes. Cuando aprendemos las neuronas establecen nuevas co- nexiones y/o se fortalecen las redes ya existentes. Respecto de cómo se producen estas modificaciones Mariano Sigman27 nos dice que “la motivación promueve el cambio porque una persona motivada trabaja más” y que “un estado emocional fuerte hace que una experiencia quede grabada de manera mucho más profunda”. Pone especial énfasis en la motivación como elemento básico para el aprendizaje y aconseja recuperar el entusiasmo para poder aprender en cualquier momento de la vida. En otro párrafo definitorio dice: “el proceso de aprendizaje es una especie de encuentro entre lo que nos presentan y la predisposición para asimilarlo”. Aquí queda palmariamente de manifiesto la relevancia del rol de quien aprende. No tiene tanta importancia si el profesor es excelente o no, si el 27 La vida secreta de la mente. Mariano Sigman 165

tema es complejo o la bibliografía extensa, cuando alguien está entusiasmado con el aprendizaje todos los obstáculos pueden salvarse. En síntesis, recordemos que nuestro cerebro es como una orquesta, existe un orden para la intervención de cada instrumento, pero el aporte individual enriquece el todo. Para lograr aprender algo necesitamos que intervengan diferentes partes del cerebro por ello si lo percibimos con todos los sentidos y le incorporamos la emoción, ese recuerdo quedará de forma indeleble en nuestra memoria. El cerebro Etimológicamente significa “lo que lleva la cabeza”, es un órgano de aproximadamente 1.360 kgs. y gasta 10 veces más energía que el resto del cuerpo. Está formado por dos hemis- ferios que tienen cierto grado de especialización en lo rela- cionado con algunas funciones, pero actúan en forma coor- dinada para realizar diversas actividades. Se comunican a través del cuerpo calloso, que está formado por un haz de fibras que permiten que ambos hemisferios trabajen conjun- tamente. La corteza cerebral está conformada por cuatro lóbulos: frontal, temporal, occipital y parietal. Si bien cada sector tiene ciertas funciones específicas también participan en múltiples tareas. A título de ejemplo se mencionan algunas en la imagen que se ve a continuación. 166

El cerebro es el responsable de las emociones, la memoria, el aprendizaje ya que procesa la información sensorial que recibe y la almacena para ser utilizada posteriormente. Si lo observamos haciendo un corte transversal nos encontramos con la siguiente imagen: 167

El sistema límbico es una de las partes más antiguas del cerebro, en términos evolutivos, ya que se encuentra en los anfibios y reptiles. Está relacionado con la gestión de las emociones, el instinto sexual, la memoria, atención, conduc- ta y personalidad. Dentro del sistema límbico, revisten especial importancia en cuanto al aprendizaje los siguientes componentes: 1- El hipocampo por su relación con la memoria de corto y largo plazo y especialmente al paso de una a otra. Es esta parte la que se modificó, según el estudio de Maguire en los taxistas de Londres, debido a que ejercitan básicamente la memoria espacial. 2- Núcleo accumbens: tiene un papel importante en la toma de decisiones, especialmente en la anticipación de la recompensa, también se activa cuando alguien tiene la intención de cooperar o participar en actividades altruistas. Su activación está relacionada a las experien- cias de placer y la motivación. 3- La amígdala: es el principal centro de control de las emociones. En su vinculación con el lóbulo frontal per- mite la inhibición de las conductas. Regula la percepción y reacción a la agresión y al miedo. Está relacionada con el aprendizaje asociativo y condicionado. Afecta la es- tructuración de recuerdos, especialmente los que han tenido un alto contenido emocional. Se puede olvidar el hecho generador pero conservar el miedo que este provocó. 168

La ínsula, considerada como el quinto lóbulo, es un centro de conexión entre el sistema límbico y el neocortex. Tiene un papel fundamental en el reconocimiento de las emociones y la empatía. Las neuronas Son las unidades estructurales y funcionales del cerebro, su función es la de recibir y transmitir información. Aproxima- damente tenemos 100 billones de neuronas y con un promedio de 7000 conexiones sinápticas cada una. Están formadas básicamente por tres partes: el cuerpo o soma que contiene el núcleo, las dendritas que son receptoras de mensajes y el axón que transmite los mensajes a otras neuronas, músculos, etc. El axón de algunas neuronas está cubierto de mielina que es un tejido graso que aumenta la velocidad en la transmisión. 169

Las neuronas se comunican utilizando un proceso electro- químico que se inicia con una descarga química que origina un impulso eléctrico que una vez que llega al axón, la neurona segrega un neurotransmisor que se deposita en el espacio sináptico (aproximación entre neuronas). Cuando el neurotransmisor, que como su nombre lo indica transmite señales, es aceptado por las dendritas provoca un efecto exitatorio o inhibitorio. Cuando no son aceptados, los neurotransmisores son reabsorbidos. Las neuronas se unen formando redes de enorme compleji- dad que nos permite pensar imaginativamente. Estos millo- nes de conexiones los creamos nosotros mismos en función de nuestras experiencias. Los neurotransmisores beneficiosos en el proceso de aprendizaje son:  Acetilcolina: regula la memoria, dormir y soñar. Focaliza el aprendizaje.  Dopamina: involucrado en la motivación y en la emoción, especialmente produce sentimientos de placer. Recompensas inesperadas.  Serotonina: vinculado a las relaciones sociales y a asumir riesgos. He realizado una muy sencilla descripción del cerebro, las neuronas y los neurotransmisores solamente a fin de expo- ner la complejidad de nuestro sistema nervioso y especial- mente de nuestro cerebro. No pretende ser una lección de anatomía sino una simple visión que he tomado del curso de Introducción a la Psicología como ciencia dictado por el Georgia Institute Of Technology. 170

SÉPTIMA PARTE ¿Cómo aprendemos? Cada uno de nosotros aprende de una manera diferente precisamente porque somos únicos. A algunos les resulta más fácil recordar lo que oyen, otros lo que ven u observan escrito, cuando discuten un tema, incluso cuando se lo explican a otros, realizando una experiencia o viendo un video. Con música o en absoluto silencio. Lo importante es encontrar el método o la combinación de estos que es más útil para cada uno. Sin perjuicio de lo expresado, existen técnicas y estrategias que nos permiten mejorar el aprendizaje. En 1979 el psicólogo Roger Säljö le preguntó a un número de estudiantes adultos qué entienden por aprender. Sus respuestas se dividieron en cinco categorías principales: 1. El aprendizaje como un aumento cuantitativo del conocimiento. Aprender es adquirir información o 'saber mucho'. 2. Aprender como memorizar. Aprender es almacenar información que se puede reproducir. 3. El aprendizaje como la adquisición de hechos, habilidades y métodos que pueden conservarse y usarse según sea necesario. 4. Aprender como tener sentido o abstraer el significado. El aprendizaje implica relacionar partes del tema entre sí y con el mundo real. 171

5. El aprendizaje como interpretación y comprensión de la realidad de una manera diferente. El aprendizaje implica comprender el mundo reinterpretando el conocimien- to. (citado en Ramsden 1992: 26). En 1991 Marton, Dal’Alba y Beaty agregaron la sexta forma que es: Cambiar la manera de ser del estudiante. Notemos que las primeras tres concepciones del aprendizaje se asemejan a ir de compras para adquirir y almacenar conocimientos, información y habilidades, en cambio las dos últimas involucran más al alumno por cuanto es algo que ellos hacen para interpretar el mundo y comprender la realidad. Por otra parte, algunos aprendizajes se relaciones con “Saber qué” y otros con “Saber cómo”. También lo podemos ver como un proceso en el cual nuestro comportamiento cambia debido a la experiencia28 misma del aprendizaje. A lo largo de nuestra historia se han expuesto diversas teorías sobre lo que es el aprendizaje, tal vez partiendo del célebre dialogo entre Sócrates y Memon en el cual el primero afirma que nada se aprende, solo se recuerda lo que ya se sabe, pasando por los conductistas (Pavlov), constructi- vistas (Piaget), Humanistas (Maslow), la teoría del aprendi- zaje significativo (Ausubel), aprendizaje social (Bandura), cada una de ellas formuladas por personas con determinada experiencia y en un entorno especifico. Por ello todos hacen su aporte y nos brindan la oportunidad de elegir la forma 28 Maples and Webster 1980 quoted in Merriam and Caffarella 1991: 124 172

más adecuada para cada uno y para cada disciplina. Hoy vivimos en un mundo con cambios permanentes, donde las certezas son reemplazadas por las probabilidades, en el cual inevitablemente debemos capacitarnos ya que las ta- reas simples y repetitivas será realizadas por máquinas. Basta ver lo que era una oficina de mediados del siglo XX, donde había muchos empleados llenando planillas frente a máquinas de calcular, más o menos complejas y compararla con la tarea que realiza una sola persona frente a una computadora. Esta realidad puede trasladarse a todos los campos. Sin embargo, hay algunos aspectos en que, por ahora, no competimos con las máquinas y es nuestra creati- vidad, capacidad de adaptación y empatía. Por otra parte, como se analizó extensamente en la primera parte de este libro, dada la velocidad con que se realizan nuevos descubrimientos en las distintas ciencias, ya no es tan importante acopiar conocimiento sino saber dónde podemos encontrar información confiable. He realizado esta pequeña síntesis de las distintas posturas respecto del aprendizaje solamente como medio de facilitar diferentes alternativas para abordarlo. Mi impresión es que cuando el aprendizaje carece de sentido en la vida del estudiante, es más difícil incorporar conocimientos y que en cierta área se aprende más realizando una actividad que observándola. Especialmente porque cuando otro hace algo no le prestamos la atención necesaria para recordar detalles. Por ejemplo: recientemente pasé unos días en una ciudad costera, en la cual la parte residencial tiene calles de arena 173

con escasa señalización. En el primer viaje del centro a la casa (aproximadamente 2 km), manejaba mi hijo y yo iba mirando las distintas edificaciones, los jardines, etc. Al día siguiente quise hacer el mismo recorrido y me di cuenta de que no recordaba ni remotamente el camino a pesar de haber hecho comentarios sobre las residencias y los distintos tipos de plantas. Lo que ocurrió es que mi atención estaba en lo que me importaba en ese momento, no en recordar el plano. Si nos ceñimos a la información de la escala de inteligencia de Wechsler en su versión WAIS IV, publicada en el año 2008 en inglés y en 2012 en español, que comprende 15 pruebas de las que resultan cuatro índices: comprensión verbal, razonamiento perceptivo, memoria de trabajo y velocidad de procesamiento y un índice de Capacidad General que sería una medida de la capacidad general que se utiliza para evaluar la inteligencia de personas comprendidas entre los 16 y 89 años. Vale aclarar que David Wechsler define la inteligencia como: “la capacidad agregada o global del indivi- duo para actuar con propósito, pensar racionalmente y tra- tar en forma efectiva con su medio ambiente”. Como se puede observar, en el gráfico siguiente, aproxima- damente el 90 % de la población tiene inteligencia normal, y el 10% restante se distribuye entre los superdotados y quienes presentan algún tipo de dificultad. Menciono esta distribución del C.I solo a los efectos de indicar que la mayoría de nosotros se encuentra en condicio- nes de aprender cualquier cosa. Algo así como si habláramos 174

de un piso que puede ampliarse ya que estos test no predi- cen el éxito en la edad adulta.29 A riesgo de ser repetitiva voy a insistir en la necesidad de tener siempre en mente el objetivo final que es un potente motivador, de esta manera aun las materias o espacios que no despiertan el interés del alumno podrán ser abordadas como un paso que lo acerca más a su objetivo no como una tortura imposible de sortear. En cuanto al aspecto práctico, resultará más fácil aprender si involucramos a todo el cere- bro en el proceso, es decir, creamos imágenes visuales, audi- tivas, táctiles y le damos un espacio a la emoción. En el capítulo sobre la memoria, podemos ver en el cono del aprendizaje de Dale, que lo que recordaremos, transcurrido 29 Psicología del desarrollo: infancia y adolescencia. Kathleen Stassen Berger 2007 175

cierto tiempo, es mayormente aquello en lo que hemos te- nido una participación activa. Se le atribuye a Aristóteles la frase “lo que tenemos que aprender a hacer lo aprendemos haciendo” y resulta perfectamente aplicable, dado que no aprenderemos a nadar o a manejar un automóvil tomando clases teórica sino practicando. Lo mismo ocurre con todo aprendizaje que involucre procedimientos y especialmente en la práctica de idiomas. Cuando un estudiante se involucra con el tema, centrando su atención, comprendiendo el contenido, realizando blo- ques conceptuales, vinculando lo aprendido con conoci- mientos anteriores y encontrándole alguna aplicación prác- tica, está fijando en su memoria de largo plazo los conoci- mientos adquiridos. Si además participa en un grupo de estudio y explica lo que ha aprendido, tiene prácticamente asegurado el éxito en el examen. Willam Glaser, psiquiatra estadounidense, aplica su teoría de La Elección a la Educación. Afirma que el profesor es un guía para el alumno, no su jefe. Su concepto de educación surge con claridad de la siguiente frase: “Buena educación es aquella en la que el profesor pide a sus alumnos que piensen y se dedica a fomentar el diálogo para verificar la comprensión y el crecimiento de los estudiantes”. Diseña la pirámide que se ve a continuación en la que se indica cómo aprendemos según la actividad que realizamos, con vistas a lograr un aprendizaje que nos sirva de manera permanente. 176

Resulta claro que cuánto más activa es la participación del alumno más fácil incorpora el conocimiento. Esta visión es compartida por muchos educadores, aunque no siempre se corresponde con la realidad del aula. Por otra parte el Dr. Facundo Manes menciona algunos factores que facilitan el aprendizaje30: 1- Alimentación adecuada. 2- Actividad física. 3- Buen descanso. 4- Control de los niveles de estrés. 5- Detención temprana de las dificultades en el aprendizaje. 30 Cerebro Humano. Claves para entenderlo Colección Neurociencias de Clarín. 177

6- La lectura. 7- Aprender un nuevo idioma. 8- Participación activa en el conocimiento. 9- Tomar momentos de descanso. 10- Motivación. 11- Plantear objetivos posibles pero desafiantes. La escuela del futuro, seguramente dejará de ser un lugar donde se imparten conocimientos ya procesados para convertirse en un centro de estimulación donde se desarro- llen las capacidades intelectuales de los estudiantes. La atención Es imprescindible para la comprensión y el aprendizaje. Lamentablemente podemos centrar la atención en un tema por escasos minutos. Se estima que cada 15 minutos la atención se desplaza de un objeto a otro. Por otra parte, no tenemos la misma capacidad de concentración durante todo el día. Somos sujetos de ritmos y uno de ellos el ritmo circadiano, va determinando cuando estamos en mejores condiciones para ser más aplicados. Inclusive estos ritmos van modificándose durante toda la vida, por ejemplo, los adolescentes y jóvenes tienen más dificultad para levantarse temprano que las personas mayores. No son más vagos: sola- mente sus organismos obedecen a otro ritmo. 178

Cuando centramos la atención se conectan diferentes partes del cerebro según se trate de una forma, un sonido o un co- lor. Cuando estamos estresados o enojados nuestra capa- cidad de centrar la atención disminuye. De la misma manera si existen elementos de distracción como la televisión o la radio funcionando, interrupciones constantes o estamos atendiendo llamadas o consultando el correo electrónico tendremos dificultades para concentrarnos ya que los estí- mulos irrelevantes interfieren la percepción de los importan- tes. Para poder comprender un contenido es necesario que estemos motivados, que pongamos atención. Para bien o para mal la mayor parte de las actividades las realizamos en piloto automático. Las tareas habituales las hacemos sin prestar atención. Incluso manejar un automóvil o una bicicleta cuando ya adquirimos pericia, lo hacemos al mismo tiempo que charlamos con otra persona o escuchamos la radio y solo nos concentramos en la actividad cuando ocurre algo anormal o tenemos que tomar una bifurcación en la autopista. ¿En qué ponemos atención? En aquello que nos sorprende, que nos interesa, pero también en lo que tenemos el man- dato de poner atención como puede ser la ropa o la decora- ción. Algunas personas entran a una casa o se reúnen con un amigo y si se les pregunta sobre la disposición de los muebles o la vestimenta de la persona, tienen que reconocer que no tienen idea. Otros concentran su atención en estos elemen- tos. Todo depende de los mandatos. 179

Si adquirimos el hábito de centrar la atención, cada mañana, cuando nos despertamos, en todas las cosas buenas que hay en nuestra vida, como tener un día soleado, percibir el olor a pan tostado y café recién preparado, vivir en una linda casa, pertenecer a una familia, ver, oír, caminar, respirar seguramente tendremos un estado de ánimo mejor que si iniciamos el día viendo noticias desagradables. Todas esas cosas simples que consideramos normales y que habitual- mente no apreciamos, además de generar nuestra gratitud, pueden predisponernos de la mejor manera. Afortunada- mente podemos elegir los pensamientos con los que empe- zamos el día que como podrán comprobar, son los que determinan como será nuestra jornada, en términos genera- les. Acostumbrarnos a meditar a primera hora puede ser una buena forma de asegurarnos un excelente estado de ánimo. Estas son buenas formas de motivarnos para las tareas que tenemos que realizar. También pensar un nuestro objetivo a largo plazo nos estimula para emprender las actividades que no son tan agradables. Podemos definir la atención como el proceso por el cual notamos los estímulos importantes y postergamos los intrascendentes. La atención se convierte así en un filtro que permite el ingreso de lo que consideramos relevante y rechazamos el resto. De la misma manera que elegimos nuestros pensamientos podemos decidir en que concentrar la atención. Si en una clase escuchamos atentamente lo que se explica estamos formando circuitos neuronales que des- pués se irán fortaleciendo con la lectura y la práctica. Fre- cuentemente los alumnos hablan durante la explicación lo 180

que hace que pierdan parte de esta. Nadie se perjudica más que ellos por cuanto tienen que estar sentados en el aula sin poder hacer otra cosa, pero deciden hacer comentarios, mirar el celular, todas cosas que podrían hacer en otro mo- mento. Aprovechar eficazmente el tiempo es una de las cla- ves del éxito en cualquier ámbito en que nos desarrollemos. La atención puede ser: Selectiva: cuando en un lugar ruidoso nos concentramos en escuchar a la persona con quien estamos dialogando a pesar del murmullo que nos rodea o como lo demuestra el video del gorila invisible, del que hablamos en el capítulo sobre la percepción de la realidad, al que precisamente no vemos porque nos han ordenado que realicemos otra tarea. Tam- bién prestamos atención a lo que fortalece nuestras creencias. Sostenida: cuando debemos mantener la atención durante un periodo de tiempo porque estamos estudiando, traba- jando o en un videojuego. Atención dividida: es característica de la multitarea en que estamos atentos a más de un estímulo. Atención alternada: cuando pasamos rápidamente de un objeto de atención a otro. La memoria Siempre me ha llamado la atención la cantidad de películas en las que el eje del guion es la memoria. Entre ellas: Como la primera vez, Naufrago, After life. La Wesleyan University dicta un curso denominado Memory and Movies en el cual 181

se analizan muchos de estos films y la forma en que funciona la memoria inclusive porque a veces olvidamos lo que quere- mos recordar y recordamos los que queremos olvidar. Algunas de ellas se ajustan a la evidencia científica y otros son simplemente frutos de la imaginación de los escritores. También tenemos ejemplos en la literatura con el cuento de Jorge Luis Borges “Funes el memorioso” quien tenía una extraordinaria capacidad de recordar. De cualquier manera, la memoria y la pérdida de la misma es una gran preocupa- ción de la mayoría de los seres humanos. En la antigüedad y parte de la edad media la memoria era fundamental para desarrollarse eficazmente en los medios más cultos. La cantidad de libros disponibles era muy escasa, ya que los mismos eran copiados a mano, y los maestros que atesoraban los suyos, impartían la enseñanza en forma ver- bal. A partir de la invención de la imprenta, verdadera revo- lución en cuanto al acceso a la información, la posibilidad de contar con una memoria externa se ha ido incrementando de manera asombrosa hasta la actualidad en que podemos encontrar cualquier información en internet. El problema del hoy es más la confiabilidad de la información que el acceso. Por eso es tan importante contar con fuentes confiables y corroborar los datos obtenidos con más de un proveedor o ingresar en páginas de universidades, institutos de investiga- ción o publicaciones prestigiosas. Otro cambio importante en la sociedad actual es que ya el aprendizaje no se limita a la escuela y la universidad. Hoy es necesario seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida dan- do origen a lo que se denomina sociedad del conocimiento. 182

Por lo tanto, el desafío es aprender a aprender. De cualquier manera, aun contando con una amplia y confiable memoria externa, es necesario recordar al menos donde encontrar la información que requerimos. El primero que estudió la memoria fue el psicólogo alemán Herman Ebbinhaus en 1885 y desde allí hay innumerables contribuciones que nos permiten conocer cómo funciona y qué podemos hacer para aprovechar plenamente nuestras capacidades. Hay datos que nos cuesta recordar. Esto puede deberse a problemas emocionales, falta de atención o a carencia de las técnicas de memorización más que a problemas reales de memoria. El primer punto a tener en cuenta es que existen métodos para hacer que nuestra memoria mejore y para lograr que el conocimiento sea condensado de tal manera de poder recordar ideas clave con más facilidad. Es muy esclarecedor el caso de Joshua Foer, autor del libro “Los desafíos de la memoria” en el que demuestra que la memo- ria es un don que poseemos todos, aunque muchas veces desconocemos nuestro potencial, y nos da las técnicas para mejorar la capacidad de recordar. Joshua era un joven que se iniciaba en la profesión de perio- dista y, según el mismo reconoce, no tenía buena memoria: olvidaba fechas importantes, el lugar donde había guardado las llaves del auto y cometía faltas de ortografía. Cubrió como periodista concursos de memoria y entrevistó a los participantes. Descubrió que estas personas no tenían un cerebro diferente ni una capacidad innata para recordar, 183

sencillamente utilizaban mejores técnicas. Comenzó a entre- nar su mente y finalmente se anotó en un concurso y lo ganó. En uno de sus videos da el ejemplo de la paradoja Baker- Baker que consiste en mostrar a dos personas la misma fotografía de un rostro, pero a una se le dice que la persona se apellida Baker (Panadero) y a la otra que es un panadero (Baker). Unos días después se les exhibió nuevamente la fotografía y se notó que las personas a las que se le había dicho que se trataba de un panadero recordaban mejor que a aquellas a las que se les informó el apellido. Esto ocurre porque es más fácil recordar una ocupación. Asimismo, si convertimos la información en una situación ridícula o divertida tendremos más probabilidades de recordarla. Un aspecto interesante es el conocimiento previo que se tenga de una determinada disciplina, por ejemplo, los exper- tos jugadores de ajedrez pueden recordar la posición de las piezas en un momento del partido con más facilidad que un lego. Sin embargo, si las mismas piezas estuvieran distribui- das al azar, les sería difícil retener las posiciones. Esto resulta esclarecedor con respecto a las potencialidades de nuestra memoria ya que la práctica nos hará cada vez más eficientes. Tenemos básicamente tres tipos de memoria: 1- Sensorial: recibe la información que nos llega por medio de los sentidos en cantidades abrumadoras y constante- mente. En esta etapa la información no atendida se pierde. Es muy breve, las percepciones permanecen por milisegundos, el tiempo necesario para resolver que se desecha y que pasa a la memoria de corto plazo. 184

2- De corto plazo, operativa o de trabajo: contiene lo que se está procesando en la mente en forma inmediata y consiente. Podríamos asemejarla a un malabarista que puede utilizar una cantidad determinada de elementos. Existe la creencia generalizada que la memoria de tra- bajo puede manejar entre cuatro y siete bloques de información en forma conjunta como máximo. Se puede dividir en 4 subcomponentes: bucle fonológico (infor- mación verbal y lectura), almacén episódico (crea una representación de la situación), agenda visoespacial (imágenes y espacial) y sistema ejecutivo (controla la memoria de trabajo). 3- De largo plazo: La memoria de largo plazo se asemeja a un gran almacén que puede contener una cantidad indeterminada de información por plazos prolongados. Allí almacenamos conceptos y técnicas para resolver problemas, información espacial, recuerdos de nuestras experiencias, sucesos históricos y conocimientos gene- rales. Los datos guardados pueden desvanecerse si no realizamos lo que se denomina “repaso espaciado”, es decir llevarlos de la memoria de trabajo a la de largo plazo en diferentes oportunidades. La podemos clasificar en memoria implícita o procedimental y explicita. La primera está conformada por experiencias previas, se almacena en ella de forma inconsciente. Está implicada en el aprendizaje de diversas habilidades como manejar un automóvil o una bicicleta sin necesidad de pensar en el procedimiento. 185

La memoria explícita es consciente e intencional. A su vez la podemos subdividir en memoria episódica que comprende las experiencias personales como hechos ocurridos en fechas clave que la persona ha vivido y memoria semántica que está conformada por los conocimientos que hemos adquirido sobre ciencia, arte, etc. Esta memoria es necesaria para el uso del lenguaje. El gráfico nos muestra como los recuerdos se van fortale- ciendo cuando hacemos repasos es decir los llevamos de la memoria de largo plazo, donde en algún momento los colocamos, a la memoria de trabajo. Con cada interacción los circuitos neuronales se irán fortaleciendo. 186

Es por esta razón que se aconseja leer el tema que será explicado antes de concurrir a clases. Esto nos ayuda porque estaremos familiarizados con el contenido ya que se ha crea- do un circuito neuronal que se irá fortaleciendo. También nos permitirá hacer preguntas de lo que no hemos enten- dido en la primera lectura. A los estudios de Herman Ebbinghause, realizados en 1885, se debe la curva del olvido. 120% 100% 100% 80% 58% 60% 44% 36% 33% 28% 25% 21% 40% 20% 0% Tiempo transcurrido desde el aprendizaje La velocidad con la que olvidamos tiene relación con múltiples factores como el nivel de estrés, la cantidad de horas de sueño, la aplicación de técnicas y metodología para recordar, la emoción involucrada en el recuerdo, etc. Si bien esta curva se aplica a todas las personas, no representa lo 187

que se recuerda cuando un acontecimiento tiene alto conte- nido emocional o se aplican técnicas para fijar contenidos en la memoria. Las investigaciones indican que se logra mayor eficiencia si en lugar de repasar un tema veinte veces en un día, lo hace- mos un número menor de veces a lo largo de varios días, lo que se llama “repaso espaciado”. También nos enseñan que es muy importante el sueño para potenciar la memoria y me- jorar el aprendizaje ya que es mejor estudiar una hora con un cerebro reposado que tres con uno cansado. Concentrar la atención hace que un dato ingrese en la me- moria de trabajo. Para lograr que pase a la de largo plazo es necesario que ocurran dos cosas: que sea memorable (merecedor de ser recordado) y que se repita. Existen muchas técnicas para facilitar la memorización. Entre ellas es muy aconsejable la utilización de metáforas y analo- gías. Cuanto más combinemos los sentidos, más vividas y divertidas sean las imágenes, mejor. Esto se debe a que en este proceso participan diferentes partes del cerebro ya que la vista se ubica en el lóbulo occipital, el tacto en el parietal, oído y lenguaje en el temporal y olfato en el sistema límbico. Con las técnicas modernas se ha podido determinar que recordamos más cuando mayor cantidad de áreas del cere- bro intervienen para formar el recuerdo. Es más fácil recordar información que está relacionada. Me resultó especialmente interesante un video de Luis Bretel en el que realiza un ejercicio que propongo que hagamos aquí, aunque he cambiado algunos aspectos. Miren la primera imagen y recuerden el orden y las formas: 188

La idea es ver la imagen por 30 segundos y tratar de recordarlas. A continuación, ofrece esta otra: Como podrán notar si lo hacen tal como está previsto, se pueden recordar perfectamente las imágenes y su orden en la segunda presentación, pero generalmente se olvidan figu- ras de la primera. Esto se debe a que el cerebro puede recor- dar con más facilidad los elementos que están relacionados como ocurre con la segunda. 189

Por otra parte, el cerebro recuerda mejor cuando un ele- mento está relacionado con algo que ya se conoce. Las imágenes que están afines a otras que son de uso frecuente permanecen en forma indeleble. Por ejemplo, si nos pidieran que recordemos los siguientes equivalentes a los números del 1 al 9 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Casi nadie puede recor- dar totalmente la equiva- lencia. Pero sí es fácil memorizar cuando se re- laciona con la imagen que estamos acostumbrados a ver en nuestro teléfono. 190

Está muy generalizada la práctica de utilizar resaltadores, sin embargo, debiéramos ser prudentes, seleccionando sola- mente frases significativas e importantes y teniendo en cuenta que subrayar no es equivalente a recordar. Las notas manuscritas en el margen y en fichas han probado ser muy eficaces. La pirámide de Edgar Dale demuestra que cuando el aprendi- zaje es pasivo, escuchando, leyendo o viendo cierta informa- ción, las posibilidades de recordarla, pasadas dos semanas, es más baja que si combinamos las actividades (ver y escu- char) o si nuestra participación es activa, por ejemplo, inter- viniendo en la discusión en un grupo de estudio, realizando una actividad o hablando y haciendo. Imaginar que se da una clase sobre el tema que se está estudiando, facilita la memo- rización del mismo. Cuando relatamos lo que hemos apren- dido, estos conocimientos se fijan de forma muy firme en nuestra memoria. 191

Si bien en su cono del aprendizaje original Dale no colocó porcentajes y se dice que los que aparecen en la figura ante- rior no tienen asidero científico, los exhibo porque indepen- dientemente de la exactitud numérica, es evidente que cuanto más activo es el aprendizaje, más posibilidades tene- mos de que perdure. A nuestro cerebro le cuesta recordar datos abstractos entonces cuanto más realismo le demos, más fácil será recordar. Por ejemplo, si uno de los ítems a desarrollar es el concepto de libertad, será más fácil imaginar la estatua de la libertad con su antorcha encendida y tal vez a King Kong en su cúspide. La exageración, la participación de todos los sentidos con un toque de emoción pueden hacer que un recuerdo sea indeleble. También resulta más fácil recordar algo cuando los lugares y las condiciones en que se recupera el conoci- miento son similares a aquellos en que se incorporó. Por esto conviene estudiar en un ambiente similar a aquel en que se dará el examen (silencioso/ruidoso). De la misma manera retendremos más fácilmente los aspectos autorreferencia- les. Conspiran contra la memorización los estímulos que cons- tantemente nos envía el medio ambiente. Cada uno de noso- tros sabe cuál es el contexto ideal para su concentración y en qué medida podemos ignorar lo que ocurre fuera de nosotros. Hay personas que pueden concertarse perfecta- mente mientras viajan en tren aun cuando a su alrededor ocurren diferentes actividades. Para otras es imprescindible 192

contar con absoluto silencio. Desde mi punto de vista, si nos acostumbramos a ignorar los estímulos, podremos concen- trarnos en cualquier lugar. Joshua Foer comenta en su libro algunos aspectos que vale la pena tener en cuenta tanto porque son resultado de diversas investigaciones realizadas, como porque evidente- mente le fueron de utilidad para ganar el concurso de memoria: 1- No recordamos datos aislados sino cosas en un contexto por ejemplo los maestros de ajedrez interpretan el ta- blero en función de sus conocimientos anteriores en cambio los jugadores principiantes ven el tablero como algo nuevo. Por eso el tablero en medio de un juego será mejor recordado que una distribución aleatoria de las piezas. 2- Conviene convertir las cosas que no podemos recordar en elementos que se adapten a nuestro cerebro. Es decir, algo poco memorable en imágenes visuales fasci- nantes y distribuirlas en un espacio conocido. Ya que somos buenos memorizando espacios. 3- Nuestra memoria es asociativa por ello no necesitamos saber en qué lugar está almacenado un recuerdo, simplemente lo encontramos cuando lo necesitamos. No necesitamos tener un índice de temas como ocurre con un libro. 4- La atención es un requisito previo a la memorización. 193

Recordemos lo mencionado (ver cambio intencionado) sobre los dos YO de los que habla Daniel Kahneman, uno que31 experimenta y otro que recuerda. Estos dos “persona- jes” hacen una interpretación diferente de las vivencias. El yo que recuerda compone historias y las conserva para refe- rencias futuras. El yo que tiene las experiencias vive en pre- sente en cambio el que recuerda, está en el pasado y para él, el final de la historia puede ser lo más importante. La mayo- ría de nuestras experiencias se pierde en el olvido. La dife- rencia entre los dos yo lo da precisamente el tiempo y las elecciones futuras las hará el yo que recuerda. Esto reviste vital importancia porque las decisiones que tomemos res- pecto de elección de una profesión u oficio podemos hacerla no desde la satisfacción que nos dará realizar determinada actividad sino desde el recuerdo de experiencias pasadas que pudieron ser traumáticas. En este caso el yo que recuerda podría desaconsejar estudiar ingeniería porque en el secundario hemos tenido malas no- tas en matemáticas, independientemente de la situación que provocó ese resultado, ya sea un profesor que explicaba mal, falta de recursos para adquirir materiales de estudio o una situación emocional desventajosa. Aunque cuando éra- mos niños disfrutábamos mucho diseñando y construyendo edificios es posiblemente que para el yo que recuerda esa experiencia no tendrá peso al momento de elegir la profesión. 31 Pensar rápido, pensar despacio. 194

Modo focalizado y Modo difuso Hace algunos años cuando un niño o adolescente no lograba comprender algo, se le exigía que continuara esforzándose hasta resolver el problema o entender el tema. Por supuesto permanecía horas mirando la carpeta sin avanzar en abso- luto. Se pensaba que obligarlo a permanecer sentado frente a una tarea complicada llevaría irremediablemente a la re- solución. Los que fuimos formados en esa convicción, aun de adolescentes y adultos nos obligábamos a vencer la tenta- ción de abandonar un tema cuando estábamos estancados. La realidad es que nuestro cerebro tiene enormes capacida- des, pero no nos dieron el manual del usuario. Hoy sabemos, gracias al avance de las neurociencias, que nuestro cerebro funciona en dos modos diferentes: el concentrado y el difuso. No podemos utilizar las dos redes neuronales a la vez, pero si alternar entre una y otra. Ambas son muy importantes en el aprendizaje. El modo concen- trado se activa cuando centramos nuestra atención en un tema por ejemplo cuando realizamos operaciones aritméti- cas o conjugamos un verbo en un idioma que estamos estu- diando. La corteza prefrontal envía señales y se activan dife- rentes partes del cerebro según sea el objeto en análisis. Barbara Oakley 32 hace la analogía del pulpo que va mo- viendo sus tentáculos conectando zonas y logrando que se formen nuevos circuitos neuronales o fortaleciendo los existentes. 32 Abre tu mente a los números 195

Pasamos al modo difuso cuando relajamos nuestra atención y dejamos que la mente divague. Si nos encontramos traba- dos con un tema, instintivamente deseamos pararnos, cami- nar o hacer cualquier otra cosa que nos permita pasar al modo difuso. Y esto es lo mejor que podemos hacer para darle tiempo a nuestra mente a procesar la información en la que estábamos concentrados. Cada modo procesa la información de diferente manera, pero ambos son necesa- rios para el aprendizaje porque uno recibe información del otro, la procesa y devuelve los resultados. Cuando estudiamos un tema nuevo, con la primera lectura se va formando una red neuronal que se irá fortaleciendo con la rememoración y la práctica. Frecuentemente, al co- menzar, quedamos como atascados y no comprendemos o no logramos resolver los problemas. Este es el momento de pasar al modo difuso y dejar que nuestra mente continúe trabajando en el tema, aunque hagamos otra cosa. Cuando retomamos el modo concentrado podremos sorprendernos al notar un aumento en nuestra capacidad de comprensión. Cuando trabajaba como docente tenía por costumbre cami- nar por el aula mientras explicaba un tema o cuando los alumnos realizaban algún ejercicio. Generalmente si uno me llamaba porque no podía resolverlo, yo me acercaba al pupitre y lo orientaba. Eventualmente me sentaba en el escritorio a realizar tareas administrativas como completar el temario o entregar pruebas. En esos casos cuando algún alumno me pedía ayuda, yo le indicaba que se acercara a mi escritorio. Comencé a notar que cuando me intentaban 196

explicar cuál era el problema que no podían resolver, se inte- rrumpían y me decía ¡ah, ya lo entendí! Sin que hubiera reali- zado ninguna explicación. Comencé a pedirles que siempre se acercaran al escritorio y noté que ¡ah, ya lo entendí! se convirtió en la respuesta común. Nada extraño ocurría. El corto recorrido era suficiente para que el cerebro en modo difuso encontrara la solución. Barbara Oakley cuenta en su libro “Abre tu mente a los números” el método que aplicaba Thomas Edison, que fue uno de los inventores con mayor número de patentes en la historia (1093 parece un número increíble). Entre ellos el fonógrafo, la luz eléctrica y su distribución a las viviendas y las cámaras de cine. Cuando Edison se encontraba con un problema aparentemente insoluble, hacia una siesta, pero con la peculiaridad de sostener una bola de metal en la mano. Cuando se dormía, la bola caía sobre una bandeja y lo despertaba. Al dormirse su cerebro entraba en modo difuso y al despertarse súbitamente muchas ideas surgían en su mente. Alguna de ellas podía ser la solución buscada. Dalí, otro gran creativo, pintor, escultor y escritor, aplicaba lo que llamaba “dormir sin dormir” que consistía en rela- jarse, sentado en un sillón, sosteniendo entre sus dedos una llave que al dormirse caía sobre un plato. A partir de ese momento percibía o recordaba figuras que daban origen a lo que plasmaría en sus cuadros. Es interesante destacar que ambos personajes tuvieron severos problemas en la escuela. Hay una hermosa anécdota que no sé si es cierta, pero por lo bella vale recordarla. 197

El niño Thomas Alba Edison un día llegó a su casa con una nota de la maestra dirigida a su madre. La mama leyó en voz alta con los ojos llenos de lágrimas: “Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros para enseñarlo, por favor enséñele usted”. Des- pués de la muerte de su madre, encontró entre viejos papeles, la nota que en realidad decía: “Su hijo está mental- mente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela.” Según la historia él asumió que era un niño en- fermo que gracias a su madre se convirtió en un genio. La realidad es que Edison era disléxico, una enfermedad que recién se investigó un siglo después, por lo que seguramente sus maestros lo habrán considerado poco dotado. También seguramente su madre lo habrá incentivado. Lo que es indis- cutible es que fue un genio. También Dalí, tuvo problemas en la escuela, llegando inclu- sive a ser expulsado y gracias a la influencia de su esposa Gala, según él lo manifiesta, pudo desarrollar su talento. Muchos otros creativos han utilizado exitosamente el método de pasar al modo difuso. Caminar, darse una ducha, dormir o cualquier otra actividad que le dé a nuestro cerebro “un respiro”, en la actividad o problema que no podemos resolver, hace que el modo difuso encare el asunto con otros circuitos y pueda llegar a una solución. Resulta muy útil saber que, sin culpa, podemos dejar lo que nos tiene estancados para darle la oportunidad a nuestro cerebro para buscar por sus caminos insondables una solución. Hay personas que acostumbran dejar en su mesa 198

de luz un papel y una lapicera para poder anotar las soluciones que aparecen ni bien despiertan. Otros llevan una libreta cuando salen a hacer una caminata. La misma función puede cumplir el teléfono celular. Lo importante es aprove- char plenamente esta capacidad de nuestro cerebro y darle la oportunidad de proveer soluciones de una manera rela- jada. No hay nada mágico en esto, la solución siempre apa- rece, luego que se ha trabajado mucho en el modo focalizado. A modo de ejemplo Oklay coloca esta frase: “Essta frase contiene trees errores”. Muy rápidamente detectamos dos y solo nos daremos cuenta del tercero cuando luego de haber desistido de la búsqueda, repentinamente notemos que el tercer error es precisamente que no existe. Resulta conveniente por lo tanto realizar cortas sesiones de trabajo o estudio a menos que sea del tipo de actividad que nos fascina. Las interrupciones le darán la oportunidad a nuestro cerebro de encontrar caminos alternativos y solucio- nes imprevistas. De todas maneras, cuando iniciamos un tema nuevo debemos enfocarlo con toda nuestra atención y lentamente se irán formando nuevas uniones neuronales que se fortalecerán conforme analicemos o repacemos. Hojear el capítulo familiarizándonos con los títulos y conteni- dos puede ser una buena manera de generar estos circuitos. Necesitamos utilizar tanto el modo concentrado como el difuso en forma alternativa, para decirlo de manera metafó- rica digamos que cuando el concentrado llegó a su límite le pasa la pelota (el problema) al difuso y este devuelve algún resultado. 199


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