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Poesía Reunida + Ensayo Digital Animado

Published by santiagocampi123123, 2021-06-09 16:39:59

Description: Poesía Reunida + Ensayo Digital

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LA ESPERANZA La esperanza no es más que una mordida, un tarascón, a veces en la manzana de la nada, y los dientes que van resquebrajándose imperceptiblemente. Pero en algunas tardes nuestra sed alcanza su corazón sin sangre, el silencio azorado de su blancura inhóspita y entonces es la nada quien nos muerde, nos devora los párpados raídos, nos sorbe hasta el cansancio de los tuétanos, nos ahueca los días, en nuestras propias ruinas nos funda el corazón. VIENTOS Y cuando el viento arrase con todo, con las avecillas de los archipiélagos, con las cúpulas de cordilleras y catedrales y los abrazos de los amantes sean polvo inenarrable, el olvido no podrá cargarse en sus alforjas los besos que no te di, las caricias detenidas a un instante de tu piel, las horas incontables que no pasamos juntos. Hay algo más que silencio estremecido entre tu corazón y el mío: la oculta eternidad de lo imposible. 99

HOY Y AQUÍ Sí, lo sabemos: la muerte es toda nuestra, Amor, su caricia de madre nos borrará las horas de ausencia, los rincones amargos, la duda y sus insomnios. A cambio nos acerca el ahora, sus recreos, los tres sorbos del café, cierto oro reencontrado en tus pupilas, el corazón irremediablemente nuestro. No nos vence la muerte, nos convence LAS PALABRAS Las palabras saben permanecer indemnes. El político pedorro, el profesor pedófilo, el periodista gangrenoso, el baboso consuetudinario las ciegan, las incendian, las hinchan, las eunucan. Pero ellas saben darse vuelta, tornar imperturbables como un corchito a la superficie, como una brújula hacia el norte, 100

y vuelven, inocentes, a los hombres, los trabajos, los sueños de los hombres, los pobres hombres, los que nunca supimos salir indemnes. LA VIDA SILENCIOSA A Ramón y Graciela, por su amor. La vida silenciosa sigue urdiendo, cavando su huequito del otro lado del corazón. Va fraguando cimientos silentes, erigiendo sus túneles de concreta sombra. Con una persistencia imperceptible de gotera va anegando los laberintos del sueño la vida silenciosa, en muelles imposibles va estibando éxtasis y espantos, va saciando sus hangares nocturnos. Y en un amanecer nuestro esqueleto amanecerá hueco, lleno de nada celeste como huesos de paloma. Y estallará triunfante la vida silenciosa y estrenaremos alas. 101

ROSARIO I Porque hay días que empiezan y terminan descalzos, porque la inundación llegó hasta el cielo y se exilian los pájaros, porque estás lejos y no hay manera de cerrarle los ojos a la nada. Esta respiración desnuda, tanto abismo, estas palabras que apenas hacen sombra. ROSARIO II Y Rosario discurre como un cielo sin ángeles es un atardecer de esquinas encorvadas, el Paraná es apenas agua inmensa y opaca. Ignoro qué porción de este gris corresponde a tu ausencia. Sólo sé que si hay pájaros cantan con otro nombre y que la muerte ya no es tan otra cosa. 102

TAMBIÉN LA MUERTE También la muerte, y a veces puede tener tus ojos, el peso de tu pelo, el rumor de tus senos. Ella, que se sabía el volumen final de mi esqueleto antes de que mis ojos se azoraran de luz bien puede agazaparse en tu sonrisa, emboscarme en tus tibiezas más sinuosas, llegarme de inaudito o por cansancio, porque le queda bien todo el tiempo del mundo. Y yo, que apenas tengo tres palabras, unos cuantos milenios de silencio, libero a la sombra en tu piel luminosa, apresuro mi calavera entre tus besos celebro la nada en tus entrañas. 103

LA BIENVENIDA A la memoria de Nelly Y desde algún rincón quizás sonriente de puro conocido nos estará la muerte, nos saludará con su pañuelo gris tan tíamente desde sus andenes que nunca recorrimos y con una despedida en la sonrisa (menos indescifrable ya) nos bienvendrá. A VECES LA POESÍA Hordas de horas tristes van cruzando los días, a veces me pierdo entre sus nubes sin perderme, conozco demasiado el azul engañoso de sus entrañas grises. Otras veces, en cambio, asumo este corcel desesperadamente verde y me interno en el bosque filoso de hojas tristes, el esqueleto atónito y los puños abiertos. En las ramas opacas se obstinan rojamente mis jirones mi silencio imposible, la poesía. 104

LA SED La sed, la sempiterna sed, la que las bestias sacian con el agua, la que nos intoxica, nuestra escondida sed, nuestra ebria sed, la inmensurable sed de Midas, la turbia sed, esta asmática sed de infinitud, esta única herencia de Dios, su torva sed eterna. NOMBRES DE LA AUSENCIA Para historiar la ausencia, su constancia de remembranzas desacontecidas, la persistencia de sus vigilias ciegas. Para pintar la ausencia digo, esta ceniza que no conoció el fuego, sus rodeos innúmeros, insomnes, su resaca a destierro. Para apresar la ausencia bastará con llevarse las dos manos al pecho, donde nos enseñaron a soñar el corazón. 105

LO QUE SUENA No. No suena la oquedad, los que resuenan con innúmeros ecos son los días caídos, los ángeles perdidos, la breve interrupción que a la postre será la eternidad. No. No perturba el silencio, no, sino la sutil incandescencia de sus preguntas truncas, la indefinible, indescifrable corporeidad de los dinteles solitarios. No. No entumecen los brazos las batallas, los abrazos. Nos desarman, nos desaman el frío de los cuerpos lejanos, el peso de las armas que ya no tomaremos. 106

TATUAJE Uno garrapatea, fragua borradores que arrugará el amanecer. Uno fatiga de rojo las paredes; lluvia a lluvia su imperturbable sed nos irá desleyendo los sueños. Uno corrige galeras, pretende que la vida se endereza con un lápiz, hasta que una resignada ilusión perpetúa, perpetra un perfecto cadáver impreso. Al final sólo queda el aire exangüe entre tu piel y mis manos, las caricias, este fugaz tatuaje de eternidad. 107

LLUVIA Llueve lluvia de Dios sobre las manos pías, atrás, la muerte aplaca su fragua. Llueve una lluvia ingenua de gorriones, lejos, la sombra afila sus navajas, lejos el temor amordaza a los sobrevivientes del hastío. Pero nos llueve imperturbablemente un cielo conmovido y es como si regresase todo lo que no ha sido, y es como si aún nada hubiese despertado y es como si la nada entregara sus últimas, sus primeras palabras. 108

ALGO CAYÓ DEL CIELO La brisa apacienta las copas de los árboles, la marea rotura de conchillas la arena. Algo cayó del cielo, un ángel interrupto, un maná espasmódico, mientras las horas pasan como nubes. Algo cayó del cielo y se lo tragó el mar y se lo llevó el viento porque entre tantas cosas Dios ignora que aquí nuestros sueños desdeñan la gravedad inhóspita y pergeñan su deshojado ascenso hacia el celeste. Tal vez por eso nadie dijo nada y la brisa sigue apacentando las copas de los árboles y la marea arando de conchillas la arena mientras las nubes pasan, como siglos. 109

ESTA TARDE Esta tarde me toca lo que Dios expulsa de su boca: los recuerdos raídos, la palabra arenosa. Esta tarde me toca un cielo amortajado, las cuerdas del violín desafiladas, el bufón melancólico, el botín desclavado. Esta tarde me toca este lado de adentro de esta máscara que ya es mi rostro. 110

ENVÍO Tranquilo, joven poeta, no todo ha sido dicho, casi nada, diría, la vida es aún una muchacha que anhela tu primera caricia. Tranquilo, viejo poeta, forastero de las antologías, todo lo dicho y repetido no será menos polvo que tus huesos. Tranquilo, escribidor las páginas en blanco no se ajarán más rápido; las cosas son lo que son y no nos necesitan. Eso sí: no te distraigas, no te duermas, por un instante impredecible, indefectible, una sesgada luz encenderá las cosas para tus ojos, una lágrima de Dios te incendiará el silencio. 111

LÁGRIMAS Seguramente nada ha de haber más sólido que una lágrima. Una lágrima puede ser miel, un torrente de lágrimas sin dejar de ser una gotita amortiguada, y recorrer indemne la distancia entre un párpado y un labio en que sucumbiría un iceberg, y una estrella fugaz no sería ni un rasguño en la noche. Seguramente, digo, nada ha de haber más perenne que una lágrima y sus surcos efímeros, increíble que de tanto dolor, tanta sentina desbordada, de tanta añejada soledad sólo quede una gotita acompasada que nos alienta el aire que nos acerca el fuego, que nos labra la tierra, que nos devuelve al agua. 112

HISTORIAS Todos tenemos historias tristes. A veces las lloramos por los rincones, otras, las remontamos bajo cielos de fuego o las prendemos al oído de la hembra más cercana. Pero a veces las desplegamos, las plegamos como una caricia y las confiamos al hilito de agua turbia que remonta el cordón de la vereda. Desde ese puerto efímero nos persignamos, les decimos adiós y nos vamos con ellas para siempre. 113

MARINA I Los sueños son marea, la resaca devuelve en joyas ínfimas lo que un día olvidamos. Las olas nos recuerdan, nos reprochan los pequeños suicidios cotidianos, las cosas que una tarde se arrojaron al sueño para no esfumarse del todo. Las nubes, falazmente sumisas, se dejan soñar barcos o camellos fugazmente inmutables, imperceptiblemente a la deriva. El horizonte naufraga a solas. Las nubes se van siempre. Las olas siempre llegan. MARINA II No es oro, no aunque la luz lo enciende. Es un puñado de arena que se va deslizando de tu mano y se vuelve otra vez arena indiferente. No es lluvia, no, es arena regresando a la arena antes de la próxima ola, pero de pronto puede ser tu corazón, la simiente desvelada de lo que no ha sido, el peso de una lágrima a merced del viento. 114

MARINA III Bebamos, la playa ha desplegado su sinuoso mantel. El mar celebra sus olorosos partos, crepita el cielo desbandado de pájaros. Brindemos, por las islas ignotas, abrumadas de distancia, y el vino que seremos en los labios del tiempo. Ante el gris desatado que de inmenso parece una calle desierta levanto mi copa de sal; a través de todas estas millas de lágrimas ya no sé si te espero o te recuerdo. REIVINDICACIÓN DEL ADJETIVO Hoy es nada encendida, trémula, inasible. Por eso, cuando amainan los tropos, las escaramuzas sintácticas, los juegos de artificio del doble sentido solemos descubrirnos íntima, azarosa, irremediablemente adjetivos. 115

NO ES NADA No es otra cosa, ni hastío, ni desamor, era sólo cansancio. Aunque a veces te cueste recordarlo tengo casi 238 años, cada centímetro es un súbito abismo, los gusanos me asedian, relamiéndose. No es nada, pero sabés lo que puede esperarse de mí (poca cosa, digamos) y sin embargo hemos sabido morir por instantes sin nombrar a la muerte y destellar con una plenitud sabiamente efímera. No es nada, Amor, un día, dentro de un par o un centenar de lustros o minutos podrás marcharte en paz; compartiremos un último café y el alivio, el alivio final de saber que nunca, nadie, Nada espera. 116

TRÍADAS (2009) 117

A mis hijos Lautaro y Federico, por tantas horas peleadas, descubiertas, soñadas. 118

I HORIZONTES BRAHMA No/nadie dijo “ahora”/no/más bien clamaban “basta”/ la pupila encorvada de espanto/la fisura fraguada por milenios/ No un alba cadenciosa/no/un empellón brutal ha sido/ la madre te ha empujado del nido/hacia el abismo que te revelará tus propias alas/ No/nadie te envía/no/nadie te aguarda/las cosas que no traman ni esperan/te franquearán la puerta sin que llames/como a un viejo amigo/como a una brisa fresca en verano. SIVA No sé si es la vida/o la muerte/la que me va horadando/y aligera mis huesos/y se hospeda en mi sombra/ No sé si alguien o algo/me va desdibujando contingencias/ o si definitivamente/la existencia es un río nomás/ que nos va apresurando hacia el mar/ No sé si estas palabras/serán un tul de sueño/o si tanta intemperie me ha ido abandonando quedamente desnudo/como un muerto/como un niño. VISNÚ Las cosas bajo tierra/se serenan se entregan se disuelven/ para volver en flores en arenas en pigmentos/que huelen a recién nacido/ Otras retornan tumultuosas/maremotos magmas exultantes/ para la destrucción que se sacia en la vida/ Pero hay una tercera razón de cosas soterradas/las que persisten/ mordidas de soledad/obcecadas de ayer/las que aguardan silentes/ estas que ahora desentierro y empuño/para partirle el pecho al hambre a la tiniebla/y empezar a volver/antes de irme. 119

II MOMENTOS RESPONSO Los últimos instantes discurren en tus ojos/ tantas cosas se fueron de mi vida/tantos días/ llenaron de citas las agendas/de ruido las esquinas/en el lugar el tiempo exactos/en que no iba a encontrarte. HAIKU Vos nunca fuiste Yo nunca estuve allí Se aman las sombras SONETO Vas a llegar a mí, un día de ésos desandando uno a uno tus cerrojos. Navegarás furtiva hacia mis ojos, naufragarás a orilla de mis besos. Vas a llegar a mí, no habrá regresos de nuestros corazones como abrojos. Te reconocerás en mis despojos que ya saben a vos, de puro presos. Tu presencia es la guerra entre mis venas y en vez de corazón me late apenas un capullo con pétalos de acero. Tu ausencia es quien me alumbra y quien me nombra. El día que te encuentres con mi sombra comprenderás, tal vez, por qué te espero. 120

III LUGARES DESDE MI VENTANA Lo han venido anunciando los zorzales/el día ya es inevitable/y crecerá la luz aunque cierre mis párpados/igual que el olor acre de la muerte/indiferente y ferozmente ecuánime/ Me pregunto/si quedará alguna línea aún no escrita/un hiato un lapsus/entre tantos millones centillones de instantes/que absorbemos el aire y lo expulsamos/hasta quedarnos con el solo silencio/ Ojalá llegue el viento/sabio niño/a azarearme las páginas del día/a azorarse en las velas desvaídas de mi desarbolado corazón/en los páramos/de a ratos/la poesía perfuma de otro modo. DESDE MI BIBLIOTECA Ojos expertos núbiles/manos trémulas de ensueño o de codicia/creerán desbrozar saquear mi biblioteca/que se dispersará/como un lento y pequeño Big Bang de silencios/ Ella ha ido creciendo/ha cambiado de tallas y de nombres/ha discurrido ocasos y cenites/ y acaso pueda/contar mejor que nadie mis costillas rotas/hacer constar en actas las capitulaciones de mis sueños/ Al final/las miradas de páginas y polvo/que fatigué mil veces/o esquivé tercamente/resultarán mi cosecha y mi siembra/la manera de entrarme mansamente/en el descubrimiento prodigioso del olvido. DESDE MI ESPEJO Aquí están mis palabras/dolientes o dolidas/aquí está mi silencio/yo no estoy aquí/ Aquí está mi pellejo/trasegado de esquirlas y caricias/aquí mi subrepticia/mi rotunda osamenta/yo me he ido hace tiempo/ Aquí yace un obstinado corazón/un náufrago solitario y espléndido/después del desamor y el desolvido/no le tengas piedad/los sueños saben ser generosos con su presa. 121

IV TRÁNSITOS SOLO DE LLUVIA Detrás de los cristales pasa el mundo/nadie podrá decir que no lo ha visto/la imperiosa osamenta de los días/estremece de cuajo cada médula/cada rincón que creíamos íntimo/ Sólo la lluvia/ese ademán ingenuo de la niebla/sólo las innúmeras puntadas/del lienzo de la lluvia/nos dejan la ilusión de estar a solas/con nuestro corazón y su almanaque/las preguntas/fantasmas/que nadie ha silenciado/ Pero es sólo un instante/regusto indefinible inconfundible/ese relente de eternidad y olvido. EL DOLOR DE LOS OTROS Uno lo ve pasar/surcar de rojo tardes anodinas/golpear de puñetazo o de gotera las espaldas del sueño/ Uno oye su respirar terco/el eco asordinado/el esternón vibrante/el diapasón en carne viva/ Uno siente a su lado su densa sombra verde/ese procaz acidulado almizcle/y acaso tarde/maravillosamente tarde/se reconoce labio de la herida/sílaba atónita de años/y se desencandila del espejo/apenas casi sin entornar los párpados/uno empieza a llorar/sin traducir las lágrimas. CRÓNICA DE UN DÍA GRIS Quién no ha dado la vida/ tantas veces/por una palabra/una sola palabra/una grieta donde amaine el silencio/ Quién no se ha vuelto extraño/de la agonía al éxtasis/de cima en sima/antes que el gallo cante siquiera dos veces/ Quién al rozar una de esas mujeres que nos dejan el corazón doliendo a nardo/no ha sentido que era ella y sólo ella y nunca ella/por un instante transparente y grávido/ Quién, al desuncir los bueyes de la tristeza/no presiente que el yugo se le va revelando/indómita núbil golondrina/en trance de volvernos/de fundarnos su casa 122

V CAMINOS REENCUENTRO La otra tarde/al doblar una esquina/encontré el corazón/ la distancia lo había avejentado/el tiempo lo había distanciado/ no sé/ Pero me vio/lo vi/y fuimos el cachorro reencontrado/ el barrilete que zafó del árbol/la sortija que regala otra vuelta. AMIGO A Eduardo Dalter Hay caminos que a veces se van con otros pasos/ hay pasos que de a ratos se escurren en las huellas/Hay huellas que de pronto resultan un camino/ Brindemos amigo/a un costado/a destiempo de todo/Dios suele ser más sabio cuando duerme. UNO Uno tiene la vida entre sus manos/y va escapando de ella/ con sórdida altivez/con mezquina fruición de primogénito/ Uno intuye la luz y se encandila/como si el fuego hubiese ardido demasiado pronto/o demasiado cerca/y dilapida quejumbrosamente/ su porción diminuta de infinito/ Acaso alguna noche/el abrazo ceñido de la sombra/la oquedad estridente del silencio/nos dejará palabra en mano/libres/desnudamente libres. 123

VI HUELLAS CICATRICES La herida/la verdadera herida/nace en la cicatriz/ cuando creemos que todo ha terminado/y enfundamos las armas sosegadas/sordas raíces van creciendo/abrevando en el humus de los sueños /adentrándose en los cálices ingenuos de las venas/ Y mientras repetimos el saludo/el café de las cinco/la caricia a la amante/las cicatrices/como gota que horada la piedra/ como salmón en su viaje final hacia el origen/ellas penetran/recuperan hilo a hilo/lo que siempre fue suyo/ nos bautizan el corazón de púrpura. LA PIEL Solo una cosa tenemos para siempre:/las cicatrices de la verdad en nuestra piel./Lo demás/son los callos/los guijarros del día/ erupciones de una pasión efímera/escoriaciones de una pedrada cósmica que no supo esquivarnos./ El corazón es ciego y sordo/late/prefiere no saber nada/late/ ignora sabiamente/desde qué tarde le llegará tu ausencia/ a decirle “eso es todo”. EL ACRÓBATA El acróbata se apropia un segundo del aire/sabe que nunca será suyo/pero él igual lo apresa/y el aire lo sostiene un instante/ le acaricia el esfuerzo/lo devuelve a las grávidas cosas como una madre a la cuna/ Y el aire será el mismo/transpirado, perlado de otros sueños/ y el hombre será otro /porque algo de sudor se ha escurrido en el éter/ y ni una brizna de brisa/le queda entre los dedos. 124

VII RAÍCES LOS AÑOS Esta segunda inocencia/que da el no creer en nada ANTONIO MACHADDO Ese que no quería ver cómo la luz de su cuarto se apagaba/ y surcaba el océano al cruzar la avenida/y juntaba piedritas de colores de todas las galaxias/ Maravillosamente /es el padre de este hombre raído/trizado de metralla visceral , silenciosa/náufrago de los mares que nunca alcanzará/ ¿Seguís ahí, Papá/tu risa estentórea debajo de la almohada/ para espantar al Cuco? VIEJA Vieja/casi medio siglo juntos/y ahora se me va/ sin que yo haya aprendido/la fórmula de ese filtro infalible contra la soledad/ el secreto de cómo desensillar de amaneceres turbios sobre espinas feroces como cráteres/o ese pase torero para esquivar el búmeran de la melancolía/ Usted regaba sus plantitas/con un beso me tomaba la fiebre/y le contaba a mi desesperanza/mi versión preferida del Patito Feo/ésa del chico mudo que amaneció campana/porque tenía el mundo cantándole en el pecho. 125

TESTAMENTO A Lautaro y sus dudas, A Federico y sus preguntas. Sólo una cosa/hijo/te dará la alegría/la imperturbable atónita alegría/en este mundo de callejas sordas/ descubrir/ Sólo una cosa te traerá la calma/hijo/cuando el mar estremezca su barca/ y la tierra esté lejos/ comprender/ Sólo una cosa te dejará/sobre la misma mesa/la paz y la alegría/ compartir/ Hijo/sólo una cosa te dejará tu padre/aunque nunca lo sepas/ su trémulo silencio acompañándote. MARINAS MARINA I No es oro, no aunque la luz lo enciende. Es un puñado de arena que se va deslizando de tu mano y se vuelve otra vez arena indiferente. No es lluvia, no, es arena regresando a la arena antes de la próxima ola, pero de pronto puede ser tu corazón, la simiente desvelada de lo que no ha sido, el peso de una lágrima a merced del viento. 126

MARINA II Los sueños son marea, la resaca devuelve en joyas ínfimas lo que un día olvidamos. Las olas nos recuerdan, nos reprochan los pequeños suicidios cotidianos, las cosas que una tarde se arrojaron al sueño para no esfumarse del todo. Las nubes, falazmente sumisas, se dejan soñar barcos o camellos fugazmente inmutables, imperceptiblemente a la deriva. El horizonte naufraga a solas. Las nubes se van siempre. Las olas siempre llegan. MARINA III Sólo el mar comprende la vecindad precaria de las cosas, nos reúne y dispersa, nos agita y serena sin rencor ni piedad. Su sombra azul devora cascos esplendentes, glosa de espuma el sueño del regreso, y en altamar restaura la altanoche. A veces, en la playa, se desnuda de brumas, se disfraza de huella, en su clave de arena 127

nos revela nuestra prístina, indeleble soledad. MARINA IV Bebamos, la playa ha desplegado su sinuoso mantel. El mar celebra sus olorosos partos, crepita el cielo desbandado de pájaros. Brindemos, por las islas ignotas, abrumadas de distancia, y el vino que seremos en los labios del tiempo. Ante el gris desatado que de inmenso parece una calle desierta levanto mi copa de sal; a través de todas estas millas de lágrimas ya no sé si te espero o te recuerdo. MARINA V Bajo la majestad del plenilunio intuyó el incendio cadencioso del mar, tanteó un corazón desabejado, vio que era el suyo, presintió que él era el último hombre y que ésa era su última hora. Volvió sus ojos a la luna, pidió perdón por tanta cosa dicha en vano. La marea iba desleyendo en espumas sus huellas. Agradeció. 128

MEMORIAL DE PALESTINA I Libro en siniestra Gatillo tenso en diestra Tiembla la vida II CISJORDANIA, 2006 Qué hacen en esos tanques/hombrecitos de grandes borceguíes/intoxicados de rencor amnésico/asfixiados de temor prepotente/pateando, pisoteando la arena palpitante/ como si un pueblo fuese un hormiguero/ Qué hacen allí artillados, chalecados/soldaditos de lata/huérfanos de su propia historia/desraizando vida/orfanando la tierra/¿hay algo más patético que un títere con sus hilos al viento?/ Desde este rincón lejano/tan cerca/les envío mi lástima/mi náusea/y tal vez un aviso/ y acaso una esperanza/el poeta no es un pequeño dios/Dios ha mostrado largamente/ su ausencia su impotencia/Cuando se llama pueblo/un hombre es algo más que un nombre y una piedra. III EPÍGRAFE (de una foto de Clarín) Casi se cae del diario/apenitas la foto arrinconada blanco y negro/ pero hay una negrita debajo de una bolsa de nailon negro/ No se sabe: la bomba el terremoto/ se le fueron encima/poco importa, parece/ porque el ojo de Dios estaba en otra cosa/y mañana publican las ternas de los Oscar/ 129

el Mundial y la carne van en alza/ pero hay una negrita debajo de una bolsa de nailon negro/ ¿jugás a la escondida, Terroncito/ te disfrazaste de fantasma, de noche, de tulipán sombrío?/ pasa la Farolera/pero hay una negrita debajo de una bolsa de nailon negro/ ¿De qué negro baldío pintaré mi casa?/¿Con qué sábana de olvido el mundo se tapará la cara?/Entre este verso y el que está viniendo nacerán cien niños/ pero hay una negrita debajo de una bolsa de nailon negro/ En el otro hemisferio las rondas van despidiendo al sol/ aquí quiere nacer y sólo sangra. IV GAZA, 2008 De pronto uno puede no existir/mientras iza las velas de la furia/ y repite salmos inmemoriales/y pergeña la próxima elección/ la próxima metralla/ De pronto uno puede no existir/ahora, por ejemplo/ con toda la osamenta de un dinosaurio adentro y una coraza histérica de buldozer encima/ y unas alas flamígeras, aceradas, murciélagas/ De pronto uno puede ser/el esqueleto de lo que fuera un templo/ el hueco donde hasta ayer correteaban los niños/el agua, la ambulancia/que no llegó o que llegó a destiempo / De pronto uno puede ser el polvo de sus propios zapatos/y seguir marchando. V Por sobre el polvo Debajo de las ruinas Algo no ha muerto. 130

TRÍADAS II (2012) 131

PRÓLOGO Comencé la composición de las tríadas hace varios años, cuando la eclosión del poema breve, característico de mi producción hasta ese momento, comenzaba a dejarme insatisfecho; había “algo más” que pugnaba por encontrar sus palabras. Las primeras tríadas surgieron como agrupamientos de poemas “que se buscaban”; a veces eran dos, y el tercero compuesto ad hoc “cerraba” la atmósfera emocional. Más adelante fui tematizando ciertos estados interiores, siempre a través de los tres textos, que en Tríadas (2009) mantenían su título individual, más allá del que los agrupaba. En Tríadas II, al diálogo entre los tres poemas, se suma la continuidad; la mayoría de estos ternos puede leerse como un poema unitario con tres “momentos”, al modo de los movimientos de un concierto barroco. Por otra parte, continúo con el uso de barras en vez de la tradicional división en versos, atendiendo a la fluidez visual, sonora y semántica del texto; no los considero “poemas en prosa” como algunos críticos los han designado. Varias tríadas han obtenido premios y menciones en concursos del país y del exterior, aunque sé que el uso de barras y ciertos aspectos estructurales, acaso por infrecuentes, suelen generar más desconcierto que entusiasmo. A nosotros lector, sin más prólogos… El autor 132

JORNADA I Nadie mira adelante/antes de la partida/los ojos van y vienen/del puño a la maleta/ del cielo al suelo/mientras susurran “vamos” las agujas unísonas/ Nadie sueña el mañana/primero cierra la puerta/y sus pasos opacos despiden la vereda/y guarda en su bolsillo las llaves que darán a la nada/e inaugura el exilio tempranamente exhausto/ Nadie deja su casa vacía/nadie se marcha solo. II Caminar es la cosa/aceptar que partir es partirse/hasta romper con la propia sombra/ Caminar es la cosa/pactando atajos con la senda crispada/con la luz temerosa/con los propios ajenos dubitativos fémures/ Caminar es la cosa/comprender que la diáspora es una flor secreta que se abre y se cierra cada día/caminar/sin que se nos apague el corazón/intentar que no caiga condenado inocente/como un huevo de su nido. III Todo hombre tiene su instante de ceniza/y las cenizas saben obstinarse quedamente/hasta volvernos ciega la mañana/ Todo hombre ha bebido su último trago hasta las heces/mientras ausculta la memoria de lo que no ha sido/y acomete a alaridos a la noche impecablemente sorda/ Todo hombre regresará una tarde/sólo para saber si aún está solo. 133

NOMBRES I Los nombres que le damos a la muerte/no son el nombre de la muerte/las cosas que decimos de la muerte / no son las cosas de la muerte/las noches que soñamos con la muerte /no son las noches de la muerte/ La muerte es ese día/silente innominable/ hoy acaso/ este que nos discurre insularmente solos. II Todo lo acariciado por el hombre/envejece de golpe/como un pétalo ultrajado. Todo lo imaginado por el hombre/llega a su fin exangüe enrarecido/extranjero entre sus propias alas/ Todo lo construido por el hombre/vertiginosamente se revela chatarra/se desploma precozmente de ruina/ Por eso/entre otras cosas/voy a callarte/amor/no vaya a ser que si te nombro/nos deje de llover la misma lluvia. III Debajo de los nombres de las cosas/acontece indomable sereno el universo. Los nombres de las cosas son el muro/la coraza de hielo/que nos divorcia el aire de la tierra/y nos aleja el agua/sus seres ondulantes/ Debajo de los nombres de las cosas/la vieja tejedora minuciosa/la feroz alabarda renacida/la Poesía. 134

METÁFORAS A Evo, por esta lucha de cada instante, de Milenios I Llegó la Peste y no supo cómo entrarle a esa cosa/Llegó el Hambre y pensó “Yo ya hice lo mío”/Llegó la Guerra y dijo: ”Ni para carne de cañón”/ Llegó la Muerte y lo tomó por un poste tumbado/ Pasó un rico y ordenó a su sirviente/”Sáquenle lo que sirva y échenle los perros”. II ¿Hay algo más conmovedor que un hombre comiendo?/ Uno puede bailar sin música/ puede entrar o no entrar a la Iglesia o al cine/pasar la temporada sin fútbol o sin sexo/sin dejar de ser hombre/ Pero sin esa fiesta que estalla entre las muelas/ sin el maná gozosamente profanado en las fauces/sin el mágico descenso al cielo del estómago/la historia es apenas un chismecito irónico/la vida es una cosa que les pasa a los otros. III Las vaquitas violetas no existen/las yararás piadosas no existen/los ricos sin delito no existen/los revolucionarios con más de un metro de cintura no existen/los adolescentes de cuarenta o más no existen/las mujeres inocentes no existen/los poetas sin soberbia no existen/la metáfora pura no existe/la vida sin metáfora no existe. La metáfora sin vida sí existe/es la caligrafía de la muerte. 135

MUNDOS I Cuando el cosmos se concentre en su centro/será el fin para todos/tu mano sobre la mía/y la Muralla China/ En el fondo lo sabemos/y amamos los amores furtivos/y las revoluciones/y el ascua zigzagueante de los colibríes/y la luna agazapada en cada bichito de luz. II La rosa esconde una última espina/la cintura siente el breve tirón al recoger la margarita/y uno intuye/que en ese minúsculo recóndito dolor acecha el universo/ su ADN elemental y prodigioso. III Pero estaban allí/Negrita/ladridos de la infancia/compañera de horas hueras/ Puka/cómplice de estas horas incontables de viejo/siguen aquí/su pelo negro/ sus patas cortas chuecas/su anhelante lengua roja/sus tibios ojos en espera/ Y no sé/cuál es este día/desde dónde me miran/o las miro/y sospecho/que el niño y el viejo nunca estuvieron solos/que una cola incansable nunca dejó de azuzar el aire/ y sé que el tiempo es una baraja más/en esta inescrutable cristalina partida. 136

VIDA DEL HOMBRE A José en su cincuentena I La vida de un hombre/ tiene un rumor parecido al de sus miedos/un diámetro algunos años luz más breve que sus sueños/un matiz donde luchan la dulzura el hedor de la rutina/ La vida de un hombre/queda casi siempre/a prudencial distancia del recuerdo/en sinuosa indulgente vecindad del olvido/ La vida de un hombre/ es un racimo de días de la infancia/este vino añejado adulterado/cada noche/trago a trago. II Estamos preparados para la muerte/no para esperar la muerte/estamos pertrechados para la lucha/no para abandonar la lucha/nuestro oído creció para el fragor/no para el silencio/ Nunca seremos otra cosa que nuestra voz. III No/ni tus papeles/ni tus lágrimas/ni siquiera tu sangre tu semilla/no/otra cosa llevará tu nombre/cuando arrecie/cuando amaine/el furor de los días/ Y no será tu fatiga/tu esperanza/tan rotundas/tan íntimas/será la suma fortuita de los almanaques/no/ Tu huella sin perímetro/sin hondura/sin dueño/será el aire/transitando tus horas/tus pulmones/tus calles. 137

CANSANCIO I Un hombre es lo que queda detrás de su cansancio/cuando hasta el parpadeo se ha vuelto más lento/y la inercia define los atajos/y la puerta precisa siempre es la más cercana/ Cansancio es lo que queda/después de un día de ser hombre/cuando encallan los sueños/cuando todo está igual/pero llega la luz desde el poniente/ Cansancio es el recuerdo/el aviso/de que somos ese instante/ese naufragio/entre ayer y mañana. II Sólo hay dos momentos en la vida de un hombre/y somos esos dos instantes/esos dos hombres/pujando como Jacob y el ángel/bajo indecisos cielos/ Sólo el cansancio/sólo el sueño/nos vuelven infinito el suspiro/del alba hasta el ocaso/hasta que alguna noche de ojos nómades/nos tumba dulcemente/nos ofrenda su pezón de leche y vino/y nos deja beber la luz oscura/en el ánfora unánime. III El cansancio es la tierra que reclama lo suyo/esa carga que fuimos echando a los hombros/y era del cosmos/pertinaz gravedad difuminada/ El cansancio es el llamado de la nada/ese anhelo de volver a ser/bajo otro cielo/desde otros ojos/o en el fondo/la ilusión de no ser/antes de tiempo. 138

SECRETO I Dios se ha vuelto secreto/ya no asoma en el sol endemoniado/ni preside el azar de las luciérnagas/ Se ha tornado impalpable/transparente/tanto que ni los niños lo presienten/cuando auscultan el pecho de la tarde. II Dios se ha vuelto secreto/cualquiera/cualquier día/puede hallarse lagar manando de una mariposa hostia sobre la lengua del homicida/ Y cuando el corazón se queda rebotando en el viento/entonces llueve polen sobre las celosías/ Alguien ha amanecido Dios/y aún no lo sabe. III Dios se ha vuelto secreto/el recuerdo/el silencio/al fin pueden develar sus neblinas/deambular sin áncora ni puerto/anegar azulmente nuestro pañuelo/ nuestra cortina/nuestra sábana. 139

LLUVIA I Todos estamos esperando la lluvia/la vieja con el mate ya exangüe/el cusquito acezante debajo de la mesa/el niño acomodado en un sueño detrás de la ventana/ También yo espero/exiliado tal vez en otros sombreros de la ausencia/ silente desahuciado/al pie de las palabras/que sabrán destilar su maná/ a destiempo/como siempre/ Todos estamos esperando la lluvia/sólo somos esta unánime espera de la lluvia. II Quién no ha bendecido/insultado/la lluvia/quién no se ha remontado a otra comarca/ desuncido un instante del tiempo bajo la cellisca/ Quién no sabe que ella ha de volver/ingenua infatigable/como la sangre nueva/ desde los ventrículos del mundo/ Y ella sigue fluyendo/sencilla inescrutable/disolviendo montañas/edificando túneles y deltas/la lluvia sólo nos convierte nos hermana/en lluvia. III Cuando la lluvia pasa/es como si emergiéramos de un sueño/cercados por colores despiertos y aromas aguzados/ Algo pasó entre el cielo y la tierra y quedan los charquitos/como gemidos de un espejo roto/y queda nuestro corazón/cacharrito dulcemente anonadado. 140

DESLIZAMIENTOS I Cuando el paso vacila/explicamos el piso irregular/la distracción/los años que se adentran/ Cuando la mano tiembla/rezongamos la tensión/hoy fue un día terrible/ los males nunca llegan solos/ Acaso sea así/pero también acaso/esa trepidación sea el grito de los siglos/ el peso del corazón/de los miles millones miles de millones de corazones/ urdiendo sordamente el corazón del mundo. II Algunas tardes uno no puede ascender desde sus zapatos/ni emerger de sus bolsillos/ ni tomar por las bridas sus palabras/ Es el momento de sentarse a tomar un café/golpear la puerta de algún viejo amigo/ mirar a las muchachas que pasan como hace varios lustros/se trata de no hacer preguntas de más/a uno/a otro/a nadie/Dios sabe ser el silencio más piadoso. III Hoy empezó mi muerte/mañana alguien repetirá/el cáncer/la frenada a destiempo/ la presión disparada al arco iris/ Ellos nunca sabrán/que en una tarde de julio/un hombre comprendió que ya no despertaría entre tus brazos/y siguió vivo. 141

ACTAS DEL NAUFRAGIO (2013) 142

I. Horizontes No, no hacia dónde vamos, ni de dónde venimos, ni cuándo será el día. No. Una sola pregunta de hierro llaga al hombre que discurre el agua: ¿Ella seguirá amándome? II. Nuevas marinas 1 El que no ha remontado los mares de la infancia y recorre pedestre y solitario las costas entrevistas en los años de bruma y bebe su alcohol en puertos macilentos donde un día creyó que ella estaría esperándolo no recuperará jamás su corazón. Acaso intuirá, sí que la sirena no era un sueño ni un señuelo, no era el amor la voz del verdadero amor, la sinuosa pasión de lo profundo. 143

2 Los pescadores y sus peces muertos, el mendigo embotado de silencio, mis manos tan frías, tan lejos. ¿Dónde cabrá tanta soledad? ni en el etéreo, ceñido puño de la noche, ni en el incesante, inconstante fluir del cielo. Una gaviota toma un pececillo del agua, pasa a mi lado como una caricia. Sólo el mar sabe perdonar sin preguntas ni lástima. 3 Los ahogados son los únicos que vuelven de las caricias de la muerte. Nos regresan crecidos, burilados quién sabe por qué mano, coloreados como un mantel en que se ha derramado el vino de la noche. Vienen de perseguirse por los bosques azules, del intento de hacerse de burbujas que siempre escaparán hacia su padre, el aire, de recorrer senderos que ceden sus atajos falaces. Pero regresan, siempre regresan, tal vez con algún alga dorada en los cabellos. Los abismos siempre son más pequeños que una casa; en el amanecer la playa se parece demasiado a una cuna. 144

4 Preferimos creer que los objetos pasan por nuestras manos, que las palabras salen de nuestra boca, que la luz llega a nuestros ojos. Preferimos soñar que las cosas nos sirven, que la voz nos traduce, que los astros señalan un camino. Sólo quien ha desbrozado los senderos del mar, y arrojó por la borda el astrolabio y desplegó las velas en la tempestad alguna tarde de ésas nos tomará las manos, nos contará su versión de la noche con una voz de siglos. III. Derroteros 1 Uno va naciéndose nada. Uno va soñándose algo. Uno va creyéndose alguien. Uno va engañándose todo. Uno va entendiéndose nadie. Uno va asumiéndose nada. 2 Aspiramos tercamente la mañana hasta soñar la luz en nuestro pecho. Habitamos la orfandad de la tarde con un zangoloteo ingenuo de marsopa. Nos intrincamos en el bosque de la noche que sólo nos deja vernos el aliento 145

hasta que al fin logramos alumbrarnos, deslumbrarnos: nuestra única arma nuestra única condena en plena tempestad es entornar los párpados y contornear la playa de la dicha. 3 Tanto habitar las orillas. Tanto mirar la espuma desde el barro. en la costa. Tanto surcar el agua monótona columbrando esos verdes sinuosos, insaciables. Tanto orillar uno se vuelve margen, rompiente que declina la saciedad del día la avidez de la noche… Quizás por eso en el atardecer cuando la luz colapsa irremediablemente plena, el yacaré, el jaguar cierran por un momento sus fauces para seguir el vuelo níveo de la garza. 146

4 Hace un rato firmé un pacto con la Muerte. no se habló de juicios de horas por contar, de términos. No le pedí postergaciones, explicaciones, no. Ella se fue desnudando calmosamente de sus fémures, sus carpos, sus órbitas vacías. reclamó mis sábanas umbrías, mis lunas sórdidas, mis abrazos baldíos. Después rió y yo quedé sonriéndole a la nada. 5 Cierta fragancia ingenua de marea en retiro, cierta hojita que se enredó en el aire desdeñosa de la gravidez, cierto nombre rescatado de las fauces del tiempo te dejarán desuncirte de los pájaros negros y desglosar las páginas del día y acompasar las cuerdas de los sueños que vienen. 147

6 La Muerte Irá aflojando los nudos, las lazadas. que creímos forjar Bajo fiebre o cautela. No menos feroz, acaso más certera, sin dudas más constante que la ilusión o el desencanto nos irá rebelando filamentos sutiles, lazos obstinados esos que a veces llamamos corazón o memoria. Y en esa equidistancia entre éxtasis y espanto quién sabe de qué nueva urdimbre, de qué cabos sedientos, ya vamos siendo hebra mientras se nos destejen los sueños y los días. 148


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