para el sol y la luna, para desenterrarnos de la muerte, hagamos una casa, Amor, con nuestros huesos. VI A un hombre. A UN HOMBRE QUE PASA A todos los hombres. Ese hombre se está yendo A Cambours. del iris para adentro, ese hombre se está yendo con la noche en las suelas, por todos los balcones hacia las rosas grises, ese hombre se está yendo desde todos sus poros, a esa caricia verde, inmensa de la tierra. Ese hombre, que es un hombre porque tiene sombrero, y una sangre por donde se está yendo y gotea y gotea, ese hombre que pasa, y no sé qué decirle -muy respetuosamente- se ha quitado la sombra y me muestra una estrella. 49
IMPREVISTO POEMA DE AMOR Y de aquí hasta la muerte nos quedan unas páginas, unas frases, quizás, una palabra y el corazón que aguante el parche de otro grito. De la muerte hasta aquí me quedan diez mil patas y el vino que me alienta con su pezón oscuro y el hermano, también, que nunca tuve y los que siempre de a llanto, de a diluvios. Y si muriera ahora, ahora mismo, sería en esta calma, mientras mis manos surcan tu cuerpo, hasta el alma. POEMA CASI INGENUO Y si de pronto soy una paloma; si pierdo la memoria del Jordán y del Duero, si soy una azucena de un alba sin reloj; quizás así, mi sangre se esfume con la lluvia, y mis ojos se vuelquen en la tierra, y me gaste las manos del odio hasta el amor. 50
I CANTO DE ALEGRÍA DE PIEDRA 51 Yo no soy de los santos que inmaculan la tierra con arado o con pico; yo no soy de los héroes que fueron a la guerra. Yo labro en la penumbra un pequeño infinito; yo arremeto la piedra y diente contra diente y uña contra piedra y tierra con mortaja y pese al dolor, piedra y piedra que te piedra y piedra, piedra, sangra. II DE PALOMA Hoy traigo el alma casi cementerio, pero palomas ciñen mis palabras; en palomar me visto de latidos; mis versos peregrinos sueñan alas. Paloma en cinta de temblor, Paloma, paloma con dos alas como espadas, herida, muerta, huesos, y aún paloma, sin tiempo y sin lugar, Paloma mía, allí donde te encuentre será el día.
III DE GATO Como un gato con botas o sin botas treparé hasta los astros que hay adentro, en gateras, a gatas, como gata les daré de mamar a los hambrientos, gateando, regateando, defenderé mi voz ¡ay!, como gato en celo, con gato engatusando voy a hacerte el amor así, a lo gato también, de sol a suelo. Gatando, engatando, gatiendo, engateciendo, gatunamente un gato pasó delante de mi pecho abierto. IV DE PAPEL Tengo hijos de papel por todo el mundo… CANCIÓN POPULAR HEBREA Tengo hijos de papel por todo el mundo; hacia los diez mil rumbos tengo hijos de papel, como esos muñequitos que hacemos con los diarios, unidos mano a mano, el último con tres. En barrilete, bajo la tinta enamorada, zozobrando en las fuentes tengo hijos de papel, y otros tantos que ardieron sin nombre entre las balas, tengo mil hijos muertos y el corazón sin piel. Persiguiendo palomas, 52
transpirando tristezas, ajándose en hospicios, calentando unos pies, tengo hijos de papel por todo el mundo, y otros muchos, millones, que no veré nacer. V DE NIÑO Niños, cientos de niños me roban las palabras, niños celestes, cóncavos, convexos, amarillos; niños que se mecen en mis pestañas, niños niños, niños hambrientos me muerden la garganta. Manos, encías, lágrimas, mechones me restañan la voz, me ensonrisan la vida; niños, miles de niños me enredan los cordones; niños, como torrentes, me dejan en la vida. Y uno chiquito, Amor, impertinente, que se viene en puntillas a nacer en tu vientre. VI DE JUGUETE Voy a hacer los juguetes de este día, para este día y para los que quieran jugar. Voy a hacerlos con vinos trasnochados y pasas de ilusiones 53
y barro de cristal. Voy a hacer los juguetes de este día con la paloma estéril y el niño que jugaba con esquirlas en Auschwitz, con las últimas briznas, corcovos de jugar. Y haré unos juguetes con corazón de uva y pecho de marfil donde los pobres digan “si esta fuera mi casa”, donde digan los ricos “yo viviría aquí”. Voy a hacer los juguetes de este día para olvidar las ruinas, para ponerle al pan colores y velitas; para estirar el sol y no irnos a dormir; como un Rey Mago de cada amanecer voy a hacer los juguetes para aprender la vida. INVOCACIÓN FINAL No será de este pecho transido por el viento, ni de estas manos grises que nazca la azucena. No será en esta noche; hay tantas otras noches con la luna más blanca y la sombra más negra. No será, no, repito, de estos versos cansados, de estos ojos hermanos del espanto, ni de estos huesos húmedos de baldío y de pena. No saldrá de estos labios -me digo- pero canto. 54
LA MALA PALABRA (1997) 55
Gracias Roberto. Gracias Leonardo. 56
En su momento y lugar el Che abandonó su botiquín de médico para empuñar el fusil. En esta Argentina de fin de siglo, podríamos desechar sin dudas, infinidad de cosas, pero no sabemos bien qué aferrar o a qué aferrarnos. Quizás ésta sea la mejor explicación sobre el nacimiento de LA MALA PALABRA, mi cuarto libro de poemas, que ni pretende, ni podría, creo, ser bello, esclarecedor ni perdurable, sino que surge áspero, visceral, dramático, y tal vez esperanzado, como las malas palabras. EL AUTOR 57
ARTE POÉTICA Desde la guardia de un hospital de La Matanza, a la madrugada El poema es un triste papel a la deriva. La poesía sólo sacia el hambre que no se siente, he visto tantos hombres ahítos de palabras, famélicos, desnudos. Ningún verso fue nunca el pan o la caricia, ni será azul la sombra después de esta metáfora, ni se pasa el dolor cambiándole de nombre. LA PAVADA La blanca rosa. La nívea nieve, la férrea voluntad inclaudicable. Los sagrados misterios y las altas misiones. Las sentidas palabras del señor presidente. Que sarta de huevadas para que no se encuentren mi voz, y el niño hambriento, y la luz de tu vientre. 58
ODA A LOS NEGROS A los compañeros de Ciudad Oculta. Negro, villero, vago, curda, lacra, rotoso, cabecita, negro y basta. Grasa, grasún, grosero, groncho, mersa (no hacen más que pedir). Negro de alma, negro de mierda, negrohermano. PAISAJE DE LUCÍA CRUZANDO EL PUENTE DEL RECONQUISTA No está el santo patrono, ni el santo padre, ni el padre. No está la blanca seda ni la estrella celeste. Va remando la tarde Lucía con su vientre. 59
ABECEDARIO A las madres de Ciudad Oculta, que están aprendiendo a leer para ayudar a sus hijos. Mano, la mano, mi mano, nuestras manos, calor, este calor, este calor de nuestras manos. LE-CHE se hace con LUCHA y CHILE y CHOLO. HIJO con hache de HOMBRE porque es hache de HERMANO, y para que los ricos no se rían, todos juntos marchamos (con eme de MAMÁ) el hambre y el mañana mordiéndonos las manos. ROMANCE DE FACUNDO A Facundo hachero, albañil, jubilado y siempre explotado y nunca resignado. Facundo no tiene huesos, tiene migajas de mundo, 60 Facundo no tiene huesos de tanto sufrir sin rumbo. No tiene huesos, astillas, astillas de un son profundo que va dejando en la tierra y astillas de rostro turbio sobre sus manos morenas de tanto golpear los muros. Su pecho es como una nube, no tiene huesos Facundo y caben tantos hermanos que no caben en el mundo; huesos Facundo no tiene, pero, a veces, yo lo escucho con sus huesos de madera arder con un sol oscuro. Facundo no tiene huesos, como el corazón, Facundo.
LOS APELLIDOS A las Madres de Plaza de Mayo José Herrero. Pedro Surco. Mario Paz. Marcelo Amigo. Atahualpa Canción. Nemesio Trigo. Hebe Estoica de Dolor. Violeta Poeta. Marta Maestra de Madera. Juana Rugido. Y si anda por ahí María Luz que venga un poco con los que aún no tenemos apellido. CANTO A LOS HOMBRES DE PIEDRA DEL ÁGUILA Vinieron desde algún rincón de nuestro pecho a gritarnos AHORA, ADELANTE, TODAVÍA. Vinieron desde el Sur con un muerto a la espalda con un muerto que pesa como la misma vida. Caminaron el sol. Caminaron el frío. Caminaron, caminaron, caminaron, CAMINAN. 61
UN NIÑO DIBUJA EL MUNDO Un niño dibuja el mundo; el mundo sigue cayendo, todo ajado de injusticia. Un niño dibuja el mundo, escondido en el recreo, de espalda a los poderosos que enturbian el universo. Con un carbón en la mano, con una rama en el suelo, un niño dibuja el mundo, lápiz de tierra en el cielo. HA MUERTO UN NIÑO Ha muerto un niño: ni una flor, ni una ideología, ni un viejo astro hemipléjico. Ha muerto un niño y no lo mató el filo de las noches, ni el fragor de los días, ni el tráfico insaciable. Murió de soledad, de espanto, entre nosotros. 62
DECIRES Mañana, dicen, mañana será otro día, tranquilos. No hay mal que dure cien años… Despacito y buena letra… Tanto va el cántaro al río… Y un niño llora de hambre, de tinieblas, de frío. POEMA CON FRÍO Él trae sus manos frías. Él trae sus pequeñitas manos frías. Él trae sus pequeñitas, urgentes manos frías./ Él trae sus pequeñitas, urgentes, inermes manos frías./ Él trae sus pequeñitas, urgentes, inermes, incendiarias manos frías./ Hasta mi corazón, que no tiene palabras./ CANCIÓN DE CUNA PARA EL PIBE DE LOS TRENES Bájese, señorona de sus tacos y lácrese la boca. Que haga mutis el cisne y la soprano espere. Que acalle el catedrático con el culo en su cátedra. 63
Y VOS, A Cuba. hijo de puta Al Mundo. que habitás en mi pecho, A los niños del mundo. hipócrita, mezquino, 64 cagón, enano, seguí reptándome, pero en silencio, porque se está durmiendo el pibe de los trenes. PASARES Pasé por el otoño incendiado en los robles. Pasé por el mar trémulo de cristales y frío. Pasé por los rascacielos, catedrales, aeropuertos y puertos. Y sigo viendo al niño descalzo entre las piedras. MAÑANA Si el horizonte enfila hacia la sombra. Si la flecha es más rápida que el pájaro. Si el niño cae descuartizado en hombre. Digo, quedará siempre un niño hurgando el horizonte hasta encontrar su pájaro.
HISTORIA DE UN PÁJARO A Lautaro 65 No lo ha visto el vigía amurallado, ni lo verán los ricos con su miopía obscena, ni el mismo ojo de Dios con que mira el Obispo. Apenitas lo atisban los bichitos del aire, sin piolín, lo remontan los niños, por las calles. EXPLICACIONES Este polvo sin pausa que aspiramos los pobres. Este barro sin fondo que pisamos los pobres. Este pan de dos días que mordemos los pobres. Este sol para siempre que soñamos los pobres, son los hijos sin número que parimos los pobres. ARTE POÉTICA La anuncia con su canto el tano pescadero. La da a luz el minero que es topo por sus hijos. La acuna entre sus brazos sin sueño el cartonero. Y la echan a volar, crecer los niños como bola de estrellas por las venas del mundo. La poesía, hijo mío no es esto que yo escribo.
CARTA A MI HIJO LAUTARO Hijo: Nunca lo olvides, la luz, la rubia luz que ensonrisa tus párpados, muerde a la madrugada en las mesas vacías. La lluvia, tenue lluvia, que hace brotar los pájaros, es fantasma de barro y de barro en la villa. Hijo, nunca lo olvides, los hombres, pobres hombres, que inventamos las horas y tenemos contados los huesos y los días, los hombres, tristes hombres, los que nos levantamos con las noches a cuestas y las manos vacías; los hombres, viejos hombres, un día fuimos niños, somos niños a veces, y soñamos ser niños para siempre algún día. Hijo, nunca lo olvides. Hijo, nunca lo olvides. 66
EL CORAZÓN Uno ignora sus huesos hasta el día que un golpe, un paso en falso, nos revela la arquitectura frágil que sustenta los sueños. Uno se desconoce el sabor de la sangre, hasta que en un momento se desgarra la piel, se desborda una arteria y uno va despidiéndose quién sabe hacia qué mar de ese pájaro húmedo, virginal, certero. El corazón, en cambio, nos llama a cada instante, nos convierte en timbales, nos acompaña el sueño, nos desnuda de amor, nos estruja el silencio, nos deja en una nube, en la ría, en cueros, nos abre las entrañas, nos tapa las orejas, nos borra la penumbra, nos dibuja de nuevo, y un día, sin aviso, se detiene, 67
y entonces comprendemos que no nos conocíamos. TEATRO COLÓN La madre amamanta sobre un pie en el subte. El maestro va agrietando a tizazos la muralla del hombre. El albañil le danza a la muerte en un andamio. Para bailar mi pueblo no precisa escenario CONJUGACIÓN En memoria de Armando Tejada Gómez. YO PUTO, todavía recuerdo cuando olvidé mi historia. VOS PUTO, cerrándole al amor todos tus orificios. ÉL PUTO, por creer que la basura se la lleva el basurero. NOSOTROS PUTOS, por entregar los sueños al reino de los sueños. VOSOTROS PUTOS, tapando con la bijouterie tanta inmundicia. ELLOS PUTOS, porque en las putas sólo ven las putas. Verbo de cuarta, inconfesable para ser recitado en el curtido, ingenuo oído de una puta. 68
LOS RICOS Yo sólo sé una cosa: los ricos se comen a los pobres. Claro, también están las noches con amigos, las caricias con mujeres y rosas, la íntima infinitud de las estrellas, pero por cada pibe que se acuesta con hambre, por un instante, unánime, trepida el universo. Pero ustedes, ustedes, que dividen la tierra y entuban la energía, y parcelan el aire, ustedes, los que dicen “la vida vale tanto” como si uno dijera “el cielo amaneció violeta y escarlata” ustedes, ignoran una cosa: que la poesía cuando sueña, vela; que la poesía cuando vela, sueña, y que todos los hombres somos poetas. 69
SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO A Adela, por tantos silencios sin explicación. Tus labios en mi oído que susurran que estoy. El llanto de mi niño me reclama que estoy. La guitarra en mis manos va diciendo que estoy. Un recuerdo olvidado me recuerda que estoy. ¿Dónde estaré, dónde estaré, Dios mío? ADIÓS Y era el río, esa noche, sin su luna de río. Y era el río -mi río- poblándose de indecibles pañuelos. Y era el río -otro río- robándome tu orilla, y era el río, el río, el río, el río, el río. 70
PENSARES Poema escrito una tarde de primavera en Ituzaingó. Pensar que he descubierto otra línea en tus manos mientras siguen lloviendo cenizas de Hiroshima. POEMA Para los muchachos de “Macondo al Sur”. Para Alba. Se desfonda la viola. Se entumecen los dedos. Se enroquece la voz. La partitura se aja. El corazón se raja. Se vacían las sillas. Y queda la canción. 71
DE PURA CHAPA Y OTROS VERSOS (2000) Francisco Alvarez, Buenos Ares, 2000 Colección Runa 72
LOS HIJOS Y mientras el esclavo y el mensú y el obrero engendraban sus hijos, el amo hacía cuentas y soñaba con las nuevas monedas de carne encadenada en su cofre de hierro. En cambio el esclavo y el siervo y el mensú y el obrero Reían, lloraban y danzaban porque sabían que engendraban hombres. HOMENAJE Iba abrazado a mi melancolía Y encontré sus manos Crispadas de preguntas y mañanas. Iba durmiendo y encontré sus ojos asi irreales de puro despiertos. Iba entrando en la noche y encontré una estrella, La estrella de mi sueño, la de nuestro Belén, la estrella de su boina, Comandante. 73
LA CANCIÓN DEL JUAN La chapa incendia, La chapa oxida, achata el horizonte. La chapa se encabrita, multiplica los truenos y escapa en celo tras del primer ventarrón. La chapa corta manos, hilos de barrilete, la chapa sólo entona compases de gotera y en el invierno suda toda su alma de hielo. Con esas cuatro chapas el Juan Levanta el cielo. PUÑO Y LETRA Al compañero que nos dibujó su firma y su sueño durante el ayuno docente en defensa de la educación popular. Moreno, 1997 Usted escribe lento, Compañero y dibuja unas letras cuadradas como puños esos puños que horadan el pecho de la tierra y levantan paredes como quien suelta pájaros. Usted escribe lento, 74
Compañero, avariciando el tiempo, transpirando el papel como la camiseta, aferrado a ese cincel indócil de la lapicera. Porque Usted, cuando firma Pone su nombre entero Y porque a Usted la tinta le sale de los huesos Y porque Usted es el que hace estos versos Compañero. JUGUETERÍA Quedaron las miradas de la niña. Quedaron la sonrisa, el sueño, el llanto de la niña. Quedaron los harapos, los piojos, las costras de la niña. Y ni el mismo Dios sabe donde quedaron El, y la vida y la niña. PLEGARIA DE LA TOMA (Oda a la niebla) A Raúl González Tuñón Socorrenos, oh Niebla, vieja amiga De potas, amantes y rajados, Hoy llegamos a vos con incontables hijos, 75
Tres bolsas, cuatro chapas, Todo el polvo y el barro Mordiendo los talones. Oh, Niebla Casa abierta de los desheredados Fuiste mi única sábana Cuando dormí en la plaza Y sábana otra vez en mi amor de baldío… Enturbiá el ojo hambriento a todos los reflectores y adormecé al patrón y embriagá al vigilante y aflojá los alambres, y humedecé la tierra para que nuestros postes la fecunden sin ruido. Oh, Niebla, amante Niebla, Recogete despacio Y cuando el día nazca Nuestro pequeño sueño También habrá nacido. Oh, Niebla, madre Niebla Madre De los pobres del mundo. ÚLTIMAS PALABRAS A la muerte de don Atahualpa y no era la vasija quebrada por el fuego. Y no era la semilla perpetrando la aurora desde el polvo. Y no era ese bollito de papel humillado ensuciando de pena la vereda. era tu corazón y el mío, y el nuestro y el de todos. 76
IATRÓPICA A Adela Lejana Tanto saben de mí los odontólogos, psicólogos, flebólogos, radiólogos de rayo inclaudicable proctólogos de dedos perspicaces y de mi corazón tanto ha clamado cada cardiólogo y su electrocardiograma… Y sin embargo ninguno ha sabido explicarme por qué recóndita arteria me inunda cada noche la poesía, ni en qué rincón del pecho se me animan tus manos aunque estés lejos. NOCTURNO A Adela dormida Algunas noches las manos se me pierden en un naufragio de papeles ávidos y la voz se me agrieta rebotando en las aulas, entonces sólo puedo rozar apenas tu cabello y apenas susurrarte que te quiero, y termino durmiéndome al lado de tu sueño mientras siguen amándose nuestras sombras despiertas. 77
INSOSPECHADO POEMA DE AMOR El que se compadece por los “magros salarios” seguro llega tranquilo a fin de mes. El que habla de “penosa enfermedad” seguro no está hablando de su madre. Quien proclama “reformas inminentes” seguro tiene el culo muy bien apoltronado. Quien sentencia “qué libro interesante” o no leyó, o le importó un carajo. Yo oí mares de tienta ahogando los naufragios, casi me dejan sordo los aullidos de los predicadores del silencio. Por eso, algunas noches, me alejo hasta de mí para poder tocarte. La poesía y los hijos se escriben con la sangre. HISTORIA DE UN ÁRBOL A mi hijo Federico El día que naciste planté un árbol. soñaba con tu infancia entre el follaje, con tus sueños, tu savia al rescoldo, al cobijo del sol y de la lluvia. Pero ahora que te despunta el alma entre los ojos y que cerrás los puños (y ya no es por reflejo) te sueño sobre el árbol, como una atalaya que apresura el mañana empuñando tu árbol 78
como garrote frente al opresor, brasa para el friolento, flecha hacia los cInco mil millones de puntos cardinales que poblamos la tierra. O sea, hijo mío, sueño que seas libre hasta para olvidarme. EL VERSO QUE NO FUE Una extraña madrugada de inspiración poética mi hijo Federico tiró de mis pantalones… Mi hijo –Pá –piá acaba de prorrumpir en medio de mi vuelo. Me termina de herir quizás de olvido, versos irrepetibles o lo que pudo ser, tal vez, mi gran poema. Mi hijo tironea de mis pantalones y mis penas y de paso me sacude las hilachas, las polillas de mis sueños, esta miopía que a veces no distingue entre cielo y abismo. 79
UNA NOCHE DE VERANO A mi hijo Lautaro Mi hijo está empeñado en contar las estrellas, con su índice intrépido intenta fatigar la eternidad azul. Yo, a su lado, voy sacando otras cuentas, intentando descifrar la cifra incomprensible de niños y de viejos que forman la intemperie, medir la caravana ausente de pupitres vacíos y de panes esquivos. Elevo una estadística de piojos y esperanzas, cuento y recuento cada uno de los huesos que aún me quedan enhiestos. La noche sigue alzándose, apoyo mi corazón contra su cabecita y seguimos contando, juntos. SEGUNDA CARTA A LAUTARO Hijo: La eternidad es demasiado para mis pobres huesos que tampoco me alcanzan para seguirte el sueño. Hijo: Tu padre, este maestro encorvado es un paria que arroja palabras contra el viento 80
no sé si porque adentro desgarran vísceras secretas o por abrir un saludo labrador hacia el mundo. Hijo: Tu padre, este poeta árido y húmedo sabrá sembrar su calavera, sus clavículas, sus húmeros y volver en la precisa noche en que precises igual que Dios tu lúcido esqueleto. Papá. 1998 Nos dejaron sin mundo El agua corre sumisa en caños relucientes, pero los grifos los manejan ellos. A nosotros nos dejan los arroyos podridos por sus fábricas, la inundación, y si tenemos suerte, Luna apretujada en un charquito. No han robado el mundo. Las simples cosas las han tornado irreconocibles y nos dejan un caos de oquedad inasible. Nos esconden el mundo detrás de la muralla, detrás de la pantalla 81
detrás de la metralla donde ellos se guarecen de nuestra hambre y su miedo. LA CASA Hay una casa inmensa, despoblada, Ee la otra vereda cinco parias se enroscan en la noche. Hay una casa blanca, inmaculada, que pontifica el aire donde se aman los pájaros. Hay una casa hermética, sonámbula, mientras afuera se amontonan los fémures de los que no llegaron. Y hay una casa ahíta de promesas, infecta de proclamas que un día asaltaremos, derribando las ventanas, los techos, las puertas, Las paredes, desde el primer cimiento hasta el último polvo, hasta encontrarnos. DOLOR Cada día duele más escribir; a veces la mordaza, el aliento del tirano en la nuca, 82
el pan de los hijos, nos hacen resbalar las palabras, nos mandan el corazón al desván de los sueños. Pero otras veces, ahora, por ejemplo, el lápiz se nos cae de los dedos y empieza a interrogar a las paredes con su tienta de sangre cómo despertarán los niños que duermen en las calles, dónde caerá la última bomba de la última guerra. O si ellos, los del Norte, los ricos. en el siglo que llega decidirán considerarnos hombres. Cada día cada hora duele más escribir. Y el poema no es siquiera un grito o una lágrima. LA POESÍA La poesía no se vende Porque la poesía no se vende. Guillermo Boido Y hay algo más, una pequeña cosa más: la poesía no te vende nada: ni el abrigo ni el pasaje 83
ni el sueño. Al contrario, te delata te desnuda te pone entre paréntesis, o sea que te vende. Y en una noche de ésas te deja en plena muerte con los ojos despiertos. EL POEMA Cómo iba yo a saber que esa muñeca desnuda, descarnada, sus ojitos hundidos podía decir tanto de mi propio esqueleto. Cómo entender que el otoño de las hojas crepitando bajo la piel de los enamorados es el mismo crujir de la osamenta de La casilla aguantándole al viento. La poesía no inventa, descubre; no descubre, camina; no camina, deambula por la piel de los huesos. 84
UTOPÍA Ella acunaba una rosa púrpura en sus manos. El, un puñal abierto. - Ya no quiero que mires esa rosa. Y hubo lluvia de pétalos inmolados. - -No importa, brilla en mis pupilas. El la cegó de un golpe. Ella alcanzó a musitar - Ya es tarde, late en mi corazón. Y el acero silencioso la traspasó. Ella ya nada dijo. La sangre púrpura florecía otra vez sobre la tierra. MISIÓN DEL POETA A Armando Tejada Gómez Los zapatos desollados están llenos de pobres. Al alba, el hospital; de noche, el cementerio están llenos de pobres. Las cárceles, las zanjas, están llenas de pobres. Las calles de la angustia, las páginas sangrientas están llenas de pobres. El champán de los ricos está helado de pobres. El sillón del Senado, claveteado de pobres. La voz del coronel, afilada de pobres. La cama del obispo, bien mullido de pobres. Pero llega un pobre poeta: un pobre Víctor Jara sin sus manos, un pobre Che con su casaca muerta, un pobre Cristo con sus clavos puestos… Entonces al sermón, 85
la risotada, el discurso, la arenga despoblados de pobres, se los come el gusano, el gusano sacrílego. Esta cosita inmensa que llamamos poesía. EL TIRANO Y EL POETA A Federico García Lorca y tantos otros caídos bajo las dictaduras. Y un día encarcelaron, Fusilaron al poeta. Y amarraron, desgarraron las manos del poeta. Y cegaron, hundieron los ojos del poeta. Y cosieron, quemaron los labios del poeta. Y flagelaron, sepultaron el cuerpo del poeta. Incendiaron los libros del poeta. Demolieron la casa del poeta. Exorcizaron cada uno de los versos del poeta. Y entonces, sólo entonces, el tirano comenzó a comprender: “Estoy perdido”. 86
TEORÍA Yo tengo una teoría: Dios no existe. Las madres y los niños son los que hacen el mundo. Los demás, casi todos, nos gastamos la vida debajo de las suelas. Yo tengo una intuición, casi una certeza: cada noche un pájaro inasible les devuelve las caricias a las manos pías, el candor a las yiras, el alba a los ojos de los prisioneros. Y es ese mismo pájaro que amanece en tus ojos. Yo tengo una esperanza, por eso soy poeta. ÚLTIMOS DÍAS CON MI PADRE (Junio – setiembre ´99) I ATARDECER Mi padre se está yendo lentamente. El pecho se le abisma como desentendiéndose del aire, cataclismos furtivos, le socavan los fémures, agujas insensibles, 87
cánulas grises van hurgando, van hurgando en su sangre laberintos de niebla. Mi padre va alejándose y extrañamente me tiembla, me crece, me incendia un esqueleto no sé si suyo o mío. Extrañamente, con estupor sagrado, con los ojos del niño rescatado de Auschwitz y las alas del pájaro huido de Hiroshima reconozco la vida y es hermosa. II NOCHE Perdón, papá, por ver sólo la camilla, la gasa, la sábana impertérrita, bandera de la muerte. Perdón por no encontrar en tu cuerpo hollado, deshilachado, más que harapos de una historia en despedida. Perdón por no saber leer en las grietas de tu agonía 88
más que heridas de una lucha perdida y no la rebelión de sangre esperanzada, la brazada final contra la sombra. Perdón por no saber quebrar la cáscara de la muerte, por cubrirte el rostro y no descubrir el espejo. III ALTA NOCHE Una noche espléndida sale a despedirte, papá, sencillamente se fueron fundiendo en un cristal azul tanto cielo nocturno enamorado, los cielos recortados del Neuquén, el cielo enardecido de las canchas, el cielo gris de aquel día, mi primer día de escuela, desde la puerta inmensa estirabas el último saludo hasta mi corazón anonadado. Es de noche, sabe hacernos creer que se despierta y se aleja y retorna, pero sencillamente vas entrando en la noche inmutable, como aquel día de escuela, 89
sólo que una espléndida noche azulpapá sale a recibirte y yo quedo en la puerta, la mano inútil y el pecho forastero. IV AMANECER Entre dos fechas que ya casi no importan me veo proyectado en una sombra. Mi sombra divide en dos la primavera, la de papel, banal, del cementerio y la otra, la sincera, la furtiva, la que asoma sus yemas entre losas y, agradecida, entibiará los huesos. Y quisiera decirles tantas cosas a Dios y a los recuerdos, pero no veo a nadie entre las piedras. Sólo los niños hablan y escuchan a los pájaros y saben dejar huellas en la tierra inocente. El más chiquito ha tomado una flor y le dice al oído “E mentira ái no tá el Belo”. MEDITACIÓN DEL DÍA Y un día no amaneceré, puedo sentir la brisa preñándose de rosas en el huerto y el zonda desdibujando el pueblo 90
con su sermón de polvo, y tantas otras cosas que ya no sentiré. Y un día ya no despertaré y sólo seré yo quien no despierte, mientras maremotos de brazos inauguran el día y los cuerpos en celo se trenzan para siempre. Y ningún cazador podrá dar cuenta de la cándida garza del olvido ni de las golondrinas de los sueños que anidarán mañana entre mis husos sin que yo lo sospeche. Sereno, bajo el árbol de la vida me enzumo con las moras de la muerte. PLEGARIA Esto que tal vez fue y con suerte será y sin duda no es la vida, la vida que pensaste y prometiste, dejá que la soñemos y hagamos entre todos, padre nuestro orfandad, Dios que aún no existís. 91
NO ES NADA (2005) 92
Melancolía en el cuerpo de la ausencia. Gestos recorren territorios de haber sido. Desilusiones y angustia en ser de tiempo. Vacío extremo de la nada que no se concilia con el devenir. Ello “Barrilete de cartón”. Presiente nubes y la emoción se transubstancia en nihilismo. Y el niño es el padre que lo mira, al observarse. Tristeza. Los huesos de existencia en absurdo. Agudas expresiones que asaetan con discreción y certeza. Un no silencio que se vuelve voz de poeta. Porosidad de espacio con refinada nobleza del ser entero. “NO ES NADA” tiene del siempre que nos vive y el asombro que fatiga y lacera por la contingencia. El lirismo se expande entre los pliegues de la accidencia, dando cita a la reflexión poética dentro del diapasón de los versos. Alas, esperanza, sueños; ideales consiembra que hostiga a la voz del nombrador con huellas. Y se nos queda, alucinando con su desalojo hacia la intemperie, sin regreso. Sólo las páginas que llegan, que vinculan y conmueven. Sólo el arte, para poder vivir de otra manera, con otredad de transparencia. Graciela Susana Puente “No sé si su poesía es “culta” o “popular”, pero me emociona, porque siento que Ud. está diciendo lo que yo quisiera decir” -Comentario de un espectador en un recital dado por el autor en 2003-. 93
Ella, que todo lo da desde el silencio. 94
EL OTRO Este que ves entrar con mi misma estatura y apoyarse por un instante en la mesa donde tantas veces te hizo reír. Este que busca, como siempre, sus papeles sin encontrarlos y hará a la vez tres o cuatro cosas mientras conversa con los ángeles. Este, que llamarás por mis nombres y mis apelativos, tal vez no sea yo. Seguramente no advertirás el silencio hilvanando las palabras, la nada agazapada detrás de los anteojos, el caminar sin huesos sin aire sin preguntas, la aliteración ronca, la piel que ya no sueña. 95
BARRILETE DE CARTÓN A pesar de la lluvia, del papel de color que me olvidé de comprar, del viento que no presta sus alas entre cuatro paredes, mi hijo está remontando su barrilete de cartón. Le puso unas figuras naranjas y celestes y él acompaña sus vaivenes como un cusquito fiel y resignado, entre sillas y libros apilados. Y yo quisiera decirle que no se puede, que cuando salga el sol, que algo puede romperse, pero él me sonríe, me cuenta con sus ojos que vuela, porque el piolín está anudado al cielo. Y yo pienso que apenas es un niño y él piensa que apenas soy un hombre. 96
LA TIERRA Y la tierra es así: uno quiere olvidarla, se estira, intenta la aventura del aire. Pero el aire se parece demasiado a los sueños y uno aterriza en cuatro patas, de rodillas, de pie, la columna estremecida. Al rato sacude la cabeza, se palpa los dolores y los años, busca un piso más firme para el próximo esguince. Los pájaros nos miran, nos sonríe su corazón azul que sólo caerá una vez. 97
LOS DÍAS Detrás de la esperanza, los miedos, el cansancio están los días, el fulgor inquietante de sus líneas en blanco, su implacable inocencia. Los hombres pergeñamos el olvido y es tan duro que inventamos sentido al sufrimiento, soñamos que los hijos se nos parecen, marchamos a la muerte, solemnes, rasurados. CITA Tengo una cita con la esperanza. Tal vez ella se perfume y se vista para mí, pero yo me extravío, me arrebujo en algún callejón perplejo de palabras. Y ella deambulará, Penélope desencantada por la calle feroz del desencuentro, hasta que sea de noche y tropecemos y pidamos perdón y no nos conozcamos. 98
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