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Hno. Gabriel Taborin: El desafío de un religioso laico en el siglo XIX

Published by Hermanos de la Sagrada Familia, 2020-07-03 16:34:09

Description: Los Hermanos de la Sagrada Familia de lengua española, deseando contar con material de valor para mejor conocer al Vble. Hno. Gabriel Taborin, su Fundador, realizaron la traducción de esta tesis escrita en francés por el Hno. Enzo Biemmi, de la Provincia Madonna di Loreto (Italia).

La tesis fue presentada en la Universidad de París el 22 de junio de 1995 ante un tribunal formado por profesores de la Sorbona y del “Institut Catholique” de París, para la obtención del doctorado en Historia de las religiones (Antropología) y Teología. Ambas instituciones académicas dieron a la tesis la máxima calificación, lo que ofrece a este estudio una garantía científica de primer orden.

Agradecemos y felicittamo al Hno. Enzo Biemmi por el trabajo realizado.
Este libro, impreso en enero de 2019, es la segunda edición de la traducción al español (la primera data de 1998).

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HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX dos un proyecto de creación de una especie de comunidad religiosa, en la cual Ga- briel pensaba desde hacía mucho tiempo. No se llegará a nada. La asociación no duró sino algunos meses y los dos se se- pararon. Si creemos a Jacqueline Viondury, fue el padre de Gabriel que despidió al adjunto, “no habiendo mucho acuerdo entre ambos 76”. 4.4 Una jornada de Gabriel Con la ayuda de los documentos citados, de la ordenanza de 1816, de la situa- ción de la Instrucción primaria en el departamento del Ain bajo la Restauración y los conocimientos sobre la instrucción primaria en los pueblos, se puede, sin equi- vocarse en lo esencial, reconstruir un día o una semana tipo de Gabriel, a la edad de 18-25 años, como maestro, cantor, sacristán y mayordomo de la parroquia de Be- lleydoux. Gabriel se levanta temprano, todavía es de noche. Desde la aldea de Gobet, baja la rápida pendiente que conduce al pueblo, atraviesa el arroyuelo que separa Gobet de Belleydoux y trepa hacia la iglesia. Tarda un cuarto de hora en verano, una me- dia hora en invierno. Abre la iglesia, enciende la lámpara del Santísimo 77. Toca las campanas para misa y prepara los ornamentos que debe ir a buscar a la casa parro- quial. Ayuda a misa, después de lo cual, ordenados los ornamentos, vuelve a Gobet. Hacia las ocho empieza la clase de la mañana con el rezo de las oraciones de la mañana, seguida de la lección del catecismo de la diócesis de Lyon. Los cánticos, que Gabriel ama particularmente, regulan las horas de clase. Después de la oración, sigue una hora de catecismo con preguntas y respuestas. El tiempo restante de la mañana está dedicado a la lectura, a la escritura y al cálculo, de acuerdo a los cono- cimientos de cada uno. La lectura en francés se hace en textos abreviados de histo- ria sagrada, sobre todo del catecismo de Fleury y del libro de oficio en latín. Como los niños no tienen libro, Gabriel hace leer por turno en el suyo, utilizando el méto- do individual. Castigos y golpes de vara mantienen la calma a los que esperan su turno, estampas y rosarios, hechos por él, sirven de recompensa a los más juiciosos. Los modelos de escritura que emplea Gabriel, enseñan cosas útiles a los niños: dog- (76) Recuerdos de Francisco Chaveyriat y Jacqueline Viondury. (77) Registre des Renseignements, Belleydoux, A.E.B., 1823. 127

HNO. ENZO BIEMMI mas y preceptos de religión, hermosos relatos de la Historia Sagrada 78. La clase de la mañana termina con la oración: “Bajo tu amparo nos refugiamos, Santa Madre de Dios”. A mediodía, los niños que viven cerca van a su casa para almorzar. Los otros abren su paquetito y comen lo que han traído. La docena de pensionistas de la casa Taborin, comen el almuerzo que Juana ha preparado para ellos. Juana también se ocupa de la venta de los productos de alfarería de Gabriel. A las 13 horas comienza la clase de la tarde con la oración: “Ven, Espiritu Santo”. Los ejercicios de la tarde son como los de la mañana: lectura, escritura y cálculo pa- ra los más adelantados. La pequeña ermita de Santa Ana, reconstruida por el Sr. Ta- borin, es objeto de un paseo. Al ir y al volver se reza el rosario. Llegados a la ermita se canta un cántico, aunque sin entrar 79. Antes de despedir a los niños Gabriel les hace una exhortación o breve instrucción sobre sus deberes 80. El sábado se consa- gra una hora a la explicación del evangelio del domingo. Los niños deben aprender y repetir de memoria. La clase termina con la oración de la tarde indicada en el ca- tecismo de la diócesis. El desarrollo ordinario de la clase es frecuentemente interrumpido. Cada vez que hay un sepelio, y sucede a menudo, Gabriel canta la misa de difuntos. Todos los alumnos participan de la ceremonia. Desde Todos los Santos al domingo de Ramos, es decir, una gran parte del año, Gabriel acompaña tres veces por semana a los ni- ños a la iglesia para el catecismo parroquial (que no hay que confundir con el de la clase). Un mes antes de la primera comunión, la preparación se intensifica. La clase terminada, Gabriel acompaña a los niños a sus casas, hasta lejos, para que no se di- sipen  81. Va luego a la iglesia, reza el Oficio de la Virgen en el altar de la Virgen del Ro- sario, en su capilla, ejercicio al que siempre es fiel 82. Apaga la lámpara del Santísi- mo, cierra la iglesia y pasa por la casa parroquial para saludar al párroco. y tomar con él algunas determinaciones sobre la preparación a la Primera comunión y la (78) Cf. Circulaire du Ministre de l'Instruction publique, relative aux projets de règlement pour les Écoles primaires, présentés aux Conseils académiques, 17 de agosto 1851, en GREARD, o.c., vol. II, p. 485. (79) Carta de Bernardo Alombert al Hno. Amadeo, Positio p. 901. (80) Circular del Hno. Amadeo, anunciando la muerte del Fundador, p. 5. Cf. Positio, p. 846. (81) Recuerdos de José Chapelu, cuaderno Tardy, ASFB. (82) Carta de Bernardo Alombert, Positio, p. 909. 128

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX celebración del domingo. En el pueblo se desplaza con un libro de piedad bajo el brazo y el sombrero de su padre “porque es más parecido al de los sacerdotes 83”. Vuelto a la casa de Gobet, se ocupa de sus pensionistas. Después de la cena, to- da la familia Taborin se junta para la oración de la noche ante una imagen de la Virgen y de Santa Ana. Luego todos a descansar. El domingo es el gran día. Gabriel ha limpiado la iglesia muy bien, el sábado. Toca las campanas para las diferentes misas, ordena a los niños en dos filas, los vi- gila durante el oficio, sirve a la misa, dirige a los acólitos y canta los días de fiesta y solemnidades. De tarde, cuando le toca, asegura la adoración del Santísimo hasta las vísperas. En vísperas canta con el párroco y dirige todos sus movimientos. El sacerdote avanza o retrocede, según sus órdenes. Durante el día en los tiempos libres, Gabriel se consagra a sus devociones per- sonales. Después de Châtillon de Michaille, reza cada día el Veni Sancte Spiritus, la Salve Regina y el Angelus. La lectura de la vida de los santos y otros libros de piedad que consiguió en las misiones y los retiros, es su ocupación preferida. 4.5 Del juego a la responsabilidad Hemos seguido a lo largo de este capítulo la evolución de Gabriel Taborin desde su infancia hasta la partida de su pueblo. Las fases de esta evolución, establecidas sobre la base de informaciones proporcionadas por sus compañeros de infancia, nos han mostrado cómo sus actitudes se han transformado progresivamente, desde el juego a la responsabilidad, pasando por un período de interioridad, coincidiendo con su formación escolar en Châtillon. En esta evolución, elementos propios de la infancia desaparecen, otros se puri- fican y robustecen. Hay, ante todo, una inclinación muy marcada por las “celebraciones”, es decir, por todo lo que se refiere a la actividad del sacerdote: misas, sermones, confesiones, catecismo. La evolución en este sentido es doble: del juego, llegan a ser actividades reflexionadas, se desclericalizan progresivamente. Podemos situar el momento de la ruptura, en el período de Châtillon, o sea cuando se aparta del proyecto de sus padres y de su párroco, proyecto por él mismo aceptado e interiorizado. Podemos poner a cuenta de esta ruptura, la presión social (83) Recuerdo de Jacqueline Viondury, cuaderno Tardy, p. 21. 129

HNO. ENZO BIEMMI del pueblo que descalifica su usurpación en el terreno del “poder del sacerdote”. Es- ta limitación no provoca el abandono de sus actividades, sino su transformación: las celebraciones dejan su lugar a la animación de las ceremonias de su parroquia y al placer con el que mantiene ordenada la iglesia; los sermones y confesiones se de- jan de lado, pero la actitud que las inspiraba se reemplaza por la actividad de cate- quista y de educador. Hay en esto una concentración progresiva, alrededor de una función que el pueblo conocía desde el Antiguo Régimen y que la Revolución, en cierto modo, ha- bía ahogado: el “clerc” de la parroquia. Gabriel desempeña progresivamente todas estas tareas, excepto la de secretario de la alcaldía. Es cantor, sacristán, mayordo- mo del templo, campanero, catequista y maestro. Esta última actividad tiene más importancia a medida que el pueblo adquiere, cada día, mayor conciencia de su uti- lidad y urgencia. Hay un desprendimiento progresivo del papel del sacerdote, y un robusteci- miento de la dimensión laical, es decir, de un rol activo del laico, que está al lado del párroco sin confundirse con él. Se puede hablar de una “desclericalización” de la conciencia de Gabriel, a condición de despojar a esta expresión de toda connota- ción negativa. Viene a ser en su conciencia y en sus actividades, el laico al servicio de la parroquia y del párroco: este papel él lo interpreta como una vocación. Hay allí todavía, y siempre, la elaboración cada vez más clara de un papel en función del encuadre parroquial y de una parroquia rural. Es un laico, que junto al párroco y en colaboración con el alcalde, se presenta como un tercer hombre nece- sario para la realización de un objetivo común: la reconstrucción de una comuni- dad rural sobre las bases de la cristiandad. V. EL HERMANO “ANTE LITTERAM” El análisis diacrónico realizado hasta aquí, nos permite echar una mirada sin- crónica para identificar las connotaciones de “Hermano”, como Gabriel lo concibió, y experimentó en su parroquia, el Hermano “ANTE LITTERAM” de Belleydoux. El análisis de su atracción por la vida religiosa, los factores culturales en el ori- gen de su elección, el sello original que todo esto le ha dado, muestran que el perío- do de Belleydoux fue para él un largo noviciado, durante el cual pudo concebir y experimentar su futura vocación de religioso laico. 130

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX 5.1 Atracción por la vida religiosa La permanencia en Châtillon de Michaille, marcó el vuelco decisivo en la evo- lución de Gabriel Taborin, hacia la vida religiosa de Hermano. El encuentro con la vida de los monjes, señala el principio de su interés explíci- to por este género de vida. Pero las raíces están en su infancia. a) Los recuerdos de sus compañeros insisten una y otra vez sobre la necesidad de la soledad y sobre sus inclinaciones por la oración. “El joven Gabriel estaba casi siempre en oración, ya sea en su cuarto o en algún lugar escondido. Los padres tenían una posada, pero Gabriel no era amigo de esta condición; pidió a sus padres que la abandonaran. Nunca se le vio entre las me- sas. Sus hermanos no hacían como él. Los amonestaba a menudo. Ellos se mofa- ban de él porque no hacía como los demás. Ordinariamente se retiraba a su habitación y no se dejaba ver en la posada, si no se le llamaba. Prefería estar solo. Cantaba cánticos mientras cuidaba las vacas 84”. El gusto por la soledad es muy anterior a Châtillon. Se le ve a menudo solo, en oración. No le gustan los trabajos del campo, prefiere el estudio y la oración. Tres recuerdos se hacen eco de un curioso episodio: el proyecto fracasado de es- tablecer un convento en el monte. “Como la idea de hacerse religioso le perseguía se había ido con tres jóvenes que compartían su idea, a pedir las luces del Espíritu Santo en una especie de cueva situada cerca de Belleydoux. Allí habían resuelto ayunar el tiempo que fuera ne- cesario. Gabriel no quería salir, esperando que un ángel viniera del cielo para traerles algo para comer. Dos de estos piadosos jóvenes asediados por el hambre, se decidieron a salir. Gabriel hizo todo lo que pudo para que el tercero se quedara. 'Vamos, querido Simón, le decía, ánimo, tengamos confianza, el Señor nos envia- rá un ángel que nos traerá de comer'. Pero... nada llegaba. Permanecieron así 24 (84) Recuerdos de María Josefa Humbert, cuaderno Tardy, ASFB. 131

HNO. ENZO BIEMMI horas, en oración. No se sabía dónde estaban. Los padres estaban muy preocupa- dos  85”. El Hno. Tardy no titubea en manifestar sus dudas respecto a este testimonio, que debe referirse sin dudas a un episodio real, pues hay otros que lo mencionan. Pero más que estos excesos de adolescente, lo que nos interesa es el testimonio de Bernardo Alombert, su pensionista en 1822-23. Recuerda que acompañaba a menudo a Gabriel, a hacer sus correrías; “en estas correrías, la conversación ver- saba ordinariamente sobre los religiosos y los monjes 86”. “Tenía un gran deseo de apartarse del mundo”, es la afirmación de sus compañe- ros y, “no pensaba sino hacerse religioso; esta idea le perseguía constantemente: la ganancia, el dinero, no eran su interés 87”. b) A esto se suma otro elemento interesante. Esta soledad se orienta hacia una forma de vida religiosa comunitaria. Aquí también el monje parece ser su mo- delo y punto de mira. El ensayo más audaz durante su permanencia en Belley- doux fue sin duda, el contrato hecho con Dunod, maestro que se asoció con él en 1820, contrato firmado ante notario. Se trata de un acuerdo de vida comuni- taria, en el que el reparto de bienes está previsto y regularizado. La vida en soledad en forma comunitaria, viene a ser en su espíritu, la forma de vida religiosa hacia la que se orienta. c) Un tercer factor interviene para precisar su proyecto: es la necesidad imperati- va de comunicar, testimoniar, transmitir y catequizar. Todos los testimonios van en esa dirección. Así como le gusta apartarse para leer, cantar, orar, así le gusta catequizar, predicar, exhortar y enseñar. Este componente activo parece ser prioritario, si no por su importancia, al menos por el tiempo que le ocupa. Hemos visto lo que pudiera ser una jornada de Ga- briel en los años 1820, jornada muy sobrecargada, en la que tiene un papel acti- vo de transmisión de la fe en la escuela, en la catequesis, en la iglesia. (85) Cuaderno Tardy, hoja suelta ASFB. (86) Carta de Bernardo Alombert al Hno. Amadeo, 13 de enero 1869, ASFB. Cf. Positio p. 901. (87) Recuerdos de Claudio Francisco Humbert y Francisco Chaveyriat. 132

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Estos tres elementos (inclinación a la vida en soledad, forma comunitaria de vi- da y actividad catequística), se integran y producen desde 1817 una forma de vida de carácter laical, con las características de vida religiosa de Hermano. Los habitantes de Belleydoux y de los pueblos vecinos no se equivocan al llamar a Gabriel y a su asociado, con el nombre de “Hermano 88” 5.2 Un producto cultural El análisis del contexto en el que Gabriel nació y fue educado, nos conduce a una conclusión que se impone: el “Hermano” tal como ha sido concebido e inter- pretado por él en Belleydoux, es esencialmente un producto cultural que Gabriel to- ma e integra en su personalidad, dándole un matiz personal original. Es bueno resumir, a esta altura de la investigación, los factores culturales que, en cierta ma- nera, originaron su elección, para ver luego, cómo Gabriel los elabora para obtener un resultado final personal. a) Un producto de la familia y del pueblo El “Hermano” de Belleydoux es un producto de la familia. Lo hemos visto: la fun- ción de “clerc” y de mayordomo de la iglesia, es una tradición de familia Taborin. Ga- briel la retoma espontáneamente y continúa la actividad de su abuelo y de su padre Claudio José. La influencia de su padre y de su madre en la propia formación, es in- contestable. Como toda vocación, la suya tiene un origen familiar bien marcado. Pero la familia Taborin abarca todo el horizonte del pueblo en el que vive y de- sarrolla un papel de primer plano. El alcalde, los consejeros municipales, el consejo de fábrica y los mayordomos de la iglesia, el párroco, los notables del pueblo, son la prolongación natural de la familia Taborin. Gabriel aprende a moverse a su gusto en este medio familiar, de dimensiones pueblerinas. El papel del “Hermano”, como él lo interpreta y elabora progresivamente, guar- da las connotaciones de un pueblo de campaña, sus características, su estilo. El Hermano que él sueña, es Hermano de una pequeña comunidad de pueblo, con sus problemas cotidianos y su ritmo de vida determinado por las fiestas y las estacio- nes”, es un “Hermano campesino”, que no conoce los problemas de la ciudad y la industrialización. (88) Carta de Bernardo Alombert, o.c. 133

HNO. ENZO BIEMMI b) Un producto de la cultura cristiana del Antiguo Régimen El papel del “clerc” fue creado en el antiguo Régimen. Se trata de un personaje que se ocupa en la parroquia de todo lo que se refiere a las manifestaciones religio- sas de la comunidad: los ritos, los bautismos, los sepelios, las pequeñas escuelas co- mo lugar de formación de los niños. Es cantor, sacristán, campanero, sepulturero y maestro de la parroquia. Esta última ocupación es la menos valorada, en una socie- dad en que la instrucción de los niños, no ha sido aún reconocida como importante. Es en una sociedad de cristianos que este papel pudo nacer y tener todo su valor so- cial. En efecto, para una tal sociedad, el centro simbólico es la iglesia y la vida con sus acontecimientos fundamentales, se mueve en torno a las fiestas semanales y los ritos religiosos (nacimientos, matrimonios, enfermedades, muertes). El terreno cultural en el que se sitúa Gabriel y a partir del cual elabora su pro- yecto, es pues, el horizonte de cristiandad del Antiguo Régimen. c) Un producto de la ruptura revolucionaria Hay una segunda fase inmediata, en apariencia opuesta a la primera: la Revo- lución Francesa. Constituye un factor de ruptura explícita con el universo cultural de cristiandad del Antiguo Régimen. ¿En qué sentido pues, puede ser considerada también como un factor cultural que da origen al “Hermano” de Belleydoux?. La Revolución ha influenciado directamente a Gabriel y a la elaboración de su proyecto, de dos maneras: una negativa y otra positiva. Negativamente, la Revolución ha provocado en la conciencia del pueblo una reacción de oposición activa y pasiva, porque amenaza a su misma identidad. La defensa de sus prácticas religiosas, de sus ritos, de sus edificios, ha sido el medio en que se libra esta batalla. En consecuencia, la Revolución con su persecución religiosa encarnizada hacia los sacerdotes, ha provocado como resultado imprevisto la movilización de los lai- cos que han tomado el relevo de sus pastores en lo concerniente a la expresión reli- giosa y ritual de la vida. La catequesis, la celebración de la palabra, el rosario y las otras devociones y prácticas populares, las granjas transformadas en capillas priva- das, colman satisfactoriamente las necesidades religiosas de la población. Laicos, entre ellos los antiguos “clercs” de la parroquia, se encargan de atender con convic- ción y coraje las necesidades espirituales de la gente. En consecuencia, el papel de aquel que con el sacerdote se ocupaba de este mundo religioso, ha salido reforzado, una vez terminada la tormenta. 134

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Es en este horizonte que hay que interpretar los juegos infantiles sacerdotales de Gabriel; lejos de ser expresión de un espíritu enfermo, constituyen la integración en el universo lúdico del niño, de la intervención de los laicos en las celebraciones, cuya familia y pueblo habían sido los protagonistas. Es en esta dirección que hay que profundizar la investigación, si no queremos pasar al margen de un efecto de la Revolución, que aunque, sin duda, no sea con- cienciada por Gabriel, guarda, sin embargo, toda su importancia. La Revolución no solamente ha provocado un efecto de reacción, sino que ha fortalecido las tradicio- nes y los papeles del Antiguo Régimen. Si ella ha perdido la batalla a corto plazo, la ganó a la larga. La restauración en Belleydoux no es el simple restablecimiento del “statu quo” del Antiguo Régimen, de su cultura y de sus manifestaciones culturales. El espíritu de igualdad y fraternidad del que la Revolución era portadora, se introdu- ce en la nueva organización de la vida, aun donde se rehacen las formas de vida del Antiguo Régimen. Si se quiere emplear una expresión evangélica, se diría que se po- nen en su lugar odres viejos, pero el vino es nuevo y no tardará en hacerlos reventar. El “clerc” tal como es interpretado por Gabriel en Belleydoux, no es reproduc- ción del “clerc” del Antiguo Régimen. Su carácter laical está más marcado, aunque implícito y controlado. Introduce en la sociedad religiosa del pueblo un elemento que es también una fuente potencial de contestación del sistema jerárquico y cleri- cal del Antiguo Régimen. El “Hermano” de Belleydoux es tanto un producto cultural del Antiguo Régi- men, como de la Revolución. d) Un producto de la Restauración religiosa y social El “Hermano” de Belleydoux es, al fin y sobre todo, un producto de la Restaura- ción religiosa y social del siglo XIX. El proyecto de reconquista religiosa puesto en marcha por la Iglesia en Francia, encuentra su instrumento principal en las misiones que se organizan en todo el te- rritorio nacional y en su prolongación natural y diaria que son las obras de perse- verancia. Junto a las cofradías y a la congregación para los adultos, el clero no tarda en ocuparse de los niños, de acuerdo al convencimiento antiguo y nunca contestado que hay que empezar con los niños, cuando se quiere sanear la sociedad. La escuela viene a ser pronto el tercer medio de reconquista, junto a las misiones y las cofra- días. De ahí la necesidad, al lado de los misioneros, que son la fuerza de choque, y 135

HNO. ENZO BIEMMI de los sacerdotes que se ocupan de los feligreses, de un hombre totalmente consa- grado a los niños y a la educación. Este hombre ya existe, es el Hermano de las Escuelas Cristianas de San Juan Bautista de la Salle. Pero este hombre trabaja en las ciudades y los pueblos más importantes y solamente es maestro. Hace falta un nuevo Hermano para las pe- queñas parroquias del campo, un “clerc” que considere su trabajo como una voca- ción. Este Hermano nace en Francia a partir de 1815 como se verá en la segunda parte. Desde el punto de vista social, este Hermano no puede sino encontrar una progresiva y creciente acogida. A medida que la escuela primaria se reconoce co- mo bien social, el “clerc” del Antiguo Régimen, reinterpretado por el “Hermano” de la Restauración, modifica sus connotaciones. Las tareas secundarias (sepultu- rero, campanero...) pierden importancia, mientras que la de cantor, sacristán, ca- tequista y maestro, se valorizan más. Son las tareas que conciernen a la forma- ción moral y cristiana de los niños. En esto, sociedad e iglesia, están en perfecta sintonía. La formación que hay que dar a los niños ha de ser religiosa y moral: formar en él al cristiano y ciudadano; uno no va sin el otro. Para este trabajo el “Hermano” es el hombre que se requiere. En Belleydoux Gabriel inventa, a su manera, este nuevo estilo de Hermano, en continuidad y ruptura con el Antiguo Régimen. Es a la vez producto y promotor de una conciencia de restauración en un pueblo. 5.3 El resultado original ¿Cuál es el resultado final de este producto social y eclesial, tal como aparece en Belleydoux en 1824? Es un laico que es considerado y se considera como colaborador del párroco; es un laico clericalizado, en la medida que sus ocupaciones o tareas se refieren al cul- to y a la educación cristiana de los niños. Su papel está determinado por las dos actividades: el culto y los niños en todo lo que les atañe, es decir, la instrucción, el catecismo y la primera comunión, su educación moral, su participación en el culto. Es el hombre de la comunidad cris- tiana de la Restauración. Respecto al “clerc” del Antiguo Régimen y las esperanzas de los que le rodean, Gabriel introduce una ruptura en dos direcciones: la laicidad y la dimensión reli- giosa. 136

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX El carácter de laicidad, fruto de la Revolución, se manifiesta en Gabriel por su actitud firme de ponerse decididamente a trabajar con y para el párroco. Él, rein- vindica para sí una personalidad y un papel que no se define exclusivamente par- tiendo del sacerdote. La dimensión religiosa de esta laicidad le viene directamente de los monjes y de la forma tradicional y más antigua de la vida religiosa: una vida de comunidad para los laicos centrada en la oración y la elección prioritaria de Dios. Estas dos caracterizaciones del “clerc”, hechas por Gabriel, no dejan de suscitar opiniones diversas. Un texto, escrito por él mismo en un borrador de su autobio- grafía, es particularmente revelador. “Trabajaba en su proyecto desde su primera juventud, con una increíble cons- tancia, venciendo con coraje y gran confianza en Dios, las dificultades de todo gé- nero que se oponían a la cristalización de su obra. De una parte un padre y una madre querida, como también su digno párroco, quieren mantenerle cerca de ellos en el hogar paterno y no consienten que se aleje, sino para abrazar el estado eclesiástico. Es su párroco que quiere hacerlo sacerdote y no religioso, y quiere ha- cerlo su “clerc”, su cantor, su maestro de escuela 89”. Vemos la disyuntiva en la cual padres y párroco quieren ponerlo; o bien salir del pueblo para ser sacerdote, o bien quedar en el pueblo como “clerc” del párroco en el sentido tradicional de la palabra. La laicidad y la forma religiosa con que la quiere vivir, es lo que desconcierta y se sale de los esquemas conocidos. O bien ser sacerdote, o laico clericalizado, para servicio de la comunidad. Gabriel opta por una solución original. Abandona el pueblo para vivir su voca- ción cristiana como laico, pero como vida religiosa tradicional y así da vida a la vo- cación de “Hermano”: un laico religioso en el corazón de la parroquia, al lado del sacerdote, pero con una personalidad que se diferencia de él netamente; postura muy difícil en una sociedad clerical y jerárquica. El Hermano de Belleydoux, es pues, un producto cultural que al mismo tiempo recibe el sello personal de Gabriel. Las razones sociales, eclesiales y personales, analizadas más arriba, explican su nacimiento y su particular connotación. (89) Historique, borrador 2 B, ASFB. 137

HNO. ENZO BIEMMI En relación con este contexto cultural que obra positivamente en Gabriel, la explicación psicológica dada por los correctores de la primera biografía de Gabriel, explicación de acuerdo a la cual, Gabriel habría renunciado a la vocación sacerdo- tal, después de oir una conversación entre sacerdotes sobre la grave responsabili- dad ministerial 90, pierde toda su importancia. En consecuencia, Gabriel decide dejar la vocación eclesiástica, pero no por miedo a las responsabilidades. Es cons- cientemente y en vista a un proyecto de vida ya suficientemente estudiado, que eli- ge, contra la opinión de personas a quienes ama. Su determinación tiene las características de una elección y no de un expediente. 5.4 El juego de polaridades Podemos ahora nombrar a modo de conclusión, una serie de elementos pre- sentes en el tipo de “Hermano”, encarnados en Gabriel, elementos que juegan una función polarizante, porque son a la vez opuestos y complementarios. Podemos identificar cuatro, alrededor de dos polaridades. a) Ante todo hay un polo contemplativo que se manifiesta en todo momento en su deseo de soledad, de silencio, de oración, y en sus sueños de fundación de conventos. Conocemos el origen: la forma de vida monacal que la Revolución suprimió y que no existe en este momento en Francia. La biblioteca de Châti- llon le permite ponerse en contacto con los monjes de los primeros siglos de la Iglesia. b) Por otra parte, con la misma fuerza se manifiesta una segunda dimensión, el polo activo. Se manifiesta en su disposición para la predicación, la catequesis, la enseñanza, la animación litúrgica. El origen cultural, hay que buscarlo tam- bién en el papel de “clerc” del Antiguo Régimen y en el proyecto de reconquista cristiana de Francia. Estas dos dimensiones constituyen la primera polaridad que Gabriel quiere in- tegrar, a veces de manera algo torpe, en su ideal de “Hermano”. (90) Cf. pp. 62-63, Nota 130. 138

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX c) Hay un polo clerical muy pronunciado. Se manifiesta en sus juegos de niño, en su gusto por todo lo que se refiere al culto, a la iglesia, en su manera de vestir, con el sombrero de su padre que se parece más al de los sacerdotes. El origen se puede encontrar ante todo en la influencia que ejercen sobre él los sacerdotes y sus padres, los que interioriza en su vida sin discusión, en la educación cleri- cal recibida durante tres años, en la presión de la opinión social y eclesiástica, que valoriza el papel del sacerdote, descalificando el de simple cristiano y el de religioso. 139

HNO. ENZO BIEMMI d) Frente a esta dimensión clerical se levanta el polo laical. Su origen nace de dos fuentes culturales, una religiosa y otra profana: la vida de los monjes, que al principio eran laicos, y la Revolución francesa, que paradojalmente, despertó la conciencia eclesial de los laicos. Esta dimensión se manifiesta primero en la decisión de interrumpir la carrera del sacerdocio, contra el parecer de sus su- periores y de sus padres, y segundo, en el tesón encarnizado con el que reivin- dica y construye un espacio original en el pueblo, junto al párroco, pero sin confundirse con él, ni reducir su actividad como si fuera una simple ayuda del sacerdote. Estas dos dimensiones engendran una segunda polaridad, que obra de manera más o menos integrada en él. El horizonte en que estas dos polaridades obran, es el de la parroquia en dos di- recciones muy precisas: la que tiene relación con el culto y la que se refiere a la educación de la juventud. “Era, empleando sus propias expresiones, «abrazar un género de vida que una a los ejercicios de la vida religiosa, la educación de la juventud, el cuidado y adorno de los altares y otras funciones secundarias del culto». Se sentía atraído hacia es- ta vocación por una fuerza irresistible 91”. 5.5 El noviciado de Belleydoux ¿Estas dos polaridades están bien integradas en este nuevo papel social que es el de “Hermano” de Belleydoux?. ¿Este Hermano puede sobrevivir y expresarse en el contenido eclesial y social del siglo XIX?. Hay que constatar, ante todo, que la integración, hecha por Gabriel mismo, adolece de una cierta fragilidad. Las polaridades son de tanto en tanto oposiciones, en lugar de ser soluciones armónicas entre el papel de laico religioso o del religioso laico. “Nostalgias” de la vida eclesiástica, van acompañadas de sueños de huida ha- cia formas de vida monástica contemplativa. ¿Su atracción por el culto podrá se- (91) Circular del Hno. Amadeo anunciando la muerte del Hno. Gabriel Taborin, o.c., p. 5 ASFB. Cf. Positio, p. 845-846. 140

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX guir teniendo todavía su relieve, a medida que las actividades de maestro absorban todas sus energías? Sea lo que fuere, en el mes de junio de 1824, cuando Gabriel abandona su pueblo en busca de una congregación religiosa, el “Hermano” está definido. Marta de Garets de Ars, que escribe en 1879 la vida del Hno. Jerónimo, “compa- ñero” del cura de Ars, dice a propósito de las actividades de Gabriel en Belleydoux. “Esperando la hora de seguir su vocación, empezó en su parroquia a desempeñar el sacrificado papel de sacristán y maestro. Puso en ello toda su alma fuerte y enérgica, su corazón ardiente y generoso, y este primer noviciado fue coronado de éxitos 92”. La expresión “primer noviciado” está utilizada muy a propósito. El período de Belleydoux ha sido un noviciado de siete años, desde 1817 a 1824, durante los cuales elabora, ajusta progresivamente y experimenta su idea de “Hermano”. Los maestros de novicios han sido numerosos: su padres, sus párrocos, los confesores de las mi- siones, las opiniones y convicciones de su medio parroquial. Gabriel escuchó a to- dos, para hacer lo que creía mejor. En 1824, el “Hermano” ya existe. Sólo falta darle un nombre y una estructura jurídica. ¿La encontrará o habrá que inventarla?. (92) MARTA DE GARETS D'ARS, Vie du frère Jérôme de la Congrégation de la Sainte Famille de Belley, sacristain de l'église d'Ars pendant la vie du Vénérable J.-M.-B. Vianney, Imprimerie Villefranche, Bourg 1879, p. 21. 141

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HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Segunda parte LA VOCACIÓN DEL HERMANO SE CONCRETA (1824-1842) E n 1824, en el corazón de la Restauración francesa, Gabriel deja su pueblo de Belleydoux, donde vivió sus primeros 24 años (1799-1824) y donde, a su ma- nera y progresivamente, ha sido un “Hermano” “ante litteram”. Parte en búsqueda de una forma de vida que conjugue sus aspiraciones religiosas (con raí- ces en la experiencia de los monjes), con su pasión por las funciones de maestro, catequista, cantor y sacristán, en una parroquia de campaña de Francia después de la Revolución. Las circunstancias y los intereses del clero le conducen progresivamente, a buscar formar y dar nacimiento, él mismo, a una congregación religiosa de Herma- nos. Las diócesis de Saint Claude y de Belley son el terreno de sus primeros ensayos; su vida de “Hermano” toma aquí, poco a poco, su forma particular. Esto se hace en dos tiempos: los Hermanos de San José primero (capítulo 1º) y los Hermanos de la Sagrada Familia después (2º capítulo). En 1841 el “Hermano”, según Gabriel, es des- de entonces una realidad y la aprobación por el Papa Gregorio XVI, una señal y, en cierto modo, el reconocimiento oficial. En la elaboración de su concepto de “Hermano” (3er capítulo), Gabriel es, a la vez, tributario de muchas influencias y actor de una obra original y personal. La búsqueda de elementos que contribuyeron a dar cuerpo a la fisonomía de “Hermano” concebida por Gabriel, es el motivo de estudio de esta segunda parte, que se desarrolla entre los años de 1824-1842. Como una filigrana, a lo largo de toda la investigación aparece un problema: tanto la sociedad como la Iglesia necesitan de los Hermanos, pero tanto una como la otra temen su afirmación y su desarrollo. Es que estos religiosos laicos, con su sola presencia, a la vez cumplen una obra de servicio y son una contestación res- 143

HNO. ENZO BIEMMI pecto a la mentalidad del siglo XIX, al modificar el equilibrio existente entre una concepción de sociedad y de Iglesia, clerical y piramidal. El “Hermano” aparece así paradojalmente tanto un medio que la sociedad se da para su permanencia como un factor de transformación y de innovación. 144

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Capítulo I LOS HERMANOS DE SAN JOSÉ (1824-1829) D esde 1824 a 1829 Gabriel trata de dar nacimiento a una comunidad de Her- manos que reproduzcan y multipliquen la experiencia que él había vivido en su parroquia de Belleydoux. Primero en la diócesis de Saint Claude (1824-1826) y luego en la de Belley (1826-1829), creó en varias oportunidades una co- munidad de “Hermanos de San José”, consagrados a la enseñanza primaria y al ser- vicio de la iglesia parroquial. Estos intentos de formación de una comunidad religiosa fracasaron todos, de tal modo que a fines de 1829 el Hno. Gabriel será to- davía el único Hermano de San José. Este período de la vida de Gabriel conoce continuos desplazamientos, y los acontecimientos se suceden a un ritmo rápido. Las fuentes de que disponemos son avaras para ciertos episodios y muy abundantes para otros. Visto lo complejo del período, es conveniente presentar un resumen de los principales acontecimientos: En la diócesis de Saint Claude (1824-1826) • 20 de junio 1824: salida de Belleydoux • junio - setiembre 1824: Gabriel ayudante de cámara de Mons. de Chamon. • octubre 1824: toma de hábito de los primeros seis Hermanos de San José en la parroquia de Bouchoux. • noviembre 1824 - marzo 1825: los Hermanos de San José en Saint Claude • 4 de abril 1825 - 19 de junio 1826: Gabriel en Jeurre. Apertura del noviciado y se- gunda toma de hábito. • 19 de junio 1826-15 de octubre 1826: los Hermanos de San José en Courtefontai- ne. Tercera toma de hábito Período de transición • octubre 1826 -febrero 1827: fusión y estadía en casa de los Hermanos de la Cruz de Jesús del P. Bochard en Menestruel y Châtillon les Dombes. 145

HNO. ENZO BIEMMI En la diócesis de Belley (1826-1829) • 25 de febrero 1827: primer encuentro de Gabriel con Mons. Devie en Genay (cer- ca de Lyon) • 27 de febrero 1827 - fin de agosto 1827: Gabriel en la parroquia de Brenod • fin de agosto 1827 - fin de octubre 1827: Gabriel en la parroquia de Champdor. Apertura del noviciado y cuarta toma de hábito • 1 noviembre 1827 - fin de octubre 1829: dos Hermanos de San José en Hauteville como maestros de los jóvenes y “clercs” de la parroquia. Apertura de un pensio- nado y noviciado. Sexta toma de hábito. I. ENTUSIASMO PASAJERO DE SAINT CLAUDE La primera tentativa para realizar el sueño alimentado en Belleydoux lo situa- mos en la diócesis de Saint Claude. Gabriel permanece allí 28 meses: desde fines de junio 1824, al 15 de octubre de 1826. Es en Saint Claude, bajo la jurisdicción de Mons. de Chamon, que nace la pe- queña comunidad de los “Hermanos Educadores y “Clercs” de la Orden de San Jo- sé  1”. La documentación de los archivos relativos a este período no es rica, sobre todo en lo que se refiere a la permanencia de Gabriel en la misma villa de Saint Claude  2. El autor de la Positio ha dicho lo esencial sobre el tema  3. Nos limitamos aquí a resu- (1) Cf. el encabezamiento de la autorización dada por el canónigo Desrumeaux a Gabriel, ecó- nomo del establecimiento, para ir a Belleydoux y a Nantua, 24/11/1824, ASFB, legajo Ro- land/Robert/ Desrumeaux. (2) Las cuatro principales fuentes sobre la estadía de Gabriel en Saint Claude, son en orden cro- nológico: Historique du frère Gabriel Taborin(notas autobiográficas), sin fecha [¿1864?]. AS- FB; ; Notes de Jean-Marie Humbert, mariste, ancien curé de Belleydoux, au frère Amédée, sin fecha [1865-1866], legajo “Au frère Amédée sur le Fondateur\", ASFB; Carta de Francisco Pon- cet al Hno. Amadeo, sin fecha [1866], legajo “ASFB; FRÈRE FRÉDÉRIC, Vie du Révérend Frè- re Gabriel Taborin, manuscrito A, B y C, \"Au frère Amédée sur le Fondateur\" ASFB. Se trata de fuentes bastante alejadas en el tiempo con relación a los acontecimientos. Sólo tenemos dos documentos de 1824, una autorización del superior de la comunidad al canónigo Des- rumeaux y el convenio entre el notario José Colomb y el secretario del Obispo José Celestino Girod, por el arrendamiento de una casa de la calle Poyat, en Saint Claude. (3) Positio, doc. III, pp. 59-69. Cf. también ZIND, Les nouvelles congrégations..., o.c., pp. 302-306. 146

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX mir las líneas principales, dando información más detallada cuando se cuente con nuevos documentos 4. 1.1 La salida del pueblo de Belleydoux Gabriel deja la parroquia de Belleydoux a fines del mes de junio de 1824. Su amigo Francisco Poncet, que lo acompaña, no había olvidado la fecha 42 años más tarde: era el 20 de junio. Se dirigía a Lyon para entrar con los Hermanos de las Es- cuelas Cristianas. En efecto después de titubear entre los Hermanos de la Salle y los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios que Pablo de Magallon y Javier Tissot, llamado Hno. Hilarión, establecían en Lyon en los primeros días del 1824  5, había escogido los primeros. Pero no quería partir sin haber comunicado primero su decisión a sus amigos de Saint Claude, sobre todo a su confidente el Padre Girod  6, secretario del Obispo y a la Hna. Desirée  7, que le albergaba durante sus estadías en Saint Claude  8 y que era Superiora del Hospital de esta ciudad, dirigido por las Hermanas de la Caridad. El Padre Juan Girod estaba buscando un ayudante de cámara para Monseñor y escogió a Gabriel, que no se atrevió a rehusar. El objetivo del secretario no era qui- zás proporcionar sólo un buen ayudante al Obispo. Conocía bien a Gabriel desde la misión de 1820, estaba al corriente de sus actividades en Belleydoux y su inclina- ción por la vida religiosa. ¿Soñaba conservarlo en Saint Claude para dar una insti- tución de Hermanos a la diócesis? Sea lo que fuere, Gabriel solo cumplió la función de ayudante de cámara du- rante tres meses. Confió al obispo su inquietud por la vida religiosa y le suplicó le autorizase entrar en un convento ya existente o fundar uno nuevo. (4) Se trata de manuscritos sobre la historia de Courtefontaine conservados en los archivos ge- nerales de Roma (AGMAR) y en los Archivos Provinciales Marianistas de Francia. Estos manuscritos tienen datos interesantes sobre el período de Jeurre y Courtefontaine. (5) Cf. ZIND, Les nouvelles congrégations..., o.c., p. 302. (6) José Celestino Girod, nacido en La Mouille en 1795. Es vicario general de la Catedral de Saint Claude en 1820 y secretario del Obispo en 1823. Fue vicario gral. de la diócesis de 1831- 1858. Muere el 04/07/1863. Cf. Registre répertoire Berthet, A.E . de Lons le Saunier. (7) María Ana Marechal, (hermana Desirée), nacida en Condal, de Pedro Marechal y de María Daget; el 14/05/1786, entró en religión el 25/01/1808, profesó en 1820, es enviada el mismo año a Saint Claude al hospital fundado en 1809. Permanecerá en él 40 años. Muere en la casa madre de Besançon el 09/11/1874. Cf. Nécrologe des Soeurs de la Charité, 1874. (8) FRÈRE FRÉDÉRIC o.c., p. 60. 147

HNO. ENZO BIEMMI Mons. Antonio Santiago de Chamon había sido nombrado para la sede de Saint Claude  9 el 13/01/1823, y entró en la ciudad episcopal el 30 de agosto  10. Dotado de una fuerte personalidad, era ordenado y tenaz, pero a menudo impulsivo y torpe. Muy personal, compartía sin embargo, la dirección de la diócesis con algunos cola- boradores: Juan José de Ferroul Montgaillard, primer vicario general durante todo su episcopado; José Genevay, superior del seminario mayor; el secretario José Celes- tino Girod, que es la eminencia gris, sobre todo cuando envejece su maestro. Empleó sus mejores energías en dos asuntos: la reconstrucción de los semina- rios y la retractación de todos los sacerdotes juramentados. Exige a todos ellos (una cuarentena en el Jura antes de su reintegro  11) una retractación por escrito y los si- gue hasta su capitulación. A fines de 1823 anuncia la retractación de todos, salvo uno. Se trata de Martiné, párroco de Jeurre  12, que excomulgado será enterrado ci- vilmente al morir en 1825. (9) La creación de la diócesis de Saint Claude se debe a la secularización de la Abadía de Saint Claude que fue transformada en diócesis, el 22/01/1742. Fue gobernada desde 1744 a 1785 por José de Fargues, primer obispo y desde 1785 a la Revolución por J. B. de Chabot que rehu- só el juramento constitucional y dejó la villa episcopal en febrero de 1791. Después del pa- réntesis del obispo constitucional Francisco Javier Moise, la diócesis fue suprimida y anexada a la de Besançon por el Concordato de 1801. Restablecida en 1817, la diócesis fue erigida el 06/10/1822 como consecuencia del “Concordato fallido” entre Pío VII y Luis XVIII. Sobre la diócesis de Saint Claude, ver: BENITO D. P., Histoire de l'abbaye et de la terre de Saint Claude, 2 vol., Montreuille sur Mer, 1890; CHAMOUTON, Histoire de la persécution dans le département du Jura, 1789-1800, Lons le Saunier, 1893; REY, Mauricio (bajo la di- rección de), Les diocèses de Besançon et de Saint Claude, Histoire des diocèses de France n° 6, Beauchesne, París 1977. (10) Antonio Santiago Chamon, (o De Chamon) nació en un hogar modesto en Bulgnéville (Vos- gos) el 25/07/1767, estudió en el seminario menor de Toul y allí enseñó después. No jura- mentado, emigra a Polonia, donde es nombrado preceptor y capellán del comandante de artillería en Viena. Se ignora el origen del “de” de su apellido, quizá sea por haber sido ad- mitido a un Capítulo de nobles polacos. Promovido hacia 1817 a vicario general de Carca- sonne, es nombrado coadjutor del obispo. Nombrado para la sede de Saint Claude el 13/01/1823, es consagrado en París el 13 de julio. Duro de carácter, apenas tolera una opi- nión contraria. Va al detalle y llega hasta el final en sus decisiones. Su salud preocupa des- de 1823. A pesar de ella gobierna su diócesis con tenacidad hasta su muerte 28/05/1851. Tenía 84 años. “Sea como fuere, el primer obispo ha hecho mucho; halla un territorio, deja un principio de comunidad. Su obra liquida las secuelas visibles de la Revolución y recons- tituye un cierto tejido cristiano”. (REY, O.C, P. 245). (11) BENOIT D. P., Histoire de l'abbaye et de la terre de Saint Claude, vol. 2 Montreuille Sur Mer, 1890, p. 910. (12) Este sacerdote tendrá una relación directa con Gabriel a su llegada a Jeurre en abril de 1825. 148

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX La segunda urgencia del Obispo fue la de “perpetuar el sacerdocio”. Abre desde su toma de posesión de la diócesis en 1824 el seminario de Orgelet y moviliza al cle- ro en ese sentido. El resultado es espectacular: los sacerdotes ordenados en la dióce- sis totalizan 483 en 28 años, con una media de 18 por año. Es más difícil, visto la pobreza de las fuentes, reconstruir la actitud de Mons. de Chamon hacia las congregaciones religiosas  13. Venera a los jesuitas, pero su actitud con respecto a otras instituciones es menos clara. Fuerte es su interés, desde su llegada, por la escuela primaria y por lo mismo su deseo de contar con congregaciones dedicadas a la enseñanza, sobre todo para los niños. Decide aprovechar los nuevos derechos que reconoce la ordenanza del 08/04/1824 y publica en su diócesis un reglamento para los maestros de escuelas primarias. Este reglamento expresa bien su concepto de escuela primaria. La escuela pri- maria era para él “uno de los medios más eficaces y al mismo tiempo más fáciles para conservar la Fe y la Piedad en los pueblos  14”. Al enviar el reglamento a los señores curas, adjunta una circular en la que dice: “Piense, Sr. Párroco, que se trata, nada menos, que de preparar el Reino de Dios en el corazón de los feligreses más jóvenes, de combatir el vicio con la feliz costum- bre de la piedad cristiana y formar una nueva generación que nos indemnice de la perversidad y de la irreligión de los educados durante 30 años de cisma, de per- secución y de inmoralidad. No os contentéis con ir a visitar, de tanto en tanto, la o las Escuelas de la parroquia, sino inspeccionadlas, al menos una vez por sema- na y en días indeterminados, por este medio mantendréis en su deber a los maes- tros y a los alumnos  15”. Pero el obispo conoce bien la situación de los maestros y, como la mayoría de sus colegas de Francia en la Restauración, se empeña en tener una congregación de Hermanos en su diócesis. (13) REY, o.c., pp. 233-235. (14) DE CHAMON, Antonio Santiago. Règlement pour les instituteurs primaires du diocèse de Saint Claude, en exécution de l'Ordonnance royale de 08/04/1824, Enard, Saint Claude 1824 (A. P.de Choux). (15) Lettre circulaire de Monseigneur l’Évêque de Saint Claude, à Messieurs les curés de son dio- cèse, concernant le Règlement des Écoles primaires, 05/06/1824, 2 pp. 149

HNO. ENZO BIEMMI Una carta escrita al vicario general Rivière nos da una idea de su determina- ción en este asunto. Desea tener Hermanos para el curso de 1825 y le urge para que insista ante los Hermanos de la Sociedad de María: “Pongo en vuestras manos, mi querido Sr. Rivière, y confío este importante asun- to a su celo y a su interés por el bien de la diócesis de Saint Claude. Deseo ardien- temente un centro de este género, pues o educamos cristianamente a la genera- ción masculina de hoy, o todo está perdido  16”. No debe de extrañarnos, pues, si el obispo de Saint Claude, presta atención a su ayudante de cámara cuando éste le confía su proyecto de vida religiosa consagrada a la educación de la juventud. En él verá una posibilidad, desde setiembre de 1824, de poner en marcha su proyecto  17. El Hno. Gabriel Taborin, en un borrador autobiográfico de años más tarde, des- cribe la reacción de Mons. de Chamon: “Le manifesté entonces mi inclinación por la vida religiosa y el deseo que tenía, de encontrar alguno que pudiera indicarme una asociación, tal como la describí más arriba. Entonces el venerado prelado me dijo en tono inspirado: “Usted mis- mo formará esta obra, Dios le llama a eso y empezará aquí (era el año 1824)”. ¡Cuál no fue entonces mi extrañeza!. Me disculpé como incapaz, sin experiencia, diciendo que me era imposible empeñarme en parecida obra;  que no me sentía con capacidad para formar a otros para la vida religiosa, que tanto amaba, pero de la que desconocía las obligaciones para cumplirlas y hacerlas cumplir a los de- más. “Empiece la obra, la apruebo, es inspiración de Dios y él le dará todo lo que Ud. cree que le falta”, me respondió este digno y venerado Prelado, cuyo recuerdo me será siempre grato  18”. (16) Mons. Antonio Santiago de Chamon al Sr. Rivière, 06/10/1825, cuaderno “Archivos nº.II. Primera serie”, Archives Provinciales des Marianistes de France. (17) “Mons. aprovechó el deseo del Hno. Gabriel para servirse de él y formar una comunidad re- ligiosa, siendo su deseo poder disponer de Hnos.” (Notas de Juan María Humbert, marista, antiguo párroco de Belleydoux, al Hno. Amadeo, sin fecha [1865-1866], legajo\"Au frère Amé- dée sur le Fondateur\", ASFB. (18) Historique, borrador nº 3, ASFB. A pesar del “estilo literario” del documento (se trata de una autobiografía escrita 40 años después de los acontecimientos, dirigida a los Hnos. del Insti- tuto para hacerles amar la congregación; es pues necesariamente una relectura de la histo- 150

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Mons. de Chamon estaba lejos de confiar la empresa de dar Hermanos a su dió- cesis a este joven laico, pero tenía para esto al hombre que le hacía falta. Era el ca- nónigo de la catedral Desrumeaux. Este conocía la reciente fundación del obispo de Amiens, los Hermanos de San José del Somme. Tenía un modelo en que inspirarse, tanto más que esta institución respondía perfectamente a los deseos de Gabriel Taborin. 1.2 Los Hermanos de San José del Somme La institución de estos Hermanos educadores  19 y sacristanes se debe a la ini- ciativa del obispo de Amiens, Mons. de Gallien de Chabons. Sabía el proyecto de su predecesor, Mons. de Bombelles que había obtenido del consejo general la cantidad de 12.000 francos, para la fundación de una “escuela de maestros”, es decir un se- minario de “clercs-laicos-maestros”. El 24/10/1823 Mons. de Chabons enviaba al gobierno los estatutos de la Congre- gación, llamada Hermanos de San José, y el rey firmaba la autorización el 3 de di- ciembre de 1823. En las semanas siguientes, es decir, en los primeros meses de 1824 el gobierno enviaba a obispos y rectores estos estatutos para que sirvieran de mo- delo a otras fundaciones  20. El obispo de Saint Claude los había recibido y el canóni- go Desrumeaux se disponía a fundar una congregación análoga, aprovechando las disposiciones de Gabriel Taborin. ria con la finalidad de exhortación), no podemos dudar de la veracidad del testimonio. La actitud de Chamon hacia Gabriel, al principio parece favorable, en la medida en que este laico puede serle útil para su proyecto. (19) Sobre los Hnos. de San José del Somma, ver: ZIND, Les nouvelles congrégations..., o.c., pp. 287-294; ZIND Pierre, “Hnos. de San José de Amiens”, en Dizionario degli Instituti di Perfe- zione, Ediciones Paulinas, vol. 4, col. 708 -711. Los Hnos. de San José de Amiens, o del Somma, tomaron el nombre de Hnos. de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, cuando abandonaron Francia para ir a Bélgica, después de la Revolución de julio de 1830. Se considera como fundador a Juan Francisco Alejandro Lar- deur Delattaignant, que la dirigió desde el principio de su fundación. La abadía de Saint Fuscien fue durante todo el siglo XIX su punto de referencia. La congre- gación desapareció al principio del siglo XX, durante la persecución combista. (20) Carta de Pedro Zind al Hno. Sergio Dupont, 06/07/1984, ASFB. En la misma carta Zind afirma que los mismos estatutos fueron propuestos e imitados en 1829 por el P. Querbes, fundador de los Clercs de S. Viator. 151

HNO. ENZO BIEMMI El primer noviciado de los Hermanos del Somme se abrió en Langueau a algu- nos kilómetros de Amiens. El 02/02/1824, día de la Purificación de Ntra. Señora, tu- vo lugar el acto de consagración de los primeros novicios, “en número considera- ble”, en presencia del obispo y de todos sus vicarios generales. En la homilía el obispo explica a la numerosa asistencia el origen de esta iniciativa: “...mi corazón fue desgarrado al pensar que los niños del campo, los niños pobres, de mis pobres, eran como ovejas descarriadas, sin pastor, que no tenían guías, ni maestros que les mostraran el camino de la salvación; me acordé entonces de las palabras del profeta Jeremías: Parvuli petierunt panem et non erat qui frangeret eis. Los niños pidieron pan, el pan de la instrucción y no hubo quien se lo repar- tiera”. Había constatado en las parroquias que las niñas, tenían en las Hermanas de la Sagrada Familia, piadosas maestras, “pero mis otros hijos, los niños, estaban abando- nados. Desde entonces tomé el propósito de ayudarlos y pedí al Señor me iluminara para encontrar los medios para hacerlo; me inspiró el designio de formar una congregación de varones que tuvieran, junto con lo que debe saber un maestro de escuela y un “clerc” lai- co, un conocimiento profundo de la doctrina cristiana, para poder enseñarla a los niños”. Concluyó su homilía recordando a los novicios su protector, San José: iban a dar a la infancia del campo los cuidados que este gran santo prodigó al Salvador. “¡Qué hermosa, qué sublime vuestra vocación! terminaba el prelado en su homi- lía. Vais a compartir las funciones más importantes del sacerdocio, sin tener, es cierto, el carácter sacerdotal, sin correr su riesgo y sin cargar su temible peso...  21”. Los estatutos de los Hermanos de San José del Somme  22, comprendían siete ar- tículos. En su calidad de “clercs”-laicos, los Hermanos dependen inmediatamente de la autoridad episcopal. Ayudan a los párrocos en la administración de los sacra- mentos, la catequesis, el canto del oficio divino, el cuidado de la sacristía y del tem- plo. Como maestros de escuela, están sometidos a los reglamentos universitarios (art.1). Los Hermanos son enviados principalmente al campo y colocados solos o en (21) Diario del Somma, 07/02/1824, pp. 57-59. (22) Se pueden leer estos estatutos en el Diario del Somma, 24/01/1824. pp. 40-41. 152

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX grupos, según la importancia de la parroquia (art. 6). Entre las condiciones de ad- misión se requiere gusto por la enseñanza, aptitudes para el canto y para las cere- monias de la iglesia y, sobre todo, una piedad sólida (art.7). En el año 1825 el obispo promulga los estatutos sinodales para su diócesis y de- dica todo el capítulo XXI a la nueva institución  23. Se trata de un verdadero regla- mento para los curas que tienen Hermanos en su parroquia. Los Hermanos dependen del párroco, se ocupan de la escuela y están encargados de la sacristía, preparan y ordenan los ornamentos, forman los acólitos, dirigen y vigilan el adorno de los altares y mantienen la lámpara del Santísimo. Tienen la llave de la iglesia y de la sacristía y pueden ser autorizados por el obispo, para tocar los paños y vasos sagrados. Las funciones de escribano o secretario de la alcaldía, no son compatibles con su vocación. Todo está previsto: su vivienda, su salario, la manera de cantar en la misa y la vigilancia de los alumnos. Vemos en esto un asombroso parecido con la experiencia de Gabriel: “clerc”- laico y maestro, en Belleydoux. Estos estatutos han de considerarse como la base, no sólo de los Hermanos de San José de Saint Claude, sino también de los futuros Hermanos Sagrada Familia de Belley. 1.3 Los primeros Hermanos de la Orden de San José El canónigo Desrumeaux ayuda a Gabriel a redactar los estatutos de la nueva institución que toma el nombre de “Hermanos Maestros y 'Clercs' de la Orden de San José  24”. En poco tiempo se reúnen cinco postulantes. Son: Simon Poncet de Belleydoux, Francisco Guichon y Federico Perrin de Haute Molune; Claudio Grand Clément de Bouchoux y un joven de la Bresse, llamado José, pariente de la Hna. Desirée. Se adi- vina quiénes fueron los reclutadores: Gabriel Taborin, la Hna. Desirée, el párroco (23) MIOLAND Juan María, Actes de l’Église d'Amiens. Recueil de tous les documents relatifs à la discipline du diocèse..., tomo III, Amiens 1849, pp. 641-645. (24) Estos estatutos se han perdido. En contrapartida se posee el manuscrito de las \"Constitu- tions et règlements de la petite congrégation des frères instituteurs clercs et catéchistes de l'ordre de Saint Joseph, établi dans le diocèse de Belley vivant sous la règle de Saint Benoît\". Estos reglamentos tuvieron los últimos retoques en el período (1826-1829), pero conservan aún la frescura de los comienzos. 153

HNO. ENZO BIEMMI de Bouchoux, P. Pedro Emmanuel Chavin  25, uno de los predicadores de la memora- ble misión de 1820. La preparación de los seis postulantes a la vida religiosa fue extremadamente rápida . El párroco de Bouchoux propuso su parroquia para un retiro, que se llevó a cabo en octubre y fue predicado por él y dirigido por el canónigo Desrumeaux. Al fin del retiro los seis novicios vistieron los mismos hábitos que los Hermanos de Amiens: una sotana, un alzacuello (“rabat”) blanco, una cruz, un cordón de lana ne- gro al que iba suspendido un rosario de gruesas cuentas y como sombrero, el tri- cornio. Según el testimonio de Gabriel, una multitud calculada en 8000 personas habrían asistido a la ceremonia, como también muchos eclesiásticos  26. Al día siguiente los Hermanos entraban en la ciudad episcopal y el obispo les confiaba una escuela primaria. En efecto, el 04/09/1824 el secretario del obispo José Celestino Girod hizo un contrato de arrendamiento con el propietario de una casa situada en la calle Po- yat  27. Esta casa fue la nueva escuela primaria y 80 alumnos dejaron de frecuentar la escuela de la ciudad para frecuentar la escuela de los Hermanos desde la fiesta de Todos los Santos de 1824. (25) El padre Pedro Emmanuel Chavin era muy conocido y estimado en la diócesis. Nacido en Las Rousses en 1766, fue ordenado sacerdote en 1790. Exiliado en Suiza durante la Revolu- ción, regresa en 1800. Es párroco de Bouchoux en 1803 y administra esa parroquia hasta su muerte en 1844 (A. E. de Lons le Saunier, registre-répertoire Berthet). Con el padre Martín funda y organiza en 1823 la obra de los sacerdotes misioneros de la diócesis, querida por Mons. de Chamon. A pesar de su intensa actividad misionera, no abandona su parroquia, la visita regularmente y lleva a sus misioneros para evangelizarla. \"Su palabra en el púlpi- to tenía gran poder y fuerza: sabía llegar y conmover al auditorio; las almas en el confesio- nario difícilmente se resistían”. (CHERE, Le Grand Séminaire de Lons le Saunier. Souvenirs de cinquante années, Rubat du Mérac, Lons le Saunier, 1901, pp. 49-50). Sobre este sacerdote ver también: BENITO D. P., Histoire de l'abbaye et de la terre de Saint Claude, vol. 2, Montreuil Sur Mer, 1890, pp. 918-919; “P. Genevay sacerdote, primer superior del Seminario Mayor diocesano de Lons le Saunier y vicario general”, en La Semana reli- giosa de la diócesis de Saint Claude, Nº 4 y 37, 1884, pp. 44 y 438. (26) Esta cifra puede sorprender, pero no olvidemos que en el período de la Restauración, este ti- po de ceremonias reunían grandes multitudes. A esto hay que agregar la participación de las parroquias de los novicios y la fama del P. Chavin, sacerdote misionero y muy conocido y estimado en la diócesis. Mons de Chamon y su clero han querido dar a la iniciativa el mismo brillo que tuvo en Amiens la toma de hábito de los primeros Hermanos del Somma. (27) Convenio ante el notario José Colomb y el secretario del obispo, padre José Celestino Girod, 04/09/1824, ASFB, legajo C. A., originales, 1820-1845. 154

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX 1.4 El fracaso La joven comunidad se vio enfrentada a una serie de problemas que provoca- ron un derrumbe tan rápido como su constitución. Los novicios eran muy jóvenes, mal preparados “algunos estaban apenas capacitados para una clase elemental, los otros apenas sabían leer y escribir. Eran como alumnos: había que instruirlos y capaci- tarlos para asumir las funciones a las que habían sido llamados  28”. Las funciones de cantor en la catedral que el Capítulo estaba dispuesto a confiar a los Hermanos solo podían ser ejercidas por Gabriel. A esto hay que agregar la multitud de superiores: el obispo; el vicario general Darbon, como “padre espiritual” que era; el canónigo Desrumeaux, como “superior eclesiástico”; el secretario Girod, “profesor de los Her- manos.” y el Hno. Gabriel, ecónomo y director de la escuela. El excesivo trabajo, la inexperiencia y la falta de medios descorazonaron pronto a los jóvenes religiosos. La salida de algunos arrastró a los otros, de modo tal, que al mes de marzo de 1825, Gabriel quedó solo con un novicio, Fransisco Guichon  29, y 300 alumnos. La situa- ción era insostenible. El cierre de la escuela fue decidido y Mons. envió a Gabriel al pueblo de Jeurre. Las notas autobiográficas de Gabriel se hacen eco de la humilla- ción que este fracaso provocó en él. Aquí aparece por primera vez, la afirmación que en lo sucesivo aparecerá como estribillo en sus escritos: “Si esta obra es sólo tu- ya, seguramente será obra muerta, pero si es obra de Dios, él la sostendrá contra todo  30”. Uno se puede imaginar la defección que esto tuvo en el medio eclesiástico de Saint Claude. Comprobaremos en lo sucesivo el cambio de actitud de Monseñor frente a este joven laico de las montañas de Belleydoux. (28) Carta de Francisco Poncet al Hno. Amadeo, sin fecha [1866], legajo \"Au frère Amédée sur le Fondateur\", ASFB. (29) Diverses dates et notes qui peuvent servir pour rédiger l'histoire de l'Institution des Frères de la Sainte Famille, manuscrito, 3 pp., sin fecha, ASFB., legajo \"Documents portant la signa- ture du frère Gabriel IV\". Ver Anexo 11. (30) Historique, manuscrito 5, ASFB. 155

HNO. ENZO BIEMMI II. EL CONFLICTO DE JEURRE 2.1 En la parroquia del último sacerdote juramentado El 4 de abril de 1825 Gabriel recibe de Mons. de Chamon la autorización para ser maestro  31, conforme a las ordenanzas escolares del 08/04/1824, que confía a los obispos la instrucción primaria. El vicario general Darbon, por su parte, autoriza a Gabriel a ir a Jeurre con el hábito que Mons. le dio en Bouchoux  32. Este detalle no es despreciable. Es, pues, como Hno. Gabriel de la Orden de San José, que el joven ma- estro va a la parroquia de destino. A pesar del fracaso clamoroso en Saint Claude, el obispo y los que le rodean, no consideran total y definitivamente fracaso la tentati- va de los Hermanos de San José en Saint Claude. La elección de Jeurre, pequeña pa- rroquia de unos 350 habitantes a 17 kmts. de la ciudad episcopal  33, parece significar un retroceso temporal en los responsables y quizá también un medio para evaluar con más calma las intenciones y posibilidades reales del joven laico, muy motivado, pero al mismo tiempo muy inexperto. A esto hay que agregar la situación difícil por la que atraviesa la parroquia. En efecto, en Jeurre reside el P. Francisco José Martine, el único sacerdote constitucio- nal que el obispo no ha podido someter a obediencia y que ha excomulgado. El Hno. Federico escribe que gozaba de gran confianza en la parroquia y que había persuadido a los fieles de que su párroco legítimo, el Padre Humbert, no les enseña- ba la verdadera doctrina. Los fieles asistían a los oficios, pero al empezar el sermón se iban de la iglesia. El P. Humbert se encuentra en dificultades y ve favorable la lle- gada de Gabriel. La presencia de éste, parece mejorar la situación; se gana, al mis- mo tiempo, el aprecio de los habitantes y del cura constitucional y acerca los fieles a su párroco legítimo. La muerte de Martine, poco tiempo después de su llegada va a resolver definitivamente esta dificultad. Gabriel se instala en la casa del párroco y cumple con éxito la función de maestro del pueblo, de “clerc” y de catequista. Los (31) ASFB, legajo C. A., originales, 1820-1845. (32) ASFB, 04/04/1825. \"Lettres et certificats avant 1835”. (33) “Jeurre”, en Dictionnaire des communes de la France, por JOANNE Adolfo, vol. 1, Hachette, París 1864, p. 1035; “Jeurre”, en Dictionnaire géographique, historique et statistique des co- mmunes de la Franche Comté et des hameaux qui en dépendent, classés par département, por ROUSSET A., tomo III, Bintot, Besançon 1855, pp. 314 - 320. 156

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX habitantes no pueden dejar de reconocer el ardor del joven Hermano que actúa más como misionero que como un maestro  34. 2.2 Los Hermanos Marianistas de Chaminade en Courtefontaine A pesar de la pobreza de los archivos diocesanos de Saint Claude, disponemos de una fuente excepcional para construir en detalle la iniciativa del obispo de Saint Claude para tener Hermanos y de su actitud con el Hno. Gabriel. Se trata de manus- critos del Hermano Marianista José Luis Bépoix que, atacado por una grave enfer- medad de los ojos, queda ciego a los 40 años y consagra varios años a reconstruir la historia de Courtefontaine a partir del año 1825  35. No ofreciendo garantías el ensayo realizado con los Hermanos de San José, Mons. de Chamon dirigió en otras direcciones su proyecto para procurarse Herma- nos para su diócesis  36. La oportunidad le fue dada por la donación, el 20 de marzo (34) FRÈRE FRÉDÉRIC, o. c., pp. 71-76. El Fr. Frédéric relata una serie de episodios bastante sa- brosos sobre los principios de Gabriel en Jeurre. (35) José Luis Bépoix (1839-1919), nacido en Bensançon, el 15/6/1839. En 1858 entró como postu- lante en Courtefontaine y quedó 2 años. Dirigió también la escuela municipal y el pensio- nado de Saint Claude y el de Sacey le Grand. Después de tres operaciones de los ojos, a los cuarenta años quedó ciego. Empezó luego a redactar la historia de la casa de Courtefontai- ne. Hizo buscar por amigos en los archivos y bibliotecas numerosos documentos y los hizo transcribir en cuadernos. La mayor parte de estos documentos es imposible encontrarlos hoy. Dictó a su secretaria, partiendo de esta fuente, los anales de Courtefontaine (Cf. L'apôtre de Marie, Nº 113, 15/01/1920, pp. 281-284). (36) Las fuentes que nos proporciona preciosos informes sobre el proyecto del obispo de Saint Claude y la estadía de Gabriel en Jeurre se conservan en los archivos de los Marianistas: 1. Cahier n° 7. Extrait et renseignements divers. Troisième série, 135 pp., manuscrit; Cahier \"Archives n° II. Première série\", Archives Provinciales des Marianistes de France. Estos cua- dernos contienen las transcripciones de numerosas cartas y otros documentos relativos a la historia de Courtefontaine, piezas imposibles de encontrar hoy en los archivos. Entre estos documentos hay cartas, hasta hoy desconocidas de Gabriel o que se refieren a él. 2. Legajo Fascicule du Prieuré de Notre Dame de Courtefontaine, 32 fascículos Archives Pro- vinciales des Marianistes de France. Los fascículos 17 y 18 se refieren a la fundación de Courtefontaine. El fascículo 18 está enteramente consagrado a los Hnos. de San José del Hno. Gabriel. 3. Anales del establecimiento de Courtefontaine, 1º cuaderno, p.198-217, Archives générales marianistes de Roma (AGMAR), 125.2.1. Se puede encontrar un resumen de estos documentos en \"Fondation de Courtefontaine (Ex- trait des \"Annales\")\", en Le messager de la Société de Marie, tomo III, Nº 28-29, abril y mayo 157

HNO. ENZO BIEMMI de 1824, de un antiguo convento fundado en 1135 por los canónigos Regulares de San Agustín situado en Courtefontaine  37 en el extremo opuesto del departamento del Jura. Los edificios fueron vendidos en la Revolución y recuperados en 1802 y 1815 para un seminario menor confiado a los Padres de la Fe, quienes no pudieron aceptarlos. El 1º de julio 1822, la diócesis de Besançon había abierto allí un pensio- nado eclesiástico, pero faltaban candidatos. Después de la erección de la diócesis de Saint Claude, la propietaria, Sra. Ana Claudia Coudre lo ofreció al nuevo obispo. En el acta de donación se lee: “La presente donación se hace con la condición de que los bienes donados sean em- pleados para la instrucción de jóvenes llamados al estado eclesiástico para ejercer el culto romano católico” o para “otro establecimiento de caridad o de utilidad e interés de la reli- gión”, pero a condición de que permanezca en propiedad de Courtefontaine  38. Mons. de Chamon pensó establecer allí a los Hermanos y crear una escuela normal de maestros para las parroquias de la diócesis. La Sra. Coudre hubiera pre- ferido una congregación de Hermanas, pero aceptó. El obispo, según sus conoci- mientos, pensó en dos posibilidades: los Hermanos de San José del Somme dirigidos por Lardeur Delattaignant y los Hermanos de la Sociedad de María de Chaminade, que estaban en Burdeos. El año precedente había recibido la visita del P. Caillet, que dirigía la escuela normal de estos últimos Hermanos en Saint Remy, (Alto Saona). Resolvió pues ofrecer el priorato de Courtefontaine a los Marianistas y encargó al vicario general de Besançon, el P.Rivière, de ocuparse del asunto. Este contactó al P. Bardenet que obtiene del superior, P. Chaminade, cuatro religiosos: tres Hermanos y un sacerdote. Pero a raíz de la visita a los edificios de Courtefontaine, Bardenet se da cuenta de que la casa necesitaba grandes arreglos, faltaba el mobiliario indis- pensable y no ofrecía condiciones para abrir un pensionado. El obispo no com- prendió las dudas de los Hermanos de María y los presionó para que aceptaran, amenazando con dirigirse a los Hermanos de S. José de Amiens. Una segunda visita a los locales agravó el informe del P.Bardenet que escribía el 15 de octubre al P. Ri- vière: “Su Excelencia pide que salgamos inmediatamente y que nuestros religiosos vayan 1900, pp. 381-385; 406-408. El Hno. José Luis Bépoix comete un error respecto al Hno. Ga- briel, lo considera miembro de los Hnos. de S. José del Somma, enviado por su superior gene- ral para abrir una escuela en Jeurre y luego en Courtefontaine (Cf. fascículo 18,p.1). (37) Sobre la historia del priorato de Courtefontaine, ver: LA CRUZ Pierre, Églises jurassiennes romanes et gothiques. Histoire et architecture, Cêtre. Besançon 1981, pp. 85-87. (38) 20/03/1824, Acta de la 1ª donación de la Sra. Coudre, cahier Archives n° II o. c., p. 49. 158

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX a Courtefontaine; la determinación no parece prudente, sería la forma de hacer caer el es- tablecimiento, al mismo tiempo que se quiere fundarlo  39”. Mons. de Chamon siguiendo su impulsividad escribía a su intermediario: “Esta gente pone muchas dificultades y me parece que son muy exigentes.... Usted convendrá conmigo, estimado P. Rivière, que proyectos gigantescos no pueden entrar en nuestros planes... Veré, ya sea en Lyon o en Belley, la posibilidad de obtener Hermanos de la Con- gregación de S. José, si no podemos arreglar con los de Santa María  40”. La iniciativa ha- bía fracasado, al menos para el comienzo de cursos como era habitual en la fiesta de Todos los Santos de 1825. 2.3 Las acusaciones del párroco Entre tanto, el Hno. Gabriel estaba lejos de abandonar su proyecto de vida reli- giosa. Comprometiéndose en sus funciones preferidas, en la tranquila parroquia de Jeurre, había sondeado la posibilidad de ser recibido como religiosos laico en los maristas del Padre Colin  41, por intermedio de su antiguo párroco de Belleydoux, el P. Juan María Humbert  42. Este le había escrito en octubre: “...le aconsejo pasar aún el invierno en Jeurre ... y en primavera, si Mons. de Saint Claude, nada dice, prepararemos todo para entrar con los misioneros, en Belley o en Bourg  43”. Gabriel no era el hombre dispuesto a esperar pasivamente que pasara el in- vierno sin hacer nada. El novicio que le fue fiel, Francisco Guichon, acababa de (39) Carta del P. Bardenet al P. Rivière, 15 de octubre 1825. (40) Carta de Mons de Chamon al P. Rivière, 28 de diciembre 1825. (41) Juan Claudio Colin (1790-1875) fue uno de los diez sacerdotes que fundó en Lyon en 1816, la “Sociedad de María”, que según el plan original comprendía las ramas de Padres, herma- nas, una tercera orden o Cofradía de laicos y los Hnos.. En 1825 constituyó bajo la autori- dad de Mons. Devie, obispo de Belley, el primer grupo de sacerdotes misioneros diocesanos del que se habla aquí. Quería una sociedad no sólo diocesana sino universal. En 1833 pide la aprobación al Papa, y la obtiene en 1836. El mismo año fue elegido Superior General y de- sempeñó el cargo hasta 1854, Cf. COSTE J., “Colin Juan Claudio”, en Dizionario degli Istituti di Perfezione, vol 2, ediciones paulinas, Roma 1975, col. 12171219, COSTE J. “Società di Maria (Maristi)”, id., vol. 81988, col 1624-1627. (42) Juan María Humbert (1795-1873) fué parroco de Belleydoux de 1823 a 1827. Al año siguiente entra en la sociedad del P. Colin, como sacerdote misionero. Para datos biográficos detalla- dos ver ALLOING, Historique de Champfromier, o.c., pp. 235-236; COSTE J., LESSARD G., Origines maristes (1786-1836), tomo 4, Roma 1967, pp. 297-300. (43) Carta de Juan María Humbert a Gabriel, de Belleydoux, 24/10/1825 ASFB, “Lettres et certifi- cats avant 1835”. 159

HNO. ENZO BIEMMI unírsele y Gabriel ve la posibilidad de abrir de nuevo su noviciado. Deja la casa pa- rroquial y es alojado por una bienhechora, la Sra. Bessonat. Comunica su proyecto a Francisco Grillet un celibatario de Jeurre, no muy joven, que pone a disposición su casa, en cuya parte trasera había un patio bastante grande, con la condición de ser admitido en la comunidad a título de Hermano converso. La donación fue he- cha a Mons. de Chamon, y el consejo municipal aprueba el destino de los edificios para los Hermanos de S. José  44. El 15 de marzo Gabriel podía reconstruir su comu- nidad con novicios que tomaron el hábito en la iglesia de Jeurre y dos postulantes. Los nuevos Hermanos de S. José, fueron alojados momentáneamente en la casa de la Sra. Bessonnat. Diez días después, Gabriel empieza las reparaciones necesarias para hacer de la vieja casa de Grillet su noviciado. El obispo le autoriza a hacer una colecta en Lyon y la Sra. Bessonnat contribuye con 800 francos; pero hubo que des- truir la ruinosa casa que no se tenía ya en pie y empezar una nueva construcción. Faltaban los medios económicos y se abandonó la empresa  45. ¿Es este asunto el que trajo un cambio de actitud en el párroco y en el consejo municipal, con respecto a Gabriel?. El obispo de Saint Claude escribía al P. Rivière el 14 de junio: “No estoy del todo contento con la conducta del consejo municipal de Jeu- rre  46, respecto a mis Hermanos  47...”. Si los documentos no nos permiten saber nada sobre el asunto, nos iluminan, por el contrario, sobre la actitud del párroco, el P. Humbert  48. En su respuesta al Obispo que le solicita explicaciones, no responderá sino el 28 de julio, dando las razones de su desagrado. Se trata de una serie de acu- saciones contra el Hno. Gabriel, tan graves, según el Hermano Marianista que co- pió la carta, que éste no ha creído conveniente reproducirlas en su cuaderno. (44) Declaración del consejo municipal de Jeurre. Registre des délibérations du conseil municipal 02/04/1826. (45) Dos piezas de archivo testimonian que Gabriel salda todas sus deudas antes de dejar Jeurre. Declaración de Francisco Grillet referente al pago hecho por Gabriel respecto a la casa de- molida 15/06/1826, declaración análoga de José Emanuel Gausau y Lupicia Laucon , 15/06/1826, ASFB, “Lettres et certificats avant 1835”. (46) En los documentos encontramos la doble denominación: Jeure y Jeurre. (47) Mons. de Chamon al P. Rivière, 14/06/1826, Cahier \"Archives n° II. Première série\", Archives Provinciales des Marianistes de France. (48) Los A. E. de Lons no dicen casi nada de este sacerdote .Nacido en 1798 había sido párroco de Jeurre el 01/02/1824, (Registre-répertoire Berthet, A. E. de Lons). Se conoce su muerte en 1827 por carta del P. Roland al Hno. Gabriel (30/07/1827, ASFB, Legajo Roland Robert Desru- meaux). 160

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX “He pensado, escribe el párroco de Jeurre, que era mi deber, reparar en algo mi fal- ta haciéndole conocer algunas particularidades muy propias para mostrarle de lo que es capaz la ignorancia, cuando el orgullo y la ambición se juntan a ella. Lo que le voy a decir parece tan increíble, que me he visto obligado a decirle quién es el autor de los hechos, para que usted pueda, por sí mismo, recoger todas las acla- raciones que juzgue convenientes  49”. ¿Qué es lo que había sucedido de tan grave?. Si el Hermano Marianista no ha copiado la parte de la carta con la respuesta al asunto, ha dejado una huella, sin embargo, en sus manuscritos de los anales de Courtefontaine. “Estos felices principios no fueron duraderos. Se mostró poco dócil a los consejos del cura de la parroquia y ésta fue la falta más grave que cometió; pues desplega- ba a menudo un celo tal, que sólo la buena fe podía disculparle, pero no estaba, como dice el apóstol, de acuerdo con la ciencia. Bastante severo con sus Hermanos y los novicios, los rechazaba a veces, llegando hasta exigir una cuenta detallada del estado de conciencia de un joven sacerdote que se presentaba para ser admiti- do en la comunidad prometiéndole ingenuamente guardar el secreto más absolu- to. No tardaron en surgir dificultades. El Consejo municipal le mostró malevolen- cia y el director empezó a ejercer su nuevo cargo con disgusto  50”. La acusación se refiere a tres puntos: falta de docilidad al párroco, a la que hay que agregar exceso de celo y de creatividad; dureza con los novicios; injerencia en el campo reservado al sacerdote, la dirección de conciencia. La segunda acusación, parece tener menos importancia en la pluma del Hermano Marianista, redactor del manuscrito; las faltas más graves se identifican con sus iniciativas, interpretadas como exceso de celo y falta de subordinación y en el episodio de la dirección de conciencia del joven sacerdote. El celo de Gabriel no puede sorprender. Se conoce su determinación y su im- pulsividad. Se ve obrar en Jeurre, al mismo laico que en Belleydoux ocupaba un im- (49) El P. Humbert a Monseñor de Chamon, 28/07/1826. Cahier \"Archives n° II. Première série\", Archivos Provinciales de los Marianistas de Francia. Anexos, 13. (50) Legajo Fascicule du Prieuré de Notre Dame de Courtefontaine, Archivos Provinciales de los Marianistas de Francia, fascículo 18, pp. 1-2. 161

HNO. ENZO BIEMMI portante espacio de la vida comunitaria y tenía la costumbre de tomar a conciencia la vida del cristiano activo en el templo parroquial. Es el mismo Gabriel que en Be- lleydoux hacía avanzar o retroceder a su voluntad al Sr. Párroco. Ante un clero que interpreta su papel en la parroquia en términos de control total, esto no puede sino, después del primer entusiasmo, ser una fuente de conflictos. Este conflicto viene a ser una condena llena de indignación el día en que este laico, demasiado emprendedor, se permite aventurarse en el espacio reservado a los sacerdotes: la confidencia de las almas. ¿De dónde viene esta iniciativa de Ga- briel?. Algunos compañeros de infancia, hemos visto, recordaban al Hno. Nicolás Tardy las “confesiones” de Gabriel adolescente en Belleydoux. Era una verdadera dirección espiritual que sin incluir la acusación de las faltas, constituía una prepa- ración inmediata a la confesión. Jóvenes y adultos lo hacían y entre estos últimos también había mujeres  51. Esto le traía la crítica de sus Hermanos que “ridiculizaban su inclinación a la oración, a la predicación y a todo lo que se pareciera al ministerio sacerdotal  52”. Los consejos del Párroco a la moderación se referían sobre todo a estas actitudes “clericales”. Pero esto, ¿es suficiente para explicar el gesto de Gabriel en Jeurre respecto a este joven sacerdote que desea entrar en la congregación  53?. La explicación nos viene de las reglas que Gabriel, con el canónigo Desru- meaux, está redactando para su hipotética comunidad. La regla que sirve de mode- lo es la de la antigua tradición de los monjes, como lo indica el título mismo de las constituciones de la pequeña congregación: “viviendo bajo las reglas de San Beni- to”. El capítulo 12 de la redacción final, está consagrado a la dirección espiritual. Gabriel precisa, que no se trata de la acusación de faltas exteriores sino “de penas interiores y secretas, de enfermedades del alma, de tentaciones del demonio que se con- fían a un amoroso padre...”. La dirección la hacen regularmente todos los Hermanos (51) Cf. I Parte, p. 82. (52) Notas manuscritas del Hno. Nicolas Tardy, recuerdos de José Poncet, ASFB. (53) Hay quizá en esto un eco de este episodio en un relato confiado por Gabriel a los Hnos. en una circular del 15/08/1853: Circulares, pp. 166-169. 162

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX de la comunidad y ordinariamente “al Padre Abad... o al Hermano Director general, si se gana la confianza de los Hermanos, de lo cual no abusaría jamás  54”. La práctica de la dirección espiritual, distinta de la confesión y de la “culpa  55”, es parte de la tradición monástica. Esto no plantea ningún problema a la mentali- dad del clero, ya que el abad o el director general en los conventos son sacerdotes. Pero en Jeurre, el director de la que se llama “comunidad” es un laico, que lleva há- bito religioso, es cierto, pero que aún no ha pronunciado sus votos. Y este laico lle- ga hasta exigir la apertura de conciencia a un sacerdote antes de ser admitido en comunidad. Hay motivos para escandalizar al sacerdote más amplio y tolerante del siglo XIX. Por eso la situación se torna imposible para Gabriel en Jeurre, obligado a ejer- cer funciones de “clerc”, catequista y maestro frente a un sacerdote hostil y a un consejo municipal malévolo. ¿Cómo puede su comunidad religiosa prosperar en tal ambiente?. Por suerte para Gabriel, la carta acusatoria no había salido aún de la pluma de su párroco el 29 de mayo de 1826, día en que informado de los proyectos del obispo, le escribe para pedirle trasladar su pequeña comunidad a Courtefontaine, no sin antes haber pedido el consentimiento de la pequeña comunidad. De acuerdo al au- tor de los manuscritos de los anales de Courtefontaine, Gabriel, con otro Hermano había viajado previamente allí, ganándose la confianza del párroco Roland, de la Srta. Coudre y de los habitantes del pueblo  56 . En su carta, después de exponer a Mons. que la situación en Jeurre no le con- viene ya, afirma: “Courtefontaine sería infinitamente mejor, bajo todos los aspectos, para estable- cernos y sería el único medio de afianzarnos. Los habitantes, en número conside- (54) Constitutions et règlements de la petite congrégation des frères instituteurs clercs et caté- chistes de l'ordre de Saint-Joseph, établi dans le diocèse de Belley vivant sous la règle de Saint-Benoît, manuscrito impreso en Belley 1969, p. 34. (55) La culpa es un ejercicio comunitario regular en el que cada uno se acusa ante la comunidad las faltas exteriores cometidas contra la regla. (56) Es posible que confunda este viaje con el que sigue inmediatamente a la respuesta del obis- po. Hay otras confusiones en estos manuscritos. 163

HNO. ENZO BIEMMI rable, nos han manifestado el deseo de contar con nuestro establecimiento, así co- mo también los pueblos circunvecinos. Me permito decirle, con toda sinceridad, que no es por inconstancia que me he tomado la libertad de hacer estas manifes- taciones a Su Excelencia. Es únicamente movido por el bien común de nuestro es- tablecimiento por el que tanto se ha interesado Su Excelencia  57”. Hay aquí una nueva prueba de este “celo” y de la iniciativa de Gabriel que su párroco no aprecia: está al corriente de la donación de Courtefontaine, de la vacila- ción de los Hermanos de María, de la impaciencia del obispo y seguro de que éste no descarta, como última solución, de enviar a “los Hermanos de Jeurre”. Gabriel está bien informado, por los que rodean al obispo, sobre todo el secretario Girod y el canónigo Desrumeaux. Toma pues la iniciativa, establece contactos con el párro- co y los parroquianos de Courtefontaine y sugiere al obispo la solución. Una semana después, el secretario Girod transmite a Gabriel un breve mensaje: “Es mediodía, acabo de recibir su carta. En seguida la puse en manos de Su Exce- lencia. Mons. le pide, aproveche la primera oportunidad que se le presente para ir a Courtefontaine y preparar o pedir que preparen todo lo necesario para los Hnos, examine toda la casa, antes de llevar nada... A su vuelta venga a ver a Su Exce- lencia  58”. Se adivina por estas líneas la complicidad del secretario. Gabriel no pierde tiempo. Se pone en viaje a Courtefontaine con otro Hermano y no encuentran los inconvenientes que habían descorazonado al P. Bardenet. Para ellos la casa era muy conveniente. Pero Mons. de Chamon no estaba aún convencido. Con ocasión de la fiesta de Saint Claude, (6 de junio), el obispo de Belley, Mons. Devie, permanece tres días con él, lo cual le permite verificar la posibilidad de tener Hermanos de la Cruz de Jesús. El 14 de junio escribe a Rivière: (57) El Hno. Gabriel a Mons. de Chamon 29/05/1826, Cahier \"Archives n° II. Première série\", Ar- chivos provinciales Marianistas de Francia. Esta carta hasta ahora ignorada, es la primera de Gabriel, aunque no se encuentra el original en los archivos de Lons le Saunier. La prime- ra carta de la que se guarda el original en los ASFB es del 25/10 del mismo año, dirigida al alcalde de Belleydoux (“C. A. Doc. firmado, I”). (58) ASFB. “Lettres et certificats avant 1835”. 164

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX “Los Hermanos de S. José, establecidos en su diócesis, en Poncin, están bajo la di- rección y dependencia del P. Bochard, originario de este último lugar, antiguo vi- cario general de Lyon, que usted conoce bien sin duda, y con los cuales me parece que el obispo de Belley no tiene muchas relaciones. Me parece que tendré que vol- ver mis ojos a otra parte para nuestro establecimiento de Courtefontaine. Como no estoy muy contento con el proceder del consejo municipal de Jeurre respecto a mis Hermanos sería muy posible que los enviase a Courtefontaine. Dos de ellos es- tuvieron la semana pasada para ver la casa; volvieron satisfechos y el P. Roland me dice que estaría muy contento de verlos establecerse en su parroquia, pero ne- cesito algunos días aún para madurar el proyecto  59”. La determinación fue tomada el mismo día. Mons. escribe a Rivière: “Por fin es- toy decidido a enviar a mis Hermanos de S. José, de Jeurre a Courtefontaine: están allí ha- ce ya 10 o 12 días  60”. Se ve bien que por parte del obispo se trata de una solución obligada. El 15 de junio Gabriel con sus novicios partían para la lejana parroquia de Courtefontaine donde llegan el 19. De acuerdo a su promesa, la Srta. Coudre el 16/06 hacía donación al obispo de una casa nueva construida contigua al priorato, lo que facilitaba la acogida de la pequeña comunidad  61. Gabriel deja Jeurre, donde conoció el éxito y la acogida de los parroquianos, pe- ro también, al mismo tiempo, la hostilidad del párroco y del consejo municipal. III. AGONÍA DE COURTEFONTAINE El 19 de junio de 1826 el Hno. Gabriel con cinco novicios y dos postulantes lle- gaban a Courtefontaine, a casa de P. Roland. Sólo permanecieron allí cuatro meses, tiempo suficiente para establecer con el párroco muy buenas relaciones y profunda amistad. (59) Mons. de Chamon, al P. Rivière 14/06/1826, Cahier \"Archives n° II. Première série\", Archivos Provinciales de los Marianistas de Francia. (60) De Chamon a Rivière, 28\\06\\1826. Cahier “Archives N° II. Première série”, Archivos Provin- ciales de los Marianistas de Francia. (61) Segunda donación de la Srta. Coudre a Mons. de Chamon, 16/06/1826, Cahier \"Archives n° II. Première série\", Archivos de los Provinciales Marianistas de Francia. 165

HNO. ENZO BIEMMI Juan Francisco Roland (1795-1865) acababa de ser nombrado párroco de Courte- fontaine, después de que una enfermedad le obligó a abandonar la parroquia de Trenal. Nacido en una modesta familia de agricultores en Montrond, pueblecito a 20 Kilómetros de Besançon, había quedado huérfano de madre a los cuatro años y de padre a los once. Fue acogido y educado por el párroco de Malbrans, anciano be- nedictino que lo colocó primero con los Hermanos de las Escuelas Cristianas y lue- go en el seminario de Besançon. Fue ordenado el 23 de setiembre 1820. Ciertos rasgos unen al P. Roland y al Hno. Gabriel. Los dos tienen origen muy humilde. Hijos de pobres campesinos, nacen con cuatro años de diferencia, en el mismo ambiente de persecución religiosa y de resistencia clandestina. Como Ga- briel, Roland, pequeño pastor, era considerado por sus compañeros, por su gusto a la soledad que le llevaba a estar “tranquilo y recogido”. Educado por un benedictino y por los Hermanos de las Escuelas Cristianas, conservará particular gusto por la vida religiosa, sobre todo por la de Hermanos. Sus compañeros del seminario ma- yor aseguran que hubiera sido un excelente monje  62. El párroco recibió a los Hermanos con cordialidad y les cedió el sitio en el prio- rato para establecerse en la casa nueva que la Sra. Coudre acababa de ofrecer a la diócesis como casa parroquial de Courtefontaine. A la llegada de los Hermanos el maestro de la parroquia continuó cumpliendo con sus funciones, pero la clase de los niños fue provisoriamente confiada a los Hermanos esperando la próxima apertura del año escolar  63. (62) El P. Roland deja la parroquia de Courtefontaine el primer domingo de noviembre de 1826 para ir al seminario de Orgelet como director espiritual. En 1828 el seminario se traslada a Lons le Saunier y Roland es ecónomo hasta su muerte. Sigue ocupándose de las Congrega- ciones religiosas, sobre todo de las clarisas de Poligny de las que es nombrado director espi- ritual y de los Hnos. de las Escuelas Cristianas. Para ocuparse de un orfelinato, funda él mismo la Congregación de las Franciscanas de la Inmaculada Concepción de Lons le Sau- nier, de las que saldrán más tarde las Franciscanas del Sdo. Corazón de Charpennes. Ro- land y Gabriel estarán en relación estrecha toda la vida. Los ASFB guardan el original de más de 30 cartas del párroco de Courtefontaine que sigue dando sus sabios consejos a Ga- briel hasta 1860, para la conducción de una comunidad que considera como si fuera suya, (legajo de Roland Robert Desrumeaux). Sobre el P. Roland ver: Notices sur la Congrégation des Franciscaines de l'Immaculée Conception de Lons-le-Saunier, Diocèse de Saint-Claude, Declume, Lons-le-Saunier, s.d., 11 pp.; Notice Biographique sur M. J.-F. Roland Directeur-éco- nome au séminaire de Lons-le-Saulnier, décédé le 8 février 1865, Damelet, Lons-le-Saunier 1865, 51 pp.; Dans la main de Dieu. Filial hommage à M. le Chanoine J.F. Roland 1865-1965, s.d. [1965, de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción], 38 pp. (63) Fascicule du Prieuré, o.c., Nº 18, p. 7. 166

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX El P. Roland que pone su total confianza en Gabriel es, para el obispo, el supe- rior de la comunidad y entrega a ella todas sus energías y sus economías. La primera carta a su obispo está fechada el 20 de julio. Le describe detallada- mente la comunidad, su esperanzador comienzo, sus primeras dificultades para hacer frente a las necesidades. El domingo 16 de julio, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, vistió a dos postu- lantes del hábito religioso. “Era la tercera vestición. En el tercer noviciado, el tercer año  64”. Había escrito al Superior General de los Hermanos de las Escuelas Cristia- nas  65 para que un Hermano se encargara de la dirección de la comunidad. El obis- po alimentaba pues, el proyecto de poner a sus Hermanos de San José, bajo una mano experimentada: “Espero que este establecimiento prospere siempre en la medida que haya alguien para dirigirlo. Dios proveerá. Lo más urgente, quizá sea el tener recursos materia- les, pues por lo demás yo le brindo mis cuidados, tanto como puedo, para la lectu- ra, la escritura, el catecismo, la gramática, el cálculo y el canto. Procuro también formarlos para ser buenos religiosos y en esto me parece que tie- nen el mérito de la buena voluntad. Los Hermanos llegaron sin tener ni 600 fran- cos. Es el momento de hacer reserva de leña, trigo y vino, pues de no hacerlo ahora, se perdería bastante  66”. Sugiere al obispo destinar a las necesidades de los Hermanos, los 333 Frs. que la Srta. Coudre destina para el seminario. Casi al mismo tiempo que la carta del párroco de Courtefontaine, llega al obis- po la del párroco de Jeurre con las acusaciones de las que se habló más arriba. El portador era también “víctima” de las “extravagancias” de Gabriel. La reacción de Mons. de Chamon fue de lo más dura: (64) ZIND, o.c., p. 305. (65) Que él llama como era costumbre en esta época “Hnos. de la Doctrina Cristiana”. El autor de los manuscritos les confunde con los Hnos. de San José del Somma. Pierre ZIND que no conoce las fuentes de que disponemos incurre en el mismo error (Cf. ZIND, o.c., p.305). (66) Roland a Mons de Chamon 20/07/1826, Cuaderno \"Archives N° II. Première série\", Archivos Provinciales de los Marianistas de Francia. Cf. Anexo Nº 12. 167

HNO. ENZO BIEMMI “Responda que no, sobre la cantidad ofrecida por la Srta. Coudre. Solo hay que contar con la ayuda del P. Riviére, esperar la respuesta del Superior de los Herma- nos de la Doctrina Cristiana y esperando su llegada, guárdese, mi querido amigo, de poner su confianza en el Hno. Gabriel, trátelo como simple Hermano. No está en condiciones bajo ningún concepto de secundar sus esfuerzos; más tarde, pero mucho más tarde, Ud. reconocerá la importancia y la urgente necesidad de mi consejo, dé mi parecer, si fuera necesario dé mi mandato. Sobre todo, ningún arreglo, ningún cambio en la casa  67”. Esta carta evidencia la poca estima que de Chamon podía tener al Hno. Gabriel. El obispo parecía unir el destino de los Hermanos de San José a la posibilidad de conseguir Hermanos de la Salle para la dirección. Por eso congela la situación y de- ja al P. Roland en difícil postura. Este, una semana después, le responde pidiendo permiso para enviar un prospecto a los sacerdotes de la diócesis solicitando aspi- rantes y recursos. Nuevamente escribe al Superior General de los “Hermanos de la Doctrina Cristiana”, rogándole le haga saber si puede contar con los Hermanos pro- metidos. Sugería por fin al Prelado una solución inesperada: se manifestaba dis- puesto a renunciar a su cargo de párroco para unirse a los Hermanos. “Espero que este establecimiento no fallará si la Providencia viene en nuestra ayuda; respecto a la falta de un buen superior, le rogaría me liberase de los cuida- dos de pastor para unirme a ellos y consagrarles todos mis cuidados”. La nostalgia de la vida religiosa, cultivada en él por los benedictinos que le ha- bían acogido y con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, no le habían abando- nado, veía aquí la oportunidad de concretar sus deseos. Sumiso al obispo, concluía su carta respecto de Gabriel: “He comprobado respec- to al Hno. Gabriel lo que me dice en su última, por lo mismo no le he confiado nada, sola- mente le he encargado la clase de los pequeños de la parroquia  68”. (67) Respuesta de Mons. de Chamon a Roland, sobre un billete que dio a su secretario Girod, en- cargándole responder, 02/08/1826, Cuaderno \"Archives N° II. Première série”, Archivos Pro- vinciales de los Marianistas de Francia. (68) Roland a Mons. de Chamon 09/08/1826, Cuaderno \"Archives N° II. Première série”, Archi- vos Provinciales de los Marianistas de Francia. Cf. Anexo 14. 168

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX La respuesta del obispo no llegó, pero en el margen de la carta de Roland, el obispo o su secretario habían anotado, respecto al pedido de unirse a los Herma- nos: “Imposible por ahora, dos funciones incompatibles”, y respecto al prospecto: “Espe- rar respuesta de los superiores. Entonces más confianza y más fácilmente personas y recursos  69”. Los superiores de que se trata son los Hermanos de las Escuelas Cristia- nas. Sólo su presencia podía inspirar al obispo y al clero de Saint Claude confianza en la comunidad de Courtefontaine. La situación era cada vez más difícil. Mons. de Chamon había salido para una larga gira y el P. Roland había quedado sin interlocutor. El 19 de setiembre decide escribir al secretario, el P. Girod. La carta nos da una idea del estado desesperado de la comunidad y de la dificultad de su superior. “Se trata del establecimiento de Courtefontaine, si puedo esperar ayuda o si debo suprimirlo sin esperar más, para no multiplicar los gastos inútiles. Es además conveniente que estos jóvenes, cuyas esperanzas y expectativas nunca se realiza- rán, no vivan más tiempo vegetando y puedan, si lo desean, procurarse en estos momentos oportunos un asilo en una comunidad estable. Si hubiera tenido que sacrificarme por el bien de la religión, es aquí que lo hubiera hecho, pero sólo me queda la buena voluntad. Algunos jóvenes se ofrecen para ser religiosos, los padres vienen a presentar a sus hijos para pensionistas y en el estado de incertidumbre en que me encuentro, no puedo más que dar respuestas vagas y evasivas que nada dicen; por eso deseo, lo antes posible, una determinación positiva; por otra parte la exigencia de las cosas apremia: llegamos al final de nuestras reservas pecuniarias y al menos necesitan tener algo para volver a sus casas si se les obliga a ello. Si el Sr. Vicario General, no se decidiera a responder a mi pedido, desearía que se escribiera lo antes posible a Monseñor para que él mismo decida  70”. (69) Roland a Mons. de Chamon, 09/08/1826, Cahier n° 7. Extrait et renseignements divers. Troisième série, Archivos provinciales de los Marianistas de Francia. (70) Roland a Girod, 19/09/1826, Cuaderno \"Archives n° II. Première série\", Archivos Provincia- les de los Marianistas de Francia. Cf. Anexo 15. 169

HNO. ENZO BIEMMI La respuesta del Sr. obispo no se hizo esperar. “Mons. de Saint Claude que estaba en Languedoc escribe diciendo que no está de acuerdo en continuar y los que desean per- severar en la vida religiosa, vayan a Menestruel con el Padre Bochard  71”. Era el acta de defunción de los Hermanos de San José. En efecto Mons. de Cha- mon, de acuerdo con el P. Bochard, había decretado la supresión de estos Herma- nos, obligándolos a fusionarse con los Hermanos de la Cruz de Jesús. El 15 de octubre la comunidad abandonaba Courtefontaine. Eran seis con el Hno. Gabriel. Hubo que salir de noche, las ruedas de los carros de mudanzas en- vueltas con paños para que los habitantes no se dieran cuenta de la partida. El P. Roland los acompañaba. Desde el mes de diciembre, Mons. de Chamon se pone en contacto con el P. Chaminade para traer Hermanos de María. El P. Bardenet inicia nuevamente las conversaciones y el inmueble de Courtefontaine fue cedido a los HH. de María. Fue acondicionado para servir, a la vez, de escuela primaria, de escuela normal para el Jura, de lugar de retiro espiritual para los maestros del departamento del Jura. El P. Bardenet obtiene del obispo y del prefecto, la autorización para hacer una colecta en todo el departamento y el primer grupo de Hermanos pudo instalarse en Courtefontaine el día de Todos los Santos de 1828  72. El padre Roland algunos días después de la partida de los Hermanos de San Jo- sé, al principio de noviembre de 1826, conoció su nuevo destino en el seminario de Orgelet, con el cargo de director espiritual. 3.1 Consideraciones sobre un fracaso Los 28 meses pasados en la diócesis de Saint Claude (20 de junio de 1824-15 de octubre de 1826) son, para Gabriel, el primer intento y el primer fracaso de la cons- titución de una comunidad religiosa respondiendo a su experiencia de “clerc”-laico- religioso de Belleydoux. Salido de su pueblo para entrar en la congregación de los Hermanos de la Salle, no sabemos con qué convicción, es empujado por una parte del clero de Saint Clau- de, a dar forma por sí mismo a su proyecto. El obispo apoya la iniciativa con la es- (71) Carta de Juan Gouville al Hno. Amadeo, 09/03/1865, ASFB, legajo “Al Hno. Amadeo sobre el Fundador”. (72) ZIND, o.c., p. 305. 170

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX peranza de poder disponer como otras diócesis de Francia de una congregación de Hermanos maestros y sacristanes (Hermanos de San José) para los curas de sus pa- rroquias. La idea de cargar la responsabilidad de la comunidad a Gabriel, ni siquie- ra es tomada en consideración; está fuera de la idea de la iglesia en el siglo XIX que un laico dirija una comunidad religiosa, aunque sólo fuera una comunidad de Her- manos. Pero Gabriel con un celo y una capacidad de iniciativa considerada excesi- va, obra como actor y superior, recluta novicios, abre en varias oportunidades el noviciado, busca recursos, consigue del obispo el cambio que desea. Se constatan en Saint Claude tres fracasos sucesivos: en la ciudad episcopal, en Jeurre, en Courtefontaine, cada uno por razones distintas, pero complementarias. En Saint Claude es la falta de un superior y de un formador capaz y la premura de disponer de jóvenes novicios no formados; en Jeurre es el conflicto con el párroco y luego con el consejo municipal; en Courtefontaine, la situación de esta parroquia alejada y la falta de recursos; pero estas causas esconden, la más determinante: la falta de confianza del obispo en Gabriel. En relación a los sacerdotes con los que trabaja, la experiencia de Saint Claude presenta una doble cara: un sacerdote que se muestra celoso porque un laico inva- de una parte importante de su terreno de cura; y un sacerdote que le da plena con- fianza, porque está en sintonía con el proyecto de vida religiosa que alimenta. La impresión más clara que se deduce de esto, es que el clero quiere controlar, dominar y adaptar a sus esquemas clericales el proyecto de Gabriel y que éste bus- ca continuamente evadirse. El resultado es un conflicto, a veces oculto, otras, mani- fiesto. El obispo de Saint Claude, hombre impulsivo, de recia personalidad, no tolera una opinión contraria a la suya, decide liquidar el asunto. Una congregación de Hermanos, dirigida por un sacerdote, el Padre Chaminade, da más garantías. 171

HNO. ENZO BIEMMI IV. CON EL VICARIO GENERAL DEL CARDENAL FESCH La comunidad de los Hermanos de San José recorrió a pie la distancia entre Courtefontaine y Poncin, pasando por Bourg  73. Eran el P. Roland, el Hno. Gabriel y cinco novicios, los Hermanos Próspero, Agustín, Benedicto, Benito  74. Uno de los novicios de Menestruel, que más tarde será Hermano de la Sagrada Familia, el Hno. Hipólito Favry, ha dejado un cuaderno manuscrito, que es la fuente principal para reconstruir los acontecimientos de Gabriel con el P. Bochard  75. Atra- vesando el pequeño grupo la ciudad de Bourg, el hábito clerical suscitó la curiosi- dad y las bromas de la gente sentada a las puertas de las tabernas, que afirmaban que Francia estaba perdida por la invasión de los Jesuitas. Otros “se sentían felices de poder conversar con el Hno. Gabriel que les hablaba con el entusiasmo de su fe, sobre su obra, de sus esperanzas desvanecidas, de su confianza en la Providencia. Al decir de sus compañeros de viaje, estaban tentados de creer que olvidaba sus fracasos, alimentando su imaginación con la alegría en un futuro éxito de su obra”. Los seis Hermanos fueron admitidos por el P. Bochard como novicios. “Sin em- bargo, al Hno. Gabriel se le admitió entre los Hermanos constituidos en dignidad en la casa de Menestruel. El P. Bochard lo invita a ocupar un lugar en la mesa, con los más allegados, todos sacerdotes de su casa  76”. (73) “Eramos 8, llegamos seis a Menestruel, dirigidos por el P. Roland que nos acompañó. De los seis he quedado solo” (Juan Gouville, Padre Benedicto de la Cruz de Jesús, al Hno. Amadeo, 09/03/1865). (74) Para la verificación de estos nombres ver: carta del P. Roland a Gabriel, 21/10/1826, cua- derno del Hno. Hipólito Favry, ASFB. (75) El Hno. Hipólito (Favry Antonio), nacido en Chaneins (Ain), el 19/03/1810. Había sido novi- cio un cierto tiempo en Menestruel, salió por su carácter violento. Después del servicio mili- tar cayó enfermo. Un encuentro con el cura de Ars le libró de la tentación de la desesperación y del suicidio. Entró en los Hnos. de la Sagrada Familia , en Belley, el 02/08/1842 y perseveró hasta su muerte en 1880. (Cf. ASFB. Entrée des Novices, 1; biogra- phie des frères défunts). Podemos suponer que el pequeño carné de 33 páginas, que recoge sus memorias sobre Menestruel, fue escrito después de la muerte del Hno. Gabriel a invitación del Hno. Amadeo. El estilo es sencillo, lleno de bromas. El Hno. Federico en su manuscrito, sigue al pie de la letra este carné, y otras dos fuentes: la carta de Alombert y de Gouville, ya citadas. (76) Favry, o.c. 172

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX 4.1 El P. Bochard y los Hermanos de la Cruz de Jesús El antiguo vicario general del Cardenal Fesch, había dejado la diócesis de Lyon en 1824, para ocuparse en reorganizar lo que quedaba de su fundación de la Socie- dad de la Cruz de Jesús, en su propiedad de Menestruel  77 (municipio de Poncin, de- partamento de Ain, diócesis de Belley). La Sociedad comprendía dos ramas: los padres y los Hermanos. Estos últimos menos numerosos antes de 1824, eran a la llegada del Hno. Gabriel la mayoría y ya dirigían una decena de escuelas: Poncin (1823), Châtillon les Dombes (1824), Cerdon (1825), Pont d'Ain (1825), Montluel (1826), Manziat, Genay, Neuville sur Ain, Saint Trivier en Dombes, Ambronay, y Lect (1826) en la diócesis de Saint Claude. Los Her- manos de la Cruz de Jesús “reemplazan” a los maestros y a los encargados de pen- (77) Hijo de notario; Claudio María Bochard (1759-1834), originario de Poncin (Ain). Ordenado sacerdote en Lyon el 23/09/1783. Defiende su tesis doctoral en la Sorbona, de la que después es miembro y profesor. El obispo de Séez lo nombra su vicario general. Cuando estalla la Revolución se oculta en Poncin, fue encarcelado en Bourg y en Saint Rambert de donde se escapa dirigiéndose hacia Friburgo, Suiza. Vuelve a Francia, se dirige primero a la diócesis de Saint Claude y después del Concordato, es nombrado párroco de Bourg. En 1808 es llamado por el Cardenal Fesch y nombrado vicario general de la diócesis de Lyon. En 1816 funda en Lyon la Sociedad de la Cruz de Jesús, asociación de sacerdotes que se ocupan de las misiones pero sobre todo de la dirección de seminarios de la diócesis e indirectamente de todo el clero lyonés. La Sociedad agregó pronto Hnos. destinados a la catequesis de los niños y al servicio de los misioneros de la Cruz de Jesús (Hnos. coadjutores). En 1818 eran ya cinco. El P. Bochard extendió la Socie- dad por los tres departamentos que pertenecían a la arquidiócesis de Lyon y desde 1821 em- pezó a organizarla en el Ain en su casa de Menestruel (Poncin). En 1823 a pedido del gobierno francés, León Xll, prohibió al Cardenal Fesch la administración de la arquidiócesis y en 1824, Mons. Gastón de Pins era nombrado administrador apostólico. El P. Bochard se opuso al nuevo régimen. La Sociedad de la Cruz de Jesús fue dispersada. Bochard se refugió en su propiedad de Menestruel donde organizó de nuevo lo que quedaba de su creación. Sobre Bochard ver ALLOING Luis: \"Les congrégations de la Croix de Jésus\", Bulletin de la So- ciété Gorini, nº 62, 1930, pp. 87-109; ZIND Pedro, “Fratelli della Croce di Gesu”, en Diziona- rio degli Istituti di Perfezione, vol. lV, coll. 606-608, Roma 1977; Les nouvelles congrégations..., o. c., pp. 110-118, 213-215, 306-312; MARECHAL J.; Les Soeurs de la Croix de Jésus, Letouzey y Ané, París 1930, 154 pp.; CORSAIN José, Notice historique sur M. Bochard, grand vicaire du diocèse de Lyon, de la maison et Société de Sorbonne, [1834];Petit mot sur M. Bochard et l'épiscopat, [1841]; Société de la Croix de Jésus, Letouzey et Ané, Paris 1930, 154 pp.; CORSAIN Joseph, Notice historique sur M. Bochard, grand vicaire du diocèse de Lyon, de la maison et Société de Sorbonne, [1834];Petit mot sur M. Bochard et l'épiscopat, [1841]; Société de la Croix de Jésus, [25 déc. 1855]. 173

HNO. ENZO BIEMMI sión, donde se establecían. Su Institución parecía afianzarse sólidamente en todo el departamento del Ain. Los sacerdotes, menos numerosos, se dedicaban a las tareas más propias del ministerio eclesiástico, como predicación, retiros, educación, misiones, dirección, seminarios, colegios, escuelas. Se comprometían con los votos de obediencia y de estabilidad, en lo que se refiere a lo esencial de la regla, que San Carlos Borromeo había redactado para los Oblatos de Milán. Aunque en minoría, sólo los sacerdotes, podían aspirar a la dirección central de la Sociedad. Uno de ellos nombrado “Prepó- sito General” dirigía a todos los miembros de la Sociedad. Los Hermanos tenían sus constituciones, pero las Reglas de referencia eran las de San Benito. A este efecto, Bochard había compuesto un extracto de Reglas Bene- dictinas para uso de los Hermanos “Todos nuestros queridos Hermanos se compromete- rán profundamente del espíritu de San Benito y cumplirán fielmente todas sus reglas y máximas. Estudiarán, sobre todo, su espíritu y a él se conformarán  78”. Se dividían en dos ramas: los Hermanos enseñantes y los Hermanos legos. Los postulantes, después de tres meses de experiencia, recibían el hábito que era: “una levita de color gris oscuro para los días de fiesta y una chaqueta para los otros”. Los Her- manos legos “llevan sobre el pecho una cruz en la parte izquierda y los otros Hermanos una a la izquierda y otra a la derecha  79”. Los dirigía un Hermano director, un asis- tente y un celador. Este gobierno tan peculiar, no es sino una adaptación de la regla de la Sociedad de María de Burdeos que admite un Director, el Jefe de trabajo y el Jefe celador. El Hermano Asistente reemplazaba al director en su ausencia y contri- buía a mantener el orden, la regularidad y la oración. El Hermano Celador, anima- do “de un celo vivo, de un santo amor a la regla y al cumplimiento de los deberes”, debía inspirar a los principiantes y jóvenes, la fe, la devoción a la Eucaristía, el espíritu de oración, mortificación y piedad  80. A él se le encomendaban ordinariamente los postulantes. Todos los Hermanos se comprometían con los votos de castidad, po- breza y obediencia. Los Hermanos legos, segundos en categoría, y que se ocupaban de los trabajos manuales, tenían sin embargo, derecho a un salario. Los Hermanos docentes se consagraban a la catequesis y a la escuela primaria. El Inspector de la Academia de Lyon, Sr. Guillard, que visita la casa de Menes- truel en el mes de mayo de 1826, nos dice que el P. Bochard proyectaba perfeccionar (78) Constitutions [de los Hnos. de la Cruz de Jesús], s. d. (anteriores a 1834), art. 1, p.1. (79) Ibid, art. 12 y 13, p. 3. (80) Ibid., p. 14. 174

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX a algunos Hermanos “de manera que pudieran servir algún día para la enseñanza se- cundaria”. En la casa había mandado construir una hermosa capilla y una vasta sa- la al lado. Las dos piezas sólo estaban separadas por grandes tabiques móviles, de tal manera que se podía hacer una sola sala para conferencias  81. Los postulantes eran educados de acuerdo al espíritu de la regla de San Benito siendo en realidad pequeños monjes que se forman en casa. Fuera de los recreos, no hablan sino con permiso y por cosas de absoluta necesidad y en voz baja. Deben demostrar en su actitud, la modestia y la humildad. “Mantienen la cabeza recta e inclinada un poco a la derecha”, no la vuelven hacia atrás ni al lado. No llevarán los labios, ni muy cerra- dos ni muy abiertos y evitarán llevar la frente y la nariz fruncidas. La mirada siem- pre modesta y reservada, las piernas nunca cruzadas, las manos tranquilas y los brazos cruzados con naturalidad  82. En este ambiente y en este cuadro Gabriel y sus compañeros, fueros recibidos como postulantes y después de sus tres meses de prueba  83 algunos de ellos recibie- ron, la levita color gris oscuro y la cruz. El 25 de octubre, el Hno. Gabriel escribe al Sr. Mermet, alcalde de Belleydoux y amigo de la familia y le habla con alegría de su nueva situación: “Mons. el obispo de Saint Claude ha unido nuestro establecimiento, al del Rdo. Padre Bochard de Poncin, donde estamos hace ya 12 días. Gracias a Dios, sólo te- nemos que felicitarnos por este cambio, tenemos la dicha de tener Superiores dig- nos de estar al frente de una santa comunidad, conocida con la denominación de Hermanos de la Cruz de Jesús. Por lo mismo, me apresuro a aprovechar de sus preciosas lecciones, capaces por sí solas de asegurar la dicha en esta vida y en la otra. No entro en detalle sobre nuestros estudios, pues el estado al que estamos lla- mados, los presupone  84”. El P. Roland por su parte, sigue preocupándose por la pequeña comunidad y se alegra a principio de diciembre de que todos perseveren. “Ruego por usted con tanto más entusiasmo, cuanto que veo su posición estable”. Su carta nos dice también que, a (81) Informe del Inspector Guillard, 16/05/1826, A. D. R., Aporte de la Universidad, T XXV. (82) Constitutions, o.c., art. 36-38, p. 8. (83) Aux postulants, p. 1. Este documento no fechado, contiene el ceremonial de la toma de hábito y profesión. (Archivos personales del Hno. Luis Lorenzo). (84) Gabriel Taborin al Sr. Mermet, 25/10/1826, “Documento firmado por el Hno. Gabriel, I”. 175

HNO. ENZO BIEMMI principios de diciembre de 1826, mes y medio después de su llegada, Gabriel es des- tinado a Châtillon les Dombes y que ha tomado el nombre de Gabriel de Jesús  85. 4.2 El asunto Bochard Durante la permanencia de Gabriel de Jesús en Châtillon, una tempestad se descargó sobre Bochard, la que amenazó con destruir su sociedad y dispersar a sus Hermanos ignorantes de lo sucedido. En la diócesis de Lyon las controversias y la animosidad reinaban desde la llegada del Administrador Apostólico, Mons. Gaston de Pins que había reemplazado al Cardenal Fesch  86. Una serie de libelos y contra li- belos, inquietaron al clero. En todo este asunto el antiguo vicario de Lyon guardaba una actitud al menos ambigua. Él se consideraba, al menos ese era el rumor que co- rría, el vicario legítimo, y en consecuencia así obraba discretamente. Habría tran- quilizado a los sacerdotes sobre la validez de su ministerio, diciéndoles que cubría con su autoridad, el errar de la jurisdicción diocesana. El arzobispo perdió la calma, le responsabilizó del desconcierto que agitaba a su clero y le denunció ante el Papa, como jefe de un partido cismático disimulado. El 26 de noviembre de 1856, Mons. Devie, obispo de Belley, diócesis a cuya jurisdicción pertenecía Bochard, recibe una carta de León XII, con una triple acusación contra Bochard: se vanagloriaba de ser el vicario general de Lyon, había creado una secta, publicaba escritos incitando a la división y al cisma. El Papa encargaba al obispo de Belley, averiguase toda la ver- dad, declarando cismático a cualquiera que reconociera la autoridad del Cardenal Fesch y de su vicario. Devie consulta con el canónigo Pillet, oficial de Chambery y fue él mismo va- rias veces a Menestruel. La encuesta confirma la actitud ambigua de Bochard: se consideraba vicario legítimo todo el tiempo que el Cardenal Fesch conservara su tí- tulo y obraba discretamente en consecuencia  ; no era autor de los libelos, pero ha- bía dejado entrever que compartía el modo de pensar. La suerte de Bochard y de los Hermanos de la Cruz quedaba supeditada a la respuesta de Devie. Este era un hom- (85) Esta carta enviada el 3 de diciembre, del seminario de Orgelet lleva el matasellos de Cerdon del 9 de diciembre. Alguno escribió en el margen: “despachada a Châtillon les Dombes” (AS- FB., Legajo Roland Robert Desrumeaux). (86) Sobre este asunto ver en los A. E. B. el legajo “Affaire Bochard”; COGNAT J., Vie de mgr. Ale- xandre Raymond Devie, évêque de Belley, Pélagaud, Lyon París 1865, pp. 244-255; ZIND, o. c., pp. 309-312. 176


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