Important Announcement
PubHTML5 Scheduled Server Maintenance on (GMT) Sunday, June 26th, 2:00 am - 8:00 am.
PubHTML5 site will be inoperative during the times indicated!

Home Explore Hno. Gabriel Taborin: El desafío de un religioso laico en el siglo XIX

Hno. Gabriel Taborin: El desafío de un religioso laico en el siglo XIX

Published by Hermanos de la Sagrada Familia, 2020-07-03 16:34:09

Description: Los Hermanos de la Sagrada Familia de lengua española, deseando contar con material de valor para mejor conocer al Vble. Hno. Gabriel Taborin, su Fundador, realizaron la traducción de esta tesis escrita en francés por el Hno. Enzo Biemmi, de la Provincia Madonna di Loreto (Italia).

La tesis fue presentada en la Universidad de París el 22 de junio de 1995 ante un tribunal formado por profesores de la Sorbona y del “Institut Catholique” de París, para la obtención del doctorado en Historia de las religiones (Antropología) y Teología. Ambas instituciones académicas dieron a la tesis la máxima calificación, lo que ofrece a este estudio una garantía científica de primer orden.

Agradecemos y felicittamo al Hno. Enzo Biemmi por el trabajo realizado.
Este libro, impreso en enero de 2019, es la segunda edición de la traducción al español (la primera data de 1998).

Search

Read the Text Version

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX temente clara de los principales acontecimientos y sobre todo, de los sentimientos de este pueblito hacia la Revolución. Ya hemos descrito la situación del pueblo en 1790 y 1791. Por deliberación del Directorio del distrito de Nantua, del 19 de diciembre de 1792 37, la parroquia de Belleydoux es suprimida y anexada a la de Echallon. No se podía tomar una decisión más desgraciada para los habitantes de Belleydoux. En el correr del año 1794, se procede al inventario, “de los vasos sagrados y orna- mentos de la iglesia de Belleydoux, que fueron transportados al depósito de la cabeza de distrito”; “el campanario, el altar y otras cosas” son demolidas de acuerdo a un decreto del ciudadano Albitte 38. La pequeña ermita de Santa Ana, propiedad de los Taborin, situada al borde del camino que lleva a Bouchoux y a Saint Claude, fue también destruida 39. Las desgracias se suceden, cuando los bienes pertenecientes a la Iglesia son puestos en venta, en virtud de las leyes de la Asamblea Nacional. Los bienes de la parroquia comprenden la iglesia, la casa parroquial y ocho parcelas de tierra que producen una renta de 95 libras al año 40. El 4 pradial (noveno mes del calendario republicano, 20 de mayo a 16 de junio) del año IV (23 de mayo de 1796), la comunidad se moviliza y decide enviar a las au- toridades departamentales una petición, documento que nos informa sobre las preocupaciones y actitud de los habitantes 41. El municipio de Belleydoux, “considerando la sinrazón y el perjuicio que se le oca- siona”, quiere recuperar una de las dos campanas usurpadas y conservar la casa pa- rroquial. Tiene derecho a una, aunque por acto arbitrario el representante Albitte orde- nó retirar todas las campanas del departamento del Ain y del Monte Blanco, que “han sido los más maltratados de la República” y “el sonido del tambor no se puede oir en un pueblo, cuyos límites extremos distan dos horas de camino de un extremo al otro”. (37) A.D.A., 6 L. 220. (38) Informe de los ciudadanos Santiago Chapellu, alcalde, y Claudio Mermet, agente nacional, registro de deliberaciones del período revolucionario, A.M. de Belleydoux. (39) Notas manuscritas del Hno. Nicolás Tardy, recuerdos de Claudio Francisco Humbert. (40) Respuesta de la municipalidad a un cuestionario del distrito, 23 de junio de 1790 ya citado. (41) Borrador de una petición del ayuntamiento de Belleydoux a las autoridades departamenta- les, para recuperar una de las campanas retiradas y para conservar la casa parroquial, 4 pradial, año IV (23 de mayo de 1796) A. M. de Belleydoux, registre des délibérations de la pé- riode révolutionnaire. Ver el texto completo de la petición, Anexo 1. 27

HNO. ENZO BIEMMI Todas las razones humanitarias y patrióticas se exponen y los de Belleydoux demuestran jugar con astucia con los principios republicanos: “Vemos que en los otros departamentos han guardado una en cada parroquia, y nosotros tenemos el mismo derecho, pues la República es una e indivisible”. En cuanto a la casa parroquial, es la única donde puede reunirse la comunidad; sobre todo es el edificio en el que se podría pensar para abrir una escuela para ni- ños pobres y ricos del pueblo, lo cual permitiría que “todos aprovechen las ventajas que la República otorga a sus ciudadanos”. La petición se cursó el 9 pradial, firmada por los miembros de la municipalidad y algunos notables 42, pero no tuvo éxito, la iglesia pierde todas sus posesiones y por último el presbiterio 43. La casa presbiteral, con la cocina, tres habitaciones, la bode- ga y la cuadra, es comprada por un tal Luis Aimé Truche, “herrador de la Voute” (Saint Germain de Joux) por 216 francos 44. V. LA RESISTENCIA En tales circunstancias se puede uno imaginar la acogida dada a la Revolución por Belleydoux. En un estudio interesante sobre el Haut Bugey, S. Honoré constata que, “a pesar de los pocos documentos que existen, se puede suponer que Echallon-Belleydoux, pasen de la simple simpatía coloreada de indiferencia, a la resistencia pasiva; mejor dicho, a la hostilidad, resignada contra estos señores de la ciudad que quieren mandar en todo 45”. Esta impresión deducida de la lectura de los documentos relativos a Echallon, es confirmada y reforzada en lo que se refiere a Belleydoux. (42) Pétition pour la commune de Belleydoux du 9 prairial an 4 de la République française A.D. de l’Ain, Q 290, Belleydoux. Esta petición comparada con el borrador del registro de delibe- raciones, no menciona la campana, sino sólo la casa parroquial. (43) A.D.A., Q 267 y Q 290. (44) A.D.A. Q 292. (45) HONORE S. “La Révolution en montagne: Échallon (Haut-Bugey) 1786-1799, dans La Révo- lution en Bugey” Le Bugey, nº 75, 1988, Imprenta del Bugey, Belley p. 154. 28

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX El pueblo no puede tener mucho interés por recibir con beneplácito los favores de la Revolución: la supresión de los diezmos, decretada el primero de enero de 1791 y la independencia total de la abadía de Nantua. Estas ventajas duraron muy poco. La supresión de la parroquia y su anexión a Échallon, la pérdida de los bienes del templo, el rechazo del pedido hecho por Échallon, Giron y Belleydoux para for- mar un solo cantón y consecuentemente la anexión a Oyonnax, la humillación de ver su campanario destruido y retiradas sus campanas, el aumento de impuestos, lleva pronto a los habitantes a una resistencia pasiva y a la hostilidad. A las autoridades del distrito escriben: “el pueblo de este municipio está cansado de pagar impuestos a la República sin percibir las pensiones para poder instruirse 46”. Francisco Bret, oficial de la salud de Échallon, “verdadero sans-culotte” (revolu- cionario) y único patriota (según él) de la comunidad, es nombrado agente nacional encargado de vigilar los dos municipios. El 10 ventoso año II, (28 de febrero de 1794), se alegra de la participación de casi todos los habitantes de Échallon a la con- vocatoria de la década; pero queriendo hacer lo mismo en Belleydoux con el objeti- vo de “propagar las luces de la razón”, tuvo la amarga sorpresa de ver solamente a unos veinte vecinos 47. Y en la carta del 10 ventoso, año II, informa a las autoridades que “el fanatismo está en auge en los municipios limítrofes del departamento del Jura: algunos llevan a bautizar a los niños, otros van a casarse y otros en fin van a realizar actos de fanatismo 48”. Hemos de concluir con Honoré: “todo sucede como si 'los más pequeños' hubiesen aprendido, por experiencia de los siglos, que los cambios por beneficiosos que sean, a la larga tienen un precio y son ellos que pagan la parte más pesada. Se comprende, entonces, su prudente desconfianza 49”. Échallon, Belleydoux, Champfromier, Giron... al terminar la Revolución son más pobres que al final del Antiguo Régimen. (46) A propósito de la venta de la casa presbiteral, A.D.A., Q 290. Documento citado. (47) Notas manuscritas de Dubois, cuaderno Échallon, p. 5. (48) Ibid, p. 6 La expresión “hacer actos de fanatismo” indica las prácticas del culto cristiano. (49) HONORE, o.c., p. 168. 29

HNO. ENZO BIEMMI Las consideraciones del agente nacional, Bret, nos hablan de una forma de re- sistencia organizada que, a partir de 1794 se instaura y se amplía en la región. Se trata de las misiones clandestinas. VI. LAS MISIONES CLANDESTINAS EN BELLEYDOUX El agente municipal de Echallon, Bret, después de hacer averiguaciones entre los sacerdotes deportados y entrados clandestinamente en las montañas de Haut Bugey 50, el 21 nivoso, año IV (11 de enero de 1796) escribe al comisario del poder eje- cutivo “fanáticos... hormiguean en este municipio y en los de los alrededores”, “los agen- tes de la región de las montañas no pueden asistir a las asambleas de las cabezas de partido (Oyonnax) pues los bosques frondosos y aislados que hay que atravesar, están in- fectados de salteadores, sacerdotes refractarios y sus secuaces”. Cita en particular los municipios de Charix, Champfromier y “las granjas de Sous le Rosey y Roche Taillée, la de Désertin, municipio de Bouchoux” que “han recogido a los que nosotros perseguía- mos 51”. Ninguna de las granjas aisladas, ni las aldeas de Belleydoux son nombradas por la guardia nacional, pero las aldeas nombradas rodean el municipio y están to- das próximas a él, de manera que ciertamente podemos admitir que Belleydoux ha sido un punto de apoyo para los desplazamientos de los sacerdotes refractarios, que la población veneraba y ocultaba en sus casas y granjas. A este propósito contamos con un testimonio muy interesante, el de Francisco María Poncet, sacerdote originario de Belleydoux, el último de nueve hijos de José Antonio y Rosa Poncet Bijonnet, muerto en 1913 a la edad de 82 años 52. Este sacer- dote antes de morir escribe para sus sobrinos y segundos sobrinos, las memorias de (50) Estas averiguaciones se hacen a partir de la ley del 3 brumario año IV (24 de octubre de 1795), que decreta que ninguna ceremonia se puede hacer fuera de la iglesia, salvo si es en casa particular y siempre que en la reunión no haya más de 10 personas. Los sacerdotes que quieran presidir, tienen que prestar el juramento. (51) DUBOIS, o.c., vol. VI. pp. 127-128. (52) Sobre este sacerdote ver GENOLIN L.E. ALLOING L. Histoire de Champfromier, o.c. pp. 209- 211. 30

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX su familia para que les sirvan de ejemplo en su vida de fe 53. Les habla de Gabriel Poncet Amorice, que fue alcalde en el municipio de Belleydoux. “[Él] se ponía de acuerdo con Antonio Poncet nuestro abuelo materno, para ocul- tar a los sacerdotes en su casa, en los montes, entre las rocas, en los bosques. Ga- briel Poncet, vigilado por los voraces durante el día, conducía o hacía conducir sus hijos al escondite del sacerdote para hacerlos instruir en la religión. Hizo ha- cer la primera comunión a mi padre en una granja de Echallon, llamada Lale- tta”. Era ayudado por su heroica mujer, Denyse Guinet y por Claudio Antonio Pon- cet Bijonnet, que proporcionaba a los sacerdotes un refugio seguro “en las granjas de Souget y de Délivrey... en los bosques y las rocas... ayudado por el Síndico, o el alcalde de Belleydoux, Gabriel Poncet nuestro abuelo paterno”. Este testimonio demuestra la resistencia contra los principios revolucionarios y sus agentes en el pueblo: es un municipio en el que el alcalde es el organizador de las acciones clandestinas de los sacerdotes y su protector. El agente nacional, Bret, tenía motivos para inquietarse. Además, estas memorias nos proporcionan un elemento importante que arroja un poco de luz sobre la influencia recibida por Gabriel Taborin. Estos dos laicos de Belleydoux, transformados en campeones de la defensa de la fe en el pueblo, han dejado una huella profunda en su infancia. El primero, Gabriel Poncet, alcalde de Belleydoux, no es sino su padrino de bautismo, que le puso su mismo nombre. En cuanto al segundo, el P. Francisco María Poncet nos dice: “Si hemos tenido en Belleydoux un hombre distinguido por su inteligencia, su ca- rácter, su habilidad, su distinción en los procederes - quiero hablar del venerado Hermano Gabriel Taborin, creador, fundador de la Sagrada Familia de Belley, hoy perseguido por el gobierno francés, pero tan apreciado en el extranjero - se lo debemos a Miguel Poncet y a su hijo Claudio Antonio Poncet, nuestro abuelo, y también a Claudio Francisco Guinet, esposo de Francisca Poncet Montange Pe- ronnet”. (53) PONCET Francisco María. Origine de la famille Joseph-Antoine Poncet et Rose Poncet-Bi- jonnet. Dureuil, Bourg en Bresse, 1910,15 pp. 31

HNO. ENZO BIEMMI 6.1 Organización de la red clandestina Antes de la reacción termidoriana (1794), la acción de los sacerdotes refracta- rios adquiere la forma de apostolado oculto. Al principio, en Michaille, como en la diócesis de Ginebra-Annecy, no hay misioneros con morada fija. Los sacerdotes ve- nían de tanto en tanto de Saboya, cumplían su misión pasajera y volvían a su lugar  54. Pero después de 1795 la organización clandestina empieza a actuar55. El 15 de agosto de 1795, Mons. Paget, exiliado en Turín, funda por una ordenan- za, las misiones en su diócesis. Veintiséis misiones se establecen, de ellas tres en Francia. El arciprestazgo de Champfromier pertenece a la vigésimo cuarta misión de Annecy. 6.2 Los protagonistas en Michaille El primer jefe de misión fue Figuet, párroco de Pressevin, que residía en Châti- llon de Michaille. Fue arrestado y llevado a la isla de Ré, donde murió. Fue reempla- zado por el párroco de Echallon, José María Genolin. En el Haut Buget trabajan misioneros pertenecientes a la diócesis de Saint Claude que reciben los poderes necesarios del jefe de misión de Michaille. Entre es- tos se distingue Pedro José Grand Clément 56, el P. Mayre, párroco de Chanay, Darlay, Pedro José Vuillermoz, residente en los Bouchoux, el P. Juillard, asesinado en 1801. El misionero más grande de estas regiones fue Francisco Colliex, cuyas vicisi- tudes durante la Revolución merecen ser recordadas. Vicario de Lancrans y de Ché- zery, busca refugio en Suiza al fin de 1793, pero vuelve pronto, ejerciendo su ministerio en Chézery, Champfromier y en toda la región. Arrestado por primera vez y encarcelado en Gex, se evade. Arrestado por segunda vez es llevado a Bourg. (54) CATTIN, Mémoires pour servir à l’histoire ecclésiastique des diocèses de Lyon et de Belley, Jo- sserand, Lyon 1867, pp. 245-246. (55) Para las misiones en el Ain durante la Revolución ver el capítulo “Les missions” in ALLO- ING Luis, \"Le diocèse de Belley..., o.c., pp. 495-518, y GENOLIN L. E., Alloing Luis, Histoire de Champfromier, o.c., pp. 265. (56) Este sacerdote atendía la parroquia de Viry. Fue arrestado el 7 de noviembre de 1796. De- portado, volvió clandestinamente. Fue llevado primero a Nantua, después a Bourg. En el ca- mino cerca de Tirecul, los gendarmes fueron atacados por unas 700 personas armadas de fusiles, hachas, tridentes, horquillas, sables, hoces, guadañas. El sacerdote fue así liberado y continúa ejerciendo su ministerio clandestinamente. (Cf. DUBOIS o.c., vol VI, pp. 136-137). 32

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Se escapa nuevamente descolgándose por una muralla, con la ayuda de una sábana atada a los barrotes de la ventana  57. Este sacerdote nos interesa de modo particu- lar: fue el primer y verdadero maestro de Gabriel Taborin en la escuela parroquial de Châtillon de Michaille en los años 1813-1816 6.3 Movilización de los laicos Las misiones en la región de Belleydoux se organizan según un modelo similar a las de Lyon, cuyo territorio llegaba a unos 10 kilómetros del pueblo 58. El arquitecto de las Misiones fue el P. Linsolas, vicario general de Lyon. Inspi- rándose en una asociación fundada en 1788 para catequizar a las niñas 59; pone en marcha el culto clandestino, organizado de una manera admirable 60. El jefe de la misión vigila las parroquias de su distrito, es el amigo y consejero de los sacerdotes, les comunica las decisiones de la administración diocesana. El misionero tiene bajo su jurisdicción varias parroquias. Durante el día vive escondido en las granjas aisladas, a veces disfrazado de granjero; de noche, guiado por un “catequista”, va a los pueblos para administrar los sacramentos. Los catequistas laicos se dividen en tres categorías: los sedentarios, viven en las parroquias, dan catequesis a los niños, los preparan a la primera comunión y co- munican a los fieles la hora de la misa; los guardianes, que acompañan a los misio- neros y están al corriente de las maniobras de los revolucionarios; los precursores, sondean el terreno y encuentran en los pueblos más peligrosos un apoyo para los sacerdotes en casa de alguna familia. El P. Ruivet, que lleva a cabo el proyecto de Linsolas en las parroquias del Ain dependientes de Lyon 61, exige de sus catequistas ciertas cualidades: instrucción re- (57) Histoire de Champfromier, o.c., le dedica un capítulo entero pp. 165-174. (58) Sobre los dos tipos de organización misionera, ver DARTEVILLE Raimundo en Pratiques religieuses, mentalités et spiritualités dans l’Europe révolutionnaire (1770-1820). Actas del coloquio de Chantilly, 27-29 noviembre 1986, bajo la dirección de PLONGERON Bernard, Brepols, 1988, pp. 433-455. (59) TRENARD Luis, La catéchèse sous les épiscopats de Mgr. de Montazet et de Mgr. Fesch, Actes du colloque de Chantilly, o.c., p. 499. (60) LEDRE Carlos, Le culte caché sous la Révolution. Les missions de l’abbé Linsolas, París 1949. (61) Sobre este sacerdote que ayudará a los vicarios generales de Lyon a realizar el mapa de los sacerdotes de la nueva diócesis en 1802, consultar a THELOZ José, Vie de M. l'abbé Ruivet, Téqui, París 1899, p. 275. 33

HNO. ENZO BIEMMI ligiosa suficiente para defender la religión, habilidad y sagacidad para sacar a los sacerdotes de los peligros a los que se exponen, disposiciones naturales para sopor- tar todo, aún la cárcel, educación para vivir con los misioneros, discreción a toda prueba 62. Las dificultades y la persecución provocan una verdadera movilización de va- rias familias. Se forman capillas privadas, en las casas. En el pueblo La Palud, Pedro Brel; en Plagne, Claudio y Luisa Henry, los Humbert, los Levrat y la familia Egraz; en Miribel, Lorenzo Mayre; todos ellos acogen y esconden a los sacerdotes. Pero el corazón de la resistencia fue seguramente Champfromier, gracias sobre todo a la familia Humbert, originaria de Belleydoux63. Antonio Humbert, por consejo del P. Genolin, había comprado la granja de Chaté donde vivía con sus cuatro hijos, que luego fueran sacerdotes. Su casa llega a ser el punto de referencia más seguro para los misioneros de la región. Albergó has- ta 14 sacerdotes a la vez que celebraban la misa, allí mismo a escondidas. Esta gran- ja mereció el nombre de “nido de sacerdotes  64”. Indiscutiblemente es la falta de sacerdotes lo que obligó a menudo a los laicos a hacerse cargo del culto. En domicilios particulares, en la iglesia, allí donde fuera posible, se reúnen, oran y cantan. El fenómeno más interesante, sin duda, es el de las “misas blancas” o “misas se- cas”, o sea asamblea de fieles donde se rezan todas las oraciones de la misa, salvo, por cierto, las de la consagración 65. A menudo estas misas son cantadas, como las vísperas. El rosario es la oración más frecuente. Un laico es el que preside, a veces lo hace el miembro más anciano de la familia o de la comunidad. Pero el más indi- cado es el maestro, que es también, y sobre todo, cantor en la iglesia. Es a él a quien a menudo corresponde presidir. Hay denuncias a los laicos que se comprometen en estas actividades. Mons. de Marbeuf, arzobispo de Lyon, ve la necesidad de regular el culto y da a los jefes de familia el honor de presidir las asambleas y a los catequistas, el de rezar las oracio- (62) ALLOING, o.c., pp. 495-497. (63) Histoire de Champfromier, o.c., p. 151. (64) Ibid, pp. 149-156. (65) Sobre este aspecto consultar el estudio muy interesante de BIRON Marie-Paule, La résistan- ce des laïcs à travers les messes \"blanches\" et le \"culte laïcal”, Actas del coloquio de Chantilly, o.c., pp. 293-299. El mismo autor estudia este tema en un estudio más completo: Les messes clandestines pendant la Révolution en France, thèse 3ème. cycle, Paris IV, mars 1987, pp. 164-174. 34

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX nes. En una instrucción del 15 de febrero de 1796, invita a los fieles de las parro- quias donde no hay sacerdotes misioneros, a reunirse el domingo por la mañana y por la tarde para rezar las oraciones de la mañana, las letanías de los santos, las oraciones de la misa 66. La diócesis de Ginebra-Annecy, de la que depende la misión de Michaille, ha va- lorado particularmente el papel del laico. Los vicarios generales, en particular Bi- gex, autor del “Missionnaire catholique”, recomendaban a los sacerdotes: “las visitas a las casas particulares, donde serán mejor escuchados, manteniendo sin embargo las asambleas generales de los fieles, autorizadas por decreto, bajo la presidencia de un an- ciano capaz de explicar la doctrina católica y de hacer la lectura de algún libro piadoso aconsejado por los sacerdotes de la localidad. Había una ordenanza que decía: [Los misio- neros] asociarán a su ministerio, para enseñanza de los ignorantes y conversión de los pecadores, a fieles celosos, instruidos y prudentes, compenetrándolos del sentido del deber y la dicha de poder cooperar a la gloria de Dios y la salvación de las almas 67”. A pesar de una cierta desconfianza manifestada por la autoridad eclesiástica, por miedo a ciertos abusos, las celebraciones de laicos y las “misas blancas”, es uno de los resultados documentados e inesperados de la Revolución, signo del apego de estas poblaciones a sus sacerdotes y sobre todo a su tradición religiosa. Belleydoux participa de este “tomar la palabra por parte de los laicos en la vida religiosa” que es “un acontecimiento esencial” e innegable de la persecución revolu- cionaria 68. 6.4 Pedro José Vuillermoz El sacerdote misionero que presta servicios en la parroquia de Belleydoux, ha- ciéndole la competencia primero y ocupando después el lugar del P. Benito Cotta- voz, es Pedro José Vuillermoz. Nace el 26 de diciembre de 1752 y pertenece a la diócesis de Saint Claude. (66) MARBEUF (Mons. de), Instruction adressée par Mgr. de Marbeufl'Archevêque de Lyon à ses coopérateurs pour l'administration spirituelle de son diocèse, le 15 février 1796, art. 7, p. 29, citado por Biron. (67) Cf. HUDRY Mario, Catéchèse et enseignement en Savoie (1793-1801), Actes du colloque de Chantilly, o.c., p. 32. (68) PLONGERON Bernard, Actes du colloque de Chantilly, o.c., p. 32. 35

HNO. ENZO BIEMMI Los archivos parroquiales de Échallon guardan un registro clandestino que es un documento valioso. Nos muestra que este sacerdote reside en la región de Bou- choux y que ejerce su actividad desde el 10 de noviembre de 1795 al 21 de noviem- bre de 1803, en las parroquias de: Bouchoux, Choux, Désertin, Belleydoux, Moussières y Échallon y llega hasta Oyonnax, Arbent y Champfromier. Se define “sacerdote misionero en los municipios de Bouchoux, diócesis de Saint Claude” y actúa autorizado por su obispo y el delegado P. Genolin, jefe de la misión de Michai- lle. Su registro, formado de pequeños fascículos unidos por una cuerda, fáciles de llevar en los numerosos desplazamientos, consignan minuciosamente las actas de bautismo, matrimonios y la regularización de matrimonios 69. Se considera en misión hasta fines de 1802, cuando es nombrado por el vicario general, párroco ecónomo de Belleydoux. Sólo quedará allí algunos meses. En efec- to, el 20 de febrero de 1803, es nombrado para Échallon donde permanece hasta 1823 70. Hecho curioso cargado de significado simbólico: Vuillermoz, siendo párroco de Belleydoux, continúa llevando su registro clandestino, como si no hubiera sido cambiado. José Rey que lo reemplaza en agosto, empieza uno nuevo de tamaño nor- mal al que une, con una cuerda, el registro de Vuillermoz. ¿No es manera significa- tiva de demostrar continuidad del Antiguo Régimen con el nuevo del Concordato?. En la mentalidad de estos sacerdotes, como por otra parte en el espíritu de la po- blación, la Revolución debía ser un triste paréntesis para ser olvidado. Esta cuerda nos dice que la continuidad había triunfado sobre la ruptura. Durante la acción misionera de este sacerdote en Belleydoux, nace Gabriel Ta- borin. (69) Se trata de matrimonios “que no se realizaron ante sacerdote legítimo de acuerdo al Conci- lio de Trento”, o “sólo contraídos [ante] la municipalidad sin observar ninguna formalidad o ceremonia de la Iglesia Católica”. (70) Sabemos por carta de Darlay, párroco de Izenore, fechada el 25 de enero de 1805, dirigida al arzobispo de Lyon, que había prestado juramento (el primero), pero que formaba parte de \"los que, yo creo, han vuelto sinceramente y dan todos los días pruebas inequívocas de ello\", A.A.L., 2. II, 88, legajo Nº 4. Réconstitution du clergé diocésain. 36

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX VII. NACIMIENTO Y BAUTISMO DE GABRIEL TABORIN “Belleydoux, lugar donde vi la luz del día en 1799, el primero de noviembre y donde tuve la dicha de ser bautizado 71”. Gabriel mismo nos habla así y José Poncet, a los 72 años de edad, relata al Hno. Nicolás Tardy: “La madre del niño Gabriel estuvo muy enferma a consecuencia del par- to. Su estado fue desesperante durante tres días. No sufrió así con sus otros hijos, de los que Gabriel es el menor72”. El mismo día su padre se presenta al oficial del municipio y declara que su mu- jer, María Josefa Poncet Montange, ha dado a luz a las diez de la mañana un niño varón, Gabriel 73. Los dos testigos, al mismo tiempo padrinos de bautismo, son Ga- briel Poncet Amorice, alcalde en los primeros años de la Revolución y María Anto- nieta Chapelu. Las vicisitudes del acta de bautismo de Gabriel nos demuestran que estamos en pleno período de clandestinidad. A pesar de la búsqueda 74 esta acta nunca fue ha- llada. En el mes de noviembre de 1799, Benito Cottavoz ¿estaba aún en Belleydoux?. Es poco probable y menos probable aún que Claudio José Taborin haya permitido que su hijo fuera bautizado por un sacerdote revolucionario. El registro de Vuillermoz tiene un inexplicable vacío del 6 de octubre al 1º de diciembre de 1799. El fascículo correspondiente ha desaparecido. Por otra parte los misioneros de Michaille se desplazaban y cambiaban de lugar a menudo. Se sabe que algunas actas de bautismo se han perdido. La de Gabriel es probablemente una de ellas. No se sabrá quizá nunca el nombre del sacerdote que lo hizo cristiano; pe- ro todo nos permite creer que se trata del valiente misionero clandestino de Bou- choux. (71) Cf. Gabriel en sus memorias manuscritas Historique, ASFB. En el abreviado Historique, in- dicamos un legajo conteniendo 4 borradores y 2 manuscritos inacabados, escritos por Ga- briel mismo o dictados a sus secretarios. (72) Notas manuscritas de Nicolás Tardy. Recuerdos de la infancia ASFB. (73) Acta de nacimiento de Gabriel Taborin, 10 brumario, año VIII (1 noviembre de 1799). Regis- tre de l'État civil, 1797, año X, A.M. de Belleydoux A.D.A. (74) Esta investigación llevada a cabo en los archivos municipales, parroquiales y departamen- tales es obra, sobre todo, del Hno. Fiorenzo Stanga, autor de la Positio. 37

HNO. ENZO BIEMMI VIII. GABRIEL Y LA REVOLUCIÓN Nueve días después de su nacimiento, con el golpe de estado del 18 brumario, la situación se calma. Pero en estos pueblos la desconfianza continúa. Las noticias lle- gan tarde y además los acontecimientos se han sucedido tan rápidamente y son tan contradictorios, que no se cree ya en nada. Por lo menos así piensan los sacerdotes. Vuillermoz sigue firmando “sacerdote misionero” y bendiciendo los matrimonios con dispensa de tres amonestaciones canónicas, hasta los últimos días de 1802. Gabriel nace en un clima de revolución. Está penetrado de él desde sus prime- ros días. ¿Durante cuánto tiempo aún las conversaciones en familia estarán centra- das en la Revolución, en sus consecuencias sobre los pueblos, en sus valientes sacerdotes ocultos, perseguidos, asesinados, en los héroes del municipio, entre los que se cuenta su padrino?. Gabriel queda profundamente marcado por la Revolu- ción; sería injusto subestimar la influencia. Quedó marcado ante todo por su pueblo, por su pobreza. Influenciado por la adhesión de su pueblo a la religión, por sus tradiciones populares, por sus objetos y lugares. Conserva la impronta del espíritu misionero que se respira. Queda fascinado por la valentía de los catequistas que reemplazan a los sacerdotes, por sus iniciati- vas, por sus oraciones recitadas a escondidas en las casas y dirigidas por laicos, por esas “misas” cantadas, sin consagración, por los cánticos y por el rezo del rosario que reemplazaba a menudo la misa. Encontramos en las actividades de su infancia los mismos elementos, primero bajo forma de juego, luego como verdadero apostolado en su pueblo, como maes- tro, cantor y sacristán. Muchas son las razones para ver en esta postura de los lai- cos de hacerse cargo del culto, el origen directo de su actitud profunda y de su futura vocación. Finalmente y sobre todo, será marcado por estos sacerdotes de la Revolución, más o menos heroicos, más o menos fieles, pero heridos y fortalecidos a la vez por los acontecimientos: Pedro José Vuillermoz, que a menudo sube de Échallon a Be- lleydoux para ayudar o substituir a los sacerdotes; José Rey del que tendremos la oportunidad de hablar sobre su dolorosa aventura; Santiago Charvet, que no era aún sacerdote y acompañaba como catequista a los misioneros en la región de Bre- nod; en fin Francisco Colliex, el héroe de la región y su educador en Châtillon de Michaille. 38

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Gabriel Taborin es hijo de la Revolución, hijo de la resistencia y del amor de un pueblo de montaña a su tradición y a su fe, hijo de la movilización inesperada del laicado. No habrá que olvidarlo nunca. 39

HNO. ENZO BIEMMI 40

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Capítulo II GABRIEL Y LA RESTAURACIÓN H ijo de la Revolución, Gabriel lo es también, por varios títulos, de la Restau- ración. El humus cultural de la post-Revolución, que podemos definir co- mo “espíritu de la restauración”, constituye la cuna de su personalidad humana y religiosa, en el marco sencillo de Belleydoux. La vida pacífica de este pueblo de montaña, marcado sin embargo por las cica- trices de la Revolución, está bastante bien presentada en dos encuestas parroquia- les que se refieren respectivamente al período del Imperio y al de la Restauración. La primera se debe a la iniciativa del cardenal Fesch, que en 1804 envía un cuestio- nario a todas las parroquias de la nueva diócesis de Lyon. La segunda realizada en dos oportunidades (1823-1824), fue por iniciativa de Mons. Devie, que se vale así de un medio eficaz para conocer el estado de las parroquias de su diócesis de Belley, nuevamente constituida. Los registros municipales y los registros de la obra de construcción de la igle- sia, con otros documentos de los archivos municipales de Belleydoux y de los archi- vos departamentales del Ain, constituyen la segunda fuente. Los demás datos están sacados de los archivos de la Sagrada Familia de Belley, insignificantes sobre el pe- ríodo revolucionario, pero más ricos sobre el período del Imperio y de la Restaura- ción. Las fuentes permiten echar una mirada atenta sobre las actividades e iniciati- vas conjuntas del alcalde y del sacerdote, el problema de la escuela primaria, los personajes que marcan la vida del pueblo, la vida de los paisanos de estas monta- ñas en su quehacer diario. Se puede también, en cierto sentido, entrar en casa de los Taborin, descubrir la actitud educativa del Sr. Claudio José y de la Sra. María Josefa con su último hijo, tan diferente de los otros, adivinar la fe de esta familia simple y concreta, fortifica- da en el crisol de la Revolución, hecha de acogida, de amor al trabajo, de fidelidad a las prácticas religiosas tradicionales. 41

HNO. ENZO BIEMMI La educación cristiana que recibe el joven Gabriel en la parroquia a partir de los cinco años, bajo la dirección de los diferentes sacerdotes que en ella se encuen- tran, no hace sino reforzar y ampliar la que recibe en su familia. Halla su corona- ción en la celebración de la Primera comunión, “el día más bello de la vida”. El período de Plagne y de Châtillon de Michaille (1812-1816) señala una etapa decisiva en su formación: la opción ante una posible carrera clerical y la decisión de volver al pueblo y buscar allí su puesto. La participación en las misiones populares que impresionan la imaginación y el corazón, como también la adhesión a las cofradías establecidas en la parroquia, completan su formación y definen su papel: en adelante será en su parroquia el ayudante del sacerdote, un laico totalmente consagrado a la animación del culto y a la educación religiosa y moral de los niños. Así, formado por el espíritu de la Restauración, Gabriel estará pronto para ser también un protagonista activo y abnegado. I. LA RECONSTITUCIÓN DEL PUEBLO DE BELLEYDOUX 1.1 Belleydoux después de la Revolución La reorganización de la diócesis de Lyon La permanencia de Gabriel Taborin en su parroquia coincide con el período en que Belleydoux depende de la diócesis de Lyon. El 26 de marzo de 1802 se termina de fijar la nueva circunscripción de las dió- cesis. El Ain es incorporado a la diócesis de Lyon que comprende tres departamen- tos (Ródano, Loira y Ain). Belleydoux cambia, pues, de jurisdicción: de la diócesis de Ginebra-Annecy (con el paréntesis revolucionario de pertenencia a la diócesis del Ain), a la diócesis de Lyon. Una resolución del 29 de julio de 1802 designaba a Mons. Fesch arzobispo de Lyon. Nombrado embajador de Francia en Roma, el cuatro de abril de 1803, sólo reside en Lyon, tres cortos períodos; el más largo, fue el de 1812- 1813 1. (1) A lo largo de este período es cuando el joven Gabriel recibe, el 26 de mayo de 1813, la Confir- mación de manos del arzobispo en Oyonnax. En esta ocasión 600 habitantes de Belleydoux bajaron a la cabeza de partido del municipio (Cf. Positio, pp. 30-31). 42

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX A pesar de estas vicisitudes, la reconstrucción concordataria fue en Lyon parti- cularmente rápida y eficaz, acompañada de una renovación religiosa caracterizada por una vitalidad inesperada. El Cardenal Fesch no descuida su diócesis: la gobier- na con habilidad y decisión por medio de sus tres vicarios: Jouffret, Renaud y Cour- bon. Este último permanecerá en su cargo hasta 1824, fue de los tres, el más prudente y en el que Fesch puso toda su confianza 2. Una misión difícil espera a los nuevos vicarios: determinar la circunscripción de las parroquias (realizada por Renaud de 1802 a 1804) y sobre todo la colocación, en el puesto más indicado, de los sacerdotes de la diócesis (unos 900). Courbon des- de 1802 lleva en un cuaderno el nombre de todos los sacerdotes por orden alfabéti- co con un breve juicio sobre cada uno 3 M. Ruivet en primer lugar, luego M. Brien, vicario general, encargado del departamento del Ain, le proporcionan la informa- ción sobre los sacerdotes de las antiguas diócesis de Belley y Saint Claude. En un loable y verdadero esfuerzo, Courbon, coloca en ocho meses, febrero-setiembre 1803, a 277 sacerdotes a quienes se les asigna oficialmente una parroquia. Se trata de un clero debilitado y heterogéneo, formado por sacerdotes más bien de edad. Cuando llegan a sus parroquias, la mayor parte no tienen ni casa parroquial, ni huerta, ni paga ninguna. Un cuestionario enviado por los vicarios generales a los sacerdotes estableci- dos en las parroquias el 8 pluvioso año XII (29 de enero 1804) nos permite recons- truir la situación religiosa de las parroquias. Este cuestionario tenía 27 puntos: cuatro preguntas para el gobierno y 24 para la diócesis. Muchas preguntas referen- tes al culto, los sacramentos, las cofradías, diversas prácticas, estado del material y de la iglesia 4. Con la ayuda de esta encuesta parroquial uno se puede dar cuenta de la situa- ción del Ain y en lo que nos interesa, de la parroquia de Belleydoux5. (2) GADILLE Santiago (bajo la dirección de). Le diocèse de Lyon, Histoire des diocèses de France nº 16, Beauchesne, París 1983, pp. 208-228. (3) \"Tableau général des prêtres du diocèse de Lyon, 1 vendémiaire 1802”, con un juicio aprecia- tivo de cada uno de los miembros del clero. Trabajo de M. Courbon, A.Arch. L., 2. II. 83. (4) \"Tableau religieux et moral\" de las parroquias, del 8 pluvioso, año 12 (29 de enero 1804) A.A.L., 2. II. 43. Ver el texto completo del cuestionario en anexo, Nº 4. (5) La encuesta parroquial de 1804, ha sido estudiada, en lo referente al Ain, por JACOLIN Pie- rre. La vie paroissiale dans le département de l'Ain au lendemain du Concordat 1803-1806, Lyon, D.E.S., 1967, 221 pp.+ cartas y textos. 43

HNO. ENZO BIEMMI El párroco José Rey El primer párroco verdadero de Belleydoux bajo el régimen del concordato, fue José Rey. Las vicisitudes de este párroco y el itinerario que lo lleva a Belleydoux, me- rece nuestra atención. Nace el 26 de febrero de 1786 6. Es párroco de Crozet (en la comarca de Gex, dió- cesis de Ginebra), en el momento de estallar la Revolución. Presta el juramento de la Constitución civil del clero, pero precisando sus convicciones: “está persuadido de que esta determinación... no es, ni será, contraria a la fe, a la salvación del pastor y de su rebaño, a la Religión santa que tiene la dicha de profesar...convencido plenamente de que la nación, lejos de atacar las creencias y el dogma, sólo pretende reformas civiles que da- rán seguridad a la fe y gloria a nuestra santa religión 7”... Conserva su cargo de párroco de Crozet, recibe una paga de 1.303,3 libras anua- les 8. En seguida se da cuenta de que los acontecimientos toman mal cariz y amena- zan a la “santa religión que tiene la dicha de profesar y servir”. Se retracta de su juramento y prefiere el camino del exilio. Emigrado a Turín en 1793, entra en Mau- rienne en el curso del año 1794 9. Bajo la presión del miedo, presta el juramento de Albitte renunciando al sacer- docio 10. Tiene entonces 56 años. Una conmovedora carta dirigida desde Giron a un miembro de la curia de Lyon, probablemente al P. Bigex, fechada el 30 de julio de 1802, nos informa cómo siguió su historia 11. En 1808 en el pueblo de Champfromier hizo su retractación, an- te los sacerdotes misioneros y el vicario general. Liberado de la excomunión, tuvo (6) État général des communes où sont placées les curés et les succursales de L'Ain, Lyon 30 de octubre de 1804, cuadro hecho por los vicarios generales del Cardenal Fesch, A.D.A., 1 y 2. Es- te cuadro fue publicado por el Boletín de la Société Gorini, Nº 92, p. 287. (7) Extracto de los archivos de Crozet y A.D.A. citado en DUBOIS Eugenio, Histoire de la Révo- lution dans l'Ain, o.c., vol. II, p. 156. (8) A.D.A., L. 100. (9) Las últimas informaciones están sacadas de la nota que el P. Peyrieux consignó sobre un cierto número de sacerdotes de la diócesis de Lyon, A.Arch. de L. En estas notas se lee sobre el P. Rey: Nacido el 26 de febrero de 1738, antiguo beneficiado de Thoiry. Emigrado a Turín en 1793, volvió a Maurienne en 1794. Trabajador infatigable, abandona Belleydoux (Oyon- nax), 30 de abril de 1803-desap. (¿desaparecido?) el 11 de mayo de 1808. (10) Liste des prêtres qui ont souscrit à la formule d'Albitte, departamento del Ain A. Arch. L., 1. II. 07. (11) Carta de José Rey a un vicario general, Giron 30 de julio de 1802, A.A.L., 2.II.100. Dossiers personnels des prêtres. 44

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX la desgracia de ver que el sacerdote que debía seguir el trámite de su readmisión, se moría de repente. Su calvario continúa, se ve obligado a esconderse en Giron, en al- guna granja aislada “en medio de los más desenfrenados bandidos” y expuesto “a la persecución más terrible” por parte de un compañero que “parecía un león rugiente contra aquel (Rey) que él sabía que había visitado a uno de sus parientes, enfermo”. Suplica que su interlocutor interceda ante el arzobispo para sacarle del “estado desgraciado en que mi debilidad, mis enfermedades, mi edad y el miedo a la muerte, me han precipitado desgraciadamente, sin yo creerlo, ni quererlo, como mi conducta ha de- bido probarlo”. Sólo le queda un deseo y una esperanza: olvidar las persecuciones de que ha sido objeto y ser rehabilitado “para poder trabajar en la viña del Señor y apro- vechar las pocas fuerzas que me quedan, para trabajar por mi salvación y la de aquellos que él y mis superiores me confíen”. Pide que por ello se confíe en el P. Maire, ahora párroco de Echallon, o en el párroco de Champfromier, el P. Genolin. “Quise por dos veces, ir a postrarme a sus pies, fui hasta Nantua, pero me vi for- zado a detenerme y volver, con lágrimas en los ojos, a mi miserable soledad...(...). Obligado a permanecer entre los más enfurecidos bandidos, mi desgracia no po- día ser mayor; todos los días han sido para mí días de muerte”. El año siguiente, el 30 de agosto, (o 30 de abril) 1803, “convocado por el Sr. Ad- ministrador”, es nombrado párroco de Belleydoux 12, en lugar del misionero Vuiller- moz, que toma a su cargo Echallon. La parte de la “viña del Señor” que plugo a sus superiores confiarle, estaba en- tre las más apartadas y más pobres de la diócesis de Lyon, una de esas parroquias del Haut Bugey, donde enviaban a los sacerdotes de poco talento o “caídos en des- gracia”. Durante los cinco años de su servicio en Belleydoux, este “pobre sacerdote”, en- vejecido por la edad y por los acontecimientos, fue también un sacerdote pobre. Después de la Revolución no le quedan, ni bienes, ni renta. No tiene ni casa parro- quial, ni huerta, ni tierras pertenecientes a la parroquia 13. Vive en una pobre casa alquilada por el ayuntamiento; a partir del 6 de junio de 1807, los 14 últimos meses de su vida, habita la casa del Sr. Humbert, por la que la alcaldía tiene que pagar 36 (12) État du personnel du diocèse de Lyon, departamento del Ain, A.A.L., 2.II.96. (13) Respuesta de José Rey a la encuesta diocesana de 1804, A. Arch. de Lyon, 2.II.43. 45

HNO. ENZO BIEMMI francos 14. Desde esta casa, el 10 de diciembre de 1807, escribe a los vicarios genera- les de Lyon, visiblemente desanimado: “En Belleydoux no hay casa parroquial. El encargado de la parroquia no puede estar peor alojado. Es el quinto año que sufre, sobre todo en invierno y ve con pe- na, cómo a pesar de su urgente pedido, no se arregla la iglesia y el campanario, ni la sacristía y no se preocupan en proporcionar la ropa y ornamentos como ten- dría que ser, si se tuviera un poco más de celo por parte de los que deberían mover las cosas en lugar de paralizarlas, y fueran menos egoístas. Ruego, a quienes co- rresponda, echar una mirada compasiva sobre mi parroquia 15....” ¿Amargas consideraciones de un hombre en los últimos días de su vida, o bien una mirada objetiva sobre Belleydoux y sus habitantes?. En los documentos que guardan los archivos sobre José Rey, la palabra que se usa más a menudo es la de “desgracia”. Fue este hombre que le dio la primera ense- ñanza religiosa a Gabriel, el que le enseñó a ser acólito, le comunicó el respeto por la iglesia y el culto, el amor a la Eucaristía. Lo que sigue será un ejemplo particular- mente significativo. Situación religiosa de la parroquia José Rey envía a los vicarios generales el cuadro religioso y moral de su parro- quia a fines de 1804. El texto es desgraciadamente muy escueto, pero nos propor- ciona igualmente datos preciosos: “Cuadro religioso y moral de la parroquia de Belleydoux: Católicos en mi parroquia, alrededor de 900. Todos los habitantes son católicos. Todos frecuentan los sacramentos y asisten a los oficios. Asistencia a la catequesis, alrededor de 80 niños de ambos sexos. La catequesis se imparte desde las 8 a las 9 horas de la mañana. Se interrumpe en verano a causa de las labores del campo. Aún no hay escuela establecida, espero la haya pronto. Hay una cofradía del (14) A.D.A., serie O, legajo Belleydoux (año IX-1840). (15) José Rey a los vicarios generales de la diócesis de Lyon, A. Arch. L., 2.II.76. Dossiers particu- liers par paroisses, Ain, Belleydoux. 46

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Santísimo y otra del Santo Rosario. La iglesia está en malas condiciones, como también la sacristía, y el campanario ha sido totalmente destruido. Los altares se han arreglado algo; los pocos ornamentos son viejos y casi fuera de uso. El cemen- terio está aún ocupado con los escombros del campanario y en la iglesia no tene- mos ningún cuadro de santos, ni imágenes. Las cruces se han restablecido. En la mayor parte de las familias se reza la oración de la tarde en común y ruego a los jefes de familia sean cumplidores de este ejercicio. En las casas hay agua bendita, crucifijos e imágenes de la Santísima Virgen. Los libros de iglesia están en pésimo estado y si falta decoro en la casa de Dios, es por la falta de medios que han para- lizado hasta ahora mis deseos y mi buena voluntad 16”. Lo que llama la atención en la respuesta de Rey es el cuadro religioso que pre- senta su parroquia. Todos frecuentan los sacramentos y asisten a los oficios, se fre- cuenta la catequesis, las casas guardan cuidadosamente el agua bendita, el crucifijo y la imagen de la Virgen. De tarde, en las casas, el padre de familia preside la ora- ción comunitaria 17. La existencia de dos cofradías que sobreviven a la Revolución, demuestran que en Belleydoux, la continuidad de las tradiciones religiosas se ha sobrepuesto a la ruptura. En 1807 el párroco puede asegurar a los vicarios genera- les: “Entre nosotros no existe ninguna diferencia entre lo espiritual y lo temporal, sólo hay una municipalidad en toda la parroquia 18”. Evidentemente, durante la revolución, la iglesia se desplazó de su lugar habi- tual, constituido por el párroco y el edificio de la parroquia, al corazón mismo de las familias y fue allí donde los laicos, apegados a sus tradiciones religiosas, asu- mieron la responsabilidad de la vida cristiana. Cuando volvió la calma, esta iglesia escondida, doméstica, vuelve a salir de las casas y encuentra su centro natural, al- rededor del párroco y de las celebraciones tradicionales, como si nada hubiera pa- sado. (16) Respuesta de José Rey a la encuesta diocesana de 1804, A. Arch. L., 2.II.43. Para el texto com- pleto, ver anexo Nº 5. (17) Este detalle tiene un paralelismo interesante con lo que dice su primer biógrafo, el Hno. Fe- derico, Vie du Révérend Frère Gabriel Taborin. Notes sur le Révérend Frère Gabriel Taborin, recueillies par le Frère Frédéric, Edición F.S.F., Chieri (Torino) 1986, p. 18. (18) José Rey a los vicarios generales del arzobispado de Lyon, 10 de diciembre de 1807, A. Arch. L., 2.II.76, legajo particular de las parroquias, Ain, Belleydoux. 47

HNO. ENZO BIEMMI El P. Jacolin en su estudio ya citado, ha establecido el mapa de las cofradías y de la participación en las prácticas religiosas, en las parroquias del departamento del Ain, en base a los datos de la encuesta de 1804. Belleydoux es una de las pocas parroquias que han mantenido las dos cofra- días y está entre las quince en que la casi totalidad de los habitantes son asiduos a los sacramentos 19. El contraste es mayor aún si se compara la parroquia de Belley- doux con la de Échallon que sólo dista de ella cinco kilómetros: no hay ninguna co- fradía, solamente la mitad de los fieles frecuentan los sacramentos y el párroco Vuillermoz, acostumbrado a la fe de la Resistencia clandestina y a la de los prime- ros parroquianos de Belleydoux, no deja de expresar su amargura, en respuesta al cuestionario diocesano y su pesar por haber aceptado la parroquia de Échallon 20. Si la fe de los habitantes de Belleydoux, a pesar de la Revolución, parecía gozar de buena salud, no sucedía lo mismo con su templo, su casa parroquial y su cemen- terio. El estado material de la iglesia lo conocemos. El campanario destruido, como también los altares y los crucifijos. Las campanas, los ornamentos y vasos sagrados han sido llevados al depósito de Nantua. El interior de la iglesia, totalmente despo- jado de todo. No hay casa parroquial. El alcalde, invitado el mismo año 1804 por el párroco de Oyonnax, a realizar el inventario de la iglesia, entra en la sacristía y no encuentra “sino lo indispensable  21”. Los mayordomos de la iglesia, un mes antes ha- bían hecho el inventario de ornamentos y vasos sagrados que quedaban en Belley- doux: un cáliz de estaño, una custodia de hierro, una linterna para acompañar al Santísimo, dos libros de canto, algunos ornamentos en mal estado y alguna cosa más 22. (19) JACOLIN Pierre, o.c., mapa C 14 y mapa C 12. (20) Respuesta de Vuillermoz, párroco de Echallon, a los vicarios generales de Lyon, sobre el esta- do de las parroquias, 17 de febrero de 1804. A. Arch. L., 2.II.43. (21) Procès verbal dressé par le maire et les officiers de la commune concernant l'état de l'église, 26 thermidor an XII (14 août 1804), A. Arch. de Lyon, 2.II.76, Dossiers particuliers par pa- roisses, Ain, Belleydoux. (22) Inventaire de l'église de Belleydoux, établi par les marguilliers 15 mesidor, año XII (9 julio 1804), Registro de la parroquia de Belleydoux, p. 49, A.P. de Belleydoux. 48

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX 1.2 La reconstrucción del culto Si tal es el contraste entre la fe de los habitantes de Belleydoux y el estado ma- terial de su iglesia, es cierto también que la preocupación principal de estos monta- ñeses, pasada la tormenta revolucionaria, fue efectivamente la reorganización material del culto. Las fuentes disponibles en los archivos municipales de Belleydoux y departa- mentales del Ain, desgraciadamente incompletos 23, nos revelan una comunidad que se moviliza una y otra vez alrededor de un mismo fin: restablecer el culto y los edificios a él dedicados en toda su dignidad y solemnidad. Es una población entera la que trata de olvidar y manifestarse “como si nada hubiera pasado”. Iglesia, campanas y casa parroquial El jubileo celebrado en toda la diócesis en las fiestas de Pascua de 1804, señala para Belleydoux, el comienzo oficial de la reconstrucción. Ordenado por Pío VII, fue anunciado a la Iglesia de Lyon por la carta pastoral del 26 de enero de 1804. Un impreso fue enviado a todos los párrocos. El objeto del jubileo era el de reavivar el culto, bendecir los matrimonios contraídos civilmente o realizados por sacerdotes suspendidos, renovar los cementerios, restaurar los campanarios y reponer el cru- cifijo 24. Los crucifijos y altares de Belleydoux son restaurados. Los restos del campana- rio desparramados en el cementerio, recogidos. El exiguo inventario de los objetos sagrados moviliza a los más generosos. José Taborin, abuelo de Gabriel, regala a la iglesia un copón de cobre bañado en plata, un incensario de cobre con su naveta. Otros parroquianos y parroquianas procuran lo esencial para un culto decoroso 25. (23) Eugenio Dubois en sus notas manuscritas sobre Belleydoux, escribe: “De acuerdo al inventa- rio fechado en 1843, el libro de deliberaciones del consejo municipal se remontaba a 1790 y eran cinco cuadernos anteriores a 1843. En esta época el segundo y el tercero estaban en Lyon, en casa del abogado Marinet por un proceso. Allí están sin duda. En todo caso, no he- mos encontrado ningún rastro de ellos, como tampoco del primero”. (Notas manuscritas de Eugenio Dubois, Biblioteca municipal de Bourg). El primer registro de deliberaciones del consejo, después del de la Revolución, empieza en 1820. Los otros documentos no clasificados del desván (Pièces au grenier) y los archivos departamentales, permiten sin embargo llenar parcialmente el vacío de 20 años. (24) JACOLIN Pierre La vie paroissiale dans le département de l'Ain..., o.c., pp. 74. (25) Inventaire de l'église de Belleydoux, établi par les marguilliers, 15 mesidor, año XII (julio 1804) Registro de la parroquia de Belleydoux, p. 49, A.P., de Echallon. 49

HNO. ENZO BIEMMI Sebastiana, Francisca y las otras La primera herida que había que curar era la de las campanas retiradas. Antel- mo Bouvier 26, nuevo párroco, que reemplaza al P. Rey, no tarda en ocuparse de ello con el consejo de la iglesia y la colaboración de los fieles. En la homilía del domingo anuncia una colecta, que dará más de 142 francos 27. El 21 de diciembre de 1808 se bendicen solemnemente “Sebastiana” y “Francisca”, las dos campanas de 863 y 250 libras respectivamente. Participaron en la ceremonia siete sacerdotes de las parro- quias vecinas, de los cuales el ya conocido Vuillermoz, y el P. Charvin, párroco de Bouchoux, que en adelante tendrá una influencia muy grande sobre el joven Ga- briel. Los padrinos elegidos son los personajes influyentes de la comunidad; el al- calde Claudio Mermet y esposa, para la campana mayor; Claudio José Taborin, adjunto del ayuntamiento y esposa (es decir el padre y la madre de Gabriel) para la más pequeña 28. Uno puede imaginarse al joven Gabriel, ya de nueve años, entre los niños acólitos, dichoso y orgulloso de sus padres y de su iglesia. El cielo de Belleydoux nuevamente escucha el sonido armonioso de sus campa- nas. El gesto es la expresión simbólica de una comunidad entera que se reencuen- tra con su identidad, cristiana y social a la vez: el párroco, la población que participa de los gastos, el consejo de la iglesia, los notables del pueblo. Es sólo el pri- mer capítulo de una larga historia. Pero pronto se dieron cuenta de que, el viejo campanario, reconstruido provi- sionalmente, no podía soportar el peso de las nuevas campanas 29. El consejo decide la construcción de un nuevo campanario. El problema de las campanas renace en 1820 y se convierte en verdadero “problema” en la época en que Gabriel es “clerc” laico y mayordomo de la iglesia. Sebastiana, la campana más grande, se rompe. Be- lleydoux transforma la desgracia en suerte. Se fundirá Sebastiana y su lugar será ocupado por dos nuevas campanas de 600 y 300 kilos respectivamente. Nueva “co- lecta” pedida por el P. Gilbert Montet, deliberación del Consejo y contrato con los hermanos Rosier, fundidores. Pero el subprefecto niega la autorización porque el (26) Nombrado el 11 de junio 1808 (A.D.A., 1 V 5, nombramiento en las sucursales en 1808). (27) Liste générale des individus de la commune de Belleydoux qui ont satisfait à la cueillette pour le payement des cloches du 20 février 1809, A.M. de Belleydoux, documento encontrado en el desván. (28) Registre de catholicité de la paroisse de Belleydoux, A.P. de Echallon. (29) Extrait du registre des délibérations de la commune de Belleydoux, 15 de marzo de 1810, A.D.A., serie O, Legajo de Belleydoux, año IX 1840. 50

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX contrato ha sido establecido antes de obtener la autorización del prefecto y porque el municipio acusa las deudas originadas por la casa parroquial recientemente construida, no puede pagar los 2.819 francos que piden los fundidores. La colecta ha dado sólo 1.410. La cuestión se plantea de nuevo al prefecto, a quien el subprefec- to pide que sea más exigente y que castigue a Belleydoux para dar un ejemplo a los alcaldes de varios municipios, que obran de esa manera. Mientras la autoridad re- flexiona, las campanas tocan en los cielos de Belleydoux, desde el primero de no- viembre, para alegría de todo el pueblo. El prefecto resolverá la cuestión en favor del municipio, el 30 de noviembre de 1820, recomendando al mismo tiempo al al- calde y consejo “en adelante que no se embarquen en ningún gasto sin haber obtenido antes la autorización, bajo pena de ser declarados responsables del pago correspondien- te  30”. Una casa para su párroco El segundo problema alrededor del cual la comunidad se moviliza, es el de la casa parroquial, puesta en venta durante la Revolución con los demás bienes de la parroquia. Hasta 1811 se adopta la solución de alquilar casas pobres y sin huerta. El P. Rey, que no tiene grandes pretensiones y está acostumbrado a sufrir, se queja a los vicarios generales. Desde 1809 se plantea el problema de la construcción de la casa parroquial, pe- ro las posibilidades del municipio aconsejan una vía intermedia. En el mes de no- viembre de 1812, la alcaldía compra una casa al Sr. Guillermet por 938,37 francos. El trueque de un terreno perteneciente a la iglesia, permite agregar una pequeña huerta 31. En 1816 el problema está nuevamente a la orden del día. El párroco Santiago Charvet amenaza con dejar el pueblo, según el alcalde, por falta de alojamiento adecuado. Belleydoux obtiene la autorización de construir la casa parroquial y a (30) Sobre el asunto de las campanas de 1820 ver el legajo correspondiente en los A.D.A., serie O, Carpeta Belleydoux, año IX-1840. La autorización del prefecto se encuentra en los A.M. de Belleydoux, pièces au grenier. El asunto de las campanas fue estudiado en BIEMMI Enzo, Corps blessé. Extrait du registre des délibérations du Conseil municipal de la commune de Belleydoux, département de l’Ain, séance extraordinaire du 15 août 1820, dans L’autorité et les autorités en régime de Civili- sation chrétienne: Le corps. Séminaire de Bernard Plongeron, Cycle des Études du Doctorat, tome XIV, pp. 137-151. (31) A.D.A., serie O, legajo Belleydoux. 51

HNO. ENZO BIEMMI dos aportes de fondos. Los trabajos, dirigidos por el arquitecto Clerc, se terminan en mayo 1820. El costo es de 7.411 francos. Pero Belleydoux tendrá su casa parro- quial, y además, en la planta baja, una hermosa sala para reuniones y archivos de la alcaldía 32. Una casa para su Dios Pero el problema más difícil de resolver, durante el período de permanencia de Gabriel en Belleydoux, fue sin duda el de la iglesia. Se esfuerzan en encontrar solu- ciones provisorias, se arregla la sacristía y el campanario y se consiguen muebles y ornamentos. Pero el problema queda siempre en pie. En 1816 hay que rehacer totalmente 33 el tejado de la capilla de S. Francisco. En 1817 el consejo de fábrica constata que el altar mayor se cae de podrido, así como el de la capilla del Rosario, que el entarimado de la sacristía está totalmente podrido, que la iglesia no da cabida a todos los habitantes los días de fiesta. Se inician todas estas reparaciones y se decide que, la capilla del Rosario sea agrandada. Se abrirá una puerta y una ventana, lo que dará a la Iglesia más espacio y mejor ventilación. La situación se agrava por los años 1820. “El tejado, el armazón y el cieloraso de la iglesia de Belleydoux están en ruina to- tal y amenazan derrumbarse, con peligro de la vida de algunas o muchas perso- nas. Considerando que este peligro es tanto más de temer, si miramos que estamos al final de la estación y que el invierno es siempre inclemente en el país, con abundante nieve, que permanece a veces, cuatro o cinco meses pesando en los edificios, filtrando humedad, contribuyendo así al deterioro total de los que ya son muy viejos; el consejo no duda en solicitar al gobierno la autorización para arreglar el armazón, el techo y el piso de la iglesia 34”. El año 1823 es el de la gran decisión: la construcción de una nueva iglesia. Las deliberaciones, los pedidos de autorización y de subvenciones del gobierno, los pre- supuestos, se suceden a partir de este año hasta el 28 de agosto de 1833, día de la so- (32) Idem. Esta habitación tenía 5,83 por 3,90 m. Estaba equipada con una mesa de 2,66 por 1,33 m. y un armario para los registros, títulos y otros documentos. (33) Registro de fábrica de la parroquia de Belleydoux, 21 de abril de 1816, A.P. de Belleydoux. (34) A.D.A., serie O, Belleydoux. 52

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX lemne consagración del nuevo edificio por Mons. Devie, Obispo de Belley 35. No po- demos seguir todos los detalles de este emprendimiento. Nos llevaría demasiado le- jos 36. Por lo que nos concierne, basta saber que, los 25 años de permanencia y actividad parroquial de Gabriel Taborin en Belleydoux, tienen como escenario la vieja, pequeña y humilde iglesia, demolida en 1830. 1.3 “Obligados a dejar vegetar a nuestros hijos en la ignorancia” Si el interés de la pequeña comunidad montañesa se moviliza en la primera parte del siglo alrededor del culto y sus edificios, no parece tan interesada por un tema que interesa particularmente a una investigación como la nuestra: la escuela. Por otra parte Belleydoux, en esto, sigue la evolución de la conciencia social del si- glo XIX. Los primeros pasos de la enseñanza primaria en l'Ain La primera tentativa en Francia para organizar la escuela primaria de niños (el interés por las niñas fue más tardío) es la ordenanza del 29 de febrero de 1816. Ésta, obliga a los municipios a “procurar que los niños reciban la instrucción primaria y que los niños pobres la reciban gratuitamente” (art. 14) y que los padres envíen sus hijos a la escuela (art. 17). La vigilancia de la escuela está confiada al párroco y al alcalde, que son los que acreditan el certificado de buena conducta a los maestros. En cada cantón ha de establecerse un comité gratuito de caridad, compuesto por tres o cuatro notables, el cura del municipio y el juez de paz. Este comité tiene la doble función de control y de iniciativa. El Estado, incapaz de hacerse cargo de la instrucción primaria, se apoya en el párroco, el alcalde y los notables. (35) Belleydoux sólo es un caso particular de la efervescencia que viven todas las parroquias del Ain desde 1815. La reconstrucción de iglesias se multiplica. Para situar en un contexto, más amplio, la experiencia de Belleydoux, consultar el estudio detallado sobre la reconstrucción de iglesias en el Ain, desde 1815 a 1880, por BOUTRY Felipe: Prêtres et paroisses au pays du Curé d’Ars, Cerf, París 1986, pp. 115-151. (36) Registre des délibérations du conseil municipal, A.M. de Belleydoux; A.D.A., serie O, Belley- doux: importante legajo con todas las vicisitudes y detalles de la construcción. 53

HNO. ENZO BIEMMI Basta mirar la correspondencia del Rector de Lyon y del Prefecto del Ain, para convencerse de que los comités municipales no ejercen ningún control, ni toman ninguna iniciativa 37. En cuanto a los maestros, un cuadro de 1809 nos muestra que en los seis muni- cipios de Nantua, sólo hay 25. Ninguno está autorizado, y al margen del nombre de cada uno se escribe: “tolerado, no autorizado por ningún título”. Ninguno recibe sala- rio, ni alojamiento, salvo el maestro de Poncin. En el municipio de Oyonnax al que pertenece Belleydoux, los niños escolarizados no llegan a 200. Es útil comparar este cuadro de 1809, con el sombrío informe sobre los maestros en los departamentos del Ain, del Ródano y del Loira, que el arzobispo de Lyon presenta el mismo año: “Extranjeros, expulsados de sus países o fugitivos para evitar la persecución de la justicia o escapados a la ignominia por su perversidad; hombres despedidos de otros lugares donde fracasaron, perezosos, hombres sin energía, sin talento, almas ruines y viles que no han podido llegar a otro empleo, se dedican a éste (enseñan- za primaria) como último recurso, tratando no de ser útiles sino de ganar el pan; portadores de todos los vicios que corrompen a la juventud, les inspiran el odio a los sacerdotes, los alejan de los ejercicios de piedad y les despiertan el desprecio por la religión; hombres divorciados, o casados sólo por lo civil, o viviendo públi- camente con mujeres, sin unión ni siquiera civil, ni religiosa, borrachos, restos del jacobinismo que aún siembran esos principios, hombres incrédulos o exagerados en sus opiniones; filósofos, herejes y fanáticos. Para hacer prosélitos necesitan dis- tribuir sus adeptos en las pequeñas y grandes parroquias del campo, para inocu- lar su doctrina en esas buenas gentes que escuchan con docilidad. Los reciben sin informarse, sin testimonio de las personas dignas de fe, sin analizar sus costum- bres y su capacidad, sin ninguna precaución. La profesión de maestro es la pri- mera en importancia por su objeto y es la última, la más despreciada, si se mira a las personas que la desempeñan y cómo se cumple. (37) Cf. p. Particularmente los A.D.A., la serie 24 T 2, que contiene muchos documentos referentes a la constitución de los comités municipales, de acuerdo a la ordenanza de 1816. Las dificul- tades para poner en marcha la ordenanza de 1816, están ampliamente documentadas. 54

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Un padre de familia confía el mayor de sus tesoros, sus hijos, a maestros que no quisiera ver cerca, ni siquiera darles un empleo en su casa 38”. Después de la Ordenanza de 1816, la situación mejora lentamente en cuanto al número de maestros, pero no en cuanto a su preparación. El párroco de Oyonnax manda, al principio de 1817, al Rector de la Academia de Lyon, el cuadro de los ma- estros de su municipio. “Sabemos, escribe, que algunos maestros dirigen escuelas en los municipios, sin haber hecho ninguna diligencia para inscribirse y aún sin tener el diploma de ca- pacidad”. Constata también la imposibilidad de hacer “observar el artículo de la Ordenan- za que prohibe reunir niños y niñas para impartir la enseñanza, tanto más que hay quienes cierran los ojos ante este abuso 39”. Dos años después, en diciembre de 1819, cuando Gabriel cumple funciones de maestro en Belleydoux, el prefecto del Ain decide intervenir enérgicamente en la cuestión que cada día se deteriora más y manda una circular enérgica a las alcal- días. “Veo con pena, por los diferentes informes que me llegan, que las leyes y regla- mentos relativos a la enseñanza de los niños en las zonas rurales, está en manos de una multitud de individuos sin título y que no ofrecen ninguna garantía, ni moral, ni de capacidad. Hay que temer los abusos y el desorden que puede resul- tar de un tal estado de cosas 40”. (38) A.Arch.L., Legajo Fesch de Pins, Enseignement. Stages. Capellanías. Borrador sin fecha, pro- bablemente del primer semestre 1809. Citado por el Hno. LUIS LORENZO. “Gabriel Taborin, fondateur des Frères de la Sainte Famille de Belley”, en L'Entretien Familial, Nº 92, dic. 1963, p. 66; Bulletin des Frères Maristes Nº 195, julio 1964, p. 275; ZIND Pierre, Les nouve- lles... o.c. p. 77. (39) Carta del párroco de Oyonnax al Rector, 12 enero 1817, A.D.R., Entrega de la Universidad, T XXIX. (40) Circulaire contenant des dispositions réglementaires, relatives à la surveillance des Écoles primaires des Enfants des deux sexes, attribuée aux Maires, Bourg, 27 diciembre 1819, A.D.A., 24 T 2. 55

HNO. ENZO BIEMMI Denuncia en particular la situación establecida en varias localidades, donde “la enseñanza primaria es explotada por maestros foráneos, ambulantes, extraños al depar- tamento, que no ofrecen ninguna garantía a las familias, ni a la sociedad, van periódica- mente a los municipios en la estación del otoño, pasan allí el invierno y se marchan en la primavera 41”. Para evitar esos abusos, dan a los alcaldes 14 disposiciones, entre las cuales la clausura inmediata de toda escuela clandestina, obligación para los maes- tros del certificado de capacidad y la autorización del Rector, obligación para los al- caldes de garantizar la vigilancia de esas escuelas y de enviar a los comités cantonales la lista de los maestros. El Rector de la Academia de Lyon responde confidencialmente al prefecto a propósito de esta circular. Aprueba su preocupación por el problema de la escuela primaria, pero considera que estas disposiciones tan severas, son difícilmente apli- cables en la situación actual y si se aplican, se exponen a provocar la paralización de la escuela 42. Esto demuestra cómo las disposiciones de la ordenanza de 1816 no son aún aplicadas y resultan inaplicables en el departamento del Ain. El mismo Rector escribiendo tres años después al Prefecto del Ain, reconoce que el defecto fundamental de la instrucción primaria en el Ain, tiene su origen en un problema muy concreto: la remuneración de los maestros. “El vicio radical de la enseñanza primaria en gran parte de Francia y sobre to- do en el departamento que tiene el honor de ser administrado por Vd.., está en el rechazo de los municipios de contribuir en el pago de los maestros. En la Acade- mia de Estrasburgo hay 800 maestros de escuela, cuyo salario fijo sobrepasa los 300 francos, independientemente de la retribución mensual abonada por los alumnos. En todo el departamento del Ain, no hay maestro que reciba una retri- bución oficial de cualquier tipo y la mayor parte de los dedicados a estas funcio- nes, que tanto interesan al bien público encuentran - apenas - los medios para subsistir durante la mitad del año. Si pudiera Sr. Prefecto, comprometer a los (41) Cf. caso análogo en los Alpes Meridionales. Los maestros se presentan en la feria de Barce- lonnette, 28 setiembre, ofreciendo sus servicios. Una o dos plumas en el sombrero, indican si enseñan solamente a leer o también a escribir. Se alojan en las casas de los habitantes y en la primavera vuelven a sus montañas (PROST Antonio, Histoire de l’enseignement en Fran- ce (1800-1967). A.Colin, París, 1967, p. 134. (42) A.D.A., 24 T 2. 56

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX municipios para ayudar al presupuesto, con una cierta cantidad para sus maes- tros, habría dado el gran y definitivo paso para el perfeccionamiento de la ense- ñanza primaria 43”. Los deseos del Rector no se harán realidad sino varios años más tarde. Por el momento (en 1820) los maestros del Ain deben contentarse con el modesto aporte de los alumnos y dedicarse a otros oficios para poder vivir. La escuela en Belleydoux Al final del Antiguo Régimen se había planteado por primera vez, en Belley- doux, la cuestión de tener una escuela. Nicolás Poncet, que había fundado a perpe- tuidad una misión para la parroquia en 1773, por su testamento del 28 de marzo de 1777 funda una escuela para los niños de la parroquia y le asigna una renta anual de 60 libras para el maestro, a elegir de preferencia en su familia, comprometiendo a perpetuidad a sus herederos. Pero la escuela no se abrió porque sus herederos no se consideraron obligados por el testamento. El 17 de marzo de 1791, el municipio es autorizado a proseguir la ejecución de la fundación del maestro de escuela y a exi- gir a los herederos de Nicolás Poncet la renta que le había sido asignada 44. El asun- to se arrastra y reaparece en los mismos términos en 1796; pero los acontecimien- tos de la Revolución lo hacen desaparecer. Por otra parte, la preocupación de la alcaldía, parece ser por las 60 libras y no por la instrucción de los niños. Requeridos por las autoridades del distrito a abrir una escuela para los niños de seis a nueve años, los oficiales del municipio responden que no pueden “obligar a matricularse a los niños del campo. Tienen que ir a trabajar desde el 21 de marzo (1ª ger- minal) al 19 de abril (brumario) inclusive, y los padres, madres y parientes no pueden desprenderse de ellos, sino después del 15 brumario (21 de octubre), hasta el 1º germinal, (21 de marzo) 45”. La petición del 28 de mayo de 1796 para conservar la casa parroquial de la que ya hicimos mención 46, se apoyaba esencialmente en la necesidad de tener un local (43) Carta del Rector de la Academia de Lyon al prefecto del Ain. 05.02.820. A.D.A., 24 T 2. (44) Cf., A..D. de l'Ain, serie L. Belleydoux. (45) A.M. de Belleydoux, pièces au grenier. (46) Petición del municipio de Belleydoux del 9 praderial, año 4 de la República Francesa, A.D.A.,Q 290, Belleydoux. 57

HNO. ENZO BIEMMI para la instrucción de la juventud y dar alojamiento a un maestro, pero escondía - evidentemente - más bien la preocupación por conservar los bienes de la parro- quia, que la atención a la educación, puesto que no había ni escuela ni maestro. A partir de esta fecha y durante todo el Imperio, los archivos no hacen ninguna alusión al problema escuela. Sabemos, por el testimonio del mismo Gabriel Tabo- rin, que recibió la primera enseñanza rudimentaria de sus párrocos, alrededor de los años 1805-1812 47. Es cierto pues que el P. Rey hasta 1808 y el P. Mercier, desde 1810 a 1814, fueron los maestros que dieron a los niños de la parroquia, junto con el catecismo, nociones elementales de lectura y escritura 48. Después de la ordenanza de 1816 y las circulares del Rector y del prefecto, las cosas empiezan a moverse. En el mes de setiembre de 1816 el concejo municipal, después de admitir que la instrucción de la juventud “ha sido descuidada estos años precedentes, lo que acarreó un gran perjuicio a los ciudadanos, que han permanecido tanto tiempo en la ignoran- cia”, establece un contrato con el maestro 49 de la vecina parroquia de Viry, que cumplía esta función desde el primero de noviembre, año XI. Este contrato permite al municipio, resolver tres problemas: secretariado de la alcaldía, maestro, cantor y administrador de la iglesia. El Sr. Nicod recibe del municipio 100 francos por su servicio a la alcaldía y media medida de cebada por familia por el servicio de can- tor. En cuanto a la escuela, los niños que aprendan a leer, pagarán 65 céntimos por mes; a escribir, un franco; y a calcular, un franco con veinticinco centésimos. El Sr. Nicod tiene que pagar el alquiler de la casa en que vive y da sus clases. En cambio el municipio le provee de una cocina para su uso, y la calefacción. El contrato fue firmado por un año, del primero de noviembre 1816 al primero de noviembre de 1817. Pero el Sr. Nicod nunca llegó a Belleydoux. El prefecto pide (47) Historique, manuscrito. 4 y 5. (48) El testimonio del Hno. Federico es, a este respecto, explícito. Fr. Frédéric,o.c. p.27 y 37. (49) Extrait du registre des délibérations du conseil municipal de la commune de Belleydoux, séance du 22 septembre 1816. A.M. de Belleydoux, papeles del desván de la alcaldía. Este do- cumento es muy interesante para reconstruir el estatuto del maestro en esta época, en Fran- cia. De hecho más que su función de maestro, es la de cantor y secretario de la alcaldía, lo que le da una cierta importancia. A los ojos de la población rural, la instrucción parece más bien una pérdida de tiempo; habrá que esperar a los años treinta y cuarenta para asistir a un progresivo cambio de mentalidad. Por lo demás la profesión de maestro, por sí sola, no permitía vivir a un hombre, más si era casado. Ver el texto completo en: Anexo 8. 58

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX que se presente al Rector de la Academia para que le extienda un certificado de ca- pacidad. Tenía en efecto, una autorización de la Academia de Besançon, pero no el diploma. No se sabe cómo siguió pero el primer intento de organizar la escuela pri- maria en Belleydoux, fracasó. El Sr. Nicod fue reemplazado a último momento por Francisco Poncet, que re- cibe la cantidad de 50 francos para alojamiento 50. Fue autorizado por el Rector el 28 de enero de 1817 51. El Sr. Poncet enseña, según la autorización, sólo los primeros ru- dimentos del conocimiento o escolares y sólo ejerce su actividad algunos meses del año 1817. A partir de Todos los Santos de 1817 hasta el mes de junio de 1824, Gabriel Taborin es el maestro del pueblo, tarea que se agrega a la de “clerc”, cantor, y a la de sacristán, que ejerce desde el mes de enero del mismo año. Se puede considerar pues el año de 1817 como el del comienzo de la instrucción primaria en Belleydoux y a Gabriel Taborin como el primer y verdadero maestro 52. (50) Compterendu des recettes et dépenses municipales de l'exercice de 1817, bajo el título \"loge- ment du maître”, A.M. de Belleydoux. (51) État des autorisations d’enseigner délivrées aux professeurs par l’Académie de Lyon, Art.13 de l'ordonnance du 29 février 1816, A.D.A., 6 T, 1, 1, autorización Nº 27. (52) Se puede trazar brevemente, la evolución de la escuela primaria en Belleydoux en el siglo XIX. Con la salida de Gabriel Taborin, el pueblo se encuentra nuevamente sin maestro, cantor y sacristán y parece que no pueda pagar otro. Se recuerdan entonces de las 60 libras de Nico- lás Poncet: \"Este legado hecho por el Sr. Poncet al ayuntamiento para el pago del maestro, es ventajoso, considerando que la mayoría de los habitantes están en situación de dejar estan- carse sus hijos en la ignorancia, imposibilitados de hacerlos instruir\" (Registro de delibera- ciones del Consejo), 1 de julio de 1824. A.M. de Belleydoux. El proceso contra los hermanos Chapelu, herederos de Poncet, es ganado por el ayuntamien- to el 17 de setiembre de 1826, pero hasta 1832, los francos no irán al maestro, ni a la maes- tra, sino a la caja de la alcaldía. El maestro es Claudio Poncet y Belleydoux encuentra, a partir de 1825, una maestra para las niñas, la Srta. Antonieta Mermillod, hermana del Pá- rroco Juan Pedro Mermillod, que permanecerá en el puesto hasta 1851, sin diploma ni auto- rización. Pide baja retribución y da clase en su propia casa, lo cual evita un alquiler. Estas son ventajas que el consejo municipal no quiere perder. La escuela municipal de niños es atendida en dos ocasiones por una comunidad de H.S.F., los Hnos. de Taborin, la primera de 1850 a 1856, la segunda de 1864 a 1891. Las Hnas. de S. José toman la escuela de niñas en 1861. La escuela de varones es laicizada en 1891, cuando el Sr. Genod reemplaza, el 24 de setiembre, al Hno. Valentín Anthonioz; la de niñas en 1897. (Datos tomados de los registros del consejo, de las notas manuscritas de Eugenio Dubois y de los ASFB) . 59

HNO. ENZO BIEMMI 1.4 Los protagonistas Dejaríamos ciertamente un vacío si no dijéramos algo, ya que las fuentes lo permiten, sobre los protagonistas de la reconstrucción de la vida del pueblo en los 25 años siguientes al término de la Revolución. Lo sabemos: el Párroco y el Alcalde son durante el Imperio y la Restauración, los dos personajes sobre los que se apoya el gobierno, alrededor de los cuales gira la vida de la comunidad. Pero no son los únicos. Están rodeados de notables del pue- blo que ejercen toda su influencia como apoyo o como obstáculo. Las familias que parecen ser las más influyentes en Belleydoux son los Poncet, a la cual pertenece el alcalde, los Humbert, los Chapelu, los Taborin. Claudio José Taborin es adjunto del alcalde y presidente del consejo de fábrica. Junto a estos personajes; influyentes, hay otros que desarrollan un papel se- cundario pero no menos importante: los miembros del consejo de fábrica y los ma- yordomos de la Iglesia y el que se considera como el segundo del párroco: el “clerc” - cantor - sacristán - maestro del pueblo, es decir, a partir de 1816, Gabriel Taborin, hijo del adjunto del alcalde. Los archivos nos permiten afirmar que no hubo en los años que nos interesan, ninguna tensión importante entre estos personajes y particularmente hay que se- ñalar el entendimiento casi perfecto del alcalde con los sacerdotes que se sucedie- ron. Los párrocos Durante el período de administración lyonés (1802-1823) se suceden en Belley- doux diez sacerdotes párrocos, es decir una media de un sacerdote cada dos años. El que estuvo más tiempo fue el anciano P. Rey. A excepción de él y del P. Juan María Mercier, muerto en Belleydoux muy joven, todos los demás dejan la parroquia por otras funciones más importantes 53. (53) He aquí la lista de párrocos de Belleydoux durante el período lyonés: * Pedro José VUILLERMOZ de 1802 al 20 de febrero de 1803 * José REY, 30 de agosto de 1803, 11 de mayo de 1808 * Anthelmo Melchor BOUVIER, 11 de mayo 1808-octubre 1809 * Juan María MERCIER. 10 noviembre 1809, 5 de enero 1814 * Tomás PERRODIN, nombrado el 1 de marzo de 1814 * Esteban COMBE, 31 de julio 1814, 1 de marzo de 1815 60

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX J.P. Gonnot hizo un cuadro de los desplazamientos de los sacerdotes en el Ain du- rante el período administrativo de Lyon 54. Se constata una alta inestabilidad pastoral y el recurso a sacerdotes de fuera del departamento. La razón principal de esta ines- tabilidad parece estar en la opinión desfavorable del clero del Ain, opinión de la que se hace eco el P. Cattin en sus memorias: “Se amenazaba con frecuencia a los que cometían alguna falta, con relegarlos como penitencia en el departamento del Ain, de manera que los que allí eran en- viados, iban de mala gana, creyéndose desfavorecidos, y sólo pensaban en salir de allí cuanto antes, de modo que no se aficcionaban a sus feligreses, ni éstos por aquéllos 55”. Los vicarios generales destinaban al departamento del Ain “los sacerdotes que ofrecían menos garantías”, puesto que el Ain enviaba pocos candidatos al seminario de San Ireneo. “El departamento del Ain, venía a ser como una Siberia para el clero de la diócesis de Lyon, hasta tal punto que ser enviado al Bugey o al Dombes era considera- do como una desgracia para los sacerdotes de la época 56”. Todo esto no hizo más que influir negativamente en la vida religiosa de estas parroquias, y según Gonnot, marcar, en forma duradera, la geografía ya iniciada de la descristianización. En el mapa de la inestabilidad, Belleydoux ocupa los primeros lugares, sólo su- perado por algún municipio, como el de San Esteban sur Reyssouze, donde se suce- den 11 sacerdotes. De José Vuillermoz y de José Rey ya se habló: son de modo diferente, dos prota- gonistas de la Revolución. * Santiago CHARVET, 1 de mayo 1815-1818 * Antonio María BROSSE, nombrado el 15 de abril de 1818 * Gilberto MONTET, 14 de agosto 1818 - 10 de julio 1824 * Juan María HUMBERT, 10 setiembre 1823-1826 Estos datos fueron proporcionados con la ayuda de los sacerdotes de la diócesis de Belley (muy incompletos, A.E.B.), de los archivos del arzobispado de Lyon y de los cuadros de sacer- dotes del departamento del Ain. (A.D.A.). (54) GONNOT J.P. Vocations et carrières sacerdotales dans le diocèse de Belley de 1823 à 1904, te- sis doctoral de Lyon, II febrero 1984, pp. 26-28. (55) CATTIN, Mémoires pour servir á l’histoire ecclésiastique des diocèses de Lyon et Belley, Josse- rand, Lyon 1867, p. 168. (56) COGNAT J., Vie de Mgr. Alexandre Raymond Devie, évêque de Belley, Pélagaud, Lyon París 1865. vol. I, pp. 182-183. 61

HNO. ENZO BIEMMI El sucesor del P. Rey fue Antelmo Melchor Bouvier que sólo permaneció 17 me- ses siendo luego transferido al colegio de Belley. Juan María Mercier, joven sacerdote de 33 años, muere a los tres años de su lle- gada, en enero de 1814, y es enterrado en el cementerio de Belleydoux. Los archivos nada dicen de este sacerdote que preparó a Gabriel para la primera comunión y la confirmación. El sacerdote que tuvo más influencia en Gabriel Taborin fue ciertamente San- tiago Charvet. Durante la Revolución se distinguió por su valentía acompañando a los misioneros clandestinos, como catequista laico. Ordenado sacerdote fue envia- do a la parroquia de San Germán de Joux primero y a Lompnieu después. En Belley- doux desde 1815 a 1818, fue el iniciador de Gabriel en sus funciones de cantor, sacristán y maestro. Había visto en él un laico como él quería. Lo hizo su brazo de- recho. Será para Gabriel un punto de referencia irreemplazable. Cuando deja Belle- ydoux es nombrado párroco de Brenod, en la misma región donde había trabajado durante la Revolución. Gabriel, de 1818 a 1824, bajaba frecuentemente desde Belley- doux y, haciendo etapa en Poizat, iba a ver a su amigo y consejero en Brenod: “estas dos bellas almas se comprendían mutuamente 57”. Gilberto Montet, párroco desde 1818 a 1823, no parece ser de fuerte personalidad, pero permitió a Gabriel obrar con toda libertad en su parroquia. Es él quien “avanza- ba y retrocedía”, siguiendo sus indicaciones durante las celebraciones litúrgicas. El último párroco de Gabriel fue Juan María Humbert, uno de los cuatro hijos de José Humbert y de Juliana Marquis, de la granja de Châté en Champfromier. Cuando llega a Belleydoux sólo tenía 28 años y quedó allí tres. Entró en la sociedad de María, de la cual fue uno de los principales miembros 58. Conoció a Gabriel sólo nueve meses. El alcalde Claudio Mermet Si los sacerdotes cambian a ritmo acelerado, hubo en el pueblo un hombre que marcó la continuidad. Se trata del alcalde, Claudio Mermet. Originario de Viry, pro- tagonista ya durante la Revolución, de la que había sido algún tiempo agente nacio- nal, fue alcalde de Belleydoux desde 1808 a 1837, con una corta interrupción de 1832 a 1835, en que fue reemplazado por Claudio Antonio Chapelu. (57) Carta de Bernardo Alombert al Hno. Amadeo, 13 enero, 1869, A.S.F.B. (58) GENOLIN, ALLOING, Histoire de Champfromier, o.c., pp. 155-156. 62

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Fue el alma de toda reconstrucción del pueblo después de la Revolución. Gra- cias a su constancia se pudieron realizar todas las obras importantes del munici- pio: casa parroquial, campanario, campanas y sobre todo la iglesia. Era conocido del prefecto y subprefecto, con quienes había tenido a veces verdadera “mano du- ra”. Tenía apoyo de los notables, de la burguesía y la total confianza de los sacerdo- tes. Organizó la enseñanza primaria y en cierto sentido fue un educador de Gabriel. Interviene para moderar los excesos de su celo y la severidad del joven maestro. Amigo de la familia Taborin, será para Gabriel, un ejemplo, un hombre de con- fianza y un amigo. A él confiará Gabriel en 1826 la tarea delicada de ser albacea de sus bienes, cuando muere su padre el 6 de marzo de ese mismo año. Sus hermanos no llegan a un acuerdo en la partición de los bienes. Gabriel encuentra en el alcalde un amigo y el intermediario para resolver el asunto. Le escribe manifestándole su gran afecto y agradecimiento y al terminar la carta, confirma que su sala de escue- la, “estará siempre a disposición de Catalina 59”. Muere el 2 de junio de 1837 a los 75 años. La vida diaria en el pueblo La vida diaria del pueblo entre 1802 y 1824, centrada alrededor de la restaura- ción del culto y de sus manifestaciones externas, está confrontada, por lo demás, a los problemas de la vida cotidiana, que no parecen haber cambiado mucho respec- to al fin del Antiguo Régimen. El reparto de los bosques y las propiedades municipales está, progresivamente orientado en dos direcciones: se procede a una serie de delimitaciones de los mon- tes y forestas con los municipios vecinos, Giron, Échallon y Viry. Esto no impide que los pillajes y los delitos forestales, por parte de los habitantes de Viry, conti- núen. En cuanto a las propiedades municipales, se les concede a los habitantes el permiso para explotarlas mediante el pago de una pequeña tasa anual. La vida diaria está marcada por la lucha contra la aridez del suelo y por la va- riabilidad e inclemencia del tiempo. Los años más duros fueron 1817 y 1818. La nieve cayó tan abundante en todos los municipios de estas montañas, que permaneció hasta el 20 de abril. Pudrió el centeno, el trigo candeal, y la cosecha fue pobre. Los habitantes sufrieron una gran (59) Carta del Hno. Gabriel Taborin al Sr. Claudio Mermet, Menestruel 7 de octubre de 1826. “Documents portant la signature” du Fr. Gabriel, ASFB. 63

HNO. ENZO BIEMMI miseria. El 24 de mayo empezó una sequía que duró hasta el siete de enero de 1819, salvo alguna semana entre el 21 de setiembre y el 11 de noviembre de 1818. En 1819 no nevó 60. El día de Navidad y el 29 de diciembre de 1821, una violenta tempestad se desató sobre el pueblo de Belleydoux. Los edificios en sus tres cuartas partes queda- ron reducidos a un estado ruinoso y los techos de las casas fueron casi todos levan- tados. El viento arrancó 3.398 árboles; la vieja iglesia se deterioró más aún 61. Otra amenaza a la que los habitantes estaban continuamente expuestos, era la de los incendios. El 23 de febrero de 1823 el padre de Gabriel Taborin pierde total- mente una de sus casas, que arde a las tres de la mañana, con la contigua de José Chapelu. Acababa de construir a nuevo la armazón de madera y el tejado. Obtendrá 20 abetos para reconstruirla 62. Para ganar su pan, la mayor parte de los habitantes de Belleydoux se veían obligados a dejar cada año su pueblo para ir a cardar el cáñamo en los departamen- tos vecinos. Salían en Todos los Santos y volvían en Pascua. II. PRIMERA FORMACIÓN DE GABRIEL TABORIN En este marco pueblerino de reconstrucción, es donde el joven Gabriel recibe su formación. Su fisonomía humana, cultural y espiritual, está determinada por su familia, por la instrucción catequística que alcanza su punto más alto en la primera comunión, por los cuatro años de estudios clericales, en Plagne y en Châtillón de Michaille, por la participación en las misiones parroquiales y por su activa perte- nencia a las cofradías. Las memorias autobiográficas de Gabriel, confrontadas con las otras fuentes de archivos, nos permiten dibujar los trazos de su itinerario de formación. (60) Cf. GENOLIN, ALLOING, Histoire de Champfromier, o.c., pp. 193-195. (61) Registro de deliberaciones del Consejo Municipal, deliberación del 8 de abril de 1822, A.M. de Belleydoux. (62) Ibid., deliberación del 21 de marzo de 1824. 64

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX 2.1 “Un padre venerado y una madre querida”: el crisol familiar Desde su nacimiento hasta 1804, durante los cinco primeros años, fue la fami- lia el lugar privilegiado de las costumbres religiosas de Gabriel, de sus manifesta- ciones de fe, de oración de la tarde en familia ante una imagen y una vela encendida, del rezo del rosario, que a menudo reemplaza la misa del domingo. No hay sacerdote en Belleydoux y el P. Vuillermoz viene raramente. Es el hogar fami- liar el verdadero lugar de resistencia 63, y Gabriel, que pertenece a la generación na- cida al término de la Revolución, encuentra en su familia este vivir cristiano que le marca con sello indeleble  64. “Tengo el consuelo de haber nacido de un padre y una madre virtuosos que se unieron y vivieron según la voluntad de Dios. Gozaban apacible y cristianamente de un modesto bienestar, fruto de su vida de trabajo. Vivieron en Belleydoux, lu- gar donde vi la luz del día en 1799, el primero de noviembre, y donde tuve la di- cha de recibir el santo bautismo. Por gracia especial de la Bondad Divina, los dignos autores de mi vida me dieron siempre el buen ejemplo y me educaron cris- tianamente desde mi más tierna edad 65....” El padre de Gabriel, Claudio José Taborin, nació el 9 de marzo de 1756 en la al- dea de Bellevoîte. En 1786 contrae matrimonio con María Josefa Poncet Montange, viuda de Roybier, de quien tuvo siete hijos: de ellos tres murieron niños. La familia Taborin fue una familia con cierto prestigio en el pueblo. Los Tabo- rin aparecen ya en 1610 entre las 16 familias principales, firmantes de una transac- ción con el abad de Nantua, transacción que marca el fin de la servidumbre y de la (63) Sobre la influencia de la familia en la formación cristiana de la generación nacida durante o en seguida después de la Revolución, Cf. DARTEVILLE Raimundo, actas del coloquio de Chantilly, o.c., pp.449-450; CHOLVY Gerardo: Réalité de la religion populaire dans la Fran- ce contemporaine (XIXème siècles) dans La religion populaire dans l’occident chrétien. Approches historiques, Beauchesne París, 1976, pp. 154-155. (64) El estudio de la familia de Gabriel ha sido realizado de manera exhaustiva por su historia- dor, el Hno. Fiorenzo Stanga. Aquí sólo se darán los rasgos esenciales relativos a su padre y su madre, que puedan aclarar esta investigación. (65) Historique, manuscrito 5 ASFB. 65

HNO. ENZO BIEMMI prestación de servicios vecinales. Claudio José se distingue ya durante la Revolu- ción. Es miembro del comité de vigilancia y encargado, el 8 pradial, II año, del em- padronamiento de caballos del municipio que podrían servir para el ejército de la República. Por cierto no encontrará ninguno 66. Su actitud frente a la República no admite ambigüedades; en cuanto se calmó la situación, levantó un oratorio sobre las ruinas de la ermita Santa Ana, destruida por Albitte 67. Abre un comercio de quesos y transforma su casa en una pequeña posada para albergar a los que están de paso, lo que le permite un “modesto bienestar”. A fines del Imperio y durante la Restauración, su papel en el pueblo adquiere una cierta importancia. Durante varios años es adjunto del alcalde, Claudio Mermet. Nombra- do miembro de la fábrica de la parroquia en 1810, es su presidente durante 10 años: de 1812 a 1822. Llevó el peso de las principales iniciativas del pueblo: reconstrucción del campanario, restauración de la iglesia, construcción de la casa parroquial, pri- meras diligencias para la construcción de una nueva iglesia. Forma parte del conse- jo de fábrica hasta su muerte (6 de marzo de 1826). El testimonio más fiel de la rectitud moral y de la fe robusta de este hombre y su influencia sobre Gabriel, fue dado por el Hno. Federico, primer biógrafo del Hno. Gabriel Taborin: “El padre de Gabriel, Claudio José Taborin era posadero y comerciante en que- sos; habría dado una buena lección de moral a quien le hubiera pedido carne en día de abstinencia. Cuando por la noche llegaba la hora de ir a acostarse, no se contentaba con reunir a su familia para la oración en común, llamaba a los que se hospedaban en su casa y les decía con aire bondadoso y atrayente: “el momento ha llegado, vamos a hacer la oración y luego iremos a descansar; si ustedes quie- ren unirse a mi familia en este piadoso ejercicio, pueden venir”. Generalmente la invitación era aceptada, y después todos se iban a descansar68”. (66) Registro de deliberaciones durante la Revolución, 8 pradial, año II, A.M. de Belleydoux. (67) Carta del Rdo. Hno. Gabriel Taborin a Mons. Devie, 22 de octubre 1835. “Documents portant la signature”, ASFB. (68) FRÈRE FRÉDÉRIC, Vie du Révérend Frère Gabriel Taborin..., o. p., p. 18. 66

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX En su testamento pide a sus hijos que hagan celebrar 40 misas, la mitad canta- das y la otra mitad rezadas, por su eterno descanso. Deja a Gabriel las dos habita- ciones al norte y la mitad de la huerta de la casa de abajo 69. La madre de Gabriel, María José Poncet Montange, nacida en 1755, se casa en primeras nupcias a los 28 años con Francisco Roybier que murió cinco meses y me- dio después, sin dejar descendencia. Dos años y medio después sería Sra. Taborin. De sus siete partos, el más difícil fue el último, Gabriel. Su vida corrió riesgo 70. Esta puede ser la razón por la cual se sentía más apegada a él. Los testimonios son unánimes en este sentido: “era el benjamín de su madre, que lo mimaba 71”. Entre los dos había una complicidad particular. Ella le reprendía, de tanto en tanto, por sus excesos de celo religioso, pero le tenía confianza. La influencia que la madre tuvo sobre él, durante toda su vida, ha sido puesta en evidencia por el Hno. Stanga 72. En su lecho de muerte a los 82 años, dice al párroco P. Juan Pedro Mermillod, a propósito de Gabriel: “Este pobre niño es mi consuelo y casi mi único recurso en cuanto se refiere a mi cuerpo”. Y el párroco termina su carta con este comentario: “Eres el ni- ño bendito de tu madre 73”. Felipe Boutry en su análisis del clero del Ain en la época del cura de Ars, escri- be sobre la influencia de la familia en la vocación sacerdotal. “Un padre, fiel cumplidor de las prácticas religiosas, una madre piadosa, de conciencia delicada, que manifiesta una piedad activa, tal es, a menudo, la at- mósfera familiar que prevalece en el futuro clérigo 74” (69) Testamento de Claudio José Taborin, 3 de marzo 1826, notario C.F. Guchon, Echallon A.D.A., 3 E/13556, Nº327. Cf. Positio pp. 31-32. (70) “La madre del pequeño Gabriel estuvo enferma en su parto. Estuvo en un estado casi deses- perante durante tres días. No sufrió así con sus otros hijos, de los cuales Gabriel es el menor”. (Recuerdos de José Poncet, Souvenirs des compagnons d'enfance recueillis par frère Nicolas Tardy, ASFB). (71) Ibid, recuerdos de Chaveyriat Francisco. Cf. también los recuerdos de José Humbert y Josefa Taborin y de José Poncet. (72) Hno. STANGA Fiorenzo, Vie de Madame Marie Joseph Taborin, mère du Serviteur de Dieu Frère Gabriel Taborin, fondateur des Frères de la Sainte Famille de Belley, Belley 1987, pp. 47. Se trata del artículo: “Vie de Madame Marie Joseph Taborin, mère du Serviteur de Dieu Frè- re Gabriel Taborin”, en L’Entretien familial, 153, junio 1987, pp. 705-747. (73) Carta de Juan Pedro Mermillod, párroco de Belleydoux, a Gabriel Taborin, 10 de abril 1837, ASFB. (74) BOUTRY Felipe, Prêtres et paroisses..., o.c., p. 193. 67

HNO. ENZO BIEMMI Es también el retrato fiel de la familia Taborin. 2.2 El medio parroquial Educación primaria y el catecismo El primer maestro fue José Rey 75. Hay que tomar aquí la palabra “maestro” en el sentido que tenía en aquella época: se trata ante todo de una instrucción religio- sa que comprende el aprendizaje de algunas nociones elementales de lectura y es- critura, a menudo de latín, para poder seguir y participar en la misa. Gabriel ha dejado en un borrador de su autobiografía, recuerdos particular- mente emotivos de las primeras “lecciones” de su párroco: “A los cuatro años 76, sus buenos padres, gente honrada y temerosa de Dios, confia- ron a Gabriel al P. Bouvier (P. Rey) 77, entonces párroco de Belleydoux, para darle las primeras nociones de lectura y doctrina cristiana. El digno párroco quiso encargar- se de ello, y no descuidó nada para formar a su joven alumno, en los principios de la fe que hacen buenos cristianos y hombres honrados. A menudo le hacía repetir su lección en la iglesia, después de la misa, cuando todos se habían retirado. Tenía cui- dado de decir al niño que todo bien viene de Dios y que había que acudir a él para aprender bien las lecciones; y para inculcar mejor estos principios en su joven cora- zón, le mostraba el tabernáculo diciéndole: “Mira, mi pequeño amigo, el Señor está ahí. El niño respondía: “¡Ah!, Sr. cura párroco, no lo veo, cuánto desearía verlo!”. Al empezar sus lecciones de doctrina cristiana, el maestro hacía comprender al alumno el misterio de la divina Eucaristía y le  hacía comprender que Dios es un es- píritu invisible a nuestros ojos, pero que no tardamos en conocerlo, al examinar atentamente las bellezas de la naturaleza que también ha puesto en el hombre  78”. (75) \"Por gracia especial de la voluntad divina, los dignos autores de mi vida, me dieron siempre el buen ejemplo y me hicieron educar cristianamente, desde mi más tierna edad, por el Sr. cura párroco que fue mi primer maestro\". (Historique, manuscrit 5, ASFB). (76) En el borrador 2 C del Historique, Gabriel habla de cinco años. (77) Gabriel confunde aquí, Rey con Bouvier. Bouvier llegó a Belleydoux en el mes de mayo de 1808 y sólo queda aquí 16 meses. Gabriel ya tenía 8 años y medio. Bouvier ciertamente ha continuado y perfeccionado la formación de sus predecesores. Era sin lugar a dudas, una persona culta ya que fue nombrado en octubre de 1809 para el colegio de Belley. No hay pues ninguna duda, sobre la identidad de \"primer maestro\"; se trata del P. Rey. (78) Historique, borrador 2 A, sin fecha (1863?), ASFB. 68

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX Este diálogo junto al sagrario quedó impreso, con todos sus detalles, en la men- te del niño y no le abandonó hasta el fin de sus días. Hay aquí una imagen inédita del P. Rey, el sacerdote que había firmado la infamante fórmula de Albitte. A estas primeras “lecciones” se remonta el origen de la devoción de Gabriel a la Eucaristía. Estas líneas nos dan también lo esencial del contenido y del método para ense- ñar el catecismo durante el Imperio. “Tenía una inclinación tan particular hacia el catecismo que nunca falté a él 79”. El P. Rey daba su catecismo de 8 a 9 de la mañana, es decir, después de la misa de siete 80. La hora se fijaba de acuerdo con los padres que necesitaban a los niños para cuidar los animales. Había alrededor de 80 niños de todas las edades, pues, a causa de la Revolu- ción, aún los más grandes no habían recibido la primera comunión. ¿Cuántas veces por semana había catecismo?. El P. Rey no lo dice, pero el ritual de Lyon precisa: to- dos los domingos y fiestas de guardar desde Todos los Santos hasta Pentecostés. Durante la cuaresma las reuniones semanales eran cuatro 81. Una disposición seme- jante fue dada a las parroquias bajo la jurisdicción de la diócesis de Ginebra. En Gi- ron, la más próxima parroquia de Belleydoux, y en Châtillon de Michaille, los párrocos reunían cuatro veces por semana a los niños, durante el adviento y la cua- resma. Se puede creer entonces que los niños de Belleydoux, según la costumbre de Michaille y del Haut Bugey, recibían unas cuarenta lecciones de catecismo por año. Los niños acuden de las diferentes aldeas y granjas diseminadas. El Párroco los hace entrar en la iglesia y los ordena en dos filas: las niñas de un lado, los niños de otro. El desarrollo del catecismo no cambia nunca: está - desde siempre - determi- nado por la tradición del siglo XVII. Se empieza por la oración de la mañana, en francés, que se halla en el catecismo y que se debe aprender de memoria. Sigue un canto, considerado como parte esencial de la educación de la juventud. La recita- (79) Historique, manuscrito 5, ASFB. (80) Todas las informaciones están sacadas de las respuestas del P. Rey a la encuesta de 1804. Han sido completadas en algunos puntos con las respuestas de los sacerdotes de las parro- quias vecinas o del departamento del Ain, Cf, JACOLIN Pierre, o.c., pp. 152-166. (81) TRENARD Luis, La catéchèse sous les épiscopats de Monseigneur de Montazet et de Monse- igneur Fesch, dans Pratiques religieuses, mentalités et spiritualités dans l’Europe révolu- tionnaire (1770-1820). Actas del coloquio de Chantilly, o.c., p. 497. 69

HNO. ENZO BIEMMI ción de la lección es el tercer momento: el párroco hace la pregunta y los niños in- terrogados deben responder al pie de la letra. Se pasa luego a la explicación de otro punto del catecismo, hecha por el sacerdote, a menudo en dialecto. El maestro está atento a la letra, pero también al espíritu. La lección termina con otro cántico. El método utilizado lleva por medio de una serie de preguntas y respuestas, al conoci- miento progresivo y correcto de las principales verdades de la fe. El catecismo utili- zado por el P. Rey es el de Lyon hasta 1806 82 y después el catecismo imperial 83. Se puede decir que Gabriel Taborin fue formado según estos dos catecismos. En cuanto al contenido, escuchemos lo que dice el párroco de Foissiat: “Cada lección dura una hora y media por lo menos; los niños no se aburren casi nunca. En un año no me dicen dos veces “basta”, a menudo me dicen, cuando les anuncio el fin de la lección, “un poco más todavía”. Comprenden perfectamente los sacramentos que van a recibir y las disposiciones para hacerlo. Conocen el ori- gen del pecado, su autor y quién lo repara.. Saben distinguir las diferentes clases de pecados, las penas por ellos merecidas y los medios para obtener el perdón. So- bre la restitución, conocen los dos versos: jussio, consilium, etc... y saben más o me- nos su aplicación 84.Conocen perfectamente los mandamientos, para responder sin titubear cuando se les nombra un pecado cualquiera, opuesto a tal mandamiento (82) Catéchisme du diocèse de Lyon, donné par Mgr Antoine de Malvin de Montazet, Amado de la Roche, Lyon 1785 p. 144. Este catecismo se inspira en el de Montpellier, como lo afirma el arzobispo en su mandato de 1767. (83) Catéchisme de toutes les Églises catholiques de l’Empire français, imprimé par ordre de Son A. E. Mgr le Cardinal Fesch, Archevêque de Lyon, Vienne et Embrun, Primat des Gaules etc., à l’usage de son Diocèse, Rusand, Lyon 1806. (84) Los dos versos en cuestión, se refieren a las nueve maneras cómo se puede cooperar como cómplice en el daño al prójimo. He aquí la explicación dada por Mons. de Choin, obispo de Toulon: “Se puede contribuir como cómplice en el daño hecho al prójimo de nueve maneras: 1a. Cuando se ordena. 2a. Cuando se aconseja. 3a. Cuando se consiente. 4a. Cuando se alaba al que está por cometerlo. 5a. Cuando se da asilo a un ladrón y se oculta lo robado. 6a. Cuan- do se aprovecha de un robo o se ayuda a cometerlo. 7a. Cuando se calla, estando obligado a hablar para defender la justicia. 8a. Si no se impide cuando se puede y se debe. 9a. Si no se descubre al que lo ha cometido”. Por las seis primeras maneras, se es directamente cómplice de la injusticia; se contribuye indirectamente por las tres últimas. Se encierran todas en es- tos dos versos: Jussio, Consilium, Consensus, Palpo, Recursus, Participans, Mutus, Non obs- tant, Non manifestans. (en Instructions sur le Rituel..., por Mons. Luis Alberto JOLY DE CHOIN, Obispo de Toulon, tomo I, Périsse, Lyon 1778, p. 510). 70

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX de Dios o de la Iglesia. Les indico el camino para hacer el examen de conciencia y no admito que se aparten de él 85”. Podemos asegurar que en todas las parroquias de la diócesis y de Francia, éste era el contenido del catecismo de los niños. La aridez y el carácter escolástico de los textos utilizados y de sus contenidos, no podían sino crear dificultades a los niños y a los sacerdotes. El cura de Ars, res- pondiendo a la encuesta de 1804, afirma sin matices que “nada menos a su alcance que el catecismo de esta diócesis, que es muy extenso y demasiado científico para ellos 86”. Pero los pastores saben encontrar correctivos a estas limitaciones: los cánticos, la historia sagrada 87, pequeños ejemplos sacados de la vida diaria, hacían agradable a los niños esta hora que era una hermosa diversión en el día. Al juzgar por el entu- siasmo del joven Gabriel, que nunca faltaba a la lección de catecismo, se podría de- cir que estos catequistas (PP. Rey, Bouvier y Mercier), sabían hacer agradable esta hora de instrucción religiosa. Por otra parte, el diálogo entre el sacerdote y su discí- pulo, junto al tabernáculo, ¿no era la mejor manera de hacer catecismo y de comu- nicar, junto a los conocimientos, una espiritualidad profunda y personal?. El día más hermoso de la vida La formación catequística de Gabriel acabó con la ceremonia de la Primera co- munión. “Tuve la dicha de hacer mi Primera comunión a la edad de once años en la iglesia de mi parroquia, el día de la fiesta de la Sma. Trinidad. Me había preparado a es- te acontecimiento con un retiro. Nunca se ha borrado de mi corazón el día de mi primera comunión, que me dejó dulces y religiosos recuerdos 88”. (85) “Estado espiritual” de la parroquia de Foissat, por el P. Chamberd, 1803, A.A.L., citado por JACOLIN, o.c., pp. 165-166. (86) Citado por JACOLIN, o.c. pp. 160-161. (87) El catecismo de Mons. de Montazet aconseja completar las lecciones con lecturas sacadas de los catecismos históricos del P. Claudio Fleury. Basadas en la narración \"mirabilia Dei\" de la Escritura. Este tiene varias ediciones. Está muy difundido. (88) Historique, manuscrito 5, ASFB. 71

HNO. ENZO BIEMMI La primera comunión era el gran acontecimiento para los niños y sus familias, pero también para los sacerdotes que estaban convencidos de lo que el ritual de Lyon decía: de esto depende principalmente el éxito del ministerio y la salvación del pueblo 89. La primera comunión constituia la culminación de todo el catecismo y al mis- mo tiempo señalaba su fin oficial, más o menos bien recibido por los curas. Presen- tado desde el siglo XVII como el “día más hermoso de la vida”, aparecía como una confirmación y una recompensa y tenía un carácter casi dramático 90. El sacerdote ejerce el poder de decisión para la admisión al rito. Sanciona así la asistencia y la preparación religiosa del niño. La preparación es muy cuidada: tiene sus puntos fundamentales habituales en la confesión general, la renovación de las promesas del bautismo y un retiro espiritual. Todo esto rodea el rito de un carácter extraordinario y de dramaticidad. Es un acto sublime para el cual uno no está nun- ca bastante preparado, acto del que depende la salvación o condenación de quien lo hace. “Está presentado como un drama mayor, una historia personal en que cada niño está comprometido, el drama de una conversión decisiva para toda la existencia 91”. Los sermones de la fiesta se centran sobre el riesgo de una mala comunión 92. Acto religioso y social, la primera comunión alcanza su apogeo en el siglo XIX y llega a ser un acontecimiento familiar y aun un rito de paso. “A partir de la primera comunión se ocupaba un lugar en la mesa familiar y uno mismo se servía de los platos, se podía emigrar temporalmente con un miembro (89) “Un pastor que quiera una saludable reforma, un bien sólido y durable en su parroquia, ha de tener una gran preocupación de formar nuevas generaciones que sean aceptas a Dios y fervientes en buenas obras. Por consiguiente, para tener éxito en esta santa empresa, no debe buscar otro camino más natural y más eficaz, que el de preparar con esmero a los niños a la Primera comunión. De esto depende principalmente el éxito de su ministerio y la salvación de su pueblo. La experiencia nos dice, en efecto, que este gran acto tiene para el común de los hombres,las consecuencias felices o las más funestas...\" (Rituel du Diocèse de Lyon, imprimé par l'autorité de Mgr Antoine de Malvin de Montazet, Lyon 1788, vol. 1, p. 252). Este ritual estuvo en uso durante el Imperio, por orden formal del Cardenal Fesch. (90) Para un juicio general sobre la primera Comunión en Francia, ver La première commu- nion. Quatre siècles d'histoire, bajo la dirección de DELUMEAU Juan, Desclée Brouwer, Pa- rís 1987, pp. 315. Ver también SONNET Martine, “Apprendre à lire pour communier” en Notre Histoire, legajo sobre una historia de la Primera comunión, Nº 34, mayo 1987. (91) ROBERT Odile, “Fonctionnement et enjeux d’une institution chrétienne au XVIIème siècle” en La première Communion... o.c., pp. 81-82. (92) JACOLIN, o.c., p. 171. 72

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX de la familia. Los varones vestían pantalón largo, las niñas estaban autorizadas a hacerse el moño y empezaban a preparar su ajuar93”. Gabriel recibió la primera comunión el 9 de junio, fiesta de la Santísima Trini- dad. Aún no tenía 12 años, lo cual era muy pronto ya que el ritual de Lyon pide para los varones 14 y la encuesta de 1804, una media de 13. El párroco Mercier reconoció su preparación y las disposiciones interiores y no quiso retardar para él ese día tan importante. Gabriel continúa asistiendo al catecismo, aunque no estaba obligado. El sacerdote lo hizo auxiliar suyo y monitor para repetir la lección a los niños. Gabriel quedó profundamente marcado por su Primera comunión. La prepara- ción inmediata para la Primera comunión, llega a ser su actividad catequística pre- ferida. Durante el período itinerante de los años 1824-1829 y por mucho tiempo aún, los párrocos de las diócesis lo llaman para los retiros preparatorios a la Prime- ra comunión. En carta a Mons. Billiet, de 1857, podrá escribir con orgullo: “He dado 36 retiros en las iglesias para preparar a las primeras comuniones en diversas localidades: de ellos, diez en Belley 94”. 2.3 Los años de estudio Algún tiempo después de la Primera comunión, de común acuerdo entre el ni- ño, los padres y el párroco, se tomó la gran decisión: Gabriel era destinado al sacer- docio; había que darle, pues, una formación adecuada. “Mis padres a quienes amaba muy tiernamente y de quienes era también muy amado, me hicieron salir del pueblo después de mi Primera comunión; me pusie- ron en el internado de Saint Germain y luego en el internado eclesiástico de Châ- tillon, donde permanecí algunos años. Mis buenos padres, que amaban la religión y a sus ministros, por los cuales tuvieron siempre un gran respeto, que- rían destinarme al sacerdocio. Tenía yo mismo un gran deseo de abrazar el esta- do eclesiástico. Las pequeñas capillas que fabricaba, donde reunía a los niños del pueblo para predicarles y hacer algunas sencillas ceremonias a modo infantil, (93) DELUMEAU Juan, en La première Communion..., o.c., p. 12-13. (94) Carta a Mons. Billiet, arzobispo de Chambery, 9 de marzo 1857, en Lettres. vol. XI, p. 36. 73

HNO. ENZO BIEMMI eran como presagio de que un día sería destinado al servicio de Dios en el estado religioso 95”. Las dos etapas de esta formación clerical fueron: la permanencia en la pensión de la familia Egraz de Plagne 96, pueblo a cinco kilómetros de Belleydoux, y después la escuela presbiteral de Châtillon de Michaille 97, dirigida por el P. Colliex. Se trata de los únicos cuatro años de formación y de estudios sistemáticos que Gabriel tuvo, y al mismo tiempo de los años en los cuales llega a la decisión de abandonar el proyecto inicial de su párroco y de sus padres y se decide por la bús- queda de una forma particular de vida religiosa. Por estas razones, estos años me- recen toda la atención en esta investigación. En Plagne en casa de la familia Egraz (1812-1813)98 Gabriel Taborin no ha dejado ningún testimonio escrito de su estadía de un año en Plagne. El que nos habla es su primer biógrafo. El Hno. Federico, ciertamen- te, recogió estas informaciones del mismo Hno. Gabriel. Había en Plagne un maes- (95) Historique, manuscrito 4 y 5, ASFB. (96) Hoy “Plagne”. (97) Hoy ”Châtillon en Michaille”. (98) Es imposible establecer con exactitud las fechas de la permanencia de Gabriel en Plagne y en Châtillon de Michaille. Los documentos que tenemos en mano son en efecto, contradicto- rios. Sabemos que Gabriel residió un año en la primera localidad y tres en la segunda (Cf. Éphémérides de la Maison-Mère, 25 juillet, 1963, ASFB; Positio p. 736). Pero, ¿cuál es el año de su salida de Belleydoux?. Gabriel mismo habla genéricamente y dice: \"después de mi pri- mera comunión”. (Historique, manuscrito 5). El Hno. Fiorenzo Stanga en la Positio adopta la cronología siguiente: 1813-1814 Plagne, 1814-1817 Châtillon. Esta elección se basa principalmente en la afirmación del Hno. Ama- deo, sucesor del Hno. Gabriel: “Después de su primera comunión siguió asistiendo al catecis- mo, durante los dos años que vivió aún con su familia antes de ir a estudiar”. (Lettre circulaire du Vice-Supérieur des Frères de la Sainte Famille aux membres de cette Congré- gation, pour leur annoncer la mort de leur Fondateur et Supérieur-Général, le Révérend Frè- re Gabriel Taborin, Belley 1864, p. 4; Positio p. 845). Prefiero seguir otra hipótesis, la que se funda en el acta de nombramiento de Gabriel como clérigo laico de la parroquia de Belleydoux, acta que data de la primera semana de enero de 1817. En esta acta se dice “que ya ejerce esta función con exactitud y decencia, desde el pri- mero de setiembre de 1816”. (Registre de fabrique de la paroisse de Belleydoux, A. P. de Écha- llon). La actividad de “clerc” laico pide la presencia diaria en el pueblo. ¿Cómo podría ser nombrado oficialmente “clerc” estando en Châtillon?. De acuerdo a estas consideraciones, optamos por la cronología siguiente 1812-1813 en Plagne, 1813-1816 Châtillon. La elección no deja de tener carácter de hipótesis. 74

HNO. GABRIEL TABORIN: EL DESAFÍO DE UN RELIGIOSO LAICO EN EL SIGLO XIX tro que había abierto un pensionado. El retrato que el biógrafo nos hace es el de un hombre “de una exigencia y dureza sin igual. Ponía un modelo de escritura al alumno y le decía: 'Hazlo así'; después se hacía presentar la página escrita y pegaba sin piedad con la palmeta al que hubiera omitido aunque sólo fuera un punto sobre la i 99”. Pero ¿quién era verdaderamente este maestro?. ¿Era un hombre tan malo e in- capaz  ?. ¿Es posible que los padres de Gabriel y el P. Mercier, bien informados por el párroco de Saint Germain de Joux, de quien dependía la aldea de Plagne, decidieran prepararle para la vida sacerdotal confiándole a un hombre tan incapaz y dudoso?. Gabriel se hospedó durante el año escolar 1812-1813 en casa de la familia Egraz de Plagne. El maestro es Francisco Egraz 100, de 42 años, casado con Catalina Fontai- ne, sin hijos 101. En los años 1812-1814, ejerce también la función de alcalde de Saint Germain de Joux, municipio del cual depende la aldea de Plagne. Se comprende que su tiempo lo divida entre la escuela y la alcaldía, quizá con otros menesteres, como el caso de todo maestro. Un informe sobre los maestros del distrito de Nantua nos proporciona estos datos sobre él 102. En 1809 son dos los que ejercen la función de maestro del munici- pio. Egraz enseña ya desde hace 10 años. No recibe ningún sueldo del municipio y se aloja por su cuenta. Los alumnos le pagan mensualmente, 1 fr. por la lectura, 1,50 por la escritura. Tuvo durante el año 1809, 20 alumnos y está considerado hombre de buenas costumbres y talento corriente. Ninguno de los dos maestros está autori- zado. La familia Egraz es muy apreciada por la población de los municipios vecinos y por el párroco. Durante la revolución estuvo en el centro de la resistencia y acondi- cionó en su casa una capilla privada 103. (99) FRÈRE FRÉDÉRIC, o.c., p. 44. (100) La tradición que indica como maestro un tal Thevenin (Cf. Positio, p. 39), se remonta al Hno. Tarsicio que escribe en sus notas “Thevenin es el nombre de este maestro severo, nombre que no hemos podido encontrar en los registros, que se nos ha procurado sin grandes detalles por los dos ancianos habitantes de esta aldea, algo perdida en las montañas”. Esta afirmación no tiene ningún fundamento histórico. Por el contrario, el Sr. Thevenin, joven vicario de Châti- llon de Michaille, da clase en la escuela presbiteral de esta parroquia en 1826. Cf. Anexo Nº 7. (101) Acte de décès de Égraz François, Registre de l'État Civil, A.M. de Plagne, 15 de enero de 1854. (102) État des instituteurs d'écoles primaires dans les six cantons de l'arrondissement de Nantua, dressé conformément à la circulaire de M. le préfet de l'Ain, du 25 mars 1809, A.D.A., 4 T 1. (103) Los Archivos Parroquiales de Belleydoux conservan hojas de un registro clandestino con la firma del sacerdote Mayre, que firma varios bautismos, celebrados en la capilla privada de la familia Egraz de Plagne. 75

HNO. ENZO BIEMMI Desde 1799 Francisco Egraz transformó su casa en escuela 104 y a causa de la distancia de las aldeas, abre una pensión. La casa da a la carretera que viene de Échallon y que baja hacia Saint Germain de Joux 105. En la planta baja está la sala de clase y en el primer piso, un dormitorio. Una señora se encarga de la cocina y de la vigilancia en ausencia del maestro. Al lado del troje estaba la capilla clandestina. Los objetos del culto y una pila de agua bendita atestiguan todavía la fe de la pobla- ción 106. Este maestro, sin diploma y sin autorización, continúa mucho tiempo aún su profesión, sin problemas, por la estima de que gozaba en el pueblo y por la escasez de maestros. Pero, en los años de la Restauración, la instrucción se pone al día, se establecen escuelas normales en todos los departamentos y las ordenanzas de 1816 y 1824, la ley Guizot de 1833 y las circulares del Rector y del prefecto de que vienen acompañadas, son cada vez más severas respecto de los maestros clandestinos. En 1823 los maestros titulados de Saint Germain de Joux, denunciaron ante el subpre- fecto, al maestro clandestino de Plagne, Francisco Egraz, ex alcalde. El subprefecto escribe al alcalde para informarse del asunto 107. Egraz aconsejado por el alcalde ini- cia los trámites para obtener la autorización. En efecto, en la segunda carta el sub- prefecto solicita ser informado sobre el resultado del trámite. No se sabe si Francisco Egraz obtiene su diploma. Lo que sí es cierto, es que continúa mucho tiempo aún ejerciendo su profesión. ¿Qué maestro fue Francisco Egraz?. Desde el punto de vista pedagógico no hay ninguna duda. El Hno. Federico no se equivoca. Era como todo maestro de la época. (104) Los informes sobre la casa donde Egraz había abierto su pensionado, están sacados de una entrevista hecha al actual propietario, Sr. Egraz Raimundo. Entrevistado por mí el 18 de enero de 1991. Visité su casa y me habló de su distribución en el período de los maestros clandestinos. Las informaciones no se basan en ningún documento, sino en lo que él escuchó de sus padres. Asegura haber tenido documentos de su familia y haber establecido el árbol genealógico, pero los documentos prestados a algún pariente, no se pueden encontrar ahora. (105) La casa en cuestión es la que se encuentra a la entrada del pueblo, viniendo de Échallon, la segunda a la derecha, en el camino principal, después de la plaza de la alcaldía. Encima de la puerta de esta casa se lee la fecha 1764. Se trata, afirma Raimundo, de la época de la apertura de esta puerta a la calle. La casa es, en efecto, más antigua. (106) El Sr. Raimundo Egraz afirma haber visto esta pila de agua bendita, que su madre le decía era del tiempo de la Revolución. (107) Carta del subprefecto al alcalde de San Germán de Joux, 17 de febrero y 3 de julio de 1823, A. M. de Saint Germain de Joux, legajo “Culte, église, presbytère, instruction primaire, maison d'école”. 76


Like this book? You can publish your book online for free in a few minutes!
Create your own flipbook