XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” trabajo, compañeros de estudio) para establecer las motivaciones en cada una de las relaciones, patrones de interacción con otros, nivel de intimidad en estas, situaciones atípicas que se estuvieran presentando a nivel de relación antes de la muerte o en cualquier momento de la vida, entre otras. a-2) Esfera emocional A nivel emocional es importante identificar el desarrollo emocional del occiso, los estados de ánimo y las fluctuaciones del mismo, identificar síntomas depresivos, afectos negativos, explorar el manejo de emociones, la expresión de las mismas, agresividad hacia los demás o hacia sí mismo, sentimientos de temor, etc. a-3) Esfera psicosocial En este nivel es fundamental identificar el estado de salud a lo largo de la vida del sujeto, así como cambios repentinos en la misma, los antecedentes sociales, financieros y legales del occiso durante su vida y momentos antes de fallecer. Además, hay que identificar y valorar las pérdidas (o amenazas de pérdidas) ya sean reales o imaginarias de personas, objetos, mascotas, empleos, status, salud, entre otras. Dentro de esta misma categoría se incluyen las separaciones, los divorcios, los cambios de vivienda, el distanciamiento de personas importantes, cambios salariales, demociones o promociones, etc. Además, la utilización de drogas, alcohol o la toma de medicamentos. a-4) Esfera mental La inteligencia, la memoria, el lenguaje, la orientación, la capacidad de juicio y las capacidades cognitivas deben de ser valoradas por el psicólogo forense que lleva a cabo una Autopsia Psicológica. Este debe buscar además síntomas psicóticos a lo largo de la vida del sujeto o en el momento preciso en que se supone ocurrieron los hechos; además, hay que valorar la historia psicológica, así como psicopatológica del sujeto en cuestión, entre otras. b) Métodos de recolección de la información Una de las partes fundamentales de la elaboración de una Autopsia Psicológica es precisamente la recolección de la información, que debe ser no solo suficiente, si no lo más veraz y confiable posible. De la misma manera, el psicólogo que lleve a cabo el proceso, debe de seleccionar la información más relevante y descartar aquella que no resulte útil para el asunto en cuestión. Zeledón (2005) señala tres métodos principales para recolectar la información necesaria para llevar a cabo la Autopsia Psicológica, estas son: b-1) Información documentada disponible Todo documento que tenga relación directa o indirecta con el occiso, debe ser revisada. Esta valoración va a depender de las actividades del sujeto, pero en general se debe revisar: 49
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” • Expediente médico, clínico, judicial, escolar, laboral • Dictamen médico forense • Informe policial de los hechos • Informe criminológico de los hechos • Registro de notas, conducta, disciplina. diarios, cartas, dibujos, fotos • Testamentos, apoderamientos, movimientos bancarios b-2) Observación Esta quizá sea la labor de campo más trascendental para el proceso, ya que el evaluador se debe trasladar a diversos lugares y adentrarse en el contexto del occiso. Para esto debe observar y revisar detenidamente: • El supuesto escenario de los hechos y todo lo que se encuentre a su alrededor, así como posibles desencadenantes o estresantes que pudieron estar presentes. • El lugar donde hallaron el cuerpo de la persona en cuestión y toda evidencia física recolectada por parte de los especialistas, así como todo objeto personal que llevara el occiso en ese momento • La habitación del difunto y todo aquello que se encuentre en ella (ropa, zapatos, cama, escritorios, gabinetes). • Las pertenencias del sujeto, tales como automóvil, carteras, billeteras, muebles, ropa, zapatos, teléfono celular, etc. • El hogar y la familia del occiso, las formas de interacción, los intereses de las mismas, los niveles de estrés, los patrones de comportamiento de los integrantes, si existe preferencias entre las personas que conviven juntas, las actividades que realiza la misma, disfunciones a nivel familiar, patrones destructivos de interacción, psicopatologías o enfermedades crónicas, etc. • El círculo de amigos y la forma de interactuar entre ellos, intereses, lugares que frecuentan, actividades que realizan, etc. • Lugar de estudio o trabajo y las relaciones que se establecen allí, así como la composición física del lugar, los posibles estresores ahí presentes, la forma de interactuar entre los distintos niveles jerárquicos, entre otros. b-3) Entrevista estructurada. Como en todo proceso de investigación psicológico, la entrevista estructurada es fundamental para la Autopsia Psicológica, ya que aporta datos importantes que no pueden ser observados a simple vista y que no se encuentran documentados. Para realizar una entrevista, se debe contar con la aprobación de la persona a la cual se le dirige; esta interacción debe estar caracterizada por el respeto hacia la 50
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” persona entrevistada y la fallecida, debe de hacerse en forma clara y comprensible, pero sobre todo debe de respetar el dolor que puede estar experimentando el entrevistado no debe superar los 6 meses del suceso. Si bien es cierto los datos suministrados a nivel verbal no siempre son fidedignos, estos pueden ser corroborados con otras entrevistas, información documentada o la observación conductual, para ser desechados en caso de que se compruebe su falsedad. A pesar de esto, la entrevista es fundamental dentro del proceso y debe de realizarse a: • La familia, nuclear y extensa a los amigos cercanos, no tan amigos y a los enemigos si los tuviera. • A los compañeros de trabajo que se relacionaban directamente con el fallecido, a aquellos que no se llevaban muy bien con él. • En las relaciones sentimentales es preciso entrevistar a todo aquel que haya tenido una relación sentimental significativa o no tan significativa. Esta exploración debe de incluir matrimonio, relaciones extramaritales e incestuosas en caso de que las hubiera. • Las relaciones casuales deben de ser valoradas, en especial aquellas que tuvieron lugar poco tiempo antes de la muerte del individuo. Cobra gran interés en este punto el contagio de enfermedades de transmisión sexual por relaciones ocasionales y los patrones inestables de relación que pudo haber tenido el occiso. • Se debe entrevistar de manera general a cualquier persona que haya sido relevante para la vida del occiso o que haya tenido contacto con el sujeto, de forma directa o indirecta días antes y durante la muerte del sujeto. c) Modelo de Autopsia Psicológica Integrada (MAPI) c-1) ¿Qué es el MAPI? A pesar de que existan varios modelos para hacer una Autopsia Psicológica, tal vez tantos como personas que la realicen, en Cuba la Dra. Teresita García Pérez, especialista en psiquiatría del Instituto de Medicina Legal de la Ciudad de la Habana, creó en 1990 el MAPI, un método estructurado y sistematizado para llevar a cabo una Autopsia Psicológica. Este permite realizar un diagnóstico pericial acertado tanto en víctimas de suicidio, homicidio, así como de accidentes. Para administrar el MAPI, es necesario echar mano a toda la información recolectada en hasta el momento y luego seguir el formato del modelo. Dicho modelo, ha sido validado a partir de investigaciones realizadas por la Dra. Teresita García Pérez entre los años 1991-1994 con personas suicidas y víctimas de homicidio. Estas arrojan que el instrumento es “confiable, válido, aplicable y generalizable” (Pinchaski y otros, s.f.). 51
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Según García (1998b), el MAPI “disminuye al mínimo el margen de sesgo, pues todos los exploradores tienen que realizar la exploración de la misma manera, guiándose por el instructivo con posibilidad de respuesta cerrada, precisamente para evitar la inclusión de elementos subjetivos en la valoración de cada caso y además para hacerlo verificable por terceras personas y así garantizar su valor como prueba pericial”. La utilización del MAPI permite “un recorrido de todas las áreas del sujeto antes, durante y después de la muerte” (Zeledón, 2005), lo que garantiza la exploración de todas las áreas y momentos en la vida del occiso. Para aplicar el MAPI se debe tener entrenamiento preliminar en el manejo del modelo, el cual es brindado la mayoría de las veces por la Dra. García, creadora del mismo; este ha sido aceptado y aplicado en Cuba, México, Chile y Costa Rica. c-2) Objetivos del MAPI Dentro de los objetivos planteados por la Dra. García (1998c) a la hora de crear el instrumento están: • Valorar los factores de riesgo suicida, de riesgo heteroagresivo o de riesgo de la accidentalidad, los estilos de vida del occiso. • Determinar el estado mental en el momento de la muerte, si existían señales de aviso o estado presuicida. • Establecer áreas de conflicto y motivacionales. • Diseñar el perfil de personalidad del occiso. d) Etapas del MAPI d-1) El lugar de los hechos La investigación empieza con la visita, por parte del perito, al lugar de los supuestos hechos con el fin de rescatar no solo evidencias físicas, si no también huellas psicológicas que pudieran hacerse evidentes en el supuesto escenario, la revisión de pertenencias, lugares que frecuentaba el occiso, etc. Es decir, todo aquel trabajo de campo se realiza en este paso. d-2) Entrevista al menos a tres familiares, convivientes o allegados. Se entrevista a las personas de acuerdo a la información requerida por el modelo. Si en algún momento la información parece contradictoria, se pueden utilizar diversas fuentes y contrarrestar la misma. d-3) Discusión colectiva Una vez recolectada y analizada la información, el perito debe reunirse con los investigadores y profesionales implicados en el proceso, para realizar el informe pericial, siempre en términos probabilísticos pues se trata de una evaluación indirecta y de conclusiones inferenciales que cobran valor solo al sumarse al resto de elementos 52
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” criminalísticos, psicológicos y medicolegales. El intercambiar hipótesis con otros profesionales aumenta la eficacia de la técnica de Autopsia Psicológica al enriquecer el análisis científico de la víctima y de las circunstancias que rodearon la muerte de la persona en cuestión. Conclusiones La autopsia psicológica es una reconstrucción socio-psico-patológica postmortem, es necesario realizar un trabajo de campo, de observación detallada y análisis exhaustivo de la información que logra ser recabada para la elaboración de la misma, así como la inclusión de elementos propios de la psicología para poder esclarecer la muerte del sujeto en cuestión y ofrecerla como prueba pericial. Es nuestro deber como profesionales de la salud mental, formarnos como profesionales cada vez más especializados. En nuestro país queda mucho camino por recorrer en cuanto al desarrollo de la Autopsia Psicológica, pero los esfuerzos que se hacen ahora son reconocidos y el empuje para una serie de proyectos que se pueden gestar bajo esta temática es transcendental. Referencias Bibliográficas Aguilar, H. G. (2001) La Autopsia Psicológica: Procedimientos y Métodos. Seminario. San José, Costa Rica: Hotel Herradura. Annon, J. (1995). The Psycological Autopsy. American Journal of Forensic Psychology, 13, 39-48. Beskow, J. Runeson, B. Y Asgard, U. (1991). Ethical Aspects of Psychological Autopsy. Acta Psychiatrica Scandinavica 84, 482-487 Chávez, R. y otros (2005). Actividad Integradora: Autopsia Psicológica. San José, Costa Rica: curso Temas Contemporáneos de Psicología Forense, UNIBE. Dávila, A. Y Rodríguez, C. (1995). Evaluación Psicológica Forense. Madrid: Pirámide. García, T. (1993). La Autopsia Psicológica como Método de Estudio del Suicida. Trabajo presentado en el Congreso Internacional de Ciencias Forenses. La Habana. García, T. (1999). La Autopsia Psicológica como Método de Estudio de Muertes Violentas. Instructivo para La Autopsia Psicológica (Utilizando el MAPI). La Habana. García, P. T. (1998a). La Autopsia Psicológica en el homicidio. San José, Costa Rica: Medicina Legal de Costa Rica. García, P. T. (1998b). La Autopsia Psicológica en el suicidio. San José, Costa Rica: Medicina Legal de Costa Rica. García, P. T. (1998c). Espectro de aplicación de la Autopsia Psicológica. San José, Costa Rica: Medicina Legal de Costa Rica. García, P. T. (1999). La Autopsia Psicológica como método de estudio de muertes violentas. Instructivo 53
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” para la Autopsia Psicológica utilizando el MAPI. Habana, Cuba: Instituto de Medicina Legal. Pinchanski, F. S. y otros (s. f.) Presentación magistral: La Autopsia Psicológica. Rodríguez, A. (s. f.) Autopsia Psicológica: Una herramienta útil para el peritaje psicológico. Salazar, S. I. (2004). Autopsia Psicológica: develando la muerte. San José, Costa Rica Selkin, J. (1994, enero). Psychological Autopsy: Scientific Psychohistory or Clinical Intuition. American Psychologist, 49 (2): 74-76. Shneidman, E. S. (1994b). The Psychological Autopsy. American Psychologist, 49, 74-76 Young, T. (1992). Procedures and Problems in Conducting a Psychological Autopsy. International Journal Offender Therapy and Comparative Criminology 36, 43-52. Zeledón, G. C. (2005). Entrevista personal. 54
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Como Jugando: transformándonos en el encuentro Neyra Quijandría, C.; Retiz Flores, O. [email protected] Pontificia Universidad Católica del Perú Resumen Esta ponencia tiene como objetivo presentar la experiencia de trabajo de las autoras en el proyecto Como Jugando, una propuesta de intervención comunitaria con niños y niñas del distrito de Sacsamarca en Ayacucho. Esta comunidad campesina fue una de las más afectadas durante la lucha contra el terrorismo en el Perú, cuya etapa más dura se registró entre los años 1980 y 2000. La violencia afectó las relaciones sociales y familiares de los y las pobladores, y sus secuelas pueden ser observadas hasta hoy en la forma de violencia familiar o en las relaciones interpersonales que establecen. En ese contexto, los niños y las niñas de Sacsamarca carecían de espacios de juego, y estos no eran promovidos por sus madres y padres. Por eso, teniendo en cuenta que el juego es fundamental para el desarrollo socioemocional del niño, así como un vehículo para construir vínculos positivos con su entorno, se creó Como Jugando. Como psicólogas, buscamos generar espacios que posibiliten el establecimiento y fortalecimiento de vínculos saludables entre los niños y las niñas de Sacsamarca, y su entorno social a través de actividades lúdicas (espacios grupales de juego libre) y artísticas (talleres de artes plásticas). A lo largo del trabajo realizado en 2015, esta propuesta de intervención comunitaria se convirtió en una experiencia invaluable de aprendizaje gracias a lo compartido con la comunidad. Nosotras hemos cuestionado nuestras creencias previas acerca de la población y tomado decisiones importantes sobre nuestra vida profesional. Padres y madres asisten a los talleres y valoran los espacios de juego porque consideran que se aprende en ellos; niños y niñas juegan juntos independientemente del género, participan activamente de los talleres, escuchan más y expresan sus opiniones. En ese sentido, Como Jugando implica un proceso de transformación personal y profesional a partir de nuestro encuentro con las familias de Sacsamarca. Introducción En octubre de 2014, quienes somos autoras de este trabajo fuimos parte del equipo del proyecto Brigadas Psicológicas, coordinado por la Unidad de Responsabilidad Social del Departamento de Psicología (URS-psi PUCP) y la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS) de la Pontifica Universidad Católica del 55
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Perú. Bajo el marco de este proyecto, nuestra labor consistió en la intervención alrededor de temas de violencia social con diferentes actores de la comunidad de Sacsamarca, Ayacucho. Es importante señalar que esta comunidad fue una de las más afectadas durante el conflicto armado interno peruano, el cual supuso la lucha armada entre el Estado peruano y el grupo terrorista Sendero Luminoso, la cual se llevó consigo, aproximadamente, 69 280 mil vidas (CVR, 2003) entre los años 1980 y 2000; la mayoría de ellas fueron ayacuchanas. Actualmente, la violencia vivida durante esos años ha devenido en otros tipos de violencia que son parte del tejido social de Sacsamarca y están naturalizados en la manera en la que se vinculan sus pobladores. Al respecto, los niños y niñas sacsamarquinos conforman un grupo especialmente vulnerable ante esta situación. Lo anterior se refleja en las altas tasas de violencia contra niños, niñas y adolescentes que presenta dicha comunidad. Una vez en Sacsamarca, trabajamos con niños y niñas de entre 6 y 7 años de edad a partir de la dinámica del lugar seguro. Esta proponía la delimitación de un espacio propio que proveyera de seguridad al niño o niña y le sirviera como recurso ante las adversidades, es decir, la creación de un “lugar seguro”. Dicho espacio sería plasmado artísticamente. La consigna del encuentro proponía trabajar con materiales fluidos y pintar sobre cartulina haciendo uso de las manos. Luego, tras finalizar dicho espacio, los y las participantes podían llevarse consigo el dibujo que habían creado. Dentro de este grupo de niños y niñas, se encontraba Julián (8). En un principio, se mostró tímido y reservado al poner en contacto sus manos con el material. Finalmente, creó su lugar seguro, el cual adornó y llenó de color. Hacia el final de la jornada y mientras los demás empacaban sus creaciones para llevarlas a casa, Julián se acercó a una de nosotras muy asustado. Comentó que tenía miedo de llevar lo creado a su casa, pues esto generaría rechazo y fastidio por parte de su madre. Así, relató cómo es que a ella parecía disgustarle cuando él jugaba y pintaba, y lo reprendía por hacerlo. Cabe decir que su narración se llevó a cabo en un tono casi confidente y valiéndose de pocas palabras. Este intercambio con Julián fue el punto de partida para lo que luego sería Como Jugando. En ese primer encuentro con los niños y las niñas, fuimos testigos de su capacidad resiliente: denotaban valor para crear y jugar a pesar de vivir en un contexto que les es adverso, y en donde se les exige que supriman estas actividades de su cotidianeidad y se les violenta de distintas maneras. La madre de Julián no permitía que él jugara; no obstante, en esta actividad, él halló un espacio para seguir siendo niño y jugar. Nuestra intención original fue responder a las necesidades que los niños y las niñas nos habían transmitido cuando participamos en las brigadas psicológicas de 2014, y de esta manera, fomentar el ejercicio pleno de sus derechos a la recreación, a la libertad de pensamiento y participación. Para concretarlo, planteamos utilizar las herramientas lúdicas y artísticas sugeridas por ellos y ellas. Inicialmente, el objetivo general del proyecto consideraba el establecimiento y fortalecimiento de vínculos de confianza con la población con el objetivo de que estos propiciaran la organización de 56
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” un espacio físico de juego o ludoteca en la comunidad. En la actualidad, tras la experiencia de trabajo y aprendizaje de estos primeros meses, la organización de una ludoteca se concibe como un logro de un proceso anterior: el afianzamiento de los vínculos de confianza con los niños y las niñas a través del uso del arte y el juego. Es decir, a largo plazo, una vez que la comunidad se apropie del proyecto y así lo desee, se espera abrir un Yachaypukllaywasi (“Casa del saber y del juego”), tal como lo denominó un grupo de madres y mujeres sacsamarquinas, una ludoteca adonde los niños y las niñas puedan acudir con sus familias para ser acompañados/as por personas de la misma comunidad en el establecimiento y fortalecimiento de formas de relación que les permitan un desarrollo saludable. En lo que sigue del texto, describiremos algunos aspectos de lo que ha sido el comienzo del proyecto Como Jugando enfatizando, primero, en el trabajo con adultos y adultas, padres y madres de los niños y niñas que participan del proyecto; para luego abarcar la experiencia con ellos y ellas; finalmente, ahondaremos en lo que ha significado para nosotras lo vivido en el proyecto. Como Jugando con la población adulta de Sacsamarca “Los niños son felices cuando juegan”. (Madre participante de los encuentros con el equipo) Nuestro proyecto se inició con una fase de familiarización entre nosotras y las personas de la comunidad; esta se extendió por los tres primeros meses (abril, mayo y junio del 2015). En ese lapso de tiempo, no solo compartimos espacios formales, como reuniones con autoridades o mujeres, sino que participamos de encuentros informales o cotidianos, por ejemplo, espacios de juego libre con los niños y niñas y celebraciones comunales. Lo anterior denotó nuestro compromiso e interés por conocer a las personas con las que trabajaríamos y por dejarnos conocer, tanto individual como colectivamente. Fuimos recibidas con apertura por la población de Sacsamarca, en gran medida debido a la labor de los coordinadores y las coordinadoras de la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS) y de la Unidad de Responsabilidad de Psicología (URS-psi PUCP), quienes habían hecho posible la visita de las brigadas a la comunidad; sin embargo, la confianza en nuestro equipo –y entre nosotras– aún estaba por construirse En el primer encuentro con las madres de los niños y las niñas con quienes trabajaríamos, ellas nos enseñaron un juego tradicional, y después compartieron cómo se sintieron al jugar de nuevo como cuando eran niñas. Al terminar la dinámica, se les planteó la idea de la ludoteca o “casita de juego” para recoger sus pareceres y aportes sobre la propuesta. Les pareció importante que existiera, apoyaron su creación porque “los niños son felices cuando juegan”. Escuchar a una madre mencionarlo fue importante para el equipo no solo porque fortalecía la propuesta sino –y sobre todo– 57
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” porque significaba que se estaba revalorando el espacio de juego respecto de lo recogido anteriormente por las brigadas, cuando los niños y las niñas comentaban que a sus papás no les gustaba que jugaran. Las palabras de la señora al final del encuentro, el darse cuenta de la alegría que puede experimentar un niño o una niña al jugar a partir de su propia felicidad mientras jugaba, nos causó satisfacción, pero también nos llevó a reflexionar acerca de cómo incorporar a la población adulta en el trabajo que realizaríamos con los niños y las niñas. En Realidad y juego, Winnicott sostiene: “Para asignar un lugar al juego postulé la existencia de un espacio potencial entre el bebé y la madre” (1982, pp. 64-65). Esta zona o espacio remite a las vivencias tempranas entre ambos, al encuentro entre el mundo interno del niño y lo que le ofrece la realidad exterior, cuyo primer representante es la madre o cuidador (Winnicott, 1982). El jugar, entonces, ocurre en un espacio que se halla entre la fantasía y la realidad, en la zona potencial que se instaura desde los primeros encuentros entre el bebé y su madre; en el caso de este primer encuentro con las mujeres, ocurrió en la zona que creamos juntas al jugar. Más adelante, el autor agrega: “Todo lo que diga sobre el jugar de los niños también rige, en verdad, para los adultos, solo que el asunto se hace de más difícil descripción cuando el material del paciente aparece principalmente en términos de comunicación verbal” (1982, p. 63). En nuestra experiencia con las madres, aparecía “como jugando”. De la cita anterior, se desprenden dos conclusiones. La primera es que la capacidad para jugar surge en esa zona que Winnicott llama potencial, la que en un desarrollo sano se generó en las primeras experiencias del bebé con la madre. La segunda es que dicha capacidad no es exclusiva de los niños o los artistas creadores, sino que cualquier adulto podría experimentarla de contar con un ambiente facilitador. Para el autor este es, por ejemplo, el de la psicoterapia, ya que, en el encuentro entre paciente y terapeuta, ambos construyen juntos esa zona potencial en la cual los elementos propios del mundo exterior serán recreados a partir de las características de su mundo interno. Aunque no ofrezcamos el servicio de psicoterapia, la creación artística y el juego, la transmisión de vivencias, deseos y temores en una compañía contenedora, son, en sí mismos, terapéuticos. En ese momento, solo intuíamos que, si había una constante en la forma de intervenir con niños y niñas y la de incorporar a sus padres y madres en el proceso, sería utilizando las mismas herramientas, las que una de las madres asistentes al encuentro acababa de validar. El evento anterior nos llevó a recordar una reunión que tuvimos con Maritza Montero, psicóloga comunitaria venezolana, poco antes de iniciar las visitas a Sacsamarca; en ella, nos comentó: “Es importante que aquellas personas que prohíben el juego aprendan de qué color es la vida” (23 de marzo de 2015, comunicación personal). La tarde de ese primer encuentro con madres, se produjo un aprendizaje mutuo, pues nosotras aprendimos que las madres sí valoraban el juego en la vida de sus hijos/as, pero este había perdido presencia en sus vidas por efectos de la violencia, del trabajo o de las necesidades del día a día, tal como lo mencionaron; ellas aprendieron a reconocerse jugando, y con ello, a revalorar los espacios de juego de 58
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” sus hijos/as. “Aprender de qué color es la vida”, en palabras de Montero (2004), implica involucrarse en un movimiento concientizador, en un proceso crítico de búsqueda de evidencias a través de la reflexión y de la acción, ya que produce respuestas y cambios creativos relativos al asunto que se discute; en este primer encuentro con las madres, significó la revaloración del juego ejecutando la acción de jugar y reflexionando en conjunto sobre ella después. La frase “aprender de qué color es la vida” nos llevó a pensar, también, en el espacio compartido con mujeres como uno de vida. A propósito de esto, Beristain (2012), señala que espacios de esta índole son imprescindibles al trabajar psicosocialmente con personas que han vivido contextos de violencia y violaciones de derechos humanos. No solo permiten compartir, elaborar en conjunto y revalorizar experiencias, sino que fomentan la simbolización de las mismas. El uso del arte y el juego que proponemos aporta a este proceso en la medida que ambas actividades facilitan que se abra un nuevo horizonte: el crear en conjunto a partir de lo vivido. Al respecto, Levine y Levine (2011) formulan que esta creación tendría como consecuencia la mayor calidad de los vínculos que se gestan. En este sentido, y regresando a Montero, estos espacios de vida, que sirven, a su vez, como espacios de concientización, se constituyen como primeros eslabones para cambios positivos y transformaciones tanto para las personas que forman parte –en este caso, las mujeres– como para los grupos de los que son parte (Montero, 2004), sus familias. La participación activa de cada una de las asistentes en los distintos encuentros con el equipo evidenció que se había establecido un vínculo con nosotras. Este hecho facilitó que diseñaran participativamente la ludoteca y que, en el momento de reflexión posterior, la denominaran con un nombre en quechua elegido por ellas: Yachaypukllaywasi (‘casa donde se juega y se aprende’). De la desconfianza inicial acerca de la propuesta, pues las madres se preguntaban en qué radicaba la importancia de pasar el tiempo pintando y jugando, habíamos llegado a un momento distinto: reconocían que la alegría que sentían al jugar con nosotras también podía ser experimentada por sus hijos, que jugar los hacía felices, y eso bastaba para confiar en nuestra presencia en Sacsamarca. Reconociendo el potencial formativo del juego, al pensar en un nombre para la ludoteca, la asociaron con el jugar y el aprender. Tal como había sucedido con la propuesta original del proyecto y la forma de intervención, ideas surgidas en el encuentro con los niños, niñas y adolescentes durante las brigadas, una vez más, en el encuentro con un otro, con las madres, se nos devolvía una imagen más clara de nosotras y de nuestra propuesta en el nombre elegido. Hoy los padres de familia también se suman al proyecto. Como Jugando con los niños y las niñas de Sacsamarca Desde el mes de mayo de 2015, iniciamos los talleres de arte con los niños y las niñas, así como los espacios de juego libre. En uno de los talleres, el grupo de entre 9 y 13 años se valió de él para elaborar temáticas personales que los inquietaban, y son 59
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” parte de sus historias comunales, familiares y personales. Estas implicaban contenidos violentos en relación con la lucha contra Sendero Luminoso, los que reflejaron en sus dibujos como una lucha entre soldados del Ejército peruano y miembros del grupo terrorista en el monte, fuera del Yachaypukllaywasi. Dichos contenidos fueron acogidos por una de nosotras, quien, ante la mención de “los soldados y terrucos”, y luego de preguntar qué sabían de ellos, escuchó una a una las historias familiares que cada uno quiso y necesitó narrar mientras duró la dinámica de dibujo y pintura. La tarde de ese mismo día, dos niños, Rogelio (9) y Kelvin (10), visitaron el hospedaje donde nos estábamos alojando con entusiasmo ante la posibilidad de que el equipo fuera a jugar con ellos a la plaza. En ese momento, una de nosotras estableció un primer límite: estábamos en un espacio de descanso y ya no íbamos a regresar a la plaza para jugar. Si bien Kelvin lo entendió, Rogelio enfureció, pero su rabia fue acogida y se mantuvo la conversación. Fue así que, de repente, comentó: “Seguro van a venir a violarlas y secuestrarlas”. Al escuchar a los niños, una de nosotras recordó algo que había estado pensando al llegar a la comunidad el día anterior y que empezaba a cobrar sentido: ¿cuál sería el impacto de que todas fuésemos mujeres en una comunidad en donde el género es motivo para dividir personas, e incluso motivo para generar violencia? Entonces, la clara alusión a la violencia sexual la llevó a pensar inmediatamente en cómo Rogelio concebía el castigo hacia nosotras por no querer jugar con él con algo meramente asociado a nuestra condición de mujeres. En medio de la confusión que le genera el evento, llega a la conclusión de que no solo lo enfurecía que no quisieran jugar con él, sino que eran mujeres que no querían jugar con él (algo de seguro inconcebible en su noción de que la mujer está de alguna forma supeditada a la decisión del hombre). En ese momento, opta por decirle “lo que nos estás diciendo nos afecta”. Señalarle que nos afectaba era transmitirle que la violencia de la que hablaba tenía una consecuencia, un impacto, una influencia, por lo que no podía tomarse a la ligera. Luego de esto, Rogelio quedó en silencio. Parecía que estaba tratando de comprender lo que acababa de pasar y una de nosotras siente la necesidad de quedarse allí y acompañarlo en el proceso. En unos pocos minutos, no solo había sido acogido, sino que se habían cuestionado muchas de sus preconcepciones, de ahí que fuera necesario que se tomase su tiempo y se le acompañase. Cuando se les ofreció ser parte de su juego, se fueron. Más tarde, ese mismo día, regresaron para seguir jugando. Uno de los eventos ocurridos en Sacsamarca durante el conflicto armado era semejante a la fantasía del secuestro y la violación que Rogelio verbalizó en el hospedaje. Un grupo de adolescentes mujeres de otra comunidad había sido raptado por los senderistas. Ellas fueron golpeadas, abusadas sexualmente y asesinadas. Durante el primer viaje del equipo, en una conversación entre uno de los integrantes de la DARS y una de nosotras, él le contó esa parte de la historia. Su relato se completaba con el hecho de los cuerpos inertes de las adolescentes dejadas en el 60
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” camino que sale a Huamanga, el mismo que lleva al hospedaje. Ahora los niños iban a buscarnos allí y reproducían parte de la historia con sus propias palabras. El relato acerca de las adolescentes reaparecía en Sacsamarca, pero esta vez por testimonio de los niños en un momento de frustración. El referente de la realidad que había nutrido esa fantasía necesitaba seguir siendo elaborado, ya que constituía parte de su historia familiar y comunal, y, por ende, personal. El temor y la confusión experimentados fueron sensaciones genuinas frente a la crudeza de las palabras de Rogelio, pero también sentimientos y sensaciones propias de los niños con quienes nos encontramos ese día ante actos y hechos cruentos que rebasan cualquier intento de comprensión. La confianza que empezaban a mostrar los niños, el mostrarse de esa manera en el encuentro con nosotras, reflejaba, por un lado, el vínculo que empezaba a gestarse; por el otro, un cuestionamiento respecto de nuestra capacidad para contener tal carga de violencia, procesarla y ayudarlos a elaborarla cuando a nosotras mismas podía desbordarnos. Siguiendo a Melanie Klein, si conseguíamos sobrevivir a su agresión por nosotras mismas, podríamos transmitirles que su agresión no tenía el poder de aniquilarnos, y eso podía ser tranquilizador para ellos y un punto de partida para la reparación (Klein, 1989). Había mucho por seguir sintiendo, pensando y aprendiendo. Julián, el niño que mencionamos al inicio de esta ponencia, sigue trabajando con nosotras. Es más, hemos compartido con él cada visita desde el primer viaje que realizamos a Sacsamarca. Hoy en día, y a partir del vínculo que se ha generado entre nosotros, él es de los más involucrados en los talleres de pintura y espacios de juego libre. Además, habla utilizando muchas más palabras de las que usaba cuando recién lo conocimos. Esta situación se ha replicado con Jonathan, su hermano menor, quien tiene tres años. Durante nuestro primer viaje, se expresaba solo con sonidos guturales y parecía no contar con ninguna palabra en su vocabulario. Pese a ello, nuestra opción siempre fue hablarle, poner en palabras sus afectos y experiencias con nosotras. Desde nuestro penúltimo viaje, lo escuchamos expresar algunas palabras o frases cortas. Junto a niños como Julián, Jonathan, Rogelio y Kelvin, seguimos trabajando en “aprender, Como Jugando, de qué color es la vida”. Conclusiones Como Jugando con el equipo Estos meses de trabajo han constituido una etapa de profundo aprendizaje para nosotras, cristalizado en el cuestionamiento de la propuesta inicial, cuyo objetivo era la construcción de un Yachaypukllaywasi cuando aún no había un espacio mental para el juego –por lo menos no de la forma como lo concebíamos– en la mayoría de pobladores de Sacsamarca. Muchos de los adultos que ahora son madres y padres de familia vivieron su infancia y niñez en el contexto del conflicto armado interno; bajo esas duras circunstancias, la lucha por la sobrevivencia se imponía a la satisfacción de necesidades propias de su edad como jugar. Además, por factores culturales propios 61
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” de la realidad andina, el juego adquiere valor como una forma de socialización y aprendizaje de responsabilidades futuras (Ames, 2013). En tanto juegos de imitación, dar de comer a los animales o recolectar ramas para la leña se convierten en posibilidades para el desarrollo de las competencias necesarias que los lleven a asumir, más adelante, responsabilidades domésticas o de trabajo en el campo (Ames, 2013). ¿Cómo pretender organizar una casa de juego cuando no conocíamos la forma como este era concebido por la población de Sacsamarca, y cuando intuíamos que esta no se parecía a la que teníamos en mente? Fue un momento de aceptación de las limitaciones de la propuesta inicial, así como de tolerancia a la frustración ante la certeza de que no podríamos ejecutarla de esa manera y ante la necesidad de rediseñarla de forma más realista. Aunque se trató de una etapa difícil, fue inspiradora también porque fomentó la resignificación y recreación del proyecto inicial. Si bien fue un periodo arduo para nosotras, la resignificación y recreación son propias de la naturaleza del arte y el juego, herramientas elegidas desde el inicio para la ejecución de esta propuesta. A pesar de constituir instrumentos básicos de nuestra labor profesional, esta vez las experimentábamos dentro del marco de la intervención en Sacsamarca; estábamos viviendo lo que el proyecto proponía experimentar a la población en cada taller y en cada encuentro: creación y recreación. Identificar este fenómeno fue difícil: suscitó dudas, confusión, desconfianza, inseguridad; vivencias reconocidas en la misma población de Sacsamarca. Sin embargo, una vez identificadas como parte del proceso individual, grupal y comunitario, la propuesta pudo ser repensada, rediseñada y volvió a fluir. En la actualidad, con el proyecto Como Jugando, buscamos fortalecer un vínculo de confianza con la población de Sacsamarca que no reproduzca formas de intercambio directivas o autoritarias, sino que, en un clima afectivo y respetuoso, permita acoger sus ideas y sentimientos acerca de lo que acontece para poder construir en conjunto nuevas formas de relación. La escucha atenta y respetuosa, la verbalización de afectos y el establecimiento de límites estructurantes son aspectos básicos de esta forma de acompañamiento comunitario basada en el potencial creativo del arte y el juego. Si partimos del establecimiento de vínculos de confianza, se entiende que este tipo de intervención requiere plazos largos para consolidarlos y tolerancia a la frustración ante situaciones que nos ponen constantemente a prueba. En otras palabras, los resultados del proyecto no serán inmediatos. Para nosotras Como Jugando no solo constituye una propuesta de trabajo comunitario sino una oportunidad de aprendizaje personal y profesional; entre otros aspectos, por el cuestionamiento de nuestras creencias previas acerca de la población, las que nos llevaron a plantear la propuesta original, y por las decisiones que hemos ido tomando acerca del rumbo que seguirá nuestro ejercicio profesional. En ese sentido, este proyecto implica un proceso de profunda transformación personal y profesional a partir de nuestro encuentro con las familias de Sacsamarca, pues, como poetiza Octavio Paz en el poemario Piedra de sol: 62
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia, […] (Octavio Paz, 1994, p.231) Referencias Bibliográficas Ames, P. (2013). Niños y niñas andinos en el Perú: crecer en un mundo de relaciones y responsabilidades. Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines, 42(3), 389-409. Recuperado de http://www.ifeanet.org/publicaciones/boletines/42(3)/389.pdf Beristain, C.M. (2012). Acompañar los procesos con las víctimas. Colombia: PENUD y Fondo de Justicia Transicional. Comisión de la Verdad y Reconciliación. (CVR). (2003). Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Lima: CVR. Klein, M. (1989). Amor, culpa y reparación. En Amor, culpa y reparación (pp. 310-345). Barcelona: Paidós. Levine, E. Y Levine, S. (2011). Art in action. Londres: Jessica Kingsley Publishers. Montero, M. (23 de marzo de 2015). Comunicación personal. Montero, M. (2004). Procesos psicosociales comunitarios. En Introducción a la Psicología Comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos (pp.123-144). Buenos Aires: Paidós. Paz, O. (1994). Piedra de sol. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. Winnicott, Donald. (1982). El juego: exposición teórica. En Realidad y juego (pp. 61-77). Buenos Aires: Gedisa. 63
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Compromiso social en los avatares del inicio de la profesión Daudier, Constanza Magali; Valverde, Eileen Viviana [email protected] Instituto de Formación en Psicoterapia Psicoanalítica y Secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia de Córdoba Resumen El presente trabajo busca dar cuenta de lo que consideramos sobre el compromiso social en el reciente ejercicio del rol profesional, como psicólogas y practicantes, dentro del marco de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia de Córdoba, bajo la dirección de Fortalecimiento Familiar. En articulación con el Instituto de Formación en Psicoterapia Psicoanalítica, a cargo de la Licenciada María Josefa Sánchez. Mediante un convenio que permite la práctica de estudiantes avanzados en este marco institucional. ¿Qué es para nosotras el compromiso social asumido en tanto agentes dispuestos a trabajar de manera voluntaria y comunitaria en una institución pública? Esta pregunta ha guiado nuestro escrito en el que hemos intentado, valiéndonos de nuestra experiencia como así también de sustento teórico, poder compartir una posición frente al compromiso social. Los marcos culturales y sociales con los que interactuamos, desde el lugar de sujetos y/o profesionales, nos ponen ante el desafío de no ser espectadores pasivos de los cambios que nos atraviesan. Como no estamos por fuera de los determinantes de la época, es necesario comprometernos no solo desde lo disciplinar sino desde el vínculo con otro. Donde los avatares no impidan la posibilidad de promover encuentros entre semejantes, dispuesto al menos, desde nuestro rol, a actuar comprometida y profesionalmente. Sabemos lo difícil que es tratar de establecer conclusiones frente a una temática, donde precisamente su riqueza, se encuentra en plantearse preguntas que ayuden a la reflexión. No solo respecto a nuestro compromiso sino también a cómo consideramos al semejante. Palabras Clave: Inicio profesional – Compromiso Social – Trabajo Voluntario Desarrollo El presente trabajo busca dar cuenta de lo que sentimos, consideramos y entendemos sobre el compromiso en el ejercicio de la Psicología, según experiencias particulares en el reciente ejercicio del rol profesional, como psicólogas y estudiantes, 64
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” dentro del marco de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia de Córdoba, bajo la dirección de Fortalecimiento Familiar. En articulación con el Instituto de Formación en Psicoterapia Psicoanalítica. A través de los años de cursado de la carrera de Psicología, es frecuente la primacía y circulación de contenidos teóricos, dejando muchas veces bajo el tapete, aquello con lo que realmente deberemos comprometernos en el ejercicio de nuestro rol profesional. Si bien la Universidad aporta, a su manera, contenidos sobre casos clínicos y, se generan conocimientos en torno a la práctica futura, sostenemos que lo real viene de la mano de asumir un compromiso particular, en el vínculo concreto con otro ser humano que nos funda en cada encuentro. Particularmente nos referimos a la inserción en el ámbito social, el cual implica asumir en este espacio, al igual que lo hacemos en nuestra práctica clínica, la defensa activa de derechos humanos inalienables: el cuidado de la vida en todas sus manifestaciones y el estímulo al desarrollo de un pensamiento libre, capaz de elecciones responsables (Vidal, 2008). Para llevar a cabo este tipo de compromiso no es posible quedarnos bajo el resguardo de lo teórico; teniendo en cuenta las innumerables ofertas de capacitación, elegimos quedarnos con aquellas posibilidades que nos acercan, verdaderamente, al ejercicio de nuestro rol. Este es el motor que nos motivó, y motiva, a tomar contacto con el Instituto de Formación en Psicoterapia Psicoanalítica, el cual mediante los seminarios que desarrolla, brinda además prácticas y supervisiones semanales de manera grupal en SeNAF (Secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia). Deseamos destacar aquí, el aporte que brinda a nuestra profesión el despliegue de la supervisión, a la par de la formación, de manera grupal. Quien a nuestro criterio explica de una manera sencilla y exquisita la riqueza del grupo es Rene Kaes (1989), al sostener que: “la identidad grupal tiene dos niveles […]: uno es el de aquella identidad que está dada por un trabajo en común y que llega a establecer pautas de interacción y […] de comportamiento que están institucionalizadas en el grupo; esta identidad está dada por la tendencia a la integración e interacción de los individuos o las personas. Pero otra identidad existente en todos los grupos, y que a veces es la única existente […], es una identidad […] que podemos llamar identidad grupal sincrética, que está dada no sobre una integración, una interacción y pautas de niveles evolucionados, sino sobre una socialización en que dichos límites no existen y cada uno de los que nosotros vemos […] como sujetos o individuos o personas no tienen identidad en tanto tales, sino que su identidad reside en su pertenencia al grupo” (p. 76). A su vez, como la mencionada práctica tiene lugar en un marco institucional, nos resulta necesario tomar la definición que expone el mismo autor acerca de éstas. La institución es “el orden por el cual se funda un colectivo con el objetivo de realizar una tarea útil, necesaria para el funcionamiento social: reproducción de la vida, educación, salud, trabajo, defensa colectiva, sistemas religioso y cultural, basados en representaciones compartidas. La institución es un colectivo instituido, organizado y legislado en el campo de las relaciones sociales” (Kaes, 2004, p. 655). 65
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” En ese contexto, nos empeñamos a aprovechar al máximo lo enriquecedor de cada encuentro y, también, a aportar desde nuestro lugar. Desempeñándonos como agentes dispuestos a trabajar de manera voluntaria y comunitaria, con el objetivo de amenguar las heridas sufridas como sociedad, desde el compromiso que, para nosotras, realmente amerita. Desde este lugar, nos moviliza el “hacer algo”, mediante un trabajo desinteresado y ajeno a cualquier remuneración económica. Esto que nosotras le llamamos “hacer” Inés Vidal (2008) lo nombra como un giro. En sus palabras: “Hay un giro que intenta revivir una voluntad ética que pueda hacerse escuchar más allá de los ámbitos puramente académicos o de la mera expresión de una interrogación, de un malestar. Esta posibilidad abierta […] estimula a participar en el espacio público, como lugar de encuentro y de debate, revitaliza la esfera de lo social y promueve el valor de las acciones solidarias” (p. 110). Es desde este lugar de encuentro y debate, que nos disponemos a ofrecer nuestra escucha activa, la posibilidad de proponer un vínculo humanizante, a quienes sufren tanto desde lo social, como desde lo afectivo, a quienes se ven desprovistos de poder satisfacer muchas de sus necesidades básicas, pero también están despojados de vínculos libidinosos que faciliten forma alguna de amenguar los malestares que atraviesan en su vida cotidiana. Vínculos que lastiman, historias atravesadas por el dolor, repetición de modelos mediatizados por la violencia, dificultades para poder poner en palabras el sufrimiento son circunstancias con las que nos encontramos a la hora de escuchar a estos sujetos. Es nuestro deber, pero principalmente nuestra elección, poder brindarles posibilidades de tramitar, de poner palabra, de ofrecerles algo con lo que quizás nunca, o pocas veces contaron. Solo basta con estar ahí, acompañar, hacerles sentir que cuentan con nosotras, que los escuchamos, entendemos, comprendemos, que nos hacemos eco de su dolor. Sin embargo, es también ayudar a fomentar la reflexión, siempre desde sujeto a sujeto, desde el vínculo amoroso, desde aquello humano que está en nosotras tanto por el hecho de ser personas, como también por el amor que nos une a la profesión. El hecho de ser personas promueve que, en cada momento tengamos en cuenta la subjetividad de cada paciente, la cual debe quedar a salvo ya que es parte de su identidad y de la nuestra. Siendo pertinente en este punto re-pensar las palabras de Puget (1994) en relación a la subjetividad, al considerarla no como: “[…] pura interioridad aislada, (sino que) se constituye dentro de los vínculos y […] (pertenece) al orden social. Ir deviniendo sujeto social, perteneciente a un conjunto, es el resultado de la imposición de la alteridad a partir del reconocimiento de las similitudes y de las diferencias. Ser uno entre los otros produce, en un movimiento pendular, creación de cultura y de subjetividad” (p. 111). Realizar bien nuestra tarea, ser rigurosos en el respeto por la verdad, hasta el compromiso con una ética social derivada de la adhesión a valores universales, implica, 66
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” lograr una vida humana digna y plena. Al respecto Vidal (2008) enuncia: “El pensamiento ético adquiere su sentido último en el momento en que se encarna en la realidad de los vínculos, privados y públicos” (p. 112). ¿Es esto el compromiso social? Desde este lugar y hacer apostamos al sí. En este “hacer algo”, en lo que consideramos nuestro deber y elegimos hacer, se va delineando nuestro Compromiso. Por lo que nos preguntamos: ¿Qué nos motiva a estar, hacer, elegir? ¿Qué es ese compromiso que asumimos? Aunque parezca una palabra sencilla, está atravesada por diferentes vectores interactuantes: Por un lado, pensamos que nuestro Compromiso no requiere ser dicho sino más bien actuado, demostrado. En realidad, no necesitamos mostrárselo a nadie. Nuestro compromiso es desde un lugar particular como profesionales, desde una determinada mirada ética. En esta misma línea, Vidal (2008) enuncia: “La auténtica política sería aquella que, frente a la interrogación sobre los contenidos y las formas posibles para una acción dada, elige la puesta en marcha de conductas guiadas por determinados valores éticos” (p. 113). Podríamos decir que para nosotras esos valores principalmente son con otro semejante en toda su complejidad. Elegimos actuar con responsabilidad, seriedad, ética… pensando en el hecho de que ese otro es un ser humano, y como tal, merece nuestro respeto, que nos desempeñemos del modo más óptimo posible, buscar herramientas, leer y releer, buscar material, supervisar, ponernos en duda, cuestionarnos, movernos. No solo es comprometerse con otro, sino también, con nosotros mismos. No es una obligación sino una elección. Hasta aquí pareciera que solo hablamos de un compromiso, particular, personal y humano, desde nuestro lugar humano en relación con un semejante; asimismo, no es posible en esta tarea dejar de lado aquello que se encuentra del lado de lo instituido. Castoriadis (citado por Kaes, 2004) aborda con claridad dicho aspecto, al identificar dos movimientos antagónicos en la institución: el movimiento impulsado por el deseo instituyente, innovador, movimiento en el que se forja y asienta el compromiso que queremos acercarles; contra el instituido, es decir, las normas sobre las cuales se apoya la institución. Se trata de una dialéctica que asegura la vida de las instituciones en su conflictualidad esencial entre orden y transgresión. El orden está reglado por lo jurídico, genera relaciones de poder-política-organización, jerarquía, cultura, economía, siendo esto lo que atraviesa nuestra tarea de manera permanente. Ese compromiso, a su vez, implica desafíos personales de los que nos tenemos que hacer cargo, como lo es el conocer y reconocer nuestras limitaciones, entrar en contacto con la frustración, entender que a veces aunque queremos no podemos, porque el otro simplemente no se deja porque es otro, y como tal debemos respetar sus deseos. 67
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Es hacer algo con lo que este trabajo nos genera: reconocer y asumir nuestras limitaciones, estar en contacto, sentir y percibir esas historias atravesadas por el dolor, dar espacio a ese lado humano nuestro, sin perder de vista la apuesta a la profesión. Tal como lo refiere Emiliano Galende (2000): “Existen dominantes culturales y determinaciones sociales que nos afectan, con las cuales interactuamos, ya que forman parte también de los cambios en nuestra propia subjetividad, en la producción de nuestros criterios éticos, en los modos de actuar nuestras valoraciones del otro, ya que no somos precisamente espectadores pasivos de estos cambios culturales. Sería ilusorio creer que estamos fuera de las determinaciones de la época, o que nuestra subjetividad está preservada sólo por nuestra condición de analistas. Señalar los obstáculos actuales consiste, a mi entender, en abrir la posibilidad de un análisis crítico de los mismos, del cual dependerá ya no sólo la preservación y el cuidado de nuestra disciplina sino también el saludable ejercicio de un psicoanálisis crítico que puede permitirnos un papel activo sobre estas dominancias culturales y sociales. La crítica, aunque sé que esta advertencia es redundante, es el núcleo más optimista que aún poseemos y podemos ejercer. Optimista, porque la deconstrucción crítica de lo existente (la cultura, lo social, por el cual estamos afectados y podemos afectarlo), está guiada por el deseo y la ilusión de las posibilidades de transformación de la realidad, y en la que podemos situarnos como sujetos activos en la dirección de los cambios que buscamos” (p. 56). Esto es comprometerse. Como también lo es otorgar, a través de los conocimientos y experiencias que se van adquiriendo, lo que nosotras creemos que es la posibilidad de una salud psíquica y emocional que tienda a: considerar la realidad de cada sujeto, a la par de acompañar, sostener, caminar juntos por esas historias en pos de aliviar los sufrimientos, en la medida posible, optando por acciones y realidades menos dolorosas… Además de abrirnos a promover, en pocas y claras palabras, que toda persona pueda acceder a un encuentro con otro ser humano en un marco profesional. Conclusiones Para concluir, esta práctica, como todas, genera dudas e incertidumbres y es eso lo que nos empuja a re-visar las teorías, con el objetivo de ponerlas al servicio de los sujetos con los que tenemos contacto y encuentros en dicho contexto. Sin olvidar que es parte del compromiso asumir que uno es humano, se tambalea, duda y apuesta… apuesta a dar lo mejor de si, a la ética, responsabilidad, a esa pasión que nos mueve y nos lleva a pensarnos como sujetos con virtudes y defectos dispuestos a dar lo mejor de sí. El compromiso social en este marco también tiene que ver con cumplir lo que requiere el código de ética. Siguiendo este hilo George (2015) enuncia: “del lado de la técnica está el aprendizaje, las actitudes, la inteligencia; del lado de la ética, el deseo”. 68
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Referencias Bibliográficas Galende, E. (Mayo, 2000). La situación social del psicoanálisis. Recuperado de http://intercanvis.es/pdf/05/05-07.pdf George, G. (2015). El deseo del analista. Virtualita, (13). Recuperado de http/: virtualia.eol.org.ar. Kaes, R. y otros. (1989). La institución y las instituciones. Estudios psicoanalíticos. Buenos Aires: Paidós. Kaes, R. (2004). Complejidad de los espacios institucionales y trayectos de los objetos psíquicos. Psicoanálisis APdeBA, (26), 655-670. Puget, J. (1994) La realidad psíquica o varias realidades. Rev. de Psicoanálisis, (1-2) 87-96. Vidal, I. (2008). Acerca del compromiso social del psicoanálisis. Psicoanálisis, (30), 109-117. 69
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Consentimiento Informado: derivaciones ético-deontológicas en la práctica profesional. Murhell, A.N. [email protected] Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Tucumán Resumen La psicología como disciplina científica ha transitado un recorrido marcado por la tendencia a precisar tanto, su campo de intervención en el marco de la salud mental y su objeto de aplicación, así como la legitimación y especificidad de su práctica. En esa línea, la Ley Nacional de Salud Mental N°26.657 de la República Argentina, promulgada en noviembre de 2010, “tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental”, lo que lleva a remitirnos de manera directa a la Ley 26529 (2009) sobre los derechos del paciente en tanto ninguna practica puede realizarse sin el consentimiento informado de la persona destinataria del servicio. Este marco legal plantea una renovación reciente en cuanto la concepción de sujeto que subyace a las normas legales en la Argentina. En tal sentido, existen investigaciones actuales que expresan que, al tratarse de un desarrollo reciente en el ámbito de la salud, muchos profesionales desconocen las implicancias del consentimiento informado así como las posibles derivaciones éticas, legales y deontológicas que puede generar. Precisamente, ese es el espíritu que motiva la realización de esta presentación, en la que se trabajará sobre los resultados parciales del Proyecto de Investigación “Dilemas Éticos en la Práctica Psicoterapéutica en San Miguel de Tucumán”, en el cual, el Consentimiento Informado constituye uno de los ejes de análisis. El proyecto se plantea como objetivos: a) conocer cuáles son las herramientas teóricas, técnicas, metodológicas y deontológicas - legales que recurre el profesional al momento de resolver situaciones dilemáticas en su práctica; b) reconocer si existen diferencias entre las distintas corrientes psicoterapéuticas a la hora de resolver situaciones dilemáticas de la práctica profesional. Se tomó como punto de análisis seis orientaciones terapéuticas: cognitiva, sistémica, intervenciones en crisis, psicoterapia breve con orientación psicoanalítica, gestáltica y logoterapia. En consonancia con lo expuesto, se consideró necesario ampliar las investigaciones referidas a esta problemática con la finalidad de explorar el estado de situación respecto de los aspectos deontológicos que rigen las prácticas psicoterapéuticas en nuestro contexto. 70
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Desarrollo La psicología como disciplina científica ha transitado un recorrido marcado por la tendencia a precisar tanto, su campo de intervención en el marco de la salud mental y su objeto de aplicación, así como la legitimación y especificidad de su práctica. En esa línea, la Ley Nacional de Salud Mental N°26.657 de la República Argentina, promulgada en noviembre de 2010, “tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental”, lo que lleva a remitirnos de manera directa a la Ley 26529 (2009) sobre los derechos del paciente en tanto ninguna practica puede realizarse sin el consentimiento informado de la persona destinataria del servicio. Este marco legal plantea una renovación reciente en cuanto la concepción de sujeto que subyace a las normas legales en la Argentina. En tal sentido, existen investigaciones actuales que expresan que, al tratarse de un desarrollo reciente en el ámbito de la salud, muchos profesionales desconocen las implicancias del consentimiento informado así como las posibles derivaciones éticas, legales y deontológicas que puede generar. Precisamente, ese es el espíritu que motiva la realización de esta presentación, en la que se trabajará sobre los resultados parciales del Proyecto de Investigación “Dilemas Éticos en la Práctica Psicoterapéutica en San Miguel de Tucumán”, en el cual, el Consentimiento Informado constituye uno de los ejes de análisis. El proyecto se plantea como objetivos: a) conocer cuáles son las herramientas teóricas, técnicas, metodológicas y deontológicas - legales que recurre el profesional al momento de resolver situaciones dilemáticas en su práctica; b) reconocer si existen diferencias entre las distintas corrientes psicoterapéuticas a la hora de resolver situaciones dilemáticas de la práctica profesional. Se tomó como punto de análisis seis orientaciones terapéuticas: cognitiva, sistémica, intervenciones en crisis, psicoterapia breve con orientación psicoanalítica, gestáltica y logoterapia. En consonancia con lo expuesto, se consideró necesario ampliar las investigaciones referidas a esta problemática con la finalidad de explorar el estado de situación respecto de los aspectos deontológicos que rigen las prácticas psicoterapéuticas en nuestro contexto. Se considera al Consentimiento Informado (CI) como una de las normas fundamentales que transversaliza la práctica psicológica. Se lo define como el deber del profesional de la salud de obtener la aceptación o conformidad del consultante para realizar cualquier tipo de intervención sobre su persona. Como norma ética se fundamenta, en el respeto a la dignidad y autonomía de los pacientes y en la obligación de beneficencia que tienen los profesionales de la salud. Al respecto, las tendencias actuales, conciben al sujeto que padece como “sujeto de derecho”, con la posibilidad de tomar sus propias decisiones en el proceso terapéutico; es decir, la consideración del paciente como agente racional y libre, a quien se le debe respetar sus derechos a saber y decidir. Por lo cual, el CI no sólo se 71
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” aplica en relación a la decisión de iniciar o no un tratamiento, sino también a aceptar las condiciones de su desarrollo y finalización. Asimismo, incluye la conformidad respecto de diversos elementos que configuran las pautas contractuales del establecimiento del encuadre; tal el caso de los honorarios, los límites de la confidencialidad, la involucración eventual de terceras partes (por ejemplo el supervisor del terapeuta), además de los elementos más tradicionales tales como la naturaleza, duración, objetivos, métodos, alternativas posibles y riesgos potenciales del tratamiento. La Federación de Psicólogos de la República Argentina presenta al Consentimiento Informado, en los siguientes términos: 1.1.- Los psicólogos deben obtener consentimiento válido tanto de las personas que participan como sujetos voluntarios en proyectos de investigación como de aquellas con las que trabajan en su práctica profesional. La obligación de obtener el consentimiento da sustento al respeto por la autonomía de las personas, entendiendo que dicho consentimiento es válido cuando la persona que lo brinda lo hace voluntariamente y con capacidad para comprender los alcances de su acto; lo que implica capacidad legal para consentir, libertad de decisión e información suficiente sobre la práctica de la que participará, incluyendo datos sobre naturaleza, duración, objetivos, métodos, alternativas posibles y riesgos potenciales de tal participación. Se entiende que dicho consentimiento podrá ser retirado si considera que median razones para hacerlo. 1.2.- La obligación y la responsabilidad de evaluar las condiciones en las cuales el sujeto da su consentimiento incumben al psicólogo responsable de la práctica de que se trate. Esta obligación y esta responsabilidad no son delegables. […] Asimismo, la Ley Nº 26529, Derechos del Paciente, historia clínica y consentimiento informado, en su Artículo Nº 2, inciso e) precisa en relación a la “Autonomía de la Voluntad. El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también a revocar posteriormente su manifestación de la voluntad. En esa línea, la Ley Nacional de Salud Mental N°26.657 de la República Argentina, promulgada en noviembre de 2010, “tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental (…)” que lleva a remitirnos de manera directa a la ley 26529 sobre los derechos del paciente en tanto “ninguna practica puede realizarse sin el consentimiento informado de la persona destinataria del servicio.” Tomando como marco de referencia las respuestas dadas por los psicólogos que integran la muestra (que se desempeñan tanto en instituciones públicas como privadas), se observa que el 94.6 % de los mismos solicita el Consentimiento Informado en el ejercicio de su práctica. Con respecto a este punto cabe realizar algunas precisiones respecto a: 72
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” 1. Modo en que se realiza: el 78.8 % de los casos, lo hace de manera oral al momento de iniciar el proceso, con el propósito de especificar, en la mayoría de los casos sólo el encuadre de trabajo. El 35 % de éstos, manifiestan que lo hacen por escrito sólo cuando trabajan con niños, por resguardo profesional; sin embargo, no expresan que tal pedido sea dirigido además al menor. Al respecto, los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a intervenir en los términos de la Ley Nº 26.061 a los fines de la toma de decisión sobre terapias o procedimientos médicos o biológicos que involucren su vida o salud”. Esta ley, en su Art. Nº3 establece como interés superior la máxima satisfacción integral y simultanea de los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescentes, debiéndose respetar su condición de sujetos de derecho y el derecho a ser oídos y que su opinión sea tenida en cuenta. 2. Fines que persigue: • Para iniciar el proceso terapéutico: el 78.8%; • Para levantar el secreto profesional: el 39.4%; • Para utilizar los datos en la presentación del caso en un encuentro o evento científico: el 30.3%; • Cuando el proceso mismo requiere un cambio de estrategia terapéutica: el 27.3% • Para análisis y estudio en supervisión y para casos de internación: el 16% 3. Los tópicos sobre los cuales informa el profesional al paciente/consultante: • Posible inclusión de otros miembros del entorno del paciente en el 83.8%; • Proceso terapéutico en el 70.3%; • Objetivos y beneficios que se lograrían en el 67.6%; • Tiempo estimado de tratamiento en el 40.5%; • Diagnóstico en el 32.4%; • Procedimientos alternativos en el 32.4%; • Riesgos del proceso en el 5.4%; • Interconsulta con otros profesionales (pedagogo, neurólogo) en el 2.7% Como profesionales de la salud, se nos presenta la “obligatoriedad” de obtener el consentimiento informado antes de iniciar un proceso psicoterapéutico. Hecho que en la práctica habitual no se encuentra naturalizado o en el mejor de los casos se desdibuja en el mismo proceso; el terapeuta adopta una actuación paternalista en el proceso, obviando o dando por supuesto el consentimiento del paciente. Alguno de ellos consideran que no es apropiado poner en discusión de manera explícita con los pacientes la naturaleza, objetivos y modalidad del tratamiento, temiendo que tales interacciones interfieran en el desarrollo del mismo. 73
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Holmes (1999: 225-243) afirma que el consentimiento informado en psicoterapia presenta limitaciones en su aplicación que no se encuentran en el resto del campo médico. El autor afirma que siendo la relación terapeuta-paciente un instrumento terapéutico, y al no ser posible separar el consentimiento informado de esta relación, si se exponen las dificultades que puede presentar el tratamiento, es posible que ello actúe como elemento sugestivo, y se confirmen. Además, puesto que la psicoterapia implica una relación a la que contribuyen ambos miembros de la misma (psicoterapeuta y paciente), es imposible que el terapeuta informe al paciente de lo que puede ocurrir a lo largo de la psicoterapia, pues ello va a depender en gran medida del paciente, del cual, el terapeuta en ese momento tiene un conocimiento limitado. Esto queda en evidencia cuando sólo un 32.4% de la muestra refiere a informar sobre la posibilidad de incluir procedimientos alternativos, o bien en informar sobre los riesgos del proceso en el 5.4%. Otro elemento que llama la atención es en relación a brindar el diagnóstico; sólo un 30% de los profesionales entrevistados. Entonces, ¿cómo articular teoría, técnica y respeto a la autonomía del consultante en nuestra práctica?; ¿hasta qué punto el ocultamiento de la verdad empieza a ser manipulación por parte del profesional?; ¿cuáles son las dificultades con las que nos encontramos en la práctica? La veracidad es una regla derivada del principio de respeto por el autogobierno o autonomía de las personas. Sergio Ceccetto , afirmaba que no decir toda la verdad a un enfermo resulta incompatible con esta regla, ya que el ocultamiento de la verdad implicaría faltar el respeto a su condición de persona. La obligación de decir “la verdad” aparece a prima fascie, es decir siempre que no entre en conflicto con el deber del profesional de respetar un principio superior (autonomía- beneficencia). Marta J, y Lowy FH. (1993:547-551) señalan que la psicoterapia no es un procedimiento sino un proceso, y como tal, el consentimiento informado en este ámbito debiera ser también un proceso. Afirman que dada la imprevisibilidad relativa de la psicoterapia, es preciso solicitar más de una vez el consentimiento informado en función de la evolución del estado del paciente y de la progresión de los objetivos del tratamiento; considerando que el paciente que llega a terapia es un sujeto cuya capacidad autónoma se encuentra disminuida. Precisamente, si el objetivo de la psicoterapia es aumentar la autonomía intrapsíquica e interpersonal y ayudar al paciente a elegir libremente en su vida, la elección informada de su tratamiento podría constituir el primer paso práctico y el primer refuerzo clínico en el marco de la cura. Holmes (1999), considera que otra alternativa posible sería la utilización de lo que él llama un contrato de evolución, el cual consiste en proponer al paciente un número pautado de encuentros y al momento de llegar a ese límite el paciente podrá decidir su continuidad o interrupción del proceso teniendo en cuenta que a ese momento tendrá un conocimiento más claro acerca de la modalidad de trabajo y estará en mejores condiciones de dar su consentimiento informado. 74
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Conclusiones El CI se presenta como norma ética que transversaliza la práctica profesional. De los resultados precedentes, puede deducirse que su formulación en el campo de las psicoterapias queda implícita en la relación terapéutica; y, en caso de existir un consentimiento explícito, es el terapeuta el que decide por el paciente cuándo es el momento adecuado para informarlo y sobre qué aspectos del tratamiento; conforme al modelo teórico y técnico que sostiene su actuar. Hecho que podría interrogar la “obligatoriedad” de la norma; sin embargo, como toda norma deontológica, ésta también se le presenta al psicólogo a “prima fascie”, es decir, “a menos que”; haciendo emerger un deber de conciencia, de carácter eminentemente ético. Por lo cual, la toma de decisión ante una situación dilemática radica en la interacción entre el profesional, el marco legal vigente, su formación profesional y la situación misma. Referencias Bibliográficas Asociación Psicológica Americana. (2010). Principios éticos de psicólogos y código de la conducta. Coderch J. (1987). Teoría y técnica de la psicoterapia psicoanalítica. Barcelona: Herder. Código de Nüremberg. (1947). Tribunal Internacional de Nüremberg. Códigos de Ética del Colegio de Psicólogos de Tucumán (2008), Códigos de Ética Federación de Psicólogos de la República Argentina (2013) Franca Tarragó, O. (1996). Ética y Psicoética. Introducción a la Psicoética. Montevideo. Ed. Descleé. Gracia, D. (1989). Fundamentos de Bioética. Madrid: Eudema. Guariglia, O; Ferry, G. y otros: (2000). Reflexión Ética en Educación y Formación. Buenos Aires. Ed. Novedades Educativas. Holmes J.(1999) Ethical aspects of psychotherapies. En: Bloch S, Chodoff P, Green SA (eds.), Psychiatric Ethics (3rd. edn.). Oxford: Oxford University Press; Lacan, J. (1988). Seminario 7: La Ética del Psicoanálisis. Buenos Aires. Ed. Paidos. Ley Nº 7512. Ejercicio Profesional de la Psicología. (2008). Colegio de Psicólogos de Tucumán. Argentina. Marta J, Lowy FH. (1993): Le consentement éclairé: un autout pour la psychothérapie? Rev Can Psychiatrie. Nación Argentina (2010). Ley 26657 de Derecho a la Protección de la Salud Mental. Publicada en BO el 3/12/2010. Nación Argentina. (2009). Ley 26.529 de Derechos del paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la salud. Publicada en el BO el 20/11/2009 Naciones Unidas (1948) Declaración Universal de los Derechos Humanos. The National Comision for the protection of humans subjects of biomedical and Behavioral research. 75
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” (1978). Informe Belmont. Viar, J.P.M.; “Algunas cuestiones jurídico legales relativas al ejercicio profesional de la Psicología; en Revista Argentina de Psicología Nº 45 76
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Nueva perspectiva en salud mental: consideración de las relaciones de noviazgo desde el enfoque de la Psicología Positiva. Schönfeld, F.S.; Hess, C.D. [email protected] Universidad Católica Argentina (UCA), Facultad “Teresa de Ávila”, sede Paraná Resumen Tradicionalmente la ciencia Psicológica se ha centrado en el estudio, diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales. Sus desarrollos han tratado de elaborar concepciones que explicaran el malestar del sujeto, descuidando el aspecto positivo de la salud y relegando a un segundo plano el desarrollo de los estados vinculados al bienestar. El abordaje del proceso de la salud mental en términos positivos nos remite a lo que se ha nombrado en la literatura como Psicología Positiva. Hacer Psicología Positiva no es desconocer que las personas sufren y que se enferman, sino dejar de igualar salud mental con ausencia de enfermedad. En tal sentido, la Psicología Positiva se centra en la salud mental más que en la patología. En esta línea se posicionó la Organización Mundial de la Salud cuando señaló que 'la salud es el estado de bienestar físico, psíquico y social y no la mera ausencia de enfermedad o minusvalía'. De este modo, la Psicología Positiva permite ampliar la mirada sobre la salud mental y así es posible hablar de “Salud Mental Positiva”. Una de las autoras que hace referencia a este tema es Jahoda. La misma reflexiona sobre ciertas variables ambientales que contribuyen a la adquisición y al mantenimiento de la salud mental. Así, para lograr una buena salud mental es más relevante la red social que las cuestiones físicas. Por lo tanto, vínculos significativos como el del noviazgo, si presentan características “positivas”, pueden contribuir al bienestar y a la salud mental de las personas. Dicho bienestar suele estar presente en parejas que, desde la Psicología Positiva, se han denominado “parejas positivas”. Palabras claves: Salud Mental Positiva, noviazgo, Psicología Positiva. Desarrollo A lo largo de la historia, el foco de las intervenciones en áreas relacionadas con la salud, se ha centrado más en la reducción del dolor, el sufrimiento y las carencias que en el desarrollo de las capacidades individuales y colectivas (Vázquez, Hervás, Rahona y Gómez, 2009). Tradicionalmente, la Psicología Clínica y la Psiquiatría se han centrado en el estudio de los trastornos mentales, su diagnóstico y tratamiento. Dichas disciplinas se han focalizado, sobre todo, en las emociones negativas, en las características personales que pueden llegar a predisponer a padecer 77
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” determinadas enfermedades o en los procesos que pueden crear conflictos (Avia y Vázquez, 1998). Ryff y Keyes (1995) aclaran que la Psicología y sus desarrollos han tratado de elaborar concepciones que explicaran el malestar del sujeto, descuidando el aspecto positivo de la salud y relegando a un segundo plano el desarrollo de los estados vinculados al bienestar (Seligman, 2002). El estudio de estos aspectos se ha comenzado a investigar recién en las dos últimas décadas, complementando de esta forma a la Psicología Clínica tradicional (Tylor, Kemeny, Reed, Bower y Gruenwald, 2000). El abordaje del proceso de la salud mental en términos positivos nos remite a lo que se ha nombrado en la literatura como Psicología Positiva (Oramas Viera, Santana López y Vergara Barrenechea, 2006). La misma no pretende negar el sufrimiento ni los aspectos negativos de los individuos, sino que intenta dirigirse hacia la complementariedad. Hacer Psicología Positiva no es desconocer que las personas sufren y que se enferman, sino dejar de igualar salud mental con ausencia de enfermedad (Castro Solano, Cosentino, Omar, Tarragona Sáez y Tonon de Toscano, 2010). La Psicología Clínica se plantea actualmente la necesidad de encontrar nuevas formas de abordar los problemas psicopatológicos que aquejan a las personas. Hasta el momento poca atención se le ha prestado a la promoción de la salud como un fin en sí mismo, o como una forma de prevenir los trastornos mentales (Zarit y Robertson, 2006). En tal sentido, la Psicología Positiva se centra en la salud mental más que en la enfermedad. Haciendo referencia a algunos datos estadísticos, se calcula que el porcentaje de población en las sociedades occidentales que padece o puede llegar a padecer trastornos psiquiátricos oscila entre el 10 y el 20% (Bowling, 1994). Esto da cuenta del hecho de que si solamente se considera la perspectiva negativa o de enfermedad, se deja fuera del ámbito de la Psicología al 80-90% de la población. Así, resulta necesario dedicar un mayor esfuerzo a explorar las dimensiones positivas de la salud mental para conseguir que las vidas de aquellos que están bien sean aún mejores, ampliando los conocimientos en esta área. En cuanto al concepto de salud mental, se entiende a la misma no sólo como la ausencia de síntomas sino también la experiencia de bienestar psicológico (Wright y Lopez, 2002). En esta línea se posicionó la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1948) cuando señaló que 'la salud es el estado de bienestar físico, psíquico y social y no la mera ausencia de enfermedad o minusvalía'. De este modo, la Psicología Positiva permite ampliar la mirada sobre la salud mental, y así es posible hablar de “Salud Mental Positiva”. El postulado básico de esta perspectiva es: 'salud es igual a algo más que ausencia de enfermedad', permitiendo trabajar en la curación, la prevención y la promoción. Esta nueva mirada concibe a la salud mental como el estado de funcionamiento óptimo de la persona a través de la promoción de las cualidades del ser humano y de 78
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” su máximo desarrollo potencial (Jahoda, 1958; Lluch, 1997; Martí Tusquets y Murcia Grau, 1987). Una de las autoras que ha desarrollado esta temática es Jahoda (1958). Ella propone un modelo de salud mental positiva, surgido en Estados Unidos, el cual resulta una guía para diseñar programas de intervención y de promoción, dirigidos a potenciar los recursos y las habilidades personales. Considera a la salud mental desde una perspectiva individual. De este modo, reconoce la influencia del ambiente y de la cultura, tanto en la salud como en la enfermedad; pero para ella es incorrecto hablar de “sociedades enfermas” o de “comunidades enfermas”. Además, el estudio de este concepto lo plantea desde una mirada psicológica, aceptando la influencia mutua entre los aspectos físicos y mentales de las personas. Como otro aporte, la autora indica que los tipos puros no existen; es decir, cada ser humano tiene simultáneamente aspectos sanos y aspectos enfermos. También reflexiona sobre ciertas variables ambientales que contribuyen a la adquisición y al mantenimiento de la salud mental. Una de ellas se refiere a las personas con las cuales se establece relaciones íntimas (de amistad, compañerismo, amor, entre otras). Así, para lograr una buena salud mental es más relevante la red social que las cuestiones físicas. En este modelo Jahoda describe seis criterios de salud mental, los cuales son: actitudes hacía sí mismo, crecimiento y autoactualización, integración, autonomía, percepción de la realidad y dominio del entorno. Jahoda (1958) considera que los criterios para definir y evaluar la salud mental positiva están interrelacionados y, en función del momento o de la situación personal, predominan unos u otros. Es decir, para adaptarse a las condiciones ambientales, especialmente cuando son desfavorables, la persona tiene que pagar el precio de desarrollar un componente a expensas de otro. Sin embargo, los diferentes criterios interactúan dialécticamente y configuran un funcionamiento psicológico unificado. Se considera que una persona tiene salud mental positiva si es capaz de tener relaciones afectivas positivas; promover el bienestar de los demás, sin obtener necesariamente un beneficio personal y trabajar e interaccionar con los demás para el beneficio mutuo. La existencia de relaciones humanas positivas permite alcanzar estados de relativo bienestar y superar acontecimientos estresantes durante las distintas etapas de la vida (Galván, Romero, Rodríguez, Durand, Colmenares y Saldivar, 2006). Por lo tanto, vínculos significativos como el del noviazgo, pueden contribuir al bienestar y a la salud mental de las personas. Dicho bienestar suele estar presente en parejas que, desde la Psicología Positiva, se han denominado “parejas positivas”. Estas parejas tienen determinadas características que las identifican. Por un lado, utilizan la inteligencia emocional, las emociones positivas, el optimismo y el buen 79
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” humor. Su manejo de la gratitud o perdón está integrado en su forma de vivir. Todo esto hace que las parejas positivas tengan un estilo propio de sentirse felices. Por otro lado, suelen estar presente en estos vínculos aspectos como la aceptación y cuidado del otro, la comunicación fluida y el respeto. El conflicto es inherente al ser humano y como consecuencia forma parte de la historia personal y de la vida de cualquier pareja. Las parejas positivas también experimentan conflictos; su diferencia con otros vínculos radica en que pueden afrontar estos conflictos de manera inteligente. Dicho afrontamiento lo realizan utilizando fortalezas como el optimismo, el sentido del humor, la creatividad y la capacidad de disfrutar el aquí y ahora (Loizaga Latorre, 2012). Esto último coincide con la perspectiva de la Psicología Positiva, la cual asume que el conflicto existe y que las parejas deben potenciar las fortalezas más que centrarse en los elementos deficitarios. Continuando con esta reflexión teórica, se desea destacar la importancia de estudiar y ampliar la evidencia empírica sobre los diversos fenómenos psicológicos desde la mirada de la Psicología Positiva y, dentro de ella, de la salud mental positiva. Dicha salud mental puede ser promovida en el ámbito de relaciones saludables o positivas; es así como cobra importancia la red social de una persona y dentro de ella, por ejemplo, la pareja. En relación al vínculo de noviazgo, la mayoría de las investigaciones se han centrado en los aspectos más bien patológicos y deficitarios, como por ejemplo la violencia, el malestar en la relación, entre otras cuestiones. Es escasa la evidencia existente desde la perspectiva del bienestar. Continuando con lo anterior, Rojas-Solís y Flores Elvira (2013) afirman que es relevante el estudio de los vínculos de noviazgo como un fenómeno diferenciado, con características propias que merecen un tratamiento desde la Psicología Positiva y que vaya más allá de la implementación de teorías y enfoques sobre las relaciones adultas. Fernández-Ríos y Buela-Casal (1997) afirman que a pesar de reconocer la necesidad de una perspectiva positiva de salud, la evidencia empírica disponible muestra que, de una forma general, se sigue haciendo énfasis en la ausencia de enfermedad. Es decir, las investigaciones se suelen centrar más en la patología que en construir y promover la salud. Es por ello que, una vez más, se desea insistir sobre la importancia de la prevención y promoción de la salud mental, desde este marco paradigmático del bienestar. Referencias bibliográficas Avia, M. D. y Vázquez, C. (1998). Optimismo inteligente. Madrid: Alianza Editorial Bowling, A. (1994). La medida de la salud. Revisión de las escalas de medida de la calidad de vida. Barcelona: Masson 80
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Castro Solano, A., Cosentino, A., Omar, A., Tarragona Sáez, M., Tonon de Toscano, G. (2010). Fundamentos de Psicología Positiva. Buenos Aires: Paidós. Fernández-Ríos, L. y Buela-Casal, G. (1997). El concepto de salud/enfermedad. En G. Buela-Casal, L. Fernández-Ríos y T.J. Carrasco (Eds.), Psicologia preventiva. Avances recientes en técnicas y programas de prevención (pp. 27-38). Madrid: Piramide. Galván, J., Romero, M., Rodríguez, E., Durand, A., Colmenares, E. y Saldivar, G. (2006). La importancia del apoyo social para el bienestar físico y mental de las mujeres reclusas. Salud Mental, 29, 68- 74. Jahoda, M. (1958). Current concepts of positive mental health. Nueva York: Basic Books. Lluch, M.T. (1997). Consideraciones psico-sociales básicas. En G. Novel, M.T. Lluch y M.D. Miguel (Dirs.), Enfermería psicosocial y salud mental (pp. 3-9). Barcelona: Masson. Loizaga Latorre, F. (2012). Parejas positivas. Emociones, estrategias y vínculos seguros para afrontar los conflictos. La Revue du REDIF, 5, 43 – 57. Martí Tusquets, J.L. y Murcia Grau, M. (1987). Conceptos fundamentales de epidemiología psiquiátrica. Barcelona: Herder Oramas Viera, A., Santana López, S. y Vergara Barrenechea, A. (2006). El bienestar psicológico, un indicador positivo de la salud mental. Revista Cubana de Salud y Trabajo, 7, 34-39. Organización Mundial de la Salud. (1948). Constitución de la Organización Mundial de la Salud [Documento en línea]. Recuperado de: http://www.who.int/gb/bd/PDF/bd46/s- bd46_p2.pdf Rojas-Solís, J. L. y Flores Elvira, A. I. (2013). El noviazgo y otros vínculos afectivos de la juventud mexicana en una sociedad con características posmodernas. Uaricha, 10(23), 120-139. Ryff, C. D. y Keyes, C. L. M. (1995). The structure of psychological well-being revisited. Journal of Personality and Social Psychology, 69, 719-727. Seligman, M. (2002). La auténtica felicidad. Buenos Aires: Editorial Zeta. Taylor, S. E., Kemeny, M. E., Reed, G. M., Bower, J. E., y Gruenewald, T. L (2000). Psychological Resources, positive illusions, and health. American psychologist, 55(1), 99-109. Vázquez, C., Hervás G., Rahona J. J. y Gómez, D. (2009). Bienestar psicológico y salud: Aportaciones desde la Psicología Positiva. Anuario de Psicología Clínica y de la Salud, 5, 15-28. Wright, B.A. y López, S.J. (2002). Widening the diagnostic focus: A case for including human strengths and environmental resources. En S.J. Lo - pez & C.R. Snyder (Eds.), Handbook of positive psychology (pp. 26- 44). New York, NY: Oxford University Press. Zarit, S.H. & Robertson, S.M. (2006). Editorial: Positive dimensions of mental health. Aging and Mental Health, 10(5), 437- 438. Zarit, S.H. y Robertson, S.M. (2006). Editorial: Positive dimensions of mental health. Aging and Mental Health, 10(5), 437-438. 81
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Cuidados Paliativos en Neonatología. El rol del psicólogo Gioiosa, H. [email protected] Hospital Interzonal General de Agudos Evita de Lanús y Universidad Kennedy Resumen A partir de la definición de duelo propuesta por S. Freud (1915), este proceso no se circunscribe exclusivamente a la pérdida real del objeto sino que atañe de igual modo a su abstracción equivalente. El momento del alumbramiento, no es consecuente con la separación/ diferenciación de esta madre con su bebé a nivel psíquico. Durante el embarazo se lo habrá imaginarizado y significado de un modo único y aún después del nacimiento es registrado como parte de sí misma para esta madre. La aparición de una situación disruptiva que derive en la internación de un hijo en la UCIN acompañado de una condición limitante para la vida, en tiempos tan tempranos en los que este niño es todo para la mamá, podía tener efectos más semejantes al proceso de melancolización que al entendido como duelo normal. Se estará duelando este bebé que no resultó ser el Ideal esperado. El lugar de la palabra será trascendental para poder dar un marco de acotamiento capaz de mitigar el dolor y angustia de estos padres. Palabra que intentará cierta escritura de lo traumático. Momento de transición inevitable para construir un pasaje que intentará ir del duelo por el Ideal perdido, a -en un tiempo posterior- la emergencia de una nueva inscripción de la situación que permita mirar adelante. En esta investigación de tipo bibliográfica se pretenderá dar cuenta de la importancia que reviste la presencia del equipo de Cuidados Paliativos en Neonatología, en tanto agente de promoción de salud y prevención secundaria; siendo aquel que sentará las bases para que el alivio y la palabra de estos padres puedan ocupar el lugar que en un primer tiempo ocupan la angustia y vivencia de desamparo. Introducción “El trauma en tanto asesino de la palabra, muestra el punto de fracaso del lenguaje, y aún en su mudez, puede devenir grito” 82
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” La participación del equipo de cuidados paliativos en la unidad de neonatología pondrá en juego el manejo de la angustia, la propia y la del semejante. Nacimiento y muerte se conjugan en una escena prácticamente imposible de ser representada. De igual modo, la intervención posible estará sesgada por la concepción que cada miembro del equipo tenga respecto de la noción de trauma, sus efectos sobre el aparato psíquico y posterior tramitación. Desde el psicoanálisis “llamaremos traumáticas a las excitaciones externas que poseen fuerza suficiente para perforar la protección antiestímulo” (...) “un suceso como el trauma externo provocará, sin ninguna duda, una perturbación enorme de la economía energética del organismo y pondrá en acción todos los medios de defensa”(…) ( Freud, 1920; p29) Por lo tanto, dos son las variables que se entrecruzan y que podríamos resumir como: intensidad y defensa a disposición. Ahora bien, podemos considerar en el trauma dos cualidades diferentes, en tanto son inherentes a él un carácter universal y otro individual: • el trauma en tanto universal: propio de la constitución del aparato psíquico. Detalla la forma en la que se realizan las primeras inscripciones, resultando común a todos los sujetos. No puede hablarse de formación del aparato psíquico sin trauma. • el trauma en su carácter singular, constituyéndose como efecto de los factores previamente citados, elevada intensidad, nulidad o escasas defensas adecuadas. Resulta así evidente la conveniencia de pensar: “Trauma”… ante un acontecimiento, en lugar de “acontecimiento”…traumático; siendo prevalente el efecto sobre el sujeto, más que el acto o acontecimiento en sí. De esta manera el trauma podrá leerse como una suerte de acto psíquico capaz de provocar un cambio en la posición subjetiva y conservará en sí el rasgo de ser un intento de escritura fallido. Una vez aclarado esto, es interesante pensar, ¿qué sucede cuando se entrecruzan trauma- nacimiento y duelo? ¿A qué duelo se está haciendo referencia? ¿Qué lugar ocupa un hijo para esa madre, en los primeros tiempos? Un hijo, sólo lo es, habiendo nacido en principio en el deseo de sus padres. Ubicado como metáfora del amor, se lo habrá empezado a imaginar, a nombrar, a jugar con la posibilidad de su llegada aún antes de su gestación y en otros casos, aún no habiendo sido gestados. El tiempo de embarazo habrá podido servir también para que estos padres puedan empezar a posicionarse y a habilitarse como tales. La primera inscripción de este niño tendrá lugar en el psiquismo de quien desempeña la función materna, para quien en un primer momento, será conveniente que este niño sea su principal objeto de amor. El nacimiento de un hijo deberá contar siempre con un doble proceso de adopción, primero en la línea significante, segundo, en la línea del deseo del Otro. Sólo bajo los términos de esta adopción podrá concebirse un hijo y todo hijo es hijo adoptado, no existiendo alguno que no lo sea. 83
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” El momento del alumbramiento no es consecuente con el desprendimiento psíquico de esta mamá respecto de su bebé. Precisamente el lazo que empiece a constituirse entre ellos, será lo que separe a este bebé del hospitalismo. Antecedentes como las experiencias de Spitz han demostrado que la asistencia mecánica o administración de alimentación y medicamentos no pueden homologarse a cuestiones que se estructuran en el vínculo primario. Del mismo modo, estudios neurológicos muestran resultados correlativos con estos datos. El neonato podrá devenir bebé sólo a consecuencia de una intervención materna capaz de integrar aquello que se presenta del lado del organismo, en una especie de todo con sentido atribuido. Y este pasaje no puede hacerse sin la intervención de un Otro, a quien podemos llamar madre. Por otro lado, la inmadurez del SNC del neonato indica que hay ausencia de control inhibitorio. Las vías descendentes de serotonina y noradrenalina que permiten inhibir los estímulos dolorosos no están desarrolladas, por lo tanto las sensaciones asociadas con las experiencias dolorosas están en aumento. La vivencia de dolor es antecedente y prevalente respecto a cualquier satisfacción. La función materna, deberá ser capaz de construir una especie de barrera de protección antiestímulo, algo similar a un manto protector para recubrirlo y contenerlo. Función que deberá estar presente para que ese neonato deje de ser organismo y pueda constituirse como sujeto a devenir y poseedor de un cuerpo que además de sentir dolor sea libidinizado. Envoltura materna que le permitirá además ir inscribiendo y retranscribiendo estas experiencias en el psiquismo constituyendo sus primeras marcas. Para que esto suceda, quien desempeñe la función materna, debe ser capaz de donar, su tiempo, su mirada, su palabra, afirmándose en la función que deberá intentar construir…aun pese a un duelo. Respuesta materna que convendrá monitorear, ya que precisamente la situación de duelo suele causar un repliegue libidinal, que hará difícil que esta mamá pueda dirigirse hacia su bebé u otros hijos, escuchar a los médicos y sentir que tiene algo para dar en un tiempo en que puede sentir haberlo perdido todo. Ahora bien, hablar de duelo no es necesariamente hablar de muerte en lo real. Freud define al duelo (1917) como “la reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente…aún un ideal”. Duelo que entonces puede generarse por la emergencia de un diagnóstico crónico, y que deberá ser transitado para poder luego convivir con él. Desde esta conceptualización, y en función de reconocer a un hijo recién nacido como objeto de amor, exclusivo en este tiempo para la madre, es que debe pensarse el duelo por el bebé ideal que resultó no ser. Duelo, además, por un ideal de madre que seguramente tampoco responde a lo que se ha imaginado. Bajo estas mismas circunstancias, puede surgir en algunas personas, la melancolía; en lugar del duelo normal. La profunda crisis vital que desencadena este estado pone a prueba la estabilidad emocional y psíquica de un sujeto y de una familia en pleno. Si bien el duelo no es entendido como algo patológico, en estas circunstancias debe ser altamente atendido por poder desarrollarse con esas características. 84
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” El estado de melancolía se caracteriza por ser un estado de ánimo profundamente doloroso, con inhibición de todas las funciones, pérdida de la capacidad de amar y disminución de amor propio, lo cual las más de las veces se traduce en reproches y autoacusaciones. A diferencia del duelo normal no es sólo el mundo el que queda empobrecido y sobre el cual se pierde interés, sino que en el estado de melancolía, es el Yo el que queda empobrecido por identificación con el objeto perdido. Este estado exige, en otras circunstancias, una predisposición morbosa por parte del sujeto que la desarrolla. Sin embargo, en este primer tiempo, lo materno filial parece presentarse como siendo una unidad. El bebé es vivenciado como siendo parte de la madre, identificándose algunas veces casi, como si fueran uno sólo. Puede ocurrir entonces en algunos sujetos, que, ante cada ideal que vaya desapareciendo con un diagnóstico o pronóstico, pueda vivenciarse como una muerte propia. En estos casos, el vacío es desgarrador, volviéndose en sí mismo un todo. La manera en que cada sujeto afronta un duelo da cuenta de cómo ha operado en él la falta constitutiva, primer duelo fundante al que reconocemos como castración y que exigirá la puesta en acto de todos los recursos imaginarios y simbólicos con los que este sujeto cuente. El sujeto podrá perderse identificándose en este vacío-todo o contará con herramientas que le permitan marcar un borde para no caer, él mismo, en el lugar de desecho, resto, objeto perdido. La intervención del equipo de CP deberá poner en juego un dispositivo que permita abordar a la familia como paciente mismo. El estado de salud mental de la madre deberá ser objeto de atención, tanto por ella como por el bebé que requiere de su presencia. Como se aclaró previamente, en el estado de melancolización la capacidad para amar queda excluída por lo cual deberá monitorearse si la situación se corresponde con la de un duelo normal o patológico y en cada caso, qué estrategias implementar para construir un soporte adecuado para la familia misma, padre, madre, bebé a construirse en su subjetividad. Comparto con ustedes una cita de David Grossman (2012): “En un instante fuimos arrojados Al destierro. Llegaron por la noche, Llamaron a nuestra puerta Dijeron a tal y tal hora En tal y tal lugar Vuestro hijo …esto y lo otro Enseguida tejieron Una tupida red La hora, el minuto, el lugar exacto. Pero la red tenía un agujero, lo entiendes? 85
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” La red, tan tupida tenía, Por lo visto, un agujero Y nuestro hijo, cayó al abismo.” La muerte, real o del ideal, es como bien sabemos imposible de ser representada. Resulta ajena al sentido. Pero este sentido sí puede darlo la vida y el amor. En esta vía, todo intento de historizar aquello que un hijo deja en la vida de los padres, aquello que los padres dejan en la vida del hijo, posibilitará escribir, hacer huella, recorrer un camino de encuentro, más allá de que el tiempo de esta caminata sea breve. La cita compartida en las líneas anteriores es parte de un libro que este autor ha escrito basado en la experiencia personal de la muerte de un hijo. El duelo no entiende de tiempos cronológicos ni de cuestiones pragmáticas. Se tratará de los tiempos lógicos del inconsciente, pudiendo haber detenimientos, tiempos de elaboración, y en donde, como en todo duelo, no se tratará de “interpretar” sino de “acompañar”, y ésta será la función del equipo de CP, acompañar para que este camino sea caminado. La evaluación y el tratamiento de manera interdisciplinaria permitirá un enlace que favorecerá a la coherencia de las intervenciones que puedan realizarse. Permitirá una lectura compleja de la situación. Por otro lado, posibilitará la apertura de un espacio capaz de mediar ante problemas transferenciales que puedan presentarse al momento en que los médicos se encuentran con respuestas inesperadas por parte de los padres o al sentirse sobrepasados con la angustia que puede despertar la identificación con un paciente o con una situación. De esta manera, la inclusión del equipo en neo marcará la posibilidad de dar lugar a la prevención primaria y secundaria. Primaria en la situación de internación, ofertando un espacio en donde cierta elaboración pueda tener lugar y se preste cuidado a cómo se va constituyendo el vínculo materno filial; y en donde pueda atenderse de igual modo a aquello que se va gestando como situación dentro del equipo médico. Secundaria, en la atención de cuestiones que permitan empezar la historización de lo sucedido para que este bebé no quede significado, reducido, a un diagnóstico médico; y en donde el equipo de trabajo, en tanto grupo, pueda construirse y acompañarse siendo soporte para prevenir el burnout que algunos profesionales suelen padecer. Conclusiones La dirección de la cura, intentará entonces operar sobre la lógica subyacente. En primer lugar acompañando, sosteniendo el dolor de los que atraviesan esta situación, conteniendo esta angustia que en muchos casos se presentará de manera masiva. En segundo lugar, intentando propiciar que este sujeto pueda delinear un borde que 86
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” permita dar cuenta de la lógica del no-todo. Allí en donde en un primer momento será una ocasión que remita a la falta original, en un segundo tiempo, pueda llegar a constituirse en un acto creativo que permita inscribir un trazo nuevo. Referencias Bibliográficas Freud, S (1917) Duelo y melancolía. Obras completas. Tomo XIV. Contribuciones al movimiento Psicoanalítico, trabajos sobre metapsicología y otras obras. (trabajo original 1915) Buenos Aires: Amorrortu …………(1920-22) Más allá del Principio de placer. Obras completas. Tomo XVIII. Psicoogía de las masas y análisis del yo, y otras obras. (2º Ed. 15 reimp) Buenos Aires: Amorrortu …………(2008) 17º Conferencia. El sentido de los síntomas. Obras Completas. Tomo XVI. (Trabajo original 1916-17) Buenos Aires: Amorrortu ………....(2008) 18ª Conferencia. La fijación al trauma. Lo inconsciente. (Trabajo original 1916-17) Tomo XVI. Buenos Aires: Amorrortu Grossman, D (2012) Más allá del tiempo. Buenos Aires: Ed Cuspide Lacan, J (1997) Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. El Seminario, Libro XI. (1964) Buenos Aires: Paidos 87
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Del dicho al hecho Pilegi, A. [email protected] Unidad Sanitaria de Nicanor Olivera (Est La Dulce). Programa de Prevención y Promoción de los derechos del niño y adolescente. Proyecto radial: 'Jovenmente' Resumen En el presente trabajo me propongo analizar la diferencia que nos encontramos en el ámbito de la profesión, entre algunos discursos y la práctica. ¿Qué significa resituar a nuestros adolescentes como sujetos de derecho? A modo de lo que Minnicelli teoriza como “ceremonias mínimas”, servirá de ejemplo la experiencia de los jóvenes a quienes coordino/ acompaño en un proyecto radial. Tomaré su participación activa (¿y revolucionaria?) en el Segundo Encuentro Nacional sobre Mejores Prácticas con Adolescentes en situación de vulnerabilidad, que tuvo lugar en bahía Blanca en septiembre de 2015. Los jóvenes pudieron dar lugar a Otra escena ante la amenaza de lo que Bordieu llamó “circuitos de intercambio legitimadores”. En ese gesto, nos dieron una clase magistral de la “microfísica del poder” Foucaultiana. Estamos acostumbrados a hablar “de” y “por” los sujetos destinatarios de nuestra práctica (en este caso los jóvenes). Sin embargo es evidente la resistencia a hablar “con” ellos. Concebir al adolescente como sujeto de Derecho implica trascender su mera enunciación; apelando a que dichos enunciados se entramen en una práctica concreta. Los invito entonces a interrogarnos ¿Somos congruentes en nuestras prácticas con lo que decimos? ¿o en la dicotomía entre la teoría y la praxis reforzamos la vulnerabilización de los sujetos? Parecería que lo teórico avanza más de prisa que las transformaciones que se requieren en nuestras estructuras (institucionales, mentales) para llevar al acto dichos enunciados. ¿Seguimos en el “como si” de jugar al sujeto de derecho, o de una vez por todas ponemos en acto lo que pregonamos? Introducción En el pre Congreso Chaco-Corrientes 2015 presenté la experiencia de los jóvenes a quienes coordino/ acompaño en un proyecto radial: Jovenmente, en un pequeño pueblo conocido como “La Dulce”, a 55 km de Necochea. Titulé aquel trabajo: “Jovenmente; una apuesta posible cuando el silencio no es salud”. Aquí intentaré dialectizarlo, dando un pasito más. A modo de lo que Minnicelli llama “ceremonias mínimas”, servirá de ejemplo la participación activa (¿y revolucionaria?) de Nuria, Pablo 88
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” y Flor (tres de los Jovenesmentes) en un Encuentro Nacional sobre Mejores Prácticas con Adolescentes en Situación de Vulnerabilidad (que tuvo lugar en Bahía Blanca, septiembre de 2015). Fue una Jornada muy linda, organizada por Instituciones muy comprometidas con la causa (Enraisur y La Buena Noticia Sos Vos). En ese Encuentro, se seleccionaron 12 experiencias del país donde se trabaja con los jóvenes desde una perspectiva de Derechos. Llamó mi atención que allí hubieran muy pocos jóvenes dando cuenta de sus prácticas; más bien, los profesionales contaban lo que hacían con ellos. Estamos acostumbrados a hablar “de” y “por” los sujetos destinatarios de nuestra práctica (en este caso los jóvenes). Sin embargo es llamativa la resistencia a hablar “con” ellos. En un plenario final de aquel Encuentro, pusimos sobre la mesa este debate; a partir del cual, como es natural que suceda, se expusieron posiciones diferentes. Los chicos de jovenmente siguen agradecidos por esa experiencia, seguramente por diversos motivos: por haberse sentido “seleccionados” y reconocidos en su actividad radial; por subir a un escenario (el del Rectorado de la Universidad Nacional del Sur) a contar lo que hacían; Los acompañé realizando una introducción, pero fueron ellos quienes en primera persona transmitieron su experiencia; contaron los temas que han elegido para debatir en la radio: El amor en la adolescencia, los prejuicios, la amistad, los estereotipos de género, la libertad, los celos, la tecnología, los miedos, los niños sin infancia. Explicaron el contenido de cada una de las columnas del programa. También compartimos un power point, y un video con fotos y la cortina musical del programa, ambos realizados por ellos. Era la primera vez que se alejaban de su hogar, y algunos, la primera vez que viajaban en colectivo. Agradecidos, me dirían luego por mensajes que no se olvidarán jamás de esa experiencia; experiencia que les amplió su visión del mundo y de sí mismos; y les devolvió cierta sensación de potencia, de saberse empoderados. A continuación, comparto con ustedes fragmentos de una crónica, que a modo de “carta abierta” escribí y puse a rodar luego, rescatando las resonancias de aquel Encuentro y el lugar que, incluso entre los márgenes, los jóvenes allí presentes lograron abrirse: Crónica de una pregunta enunciada Al final del Segundo Encuentro Nacional sobre Mejores Prácticas con Adolescentes en situación de vulnerabilidad, Pablo me pregunta: “Yo no entiendo, ¿por qué a algunos les molesta que participemos los jóvenes, en un encuentro sobre prácticas con jóvenes?” Yo no sé qué contestar… 89
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Sé que sus condiciones de vulnerabilidad seguirán como una herida abierta si no nos aventuramos al encuentro CON ellos. ¿Seguimos en el “como si” de jugar al sujeto de derecho, o de una vez por todas ponemos en acto lo que pregonamos? Me gustó cuando alguien dijo que “a la Universidad le falta pueblo”. Los adultos quedamos algo sedientos de espacios de encuentro, y nuestros jóvenes se los autogestionaron. Quienes los acompañamos, acompañamos. Oficiamos de sostén, alojando ese deseo de encontrarse. Aprendimos con ellos. Salieron a cenar juntos, pasearon, hablaron de sus prácticas, de lo que quisieran ser cuando sean grandes, intercambiaron teléfonos, y por sobre todo, se rieron mucho! En la ponencia, desde Jovenmente compartimos nuestros interrogantes ¿Qué tipo de incomodidad genera la palabra de los “sin pelos en la lengua”? nos volvemos con algunos ensayos de respuesta… Si, como dijo Sartre “el arte es la presencia de una ausencia”, el decir en nombre propio de Pablo, Nuria y Flor contando su experiencia radial, resultó un hecho artístico. Los jóvenes de La Buena Noticia aplaudieron de pie a los de Jovenmente y subieron al escenario para fundirse en un solo abrazo. Nuria dijo que eso la hizo sentir amada. Mariano, con envidiable destreza Maradoniana, gambeteó toda la Jornada, abriéndose un lugar donde hacerse oír. Juro que lo encontró. En el momento menos pensado, la clavó en el ángulo: Compartió su preocupación por los jóvenes que dejan la escuela, y preguntó: “¿Cómo es el tema; somos los jóvenes los que tenemos que acercarnos a la Escuela, o es la Escuela la que tiene que acercarse a los jóvenes?” Nos pintó la cara, nos dejó “re caretas”; También su pregunta nos causó cierta dosis de vergüenza, la de sabernos en deuda. Los jóvenes pudieron dar lugar a Otra escena ante la amenaza de lo que Bordieu llamó “circuitos de intercambio legitimadores”. En ese gesto, nos dieron una clase magistral de la “microfísica del poder” Foucaultiana. El viernes una joven de LBNSV subió una foto con el siguiente texto: “Los chicos de Jovenmente y La Buena Noticia Sos Vos. La Dulce y Bahía Blanca. Esta es la primera vez que nosotros, los jóvenes, nos encontramos y ya estamos hablando para realizar algún trabajo juntos, ojalá se de. Gracias por venir y por compartir su hermosa experiencia con todos los presentes en el 2do Encuentro Nacional Sobre Mejores Prácticas con Adolescentes…” No es casualidad haber elegido como introducción del trabajo de Jovenmente, la “Celebración de la voz humana” de Eduardo Galeano. He aquí mi homenaje; mi intento de rescatar las palabras de los jóvenes, en estas pinceladas del Encuentro, que los reivindica como protagonistas. Florencia, quien con la alegría que la caracteriza admite ser “colgada”, esta vez guarda con sumo cuidado, como un tesoro, el certificado que la confirma como “disertante”, y junto al de ella, el de sus compañeros. Les digo que conserven su diploma, que eso vale mucho, y que yo “a su edad” (esto revela las casi dos décadas que nos separan) no hubiera podido hacerlo. 90
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Continúo sin saber si el hecho de que los adolescentes tomen la palabra, es condición suficiente para que sean escuchados. No me cabe duda de que es condición necesaria. Muy necesaria. Entonces, seguiremos. Ana María Fernández prefiere hablar de “vulnerabilización” y no de vulnerabilidad. Hablar de procesos de “vulnerabilización” nos lleva a entender los dispositivos de poder por medio de los cuales se vulnerabilizan grupos sociales. El pedagogo Italiano Tonucci se interesó por esta misma diferencia (entre lo que se dice y lo que se hace) respecto a los niños. Nos recuerda que en 1989 las Naciones Unidas promulgaron la Convención de los derechos del niño. A partir de entonces el niño fue reconocido como ciudadano desde que nace. El Articulo 12 de la Convención declara que los niños tienen derecho a expresar su opinión siempre que se toman decisiones que les conciernen, y que su opinión debe ser tenida en cuenta. No obstante, los adultos solemos creer que lo que le sucede al niño es de poca importancia: sus reclamos son caprichos, su deseo de jugar es ganas de perder el tiempo (…) entonces los padres y los docentes eligen por el su comida, su ropa, sus tiempos, las actividades que ha de desarrollar en lo que una vez fue su tiempo libre. (107) Esto me evoca una experiencia que una colega compartió una vez conmigo, dice: “Recuerdo en el Congreso Mundial de Infancia que se hizo en San Juan en el 2012, había dos congresos paralelos, uno de grandes, otro de chicos; Planteaban que al final se haría el encuentro de la gente de los dos congresos. El encuentro fue un recital con algunos muñecos de Mickey Mousse, el Sapo Pepe y otros. En el transcurso de las ponencias, dos por tres aparecía alguien intentando leer alguna carta o mensaje enviada por los jóvenes que estaban en el congreso paralelo de jóvenes, donde intentaban preguntar algo, pero 'por respeto a los disertantes' eso quedaba para ser leído en otro momento. Me llamó la atención, en ese momento me plantee la misma pregunta, la paradoja de los discursos. La dificultad del intercambio (...)”. ¿Por qué se banaliza a aquellos niños y jóvenes que evidentemente, tenían necesidad de compartir lo que pensaban, más que de bailar con Pepe? Dice Tonucci: Hacer hablar a los niños significa ponerlos en las mejores condiciones para expresarse (…) significa educarlos a escuchar; solamente en un clima de respeto y de interés se obtiene un estímulo a la comunicación y a la discusión (…), significa, por parte del adulto, estar interesado en lo que dicen y estar también dispuesto a tenerlo en cuenta (p65). En aquella crónica recordé también las palabras de mi querido profesor, Juan Carlos Dominguez Lostaló, quien habló de la “Subjetividad de la sumisión” vs “Subjetividad de Resistencia”, Dijo que, lamentablemente, la primera se logra fácilmente: negándole al sujeto la posibilidad de pronunciarse. Por su parte, el final de la película “El secreto de sus ojos” denuncia que tener a un sujeto amordazado de palabra es incluso peor que la muerte. Prefiero aquí hablar de “homicidio simbólico” y 91
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” no de “muerte subjetiva” que desdibuja la responsabilidad del agente, el que mata, por acción u omisión; por esquemas caducos, por sordera. Conclusiones Estemos alerta, entonces, a las mordazas, que se disfrazan de pretextos multicolores: Refugio en la teoría, dificultad para desatornillarnos del almidonado sillón del consultorio; las mordazas pueden tomar la forma de soberbia de creer que sabemos lo que el otro quiere, siente, piensa, desea…y entonces hablar por él. Las mordazas pueden estar disfrazadas incluso de sapo Pepe. Concebir al adolescente como sujeto de Derecho implica trascender su mera enunciación; apelando a que dichos enunciados se entramen en una práctica concreta. Los invito entonces a interrogarnos ¿Somos congruentes en nuestras prácticas con lo que decimos? ¿o en la dicotomía entre la teoría y la praxis reforzamos la vulnerabilización de los sujetos? Parecería que lo teórico avanza más de prisa que las transformaciones que se requieren en nuestras estructuras (institucionales, mentales) para llevar al acto dichos enunciados. O tal vez esta omisión sea funcional a algo, a alguien…pensemos juntos; ¿Qué nos pasa (incluso a los psicólogos) que seguimos hablando de los sujetos (adolescentes, niños, mujeres víctima de violencia, personas con discapacidad) sin la presencia de ellos? ¿Es posible construir el conocimiento sin contar con su palabra? Si democracia significa gestión popular del poder, cada ciudadano podrá participar en ella en la medida en que disponga de instrumentos para informarse, expresarse, discutir (p10). Para terminar ¿Vamos a hacer participar en estos Congresos que cada vez se acercan más a la realidad social, a los sujetos de las experiencias que hasta hoy están ausentes? Referencias Bibliográficas AGAMBEN, G. (2003/1997 y 2001). Infancia e Historia. Bs. As.: Adriana Hidalgo CALO Y MARTINEZ ALVAREZ (2008) La ética se encarna en la singularidad. En Infancia, legalidad y juego en la trama del lenguaje. Bs. As. -México: Noveduc CONVENCIÓN INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DEL NIÑO. DAVID, P. (2003.) Sociología penal juvenil (6ta ed.) Buenos Aires: Lexis Nexis. Depalma. FREIRE, P. (2011/2002 y 2008) Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores. MINNICELLI, M. (2013) Ceremonias mínimas. Una apuesta a la educación en la era del consumo. Rosario. Homo Sapiens. 92
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” TONUCCI, F.(2013) Enseñar o aprender. 2da ed. 1ª reimp. Buenos Aires. Losada TONUCCI, F. (2012) Apuntes sobre educación. Buenos Aires. Losada VASEN, J. (2000) ¿Post mocositos? Presencias, fantasmas y duendes en la clínica con niños y jóvenes de hoy. Bs. As.: Lugar Editorial. VOLNOVICH, J. (2000) Claves de infancia. Rosario: Homo sapiens. 93
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Dignidad, autonomía y cuidados continuos Báez, Susana; Carambia, Josefina; Gioiosa, Hebe; Lipuchesky, Liliana; Maldonado, Graciela; Navarro, Lilian [email protected] Hospital Interzonal General de Agudos Evita de Lanús Resumen En la República Argentina, la nueva legislación que rige respecto del abordaje de pacientes en el equipo de salud, recibe el nombre de Ley de Muerte Digna. Se la ha llamado así por haber enriquecido a su antecesora, la Ley de derechos del paciente, con pautas respecto del paciente con enfermedad amenazante para la vida. A partir de nuestra tarea diaria en el Equipo de Cuidados Paliativos nos proponemos reflexionar sobre el concepto de DIGNIDAD que el título mismo de la ley menciona, e intentar operacionalizarlo, en tanto pilar fundamental de nuestra práctica. Entendemos que este término se articula, en los problemas mismos de la clínica en Cuidados Paliativos, particularmente con el principio de Autonomía de la Bioética y con el concepto psicoanalítico de subjetividad/identidad. Nos interesa plantear la búsqueda de Dignidad en la clínica como un objetivo a lograr más allá de la terminalidad. Creemos pertinente la consideración de estos conceptos en la atención en salud en general, como principios a aplicar en Cuidados Continuos. Introducción La prioridad que desde el discurso social se otorga a la defensa de los derechos humanos tiene su arraigue en la concepción de un sujeto en tanto ser individual; con un enfoque que hace hincapié en la autonomía de cada uno de ellos y que concibe a la sociedad y a sus instituciones (familia, por ejemplo) como a la sumatoria de los mismos. Desde este precepto, tanto la vida como la muerte marcarían hitos en los que podrían entrecruzarse algo del azar y del destino, pero siempre en relación con las coordenadas anteriormente mencionadas, lo propio de cada individuo. Sin embargo, sería interesante repreguntarse… ¿se trata de una muerte individual? ¿social? ¿un hito? ¿un proceso? ¿qué muere cuando se está muriendo? ¿qué sería morir dignamente?. La Dignidad se articula necesariamente, a nuestro criterio, a lo que para cada quien significa su sí mismo. La subjetividad y lo que de singular ella supone, hace 94
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” compleja la pretensión de definir las dimensiones que debemos tener en cuenta cuando nos proponemos trabajar en Cuidados Paliativos. Nos enfrentamos a situaciones donde la enfermedad médica grave pone en jaque lo que el sujeto que la padece era antes de saberse enfermo. ¿Qué define lo que alguien es? ¿qué aspectos hacen a esa identidad que el respeto por la Dignidad supone?: El sujeto está enfermo. Su cuerpo está enfermo y, en tanto tal, se hacen presentes síntomas que conllevan malestar y hasta incluso, sufrimiento. El nivel de independencia, la funcionalidad, la agudeza cognitiva, pueden ya no ser lo que antes eran. La Dignidad, podríamos decir, se apoya pero se aleja de lo natural, de lo biológico del organismo. La 'naturaleza' humana no es natural, implica lo simbólico, los significados, los roles, el sentido que cada sujeto, cada grupo, adjudican a lo que ocurre. De esta forma, nuevas variables deben ser examinadas: ¿Qué define para este su sujeto su identidad? ¿Qué le brinda la sensación de continuidad del Yo? ¿Qué roles son los que marcan quién es él para su entorno? Marcelo ingresó al hospital a los 52 años. Presentaba ictericia y había tenido episodios de vómitos copiosos que llegaron a preocuparlo. El equipo de cirujanos advierte, en el quirófano, que se trataba de un cáncer avanzado de páncreas y que no había, a su criterio, nada por hacer. Solicitan interconsulta con Psicología y plantean la pertinencia de la sedación paliativa como forma de evitar a este hombre el sufrimiento de saberse cercano a la muerte. Se les propone abrir un espacio a la palabra, la del paciente, la de su familia y la del Equipo mismo. ¿Qué nos sucede frente a alguien joven, con una vida productiva en curso, a quien de pronto, disruptivamente, la vida lo confronta con la posibilidad de una muerte cercana?. Escuchamos al paciente, nos interiorizamos en cuanto a qué sabe acerca del motivo de su internación, qué idea tiene acerca de lo que le pasa, qué imagina, qué preguntas tiene, qué lo inquieta. Silvia Bleichmar (2006) plantea que la condición humana pasa en parte por conservar la posibilidad de RETRIBUCIÓN. Y agrega: “Cuando ya no hay nada para ofrecer a cambio de lo que se recibe, el sujeto ha sido totalmente despojado de su autoestima, de su condición de semejante en sentido estricto' (p 65). Marcelo habla de su sentimiento de puesta en jaque a lo que considera más preciado. Su lugar como padre, el ser proveedor del sostén de su familia, su modo de ejercer el rol de hombre respecto de su mujer y de su hijo. Todo ello se vio dislocado frente al hecho de estar internado. Lo preocupa estar enfermo sólo porque lo detiene en una cama, porque le cierra el almacén. 95
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Su mujer se ocupa ahora de salir a trabajar, de cuidar del hijo y también de él. El circuito de retribuciones se bloquea y, para este sujeto, esta es una fuente de insoportable sufrimiento. El Equipo de Cuidados Paliativos alojó la palabra de Marcelo, fue esa la vía por la que se identificó qué de la situación por la que atravesaba era lo que realmente lo atormentaba. A partir de allí se lo ayudó a pensar, se intervino con su familia, se ubicaron nuevos modos de restablecer el ida y vuelta. Marcelo decidió poner el almacén en venta; seguramente no hubiera querido llegar a ese punto tampoco. La historia familiar parecía polarizar individualismo y dependencia, como únicos lugares posibles. Ante este diagrama, Cuidados Paliativos intentar abrir un espacio a una AUTONOMÍA ACOMPAÑADA, que no es individualismo descarnado sino ejercicio de la decisión propia de un sujeto que es parte de un grupo al que él le importa y que está dispuesto a ayudarlo a ser él mismo hasta el final. Si la dignidad es indisoluble respecto de la identidad, de lo que define a la subjetividad de alguien, la muerte como afrenta fundamental al sí mismo no podría de ningún modo ser digna. Nos cabe entonces, eso sí, propiciar una vida digna hasta que la muerte llegue. Muchas veces nos encontramos frente a sujetos que han perdido todas las señales de su rol social. ¿Perdieron todos sus roles, y es como si se preguntaran 'quién soy”? “¿porque no soy eso que era pero acá estoy...?'. La enfermedad grave pone al paciente en una nueva relación con el tiempo: el pasado insiste como relectura y resignificación de la propia vida; el futuro, se vive como tiempo limitado que confronta con la finitud y, tal vez, da ocasión para la apertura a la trascendencia. Respecto del presente, muchas veces encuentra al sujeto en un intenso trabajo de reordenamiento de valores sobre la existencia. En este trayecto, es un desafío ubicar qué sería un final de vida digno según esta persona en particular. Digno no necesariamente es bello; implica, eso sí, la huella de la subjetividad de quien la transita. Del protagonista y de su entorno, por lo que es necesario articular su voluntad o lo que se infiere de ella con aquello a lo que la familia está dispuesta aportar como red de sostén. La dignidad de la familia no queda por fuera del abordaje en Cuidados Paliativos: Miguel tenía 55 años cuando decidió venir de Europa a Argentina para unirse a una mujer que tampoco había nacido en este país. Un año después, los sorprenden los síntomas y la recorrida por el sistema de salud primero y luego el diagnóstico de cáncer. Si bien al comienzo la mujer intentó convencer al Equipo de ocultar información a su pareja, cuando Miguel comenzó a insistir en querer que ella lo acompañase a 'tratarse' en su país natal, fue ella misma quien reclamó mayor crudeza para con él en función de concientizarlo de su terminalidad como impedimento para su viaje, ya que ella no estaba dispuesta a dejar todo aquí para acompañarlo a morir allá. 96
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Marcelo y Miguel, como otros, hacen que nos formulemos la pregunta ¿Quién decide cómo morir? Más de una vez el paciente contradice la indicación médica de un tratamiento o intervención. Lo que para la medicina corresponde hacer con ese organismo, choca a veces con lo que el paciente admite que se haga con él, dejando a las claras que se trata de un cuerpo no equivalente a un acontecimiento exclusivamente biológico. Ahí, se evidencia que la dignidad no se reduce a lo que tranquiliza a su entorno, sino que involucra fundamentalmente al respeto de su propia capacidad de decisión. No es objeto de cuidado sino sujeto, que con la información completa y adecuada, elegirá de qué modo se siente cuidado, qué maniobras prefiere y cuáles no, si eventualmente requeriría sedación paliativa o si eso no está en sus planes. El trabajo en cuidados paliativos coloca a cada quien de los implicados en el mismo, frente a una muerte que en estos casos pone en juego cierta anticipación, cierto saber acerca de esto, aun cuando a veces sea un saber mal sabido y velado por un cerco de silencio. Este saber, hace que la muerte no se limite al corte en la vida. Por lo contrario, inauguraría una experiencia vivencial a partir de la cual, como en todo proceso, algo en cada sujeto va a devenir cambio y posiblemente aquello que muera no sea sólo el organismo. Santiago Kovadoff (filósofo y ensayista argentino) dice: “El dolor irrumpe para imponernos la brutal evidencia de que ya no somos quienes creíamos ser…sólo entonces, se abre la posibilidad de que seamos otros”. La riqueza de sus palabras hacen que esta frase sea tan exquisita como precisa, mostrando qué es lo que se muere cuando se está muriendo. Pérdida y dolor por lo que se va perdiendo en cada paso, sean funciones cognitivas, motoras…o la mirada de los semejantes. Dolor que en algunos casos podrá transformarse en sufrimiento con la marca registrada de lo propio; en donde sufrir por lo que se pierde, podrá o no transformarse en una elección de “seguir siendo” –aun siendo diferente-, antes de “dejar de existir”. Posiblemente sea esta elección aquella que sostenga a cada paciente dentro de un marco de dignidad con el cual poder afrontar aquello por lo que le toque atravesar. En este camino, la muerte irá dejando distintas pinceladas que teñirán la vida del enfermo y la de quienes estén en su camino. Nada será…de la misma manera para ninguno, pero el acompañamiento que cada uno de los involucrados pueda donar, contorneará, a manera de nombre propio aquella huella que ese paciente enfermo dejó en sus seres queridos, devolviéndole, tal como sucede cuando pensamos el nacimiento de un sujeto, un determinado sentido. Conclusiones La búsqueda de Dignidad es un objetivo a lograr más allá de la terminalidad. Nuestro modo de pensar la subjetividad en la clínica de la enfermedad médica implica 97
XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” la introducción de los principios de los Cuidados Paliativos en la atención en salud en general, llevando así a una concepción de Cuidados Continuos, poniendo el acento ya no sólo en la perspectiva de curación sino, desde el inicio, enfatizando la vertiente del cuidar. Referencias Bibliográficas Bleichmar, S. (2006) No me hubiera gustado morir en los 90. 1ra ed. Bs as: Aguilar, Alea, Alfaguara Braceras, D. (2003) El Otro Cáncer. Equipo Interdisciplinario de Oncología. www.cancerteam.com.ar De Simone, G. (2000) El final de la vida: situaciones clínicas y cuestionamientos éticos. Acta Bioethica; VI ( 1), 48-62 Goldenberg, M.; Barenblit, V.; Fernández Mouján, O.; Galli, V.; Kesselman, H; Muller, A.; Pérez, A.; Ricón, L.; Sluzki, C.; Stein, G. (1996) La Psiquiatría en el Hospital General. Historia y estructura actual del Servicio de Psicopatología y Neurología del Policlínico 'Profesor Dr. Gregorio Aráoz Alfaro'. Rev La Semana Médica. Año LXXIII, Nro. 4015, tomo 118, Nro 1 Kovadloff, S. ( 2008) El enigma del sufrimiento. Buenos Aires: Emecé Mannoni, M. (1997) Lo nombrado y lo innombrable. La última palabra de la vida. Segunda edición. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión. Colección Freud Lacan. Negro, M. (2011) La otra muerte. Psicoanálisis en cuidados paliativos. 2º Ed. Buenos Aires: Ed. Letra Vida. Piovano, C. (2008) Inequidad en salud: ¿dilema bioético o paradigma de las sociedades actuales? En Arribere, Roberto y otros. Bioética y Derecho. Dilemas y paradigmas en el siglo XX. Buenos Aires: Ed. Cátedra Jurídica. Salud Pública (2016) Ley 26657 Derecho a la Protección de Salud mental. Disposiciones complementarias. Derógase ley 22.914. Sancionada el 25/11/10. Promulgada el 2/12/10. Extraída el 25 de febrero del 2016 desde http://www.infoleg.gov.ar/infoleginternet/anexos175000-179999-175977/normahtm Salud Pública (2016). Ley 26742. Sancionada el 9 de mayo del 2012. Promulgada de hecho el 24/05/12. Extraída el 25 de febrero del 2016 desde http://www.infoleg.gov.ar/infoleginternet/anexos/1950000-199999/197859/normahtm Tripodoro, V. Los cuidados paliativos deben aplicarse desde el diagnóstico, no en la fase terminal. http://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2011/11/24/wilma-tripodoro-cuidados-paliativos- deben-aplicarse-diagnostico-fase-terminal/554102.html Vaggione, Alicia (2009): Enfermedad, cuerpo, discursos: tres relatos sobre la experiencia. En Adrián Scribano y Carlos Fígari (compiladores) Cuerpo(s), subjetividad (es) y conflicto (s): hacia una sociología de los cuerpos y las emociones desde Latinoamérica. Ed. Clacso coediciones y Ediciones CICCUS. Vegh, I. Cuando el hombre tiene censurada la palabra, su dignidad se degrada. Entrevista. http://www.lagaceta.com.ar/nota/431000/informacion-general/cuando-hombre-tiene- 98
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