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Published by lamiradafranca, 2016-06-20 09:01:22

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XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” destaca la inteligencia intergeneracional evidenciado en los relatos de las participantes cuando enfrentan algunos de los desastres más devastadores ocurridos en los tiempos modernos. Los tres temas son están organizados por el acrónimo “ABC”: a) Avanza de una cultura de cuidado en el entorno familiar y comunitario; b) Búsqueda de equilibrio entre proteger o cuidar a otros y luchar por la propia vida; y c) Consejos intergeneracionales en torno al afrontamiento del evento. Estos tres temas del ABC se analizan a continuación. A) El primer tema que surgió a partir de este análisis se llama: Avanza de una cultura de cuidado en el entorno familiar y comunitario. Este tema tiene relación con mitigar el impacto del desastre sobre la familia y la comunidad en el largo plazo, mediante el fomento y la creación de culturas de cuidado. Estos hábitos en muchos casos son transmitidos por las mujeres, pero no siempre, y consiste en atender las necesidades para prepararse para los desafíos de larga duración que podrían extenderse durante semanas, meses, incluso años, y para las generaciones venideras. Por ejemplo, Rinad, a 73 años de edad, una mujer palestina de un campamento de refugiados en el “West Bank”, compartió cómo las autoridades militares de ocupación israelí crean “desastres únicos” dentro de las demandas de la vida cotidiana, sobre todo cuando un miembro de la familia está en las cárceles israelíes como un preso político. A continuación se muestra un diálogo en donde Rinad y su hijo más pequeño, quien tiene 33 años, conversan sobre el desafío que tiene solicitar un permiso para poder visitar al hijo mayor de Rinad, quien aún se encuentra detenido en la cárcel, después de veinte años. Respecto a hacer frente a la opresión de la ocupación militar de larga duración, Rinad explica usando un ejemplo cómo un ritual creativo dentro de su familia ayudó a generar una cultura de cuidado para luchar en contra de varios desafíos, tales como la opresión patrocinada por el Estado y el dolor asociado con la separación forzada: HIJO DE RINAD [33 años]: Los israelíes se negaron a dar a mi padre un permiso para visitar a mi hermano en la cárcel. La razón por la cual lo negaron fue: 'No Hay Relación Familiar.' El documento de rechazo decía: 'Usted no es el padre'. Mi padre le dijo al oficial: 'He estado visitando a mi hijo en la cárcel desde hace veinte años ¿De repente ya no soy su padre? ' RINAD [73 años]: Pero nunca nos rendimos, todavía tratamos de estar juntos. Ves estas plantas de ají picante aquí, yo las planté para mi hijo detenido. La primera vez, lo hice con él antes de ir a la cárcel. Hemos plantado cada primavera. Se convirtió en un ritual. Me pidió que no me detuviera, así que lo he hecho todos los años desde entonces. Mi hijo detenido me dice, 'Sigue el ritual, por favor, mamá, no se detengan.' Por lo tanto, yo tomo fotografías y se las envío a él en la cárcel para que pueda ver nuestros ajíes creciendo. En una discusión sobre el fomento y la creación de culturas de cuidado durante las secuelas del terremoto de Valdivia, una de las mujeres chilena, Clara de 69 años, desde el Centro de Adultos Mayores de la Municipalidad de Valdivia, habló sobre la importancia de que las personas se ayuden unas a otras durante los desastres, 599

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” compartiendo techos de zinc, el alojamiento de personas, y la protección entre sí cuando ocurren inundaciones. Clara explicó cómo los miembros de la familia y de la comunidad, tomando liderazgo en su propia vida pueden actuar y mitigar los efectos del terremoto haciendo uso de recursos y con los compromisos de la comunidad. En este sentido, volviendo a Rinad en la Palestina, este participante compartió cómo se benefició de las culturas de cuidado y apoyo, que le ayudaron a mantenerse después de que su casa fue demolida por los soldados israelíes. Una vez más, en su discusión con su hijo menor, Rinad explica cómo, después de que su casa fue demolida por las fuerzas militares, la gente de los campamentos de refugiados de todo el “West Bank” llegaron a mostrar su apoyo y solidaridad con la pérdida de la tierra y la casa, pero también representó un momento en el que la resiliencia frente al desplazamiento requiere cultura colectiva y solidaridad anticolonial: RINAD [73 años]: Cuando llegaron los soldados, que insistieron en quedarse allí y vivir en una tienda de campaña bajo el olivo, después de que la casa fue demolida, para estar seguro, para asegurarse, porque en muchas de las casas que fueron demolidas en el campamento no estaba permitido regresar y construir en sus tierras si las habían dejado. Que perderían sus tierras ... HIJO DE RINAD [33 años]: Y no era una cuestión de tener dinero o materiales para volver a construir nuestra casa después de que fuera demolida. Los israelíes no permitirían reconstruir después de la demolición de la casa ... Como un niño, recuerdo, que solía tener enormes cactus alrededor de la casa, y también fue demolido ... RINAD [73 años]: La primera noche después de que demolieron nuestra casa, los jóvenes de todos, de los vecinos y los familiares y del campo, fueron a una fábrica cercana de alfombras de plástico, y les dieron algunos de los escombros de nuestra casa demolida, y con el plástico hicieron como una especie de casa para vivir hasta que llegamos a una tienda de campaña ... Vivimos en esa tienda de campaña un año completo después de que demolieron nuestra casa! Todos, las 13 personas, nuestros 11 niños y mi marido y yo! Fue como visitar una tienda de campaña. La gente venía de todas partes y pasaron la noche con nosotros. De todos los campos de refugiados. Todo el mundo muestra solidaridad. Quisieron dormir con nosotros en la tienda de campaña para demostrarnos que no estábamos solos. Venía gente de todas partes, de nuestras familias y de toda la comunidad! Fue increíble. B) El segundo tema que surgió de este análisis comparativo se llama: Búsqueda de equilibrio entre proteger o cuidar a otros y luchar por la propia vida. En Chile como en Palestina, las narrativas de las participantes abordan la búsqueda de la seguridad y la supervivencia, que requería tomar medidas para cuidar a los niños pequeños, mientras que al mismo tiempo estaban luchando por sus propias vidas. Por ejemplo, Nureya de Valdivia comentó que cuando el suelo debajo de ella se movió con increíble violencia y el equilibrio se volvió inestable, ella se quedó en dónde estaba, sola con su 600

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” hermano y se esforzó por mantener la seguridad dentro de la casa y dentro de su rol de género (como una cuidadora) y su identidad como mujer joven responsable: NUREYA [67 años]: “Yo estaba con mi hermano, yo tenía 13 años, y yo supuestamente estaba a cargo de él porque yo era el mayor, y en esa época las niñas éramos mucho más responsables. A mí me tocó sola con él, y lo que más me angustió fue que no podía abrir la puerta, porque yo vi que la gente estaba afuera, pero también no quería ir porque me asustaba que si me iba se me caería mi hermano ...entonces era la cosa como sentimientos encontrados, o estar afuera o quedarme acá, no sabía qué hacer, lo único que sabía yo fue que teníamos que estar juntos y no sabíamos qué pasaba con mi papá, mi mamá, nada, era un susto muy grande... y lo que más me asustó es que se me iba mi hermanito que todavía era chico, que todavía no caminaba así que lo tenía en brazos, y era tan fuerte el remezón que me iba con el pa’ aquí y pa’ allá... eso es lo que me más asustó, dentro de mi responsabilidad po, y no poder salir.... Yo diría a la gente de otra generación que si viven en casa de madera, esas casa se mueven mucho y se traban las puertas y ventanas.... y que tengan una linterna y agua a mano... esos serían mis consejos” En esta narración, Nureya comparte el desafío único de estar atrapada entre las puertas cuando la opción más segura parecía estar afuera. Sin embargo, priorizó darle más oportunidades para sobrevivir a su hermano, quien se podía mover menos que ella, dada su edad. Ella lo abrazó y permaneció a pesar de estar paralizada, pudo equilibrarse con la amenaza de la casa en ruinas encima de ella. En este estado de crisis, donde se siente confundida, aterrada, sola, sumada a la decisión de esforzarse por proteger a los más vulnerables en la familia en lugar de protegerse a sí misma corriendo hacia afuera, representa una situación de gran alcance en la búsqueda de la seguridad en caso de desastres. El hecho de estar atrapada entre la protección y la lucha es compartido por las mujeres mayores en Palestina también, pero de maneras muy diferentes. Por ejemplo, el Najwa, mujer de mayor edad en un campamento de refugiados de la ONU en el “West Bank” compartió cómo se relaciona su supervivencia durante el Nakba de 1948 con determinadas acciones que hizo su madre por salvaguardar su familia. Najwa comparte que su madre la ayudaba a llegar hasta la salida del pueblo, a las cuevas, cuando unos soldados judíos invadieron su pueblo. Por ejemplo, en la cita que se muestra a continuación, Najwa y su hija, dialogan sobre este momento de terror: NAJWA [70 años]: Un hombre, soldado judío, se levantó en el minarete de la mezquita y comenzaron a disparar al azar abajo hacia nuestro pueblo ... Nos asustamos cuando empezaron a disparar contra nosotros .... Todavía recuerdo a mi madre llevando a una de mis hermanas en sus brazos, que la chiquitita tenía sólo dos meses de edad... Recuerdo las espinas en mis pies, y mi madre nos llevaba a la colina, a las cuevas. Vivimos durante años en las cuevas con la esperanza de poder regresar con seguridad a nuestro pueblo... Sin embargo, cuatro años más tarde, la ONU abrió campamentos para refugiados y nos mudamos adentro. 601

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” HIJA DE NAJWA [23 años]: Para mí, la historia que viene a mi mente la mayor parte del tiempo es algo que mi abuela me contaba. Ella me contaba acerca de una mujer que conocía del pueblo, que escapó con una almohada. NAJWA [70 años]: Ahh ... Todo el mundo habla de ella. HIJA DE NAJWA [23 años]: Tenía tanto miedo, tanto miedo cuando empezó el tiroteo, la señora estaba tan confundida y abrumada con todo lo que estaba pasando, que se llevó la almohada en lugar de su bebé. Dejó a su bebé por detrás, y tomó la almohada, pensando que era su bebé. Tenía tanto miedo ... Las generaciones mayores hablan de ello, diciendo que la mujer se volvió loca. Ella le empezó a hablar a la almohada. La gente no sabe lo que le pasó a ella ni al bebé. En muchos sentidos, este diálogo intergeneracional entre Najwa y su hija de 23 años de edad pone de relieve una dimensión de género en cuanto a lo desafiante que resulta equilibrar la protección y el cuidado de los niños pequeños en momentos de crisis, mientras al mismo tiempo luchan por su propia vida y por su propia salud mental. Este estado de estar atrapada o confundida, entre la vida y la muerte, entre la locura y la salud, deja huellas a través de generaciones y décadas y se manifiesta en un impacto único en la supervivencia y la salud mental de las mujeres que enfrentan situaciones de desastre. Como Clara, una mujer de 69 años de edad, chilena, de Valdivia, quien comparte al final de su entrevista: “Hay que tener mucha fe en dios también, tener una paz con una misma, porque a veces necesita un poco de tranquilidad porque uno tiene que dar la tranquilidad al resto también…”. C) El tercer tema que surgió del análisis comparativo se llama: Consejos intergeneracionales en torno al afrontamiento del evento. Casi como una forma de inteligencia que se da entre las generaciones, las cuatro mujeres de Palestina y de Chile compartieron consejos a generaciones más jóvenes sobre la importancia de mantener suplementos básicos en el hogar y también dieron consejos específicos en torno a cómo enfrentar algunas situaciones. Por ejemplo, Clara (Valdivia) informó que ella aconseja lo siguiente a las generaciones venideras: CLARA [69 años]: ... recoger medicamentos al mismo tiempo, el agua y todos lo que esté de antemano para estar preparados para cuando ocurre un terremoto, porque después de un terremoto, el agua se apaga, no hay agua, por lo que es esencial tener siempre un poco de agua ... tengo un tambor de 100 litros de agua, siempre en mi casa! Del mismo modo, Nureya, también de Valdivia, informó: NUREYA [67 años]: Comparto a la siguiente generación que deben tener linternas, velas y agua disponibles, y si viven en una casa de madera, que debe saber cómo se mueven y las puertas y ventanas de plegado y cómo podrían atascarse y se puede quedar atrapado dentro. 602

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Najwa de la Palestina compartió como uno de los elementos clave para ser capaz de resistir y hacer frente a la catástrofe de la vida bajo la ocupación fue perseverar a través de las constantes oleadas de largos toques de queda militares impuestas por las fuerzas de ocupación israelíes. Najwa explicó que, mediante la utilización de una serie de habilidades relacionadas con las tareas de género, de preparación de alimentos y de educar a los niños: NAJWA [70 años]: Enseñé mi hija cómo conservar los tomates, frutas, y hornear el pan de la manera tradicional, la recolección de estiércol de pollo para que el fuego dure mucho, la excavación del horno en la tierra ... Durante los largos toque de queda estábamos días, a veces semanas sin poder al salir de la casa, y tener alimentos almacenados y hacer nuestro propio pan con poco era necesario. También les digo a los niños que hay que mantenerse alejados de las ventanas, para asegurarse que no se salía la calle, mientras los soldados recorrían las calles, y con los más pequeños tratar de jugar con ellos, y ayudarlos a mantenerse ocupados. Conclusiones La investigación psicológica descolonial feminista y el análisis temático de las cuatro narrativas de las mujeres mayores de los estudios realizados en Palestina y Chile, describen tres estrategias principales de resiliencia organizados por el acrónimo ABC: a) Avanza de una cultura de cuidado en el entorno familiar y comunitario; b) Búsqueda de equilibrio entre proteger o cuidar a otros y luchar por la propia vida; y c) Consejos intergeneracionales en torno al afrontamiento del evento. Estos tres temas destacan las formas en que las mujeres participantes promueven la resiliencia a través de espacios públicos y personales para hacer frente a, proteger, escapar, o luchar contra los peligros de su vida en condiciones de desastres severos esclareciendo interconexión entre el sufrimiento humano y la “capacidad de agencia”. En conclusión, los resultados compartidos en este estudio, demuestran cómo las fuerzas personales, familiares, culturales, impuestas por el Estado, geológicas, ambientales y globales pueden ser impugnados de forma única y simultáneamente por las mujeres, ya que negociar y transformar los retos en constante evolución y marginalidad, permite aflorar lo que vivieron en tiempos de crisis. En este sentido, las mujeres mayores participando en este estudio de caso demuestran ser una fuerza de sabiduría y liderazgo y revelan las fortalezas y estrategias de afrontamiento que pueden ser muy efectivas cuando las personas se ven enfrentadas a circunstancias adversos y extremos. Por otra parte, los resultados son consistentes con teorías de resiliencia realizadas por feministas transnacionales y teóricos descoloniales (e.g. Anzaldua, 1999; Kanaaneh, and Nusair, 2010; Neve and Pate, 2005; Shalhoub-Kevorkian, 2009), quienes destacan que durante los desastres, conceptualizaciones tradicionales de afrontamiento de las mujeres son devaluadas en acciones de crianza de los hijos o 603

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” economía del hogar. Este análisis muestra cómo la resiliencia incluye actividades de relevancia para salvar vidas y cómo esto adquiere una importancia crucial para las generaciones venideras. En los cuatro relatos de resiliencia en este estudio, existe una similitud profunda en la sabiduría de las mujeres mayores, que reflejan en sus historias de supervivencia, fuerza y dignidad. Más encima, los resultados corroboran el trabajo existente por el autor principal (Atallah, in press) que ha documentado los desafíos distintas de familias refugiados palestinos en la lucha de promover la resiliencia, destacando especialmente la importancia de las familias avanzando la creación de Culturas de Cuidado para combatir la intensa devastación de la vida cotidiana bajo de la ocupación israelí. En general, los resultados apoyan las perspectivas sociales ecológicos sobre la capacidad de la resiliencia (Ungar, 2010), y muestran ejemplos de cómo los impactos de ocupación militar violenta y desastres naturales son dinámicos y multiniveles. Sin embargo, es importante tener en cuenta cómo distintos tipos de desastres pueden tener efectos psicológicos tremendamente diferentes, tanto como por sus distintas causas y consecuencias que se encuentran diferenciadas para las naciones. Por lo tanto, los resultados demuestran la importancia de metodologías translocales que permitan comparaciones reflexivas para promover el cambio social. La Translocación (Álvarez et al., 2014) se utiliza cada vez más, basada en teorías feministas transnacionales en las ciencias sociales y de salud para indicar cómo condiciones locales pueden estar vinculadas a cambios globales más amplias. Por ejemplo, las mujeres refugiadas palestinas cuando narran sus experiencias de supervivencia al colonialismo y las condiciones violentas que ocurrían en la vida cotidiana bajo la ocupación israelí, requiere un análisis específico de la función de la violencia estructural, la opresión patrocinada por el Estado, y la dominación global tanto como la militarización local. Si colocamos estos relatos en conversación con las narrativas de las mujeres de Valdivia, Chile quienes sobrevivieron al terremoto más grande que jamás se ha producido, se plantean preguntas importantes y apuntan hacia nuevos desafíos de investigación, considerando no sólo las similitudes, sino también las diferencias entre continentes, culturas y tipos de desastres. Finalmente, los ABCs de resiliencia que surgieron de los resultados tienen importantes implicaciones para el campo de la psicología. El rol del psicólogo desde distintas áreas (clínica, comunitaria, salud) es central para promover el afrontamiento; podrá dar atención directa o primera ayuda psicológica de manera individual y formar parte de equipos de apoyo en salud que promuevan el bienestar comunitario. El desafío es reconocer las temáticas centrales que deben ser abordadas, considerando el contexto cultural y social, para adecuar las estrategias de manera sensible y pertinente a la situación de emergencia. Tanto para los investigadores y para los psicólogos enfocando en la práctica y trabajo comunitario, esta presentación ilustra cómo la incorporación de las perspectivas feministas transnacionales y descoloniales sobre la resiliencia puede ayudar a profundizar los entendimientos necesarios para el 604

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” desarrollo de intervenciones contextualmente-informadas y con sensibilidad cultural que promueven la salud mental junto con las familias en las líneas del frente y de falla. Referencias Bibliográficas Alvarez, S., De Lima Costa, C., Feliu, V., Hester, R., Klahn, N., and Thayer, M. (2014). Translocalities/translocalidades: Feminist politics of translation in the Latin/A Americas. Chapel Hill, NC: Duke University Press. Anzaldua, G. (1999). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza, 2nd ed. San Francisco, CA: Aunt Lute Books. Atallah, D.G. (2014). Palestinian refugee family trees of resilience: Intergenerational cultivation of resistance, return, and perseverance in response to Israel state violence and occupation. Unpublished Dissertation, University of Massachusetts Boston, Boston. Atallah, D.G. (in press). A community-based qualitative study of intergenerational resilience with Palestinian refugee families facing structural violence and historical trauma. Transcultural Psychiatry Journal. Betancourt, T.S., Borisova, I.I., de la Soudiere, M., & Williamson, J. (2011). Sierra Leone’s child soldiers: War exposures and mental health problems by gender. Journal of Adolescent Health, 49, 21-28. Bonanno, G. A., Brewin, C. R., Kaniasty, K., & La Greca, A. M. (2010). Weighing the costs of disaster: Consequences, risks, and resilience in individuals, families, and communities. Psychological Science in the Public Interest, 11, 1–49. Canella, G. S. and Perez, M.S. (2009). Power-shifting at the speed of light: Critical qualitative research post-disaster. In (Eds) Denzin, N.K. and Giardina, M.D. Qualitative Inquiry and Social Justice: Towards a Politics of Hope (pp.165-179). Walnut Creek, CA, USA: Left Coast Press, Inc. Cummings, M.E., Merrilees, C.E., Schermerhorn, A.C., Goeke-Morey, M.C., Shirlow, P., and Cairns, E., (2010). Testing a social ecological model for relations between political violence and child adjustment in Northern Ireland. Development and Psychopathology, 22 (2), 405-418. Garbarino, J. (2001). An ecological perspective on the effects of violence on children. Journal of Community Psychology, 29 (3), 361-378. Kanaaneh, R.N. and Nusair, I. (Eds.) (2010). Displaced at home: Ethnicity and gender among Palestinians in Israel. New York: State University of New York Press. Kim, U., and Park, Y.S. (2006). The scientific foundation of indigenous and cultural psychology: The transactional approach. Book chapter in, Indigenous and Cultural Psychology: Understanding People in Context (eds. Kim, Yang, and Hwang). International and Cultural Psychology Series, Series Editor: Anthony Marsella, University of Hawaii, Honolulu, Hawaii. Klest, B. (2012). Childhood trauma, poverty, and adult victimization. Psychological Trauma Theory, Research, Practice, and Policy, 4 (3), 245-251. 605

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XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Kohn-Wood, L., and Suzuki, L.A. Qualitative strategies for ethnocultural research (pp. 161-178). Washington, DC: American Psychological Association. WHO (2014). Social determinants of mental health. Geneva, Switzerland: WHO Press. 607

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Espacios y Prácticas familiares: Poder, género y orden generacional. Giraldo García, M.; Heron Mesa, L.; Aristizábal García, M. [email protected] Universidad de Antioquia- Medellín, Colombia Resumen Este artículo se deriva de una investigación realizada en ambientes no escolares con cinco familias de la ciudad de Medellín y municipios aledaños, la cual tuvo como objetivo principal analizar las prácticas familiares que se gestan al interior de cada hogar; prácticas transversalizadas por cuestiones de poder, género y aspectos generacionales. Se analiza la manera en que los discursos y prácticas en la cotidianidad familiar, que van por encima de las intencionalidades de cada sujeto, posibilitan la construcción de ciertos roles y adscripciones identitarias que tiene que ver con cuestiones de género (hombre-mujer) y generacionales (niña-niño/adulto). La investigación se soportó en diseño cualitativo, inscrito dentro del paradigma hermenéutico, con un enfoque de estudio de caso múltiple. Para ello se utilizaron el método de observación participante, la entrevista semiestructurada con adultos y entrevistas lúdicas con niños y niñas que incluían dibujos, juegos, filmaciones y “photo elicitation”. El artículo muestra cómo se espacializa el poder en el contexto del hogar y cómo a partir de él se estructuran las relaciones de género y generacionales en marcos situacionales que involucran aspectos materiales, humanos, no humanos y espacio-temporales. Sustentamos entonces que no existe “la familia”, sino que lo que llamamos familia es el resultado de las prácticas cotidianas –iterativs, rutinarias, ritualizadas-- al interior del hogar. Palabras Claves: prácticas familiares, relaciones de poder, género, orden generacional, infancia Introducción Pensarnos alrededor de la familia como institución social de acogida del sujeto, generadora de identidades, subjetividades y dinámicas específicas, y teniendo como base el trabajo investigativo realizado durante un año y medio con cinco familias de la ciudad de Medellín, le apostamos a la idea de que esto que llamamos familia no es un asunto estático o ya constituido, sino que se gestan en las prácticas en torno a cada modo de interacción entre sujeto-sujeto, objeto-sujeto y sujeto-espacio transversalizado por cuestiones de género (hombre/mujer), orden generacional (niño- niña/adulto) y poder. 608

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Este escrito abordará de manera breve el diseño metodológico con el cual se realizó la investigación. Seguido de éste se presentarán tres apartados en torno al espacio, estos son la sala, la habitación y la cocina; cada uno de ellos pretende exponer un análisis interseccional, es decir, una lectura de las situaciones propias de cada locación donde se cruzan más de un aspecto o categoría de análisis (poder, género y orden generacional). Para ello nos basamos en una metodología cualitativa, bajo un paradigma hermenéutico, con un enfoque de estudio de caso múltiple con métodos como la entrevista semiestructurada y la observación participante. Los instrumentos para la recolección de la información inicialmente fueron guía de entrevista y protocolo de observación, sin embargo, los encuentros con niños nos obligaron a pensar en otros métodos, e instrumentos, para lograr registrar los datos requeridos. De esta manera, recurrimos a estrategias no convencionales como cartografías, fotopalabra, esquemas de relación, juegos, lectura de cuentos, entre otros, que nos permitieran generar un ambiente de confianza propicio para la conversación. Para efectos de una mejor comprensión de la temática trabajada se abordarán las prácticas familiares entendidas como prácticas sociales. El concepto de prácticas familiares, al que acá nos adherimos, es trabajado por Morgan (2011) en su texto Rethinking family practices. El uso de tal concepto en contraposición al de “la familia”, o incluso “las familias” radica en aquello que estos últimos representan. “La familia” responde a una imagen particular, a aquella que es conocida como familia nuclear compuesta por padre, madre, hijo e hija. Esta imagen es producida por discursos normativos, o si se quiere, heterormativos que marginan otro tipo de configuraciones no sólo gays o lesbianas, sino también padres/madres solteros o parejas sin hijos, entre otros. Aunque pensar en plural-las familias- amplía más el espectro, sigue privilegiando unas maneras de ser - o hacer - familia. Método Nuestro trabajo investigativo se realizó con cinco familias de la ciudad de Medellín y municipios aledaños. Cada una de ellas difirió en su conformación, con niños y niñas de diferentes edades y en condiciones socioeconómicas diversas. Dentro de nuestras apuestas resaltamos la importancia que le dimos al trabajo con cada uno de los miembros de las familias que hicieron parte de la investigación, las conversaciones tanto con los niños y las niñas como con los adultos que nos abrieron campos de categorización y nos permitieron preguntarnos desde el lugar tanto de adultos como de chicos en torno a las prácticas familiares y las relaciones de poder que se ejercen en las agrupaciones familiares. Hallamos conveniente un rango de edad que osciló entre los 4 y 12 años de edad; también fue relevante la posibilidad de acceso que pudiéramos tener tanto al contexto (barrios), como a los ambientes (casas o espacios familiares). De esta manera, cada agrupación familiar se consideró como un caso, estos fueron discriminados así: 609

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Caso 1: Agrupación familia conformada por padre, madre y cuatro hijos (hija de 22 años, dos hijos de 14 y 13, e hija menor de 4 años). Habitan un apartamento de tres habitaciones, un baño, cocina y sala comedor. Además, conviven con una gata y dos peces. Caso 2: Agrupación familiar conformada por madre y dos hijos de 10 y 12 años. La vivienda en la que residen es de aproximadamente 15 metros cuadrados, ésta cuenta con un baño, una cocina y un cuarto. Caso 3: Agrupación familiar conformada por padre, madre y tres hijas de 11 y 8 años, las menores son mellizas. Viven en una casa de tres pisos. El primer piso está dividido en sala, comedor, cocina, patio y baño. El segundo piso está distribuido en dos habitaciones y un baño, las mellizas comparten uno de los dos cuartos. Por último, el tercer piso, éste cuenta con la habitación principal, la cual tiene baño privado y un balcón. Caso 4: Agrupación familiar conformada por madre y dos hijos, la hija mayor también tiene dos hijas de 11 y 5 años. Residen en un apartamento de tres habitaciones, sala comedor, cocina, patio y baño. La hija mayor comparte habitación con sus dos hijas. Caso 5: Agrupación familiar conformada por padre, madre e hija de 5 años. Habitan un apartamento dos habitaciones, un estudio, cocina, sala/comedor, terraza y dos baños (uno de uso público y otro en la habitación principal). Fase de recolección de la información: Métodos y estrategias Al momento de elegir los métodos e instrumentos para la recolección de la información no sólo juega un papel importante el investigador y sus objetivos (generales y específicos), en cuanto a lo que se desea investigar; es en esta etapa de la investigación (el trabajo de campo) donde el investigado en su entorno social toma el papel principal de la investigación, estando realmente involucrado en los procesos y en las situaciones que se desean investigar. Es por lo anterior que los métodos e instrumentos elegidos para la recolección de datos buscaron involucrar a los participantes de diversas formas, teniendo en cuenta las características de cada agrupación familiar y su forma de relacionarse entre sí y con cada una de las investigadoras en el momento de iniciar con la recolección de datos en diferentes momentos del día y varios días de la semana. Teniendo en cuenta la población con la que se trabajó, optamos por escoger un rumbo metodológico en el que se resaltaran métodos como la entrevista semiestructurada y la observación participante durante diferentes momentos del día. 610

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Tales métodos fueron ejecutados según la disponibilidad, en términos de tiempo, de los integrantes de cada agrupación familiar, así en algunos casos fue posible tener encuentros individuales con algunos sujetos, esto con el fin de tener un panorama más amplio de las interacciones familiares y obtener de primera mano la información. El trabajo con niños y niñas nos exigió pensar en técnicas de recopilación de datos diferentes, que además fueran prácticas para inducir conversaciones abiertas o de confianza con los participantes, es decir, estímulos que nos permitieran establecer un diálogo que fuera más allá del interrogatorio. Elementos como fotografías, imágenes, recorte de revistas, juegos, canciones, cuentos y películas infantiles sirvieron como elementos provocadores para entablar conversaciones con los niños y niñas más pequeños. Resultados La vivienda familiar ha pasado por transformaciones que responden tanto a necesidades o situaciones a nivel macro como micro. Las primeras tienen que ver con las exigencias del mundo exterior como lo son el aumento de la población en las ciudades y el hacinamiento en algunos sectores de las mismas. Por su parte, las transformaciones a nivel micro están directamente relacionadas con las configuraciones y prácticas familiares, por ejemplo, el nacimiento o muerte de un miembro de la familia, separación o ruptura de la pareja, trabajo de uno de los adultos en el exterior, etc. El interior de estos apartamentos y su división depende de la extensión y ubicación de los mismos, no obstante hay algunos patrones que se sostienen como el cuarto principal, éste es de mayor tamaño en comparación a los otros y a su vez cuenta con un closet más grande y en algunas ocasiones con un baño. Los unifamiliares, además, tienen un baño, una cocina y una zona común o sala/comedor. La distribución y vivencia de dichos espacios no son arbitrarias, la ocupación de la habitación principal corresponde, por lo general, a la pareja o persona adulta de la familia; tal asignación tiene que ver no sólo con un orden generacional donde los mayores gozan de ciertos privilegios, en este caso de espacios de intimidad, sino también, de un factor económico y una idea de beneficios en torno al género que aún permea los discursos y prácticas familiares. Los espacios están delimitados no solo por estructuras físicas sino por fronteras que no son discernibles a simple vista, o por lo menos no son tomadas como tal. Con esto nos referimos a objetos que marcan el paso del sujeto o la apropiación del mismo sobre un espacio determinado. El hogar como espacio para la intimidad o privacidad familiar también se encuentra seccionado en lugares públicos y privados, y tales divisiones no solo aplican para foráneos, pues son las prácticas o rutinas diarias las que crean y sostienen tales divisiones. Estas últimas responden a unas ideas de familia y determinan a su vez la configuración de la misma. (Rutter-Jensen 2012) 611

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Como vimos hasta ahora, la distribución de los espacios y la vivencia de ellos varía según el tipo de vivienda y la conformación de la agrupación familiar, hay ciertas constantes en el diseño de éstas, estos son los espacios destinados o utilizados para las rutinas diarios: Habitación, cocina, área común o living y baño. A continuación presentamos los hallazgos de la investigación alrededor de tres espacios específicos: Sala, Habitaciones y cocina. La sala. Como afirmamos al inicio, la casa o residencia familiar, es el espacio íntimo o privado de la familia, no obstante, éste también se convierte en punto de encuentro no sólo de los miembros del núcleo familiar, sino también de familiares, amigos y vecinos. Por lo general, el espacio para recibir a otros dentro de la vivienda es la sala, no obstante en el caso 2, según los registros de las observaciones, es recurrente la anotación por parte de la investigadora la presencia de vecinos y amigos en la casa familiar, éstos se reúnen principalmente en el único cuarto con el que cuenta la vivienda, alrededor del televisor (play). Por su parte la agrupación familiar correspondiente al caso 1 la sala es un punto de encuentro, los miembros de esta agrupación familiar identifican éste como el predilecto,y esto se debe a las acciones que allí se llevan a cabo como conversaciones hasta altas horas de la noche esperando la llegada del papá, o compartir las comidas en la mesa. La sala es también el ambiente propicio para los “eventos especiales” de esta agrupación, como cumpleaños, a dichos eventos no concurre nadie más que los abuelos maternos, son situaciones familiares “cerradas”. De la misma manera, el caso 5 la sala es destinada para el ocio, comúnmente usada para ver televisión o películas por los tres miembros del grupo. Las interacciones que se dan en la sala, en esos tres casos, hacen parte de las rutinas diarias o semanales de cada una de las agrupaciones. Esas prácticas familiares no sólo son rutinarias, lo que allí ocurre también responde al orden de la contingencia, los protagonistas de tales acontecimientos varían así como los efectos de tal acto tanto en los otros miembros como en las dinámicas. La habitación Las agrupaciones familiares al diferir en su conformación y estilos de vida, nos permitieron evidenciar que la utilización de espacios, en este caso la habitación, está mediada por diferentes factores; tanto como por el número de habitaciones con los que cuenta la vivienda, como por aspectos de género. Es así como el cuarto principal, es decir, el de mayor tamaño le pertenece a la persona o personas (pareja) que solventan los gastos en la casa y que al mismo tiempo representan estabilidad en el hogar, resaltando así también asuntos de orden generacional, pues aquel o aquellos que ocupan ese cuarto son sujetos adultos. Un 612

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” ejemplo de ello es la respuesta dada por una de las niñas del caso 4 bajo el método de Photo elicitation, veamos: “Esta es la pieza de mis papás, está en el tercer piso porque es la más cómoda y tiene balcón y bañera y un baño solo para ellos, la cama es más grande y además pueden estar más solitos porque nosotras dormimos en el segundo piso” (Caso 4, sesión 3: Photo elicitation, línea 14) Esta frase ilustra lo mencionado anteriormente, son los adultos los gozan de un mayor espacio personal dentro de la casa. Esta persona adulta, o pareja, necesita – se supone -de mayor de privacidad. “Esta es la pieza de mi hermanito menor, él tiene la habitación principal porque es el único hombre de la casa y además es el que trabaja. Yo duermo en otra habitación con mis dos hijas, igual no nos hace falta más espacio”. (Caso 3, sesión 1: cartografía, línea 33) En la cita nombrada anteriormente podemos observar asuntos no sólo correspondientes al uso convencional de los espacios, en este caso los cuartos de la casa; sino que están allí expuestos asuntos de género: “él es el único hombre”, que a su vez están sustentados o apoyados bajo un orden económico, es decir, el cuarto de mayor tamaño no sólo es habitado por el hermano de la entrevistada al ser el único sujeto hombre, tal designación se ratifica cuando este cumple con las funciones tradicionalmente asignadas a la figura masculina: la de proveedor. Lo que nos lleva a identificar que en la actualidad y en la mayoría de los casos siguen siendo los adultos los que gozan de un espacio personal dentro de la casa. Por otro lado al momento de hablar de las habitaciones de la vivienda familiar, se hace explícito que en algunos casos son los hijos los que toman el control sobre la habitación familiar, y es allí en donde realizan actividades como dormir o ver televisión. Llegando hasta el punto en el que los padres son “desplazados” de sus habitaciones, un ejemplo de ello es el (caso 5, diario 2, lines 42-49) Maria se dirigió inmediatamente a la habitación principal (la de Lina y Tomas) (caso 5, diario 3, líneas 24, 25, 26) Compartimos a veces mucho en la mañana y Maria se pasa y dormimos con ella, o esperamos que vea televisión ahí en la mañana, desayunamos en la cama (caso 5, audio 1, líneas 54, 55, 56, 57) Es así como que se puede evidenciar que en la mayoría de las familias la utilización actual de las habitaciones no solo se ve mediada por quien la ocupa sino que los demás miembros de la familia también pueden hacer uso de ella y que de cierta 613

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” forma esta ha dejado de ser un espacio únicamente privado para convertirse en un lugar donde cualquier miembro de la familia puede ejercer un rol. La Cocina Espacios de interacción como la cocina, aunque son transitados por todos los miembros de la familia, parecen tener un destinatario o habitante a tiempo parcial (o incluso tiempo completo), la figura materna en nuestros casos ‘es la dueña’ de este lugar. Es por esto que nos hemos pensado alrededor de este espacio, entendiendo además el hecho de que socialmente los sujetos se reúnan alrededor del fuego, de una mesa o de una sábana y se convocan a la hora de comer para establecer conversaciones y diálogos. Esto hace de la cocina un espacio primordial y de la hora del desayuno, la cena y la comida uno de los tiempos familiares de mayor importancia. “Este día se celebró el cumpleaños de la madre y esposa. Antes de su llegada las tres hijas y el esposo organizaron la casa con bombas, serpentinas, música, torta y regalos. (…) a la hora de abrir los regalos la madre lee las cartas de sus hijas en las que expresan lo agradecidas que están por el cuidado y el amor que les brinda;, el esposo entrega su regalo: un horno microondas (…), ella sonríe y le agradece el detalle, añade “Gracias gordo, me hacía una falta”” (Caso 4, sesión 4: observación) “Esta es la cocina de mi abuela, aquí está la licuadora que mi tío le dio, y los tarros de frozen que nos dieron en la fiesta de mi primito Emanuel”. (Caso 3, sesión 3: video recorrido casa) Se hace necesario también hablar en este apartado de cómo no sólo la relación con estos objetos tecnológicos generan un posicionamiento en las dinámicas familiares entre unos y otros, nombrando al sujeto (en las citas mencionadas anteriormente madre y abuela) como el dueño de ciertas partes de la casa, que tienen a su vez objetos que los representan y los posicionan dentro de una práctica: cocinar. Conclusiones Tomando en cuenta lo recorrido hasta aquí podemos concluir que con los cambios en las formas de agrupación familiar, es decir, en las formas de conformar y hacer familia, se han generado reconfiguraciones en los roles jugados o performados por cada uno de los miembros familiares. En otras palabras, las formas de hacer familia ya no responden, necesariamente, a exigencias o demandas externas, y si a las necesidades y/o gustos de cada sujeto. No obstante, ello no quiere decir que las maneras o prácticas de hacer familia no estén permeadas por ciertos discursos, pues como los vimos en el transcurso de la investigación, la designación o apropiación de los espacios y el uso de los objetos de cada agrupación están atravesados por asuntos 614

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” de género y orden generacional (denotan una jerarquización de los miembros en torno al género, función social y edad). En este sentido las dinámicas familiares no solo se tejen alrededor de las personas que conforman el núcleo familiar, sino, que hay otros elementos determinantes a la hora de hacer familia; como son los espacios que ocupa cada uno de los miembros de la familia individualmente y los que ocupan conjuntamente, ya que esto es determinante en la forma como se relaciona cada uno de ellos. De esta manera, pudimos observar que la figura masculina, independiente o no de su función de proveedor, sigue siendo privilegiada en los cinco hogares visitados. Ser el padre, o en su defecto, el único hombre adulto del hogar sigue representando ventajas, por ejemplo, ser el primero en usar el baño, tener la habitación más grande, decidir qué y cuándo ver televisión, tener a su disposición espacios de privacidad, entre otros. En el caso de la figura femenina, específicamente la madre, en concordancia con la vida contemporánea realiza actividades laborales en la misma intensidad horaria que su pareja, o más, y aún tiene a su cargo el cuidado del hogar y la formación de sus hijos (aseo, alimentación, crianza), por lo que en la mayoría de las familias, sigue siendo la cocina el lugar designado para ella, a pesar de que algunos trabajos domésticos son repartidos entre todos. Podríamos concluir en este punto que las interacciones en las familias investigadas se dan a partir de la forma como estas se relacionan a partir del lugar en el que se encuentran dentro del hogar. Por otro lado, se puede concluir que en la actualidad no necesariamente los espacios propios de cada miembros son los mismos que anteriormente, esto debido a las reconfiguraciones estructurales de las viviendas y a las reestructuraciones sociales y familiares. Un ejemplo de esta reestructuración es que la habitación principal no es necesariamente el lugar para la pareja; sino que los hijos también entrar a ser parte de ella, en tanto algunos padres permiten que sus hijos sean quienes pasen más tiempo en este lugar. Así mismo esta reestructuración se da debido a que el tamaño de las viviendas en la actualidad es mucho más pequeño, lo que lleva a que varios miembros de la familia deban ocupar un mismo espacio, lo que lleva a que un espacio íntimo se convierta en un espacio público o común; llevando así a que las dinámicas familiares se resignifiquen. Finalmente podemos concluir que lo que conocemos como “la familia” no existe. Que ésta es el resultado de todas aquellas configuraciones sociales y todas aquellas prácticas cotidianas que llevan a que un grupo de personas se reúnan e interactúen en torno a actividades, rituales, espacios, situaciones y objetos que contribuyen a que se establezca, si se puede decir, una identidad familiar, a partir de la cual cada miembro del hogar configura y reconfigura su subjetividad como sujeto inmerso dentro de un grupo social. Referencias Bibliográficas Almudena, H (2012) La fantasía de la individualidad. Madrid: Katz editores. 615

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Morgan, D. (2011) Rethinking family practices. Estados unidos: Palgrave Macmillan. Norbert, E. (1998) La civilización de los padres y otros ensayos. Bogotá: norma. Rutter-Jensen, C. (2010) Temblores: notas sobre sexo, cultura y sociedad. Colombia: Ediciones B. Stake, R.E. (1999) Investigación con estudio de casos. Ediciones Morata s.l. Madrid. Tomado el 26 de noviembre de 2014 de http://investigacionsocial.sociales.uba.ar/files/2013/03/stake_investigacion-con-estudio-de- casos.pdf 616

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Evaluación de los valores relativos al trabajo Moreno, J.E. [email protected] Universidad Católica Argentina Resumen Los valores relativos al trabajo cobran gran relevancia en la psicología positiva y en el estudio de la conducta prosocial, debido a su impacto en la organización y en el bienestar subjetivo. El objetivo de esta ponencia es presentar trabajos e instrumentos que se han elaborado durante los últimos años en el contexto latinoamericano para evaluar los valores laborales. Porto y Tamayo desarrollaron la Escala de Valores Relativos al Trabajo (EVT) tomando como base teórica el modelo de valores humanos de Shalom Schwartz. Posteriormente el instrumento fue revisado y se publicó la Escala Revisada de Valores Relativos al Trabajo de Porto y Pilati, de gran utilidad para la población brasilera. Moreno y Caramés tradujeron el cuestionario y conformaron una versión preliminar compuesta por 43 ítemes de la Escala de Valores hacia el Trabajo, denominada Escala de Valores hacia el Trabajo Versión Argentina (EVTArg). Fue utilizada para estudiar los valores hacia el trabajo, las elecciones vocacionales para seguir estudios universitarios y las motivaciones ocupacionales en adolescentes de Gran Buenos Aires. Moreno y Marcaccio presentaron una versión abreviada de la escala compuesta por veinte ítemes. Esa escala se validó en una muestra de adolescentes y en una muestra de adultos. En ambos estudios factoriales se obtuvieron cuatro factores, a saber: Realización Personal, Altruismo, Reconocimiento Social y Aspiraciones Económicas. La escala se utilizó para comparar diferentes perfiles profesionales. Esta versión de la escala cuenta con adecuada validez de constructo, se ha estudiado su validez convergente y posee coeficientes de confiabilidad satisfactorios. Es un instrumento valioso para ser utilizado a lo largo de la vida laboral de un sujeto; ya sea para anticipar, evaluar y mejorar el desempeño laboral, así como para facilitar la toma de decisiones vocacionales y ocupacionales. Introducción El trabajo tiene una significación importante en la vida de las personas y sus familias, ya que es la principal fuente de ingresos en la mayoría de los hogares y es una de las actividades que más organiza la vida cotidiana y contribuye a la realización personal. 617

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Los valores relativos al trabajo son definidos por Porto y Tamayo (2003, p. 146) como “principios o creencias acerca de las metas o recompensas deseadas, jerárquicamente organizados, que las personas buscan por medio del trabajo y que guían su comportamiento, las evaluaciones sobre sus resultados, el contexto y la elección de alternativas laborales”. De este modo los valores relativos hacia el trabajo suponen componentes cognitivos, motivacionales y jerárquicos; cognitivos porque los valores son un conjunto de creencias acerca de lo que las personas desean, motivacionales porque expresan deseos individuales, y jerárquicos porque las personas elaboran jerarquías de valores en base a la importancia que le atribuyen a cada uno de ellos (Porto & Tamayo, 2003; Porto, Pilati & Mendes Taixeira, 2006). Los valores relativos al trabajo guían la vida laboral de las personas. Son aquellos valores que se destacan del sistema personal de valores cuando una persona debe tomar decisiones en el ámbito laboral - ocupacional. Se entiende la vida laboral de las personas como aquella que se inicia con las elecciones vocacionales, es decir con la formación previa al desempeño de una ocupación. En estas elecciones se ponen en juego valores hacia el trabajo. Muchas investigaciones han demostrado el impacto de los valores relativos al trabajo en las organizaciones. La evaluación de la influencia de los valores relativos al trabajo es útil durante toda la vida laboral del sujeto. En este trabajo se presenta una traducción y adaptación al castellano de la Escala de Valores Relativos al Trabajo en la versión Revisada (EVT-R) de Juliana B. Porto y Ronaldo Pilati (2010). La versión en castellano resultante difiere en gran medida de la versión original, tanto de la primera versión (Porto & Tamayo, 2003) como de la versión revisada, debido a que los estudios factoriales realizados ponen en evidencia la existencia de otras dimensiones en la población argentina y a que fue necesaria la exclusión de varios ítemes. Porto y Tamayo (2003, 2007) desarrollaron una primera versión de la Escala de Valores Relativos al Trabajo (EVT) tomando como base teórica el modelo de valores humanos de Shalom Schwartz (Schwartz & Bilsky, 1990; Schwartz & Tamayo, 1993). Método Participantes La muestra comprendió a 523 adultos de ambos sexos (288 mujeres, 55,1% y 235 varones, 44.9%) de entre 18 y 53 años de edad. Instrumentos Para evaluar los valores relativos al trabajo se utilizó la traducción argentina (Moreno y Caramés, 2011) de la EVT-R de Porto y Pilati (2010) con 43 ítemes y una escala tipo Lickert de cuatro opciones. Procedimiento La recolección de datos se llevó a cabo de manera individual en entrevistas de selección 618

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” de personal en consultoras de la Ciudad de Buenos Aires. Todas las personas participaron de manera voluntaria en el marco del proceso de búsqueda de empleo. Resultados Se presentan los estudios finales de la traducción y adaptación para Argentina de la EVT-R, que concluyeron en una versión abreviada de 20 ítemes que comprende cuatro dimensiones. En los estudios factoriales previos se encontraron cuatro factores y se eliminaron 18 ítemes, ya sea por su evidente complejidad factorial o por su baja carga factorial. En el estudio final se eliminaron otros cinco ítemes de la escala en su versión anterior a los fines de hacerla más breve, optando por retirar aquellos ítemes que aún tenían cierto grado de complejidad factorial, como por ejemplo los ítemes 21 (“Ser reconocido por la buena labor que realizo”) y 22 (“Ser respetado por mi capacidad y competencia laboral”) que si bien están vinculados a Reconocimiento Social también se relacionan con Realización Personal. De modo semejante los ítemes 7 (“Desarrollar nuevas habilidades”) y 9 (“Estimular mi curiosidad”) de Realización Personal pesan también en el factor Aspiraciones Económicas, si bien su contenido no está estrictamente relacionado con las aspiraciones económicas las personas los entienden como necesarios para obtener logros económicos. Los factores obtenidos luego del análisis factorial fueron interpretados como: - Realización Personal: Hace referencia a sentir que se tienen experiencias en el trabajo que favorecen el desenvolvimiento de las competencias individuales. Son sujetos que buscan desarrollarse personalmente, ser creativos y ser autores de su vida (Ítem 4: “Demostrar que soy competente en mi labor”). - Altruismo: Hace referencia a sentirse socialmente útil y procurar el bien común incluso a costa del propio. Son personas que necesitan sentir que su trabajo mejora la vida de otros seres humanos y beneficia a la sociedad en general (Ítem 1: “Ayudar a otros”). - Reconocimiento Social: Hace referencia a sentirse reconocido por el resto de la sociedad, ser famoso o admirado por la labor. Buscan prestigio (Ítem 8: “Ser reconocido por la profesión u ocupación que tengo). - Aspiraciones Económicas: Hace referencia a sentir independencia financiera. Son individuos que buscan mejorar sus condiciones de vida mediante el trabajo y obtener logros materiales (Ítem 5: “Obtener estabilidad económica”). Los sujetos deben marcar el grado de acuerdo, en una escala de cuatro categorías (“Totalmente de acuerdo”, “De acuerdo”, “Un poco de acuerdo”, “Para nada de acuerdo”), que tienen respecto a los valores relativos al trabajo que se detallan en 20 afirmaciones. Además, se procedió a calcular el coeficiente alfa de Cronbach para las cuatro subescalas. Los resultados ponen en evidencia la consistencia interna del instrumento 619

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” que puede considerarse como satisfactoria: Reconocimiento Social (α=.801), Altruismo (α=.824), Aspiraciones Económicas (α=.788) y Realización Personal (α=.763). En el análisis del poder de discriminación de los ítemes se observa que ninguna de las cuatro categorías de la escala de cada ítem obtiene un porcentaje igual o mayor al 75% por lo cual se pueden considerar satisfactorios los resultados. Conclusiones El objetivo de desarrollar y validar una versión argentina del EVT-R de Porto y Pilati fue alcanzado y se considera que esta nueva escala abreviada puede ser de utilidad tanto para la investigación como para el uso en orientación vocacional y en psicología organizacional. Cabe señalar que la premisa de trabajo fue diferente a la de los autores de la versión original y la revisada de la escala (Porto & Tamayo, 2003; Porto & Pilati, 2010), quienes intentaron fundamentalmente construir una prueba de valores laborales que se ajuste a la teoría de valores generales de Schwartz. El proyecto de Porto y Pilati fue construir un modelo universal de valores relativos al trabajo, de un modo similar al realizado por Schwartz con los valores generales. Este trabajo que presentamos en el congreso se ha centrado en determinar las dimensiones de los valores laborales basadas en estudios empíricos (Moreno y Marcaccio, 2012, 2014) con población argentina. Referencias Bibliográficas Moreno, J. E. y Caramés, G. A. M. (2011). Valores hacia el trabajo y motivaciones ocupacionales en estudiantes secundarios del segundo cordón bonaerense. En M. C. Richaud de Minzi & V. Lemos (Comps.), Psicología y otras ciencias del comportamiento. Compendio de investigaciones actuales. Tomo I. (pp. 157-172). Libertador San Martín: Universidad Adventista del Plata & Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Moreno, J. E. y Marcaccio, A. (2012). Escala de valores relativos al trabajo. Propiedades psicométricas de una versión en castellano revisada. Praxis. Revista de Psicología, 14(22), 65-78. Moreno, J. E. y Marcaccio, A. (2014). Perfiles profesionales y valores relativos al trabajo. Ciencias Psicológicas; 8(2), 129 - 138. Porto, J. B., Pilati, R. & Mendes Taixeira, M. L. (2006). Analise Fatorial Confirmatoria da Escala de Valores Relativos ao Trabalho. Comunicacion presentada en 30º Encontro da Anpad. Salvador, Brasil. Porto, J. B., & Pilati, R. (2010). Escala Revisada de Valores Relativos ao Trabalho: EVT-R. Psicologia: Reflexão e Crítica, 23(1), 73-82. Porto, J. B., & Tamayo, A. (2003). Escala de valores do trabalho: EVT. Psicologia: Teoria e Pesquisa, 19(2), 145-152. Porto, J. B. & Tamayo, A. (2007). Estrutura dos valores pessoais: a relação entre valores gerais e 620

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” laborais.Psicologia: Teoria e Pesquisa, 23(1), 63-70. Schwartz, S. H. & Bilsky, W. (1990). Toward a theory of the universal content and structure of values: Extensions and cross-cultural replications. Journal of Personality and Social Psychology. 58, 878-891. Schwartz, S. H. & Tamayo, A. (1993). Estrutura motivacional dos valores. Psicología: Teoría e Pesquisa, 9(1), 78-92. 621

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Experiencias desde la Psicología del trabajo con Cooperativas en la Provincia de San Luis Gutierrez, J.M. [email protected] Universidad Nacional de San Luis Resumen Se presentan a continuación experiencias y reflexiones del trabajo con Cooperativas, creadas a partir del Plan “Progreso y Sueños” del Gobierno de la Provincia de San Luis. En el marco de la Ley provincial Nº VIII-0844/2013, se promovió la creación de cooperativas con quienes integraban el Plan de Inclusión Social “Trabajo por San Luis”. Luego de más de dos años de la puesta en marcha de esa Ley, desde el Ministerio a cargo, se sugirió la contratación de tutores sociales externos, preferentemente Psicólogos, para el asesoramiento y la colaboración en la resolución de conflictos, tanto operativos como dinámicos. En esta experiencia de trabajo, el encuadre fue fundamental para clarificar la relación que se llevaría adelante. Desde un inicio se explicó que se trataba de una relación voluntaria, al igual que cualquier contratación de un consultor externo. Se buscó evitar en todo momento cualquier perfil directivo o la imposición de medidas. La modalidad de trabajo fue la de taller, cada 14 días, preferentemente con todos los miembros. El mismo se realizó desde una perspectiva psicosocial comunitaria crítica, pero necesariamente integrada a aspectos que hacen a la psicología del trabajo y las organizaciones. El objetivo de los encuentros fue el fortalecimiento de la cooperativa como organización autogestionada, junto a la generación y apropiación de recursos que favorezcan la coordinación de tareas. A partir de los problemas surgidos de la cotidianeidad laboral, se elaboraban en conjunto la conceptualización de los mismos y se promovía la creación de soluciones propias y específicas. Además se trabajó en la concientización del contexto socio-político, condiciones de existencia y cuestiones que les son propias a las cooperativas de trabajo, surgidas de planes sociales.Algunos fenómenos que se pudieron apreciar fueron: la ambivalencia ante el gobierno, entre la suspicacia generalizada y la dependencia o locus de control externo, las dificultades en la apropiación de los mecanismos y valores cooperativistas, la reproducción de modalidades de organización y trabajo pretéritas y alienantes, y el valor determinante que posee el Estado en las condiciones de origen y de seguimiento respecto a las Cooperativas que genera. Finalmente se analiza el rol del psicólogo ante estos nuevos contextos de trabajo que lo implican social, política e ideológicamente frente a alternativas para 622

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” una economía social, opuesta a las modalidades de organización capitalistas dominantes. Introducción Antes de presentar las experiencias y reflexiones del presente trabajo, es menester realizar una breve introducción al contexto sociopolítico en el cual se integra mi práctica. Luego de la crisis del 2001, la estructura socioeconómica de la Argentina sufrió un quiebre. Con un alto nivel de desocupación, la ruptura del tejido productivo y un Estado ausente, la sociedad demandó cambios y respuestas, que difieran a los de corte neoliberal que venían predominando en las décadas anteriores. De este modo, con la intención de atender al estado de emergencia social, en el 2004, en la provincia de San Luis se instituye el Plan de Inclusión Social “Trabajo Por San Luis”. Con más del 10% de la población provincial como inscriptos, el plan buscó incluir a “todos los sectores y perfiles de la sociedad (…) que el mercado no puede o no quiere contener” (Suarez Godoy, 2004, p.49). Con este objetivo se dio trabajo a personas que se encontraban en una situación de pobreza estructural, así como también a aquellos que pertenecían a una clase media empobrecida. Esto involucró a desocupados, a hombres mayores que no se habían podido reincorporar al mercado laboral, madres solteras a cargo de sus familias, mujeres mayores que nunca tuvieron la oportunidad de trabajar, discapacitados, inclusive profesionales desocupados y estudiantes (Feigelman, 2008a; Bussetti, 2009). Intentando desprenderse en su fundamentación de la lógica asistencialista y clientelista, buscó promover la cultura del trabajo, evitando dar un simple subsidio (Suarez Godoy, 2004; Feigelman, 2008a). En cuanto a las tareas que debían realizar las personas incluidas en el Plan, se encontraban: la seguridad comunitaria, el barrido y limpieza tanto de las calles, como de los espacios y edificios públicos, el desmalezamiento de rutas, ríos y arroyos, la reforestación de espacios verdes, y, en menor número, se los integró a organizaciones o empresas privadas mediante convenios. Transcurridos casi 12 años de la puesta en marcha del plan, se pueden considerar aspectos positivos y negativos. Sin hacer un análisis profundo de los mismos, por no ser el objetivo de este trabajo, podemos mencionar brevemente los señalados por Feigelman (2008a). Por un lado, la existencia del plan, además de significar un ingreso y una contención para sectores marginados, marcó con el valor de su paga un piso en el salario mínimo, regulando el mercado laboral provincial. Por otro lado, a pesar de su fundamentación, siempre es posible pensar al plan como una herramienta para la coerción de voluntades, clientelismo mediante, que restringe el espectro de posibilidades políticas y opciones personales. Mitigadas las consecuencias que llevaron a la crisis del 2001, una década después, el contexto socioeconómico provincial había cambiado, requiriendo de otras 623

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” políticas sociales, con modificaciones cualitativas en la práctica que fueran más allá de la contención (Feigelman, 2008a). Fue tal vez con esta intención, que en 2013 se sancionó la Ley Nº VIII-0844/2013, que tuvo por objeto fomentar la creación de Cooperativas de trabajo entre los beneficiarios del Plan de Inclusión Social que así lo desearan. Se puso en marcha, a partir de ese momento el Subprograma de Cooperativas “Progreso y Sueños” que gestionó la conformación, transición y fomento de las nuevas cooperativas. Cabe señalar, que su nombre fue variando en distintos momentos por decisiones políticas. Además dicha ley sancionó exenciones fiscales a nivel provincial por el término de 5 años y beneficios impositivos a los clientes, empresas o entidades que las contratasen. Este tipo de políticas fue coherente con las tomadas a nivel nacional desde el 2003, pero sobre todo a finales del año 2009, por el Programa Ingreso Social con Trabajo presentado por la presidencia de la Nación y el Ministerio de Desarrollo Social. Fue gracias a este panorama político, y a la recuperación económica a nivel nacional, que se visualizó un incremento general en la matriculación de cooperativas durante las dos últimas décadas (Arzadun, 2011; Coraggio, 2011; Acosta, Levin y Verbeke, 2013). De esta manera, se creó un contexto propicio para que los beneficiarios del Plan de inclusión pasaran a una posición más activa en cuanto a la organización de su trabajo. Si bien, los rubros de las actividades laborales eran prácticamente los mismos, existían dos cambios claves. El primero, el más superficial y a su vez el más convocante, fue el incentivo económico: inmediatamente, quienes decidieron formar una cooperativa pasaron a cobrar más que aquellos que se mantuvieron en el plan. El segundo cambio, el fundante, fue el organizativo, ya que pasaron de responder a una jerarquía estatal típica a otra, diferente, horizontal y autogestionada. Fue esta última gran diferencia, la que muchos voluntarios no llegaron a conceptualizar e internalizar, hecho que signó las prácticas al interior de sus organizaciones. Transcurrido dos años de su funcionamiento, la mayoría de las cooperativas sufrieron problemas en la apropiación de las modalidades cooperativistas, trayendo complicaciones desde lo burocrático y lo dinámico. Inclusive hasta el día de hoy, muchas de ellas, presentan problemas económicos e impositivos, a pesar de pagar obligatoriamente tutores contables. Es en este contexto que, desde el Ministerio de Inclusión Social y la Fundación Emprender (contratada para promover el cooperativismo), se tomó la decisión de convocar a estudiantes avanzados y a Licenciados en Psicología (o disciplinas afines), para trabajar como “tutores sociales”, externos al gobierno y a la Fundación. La demanda explícita desde el Ministerio, comprendió la elaboración periódica de informes en los que se sintetizarían aquellos problemas que requirieran acciones y respuestas para un adecuado funcionamiento de las cooperativas. De modo subyacente, se esperaba que estas instancias sirvieran a la resolución de algunos de esos problemas. En este marco se desarrolló la experiencia que se relatará a continuación. La misma, es una experiencia personal y no generalizada, ya que cada profesional 624

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” desarrolló su rol de la manera que creyó adecuada, no existiendo mayores lineamientos o seguimientos desde el Ministerio. Para finalizar con la descripción del contexto político, es importante mencionar que, luego de la asunción, el nuevo gobernador, procedió a no renovar los contratos a las cooperativas, aludiendo que las mismas no cumplían con su trabajo y que existían fondos malversados. Este hecho, más allá de la falsedad o veracidad de sus fundamentos, evidencia la inestabilidad que implica depositar en el poder político la responsabilidad principal de instaurar economías sociales y solidarias. Método Antes de pasar al método, es importante describir el encuadre que tuvo el mismo y que fue fundamental para clarificar la relación de trabajo. Desde un inicio, se intentó poner en evidencia que mis servicios eran pagados por los fondos de la cooperativa, no por el Gobierno Provincial. En ese sentido, el “cliente” era la cooperativa y yo un consultor externo contratado, que ocasionalmente elaboraría los informes “diagnósticos” solicitados desde el Ministerio. Al igual que cualquier contratación, se trataba de una relación voluntaria, entre privados, con la posibilidad de finalizar, cambiar o requerir un nuevo consultor para realizar las tutorías y los informes, siempre que lo considerasen conveniente. Las tutorías no eran obligatorias pero sí podían ser importantes para un mejor funcionamiento de la cooperativa, si ellos la cargaban de sentido y compromiso. También fue importante aclarar desde un principio que yo no pertenecía al Gobierno para no desvirtuar el tipo de demandas, ni crear falsas expectativas respecto a las soluciones que podía brindar. El método de trabajo fue presentado como un taller. Esta modalidad es una alternativa de frecuente utilización en los contextos populares, y que difiere de las aproximaciones educativas tradicionales que tienen un perfil directivo y/o meramente expositivo. En los talleres se intenta desarrollar una acción pedagógica en conjunto, cercana a la realidad cotidiana (Betancourt, 1996). De esta manera se vuelve fundamental la integración de los diversos puntos de vista y aportes específicos de sus participantes. No pueden ser simples receptores, pasivos; es desde sus aportes y mediante la interacción que se pueden alcanzar nuevos contenidos, creativos y particulares. Además, suelen ser instancias en las que se permite la expresión de opiniones, sensaciones y conflictos, sin quedarse puramente en el plano catártico. Precisamente, como su nombre lo indica, los talleres implican construcción (Betancourt, 1996). Un componente clave de los mismos es que, además de la comprensión y reflexión de los inconvenientes y sus vicisitudes, se alcancen soluciones con contenido productivo, de repercusión en la realidad laboral cotidiana. Es desde este abordaje que se integra específicamente a la psicología del trabajo y las organizaciones. Los fenómenos psicosociales emergen lógicamente de la dinámica de trabajo, y se deben modular los mismos en pos del bienestar de sus miembros, pero también del funcionamiento organizacional con características cooperativistas. Necesariamente lo que se debata y 625

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” dialogue, si bien puede ser catártico, debe retribuir en acciones prospectivas para mejorar, ya sea el clima, los procesos o los resultados. Si se habla de un problema, se observan los componentes personales y emocionales, se reflexiona sobre ellos si el grupo lo considera necesario y se encuentra en condiciones madurativas para hacerlo, pero luego se deben generar contenidos que operen en la dinámica organizacional para transformar su realidad. De esta manera, se vuelven ineludibles los aportes de otros enfoques de la psicología social, además del organizacional. Es más que evidente que al trabajar con grupos se deben poseer las herramientas conceptuales y técnicas para el manejo de los mismos. También son sumamente valiosas las contribuciones que realizan los enfoques comunitarios críticos al trabajar con sectores populares, tanto para saber interpretar sus contextos, como las dinámicas en las que se ven inmersas este tipo de poblaciones (Montero, 2006). En todo momento, se explicitó que el objetivo de los encuentros era el fortalecimiento de la cooperativa como organización autogestionada, junto a la generación y apropiación de recursos que favorezcan la coordinación de tareas. A partir de los problemas surgidos de la cotidianeidad laboral, se elaboraba en conjunto la conceptualización de los mismos y se promovía la creación de soluciones propias y específicas. Además se trabajó en la concientización crítica del contexto socio-político, condiciones de existencia y cuestiones que les son propias a las cooperativas de trabajo, surgidas de planes sociales. Se buscó evitar en todo momento cualquier perfil directivo o la imposición de medidas, sin desconocer por ello las razones que iniciaron la demanda. Los encuentros se realizaron preferentemente con todos los miembros cada catorce días. Resultados Luego de aproximadamente seis meses de trabajo con tres cooperativas diferentes, de un número variable de miembros de entre siete y quince, se pudieron apreciar algunos fenómenos, en mayor o menor medida en cada una de ellas. Si bien los mismos no son generalizables, ilustran complejidades y obstáculos que posee la implementación de economías sociales a través de políticas de Estado en Argentina. Se observó una ambivalencia particular, por parte de los cooperativistas, frente al “Gobierno proveedor”, que suele extenderse a las figuras que lo representen directa o indirectamente, inclusive, en un primer momento, hacia mi rol. La mayoría de los miembros de las cooperativas poseía una actitud que variaba entre la suspicacia y la desconfianza frente a lo que consideraban “el Gobierno”, pero a su vez, demostraban una postura de dependencia frente al mismo, o locus de control externo frente a lo que les sucedía. Una complicación para superar esta modalidad de vínculo era que el Estado se establecía como el único “cliente”. Esto implicaba una relación comercial exclusiva, en la que, a pesar de ser cooperativas de trabajo autónomas, su única fuente de ingresos 626

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” seguía proviniendo del Estado, como cualquier plan social anterior. De esta manera, en lugar de tener una relación de prestador de servicio y cliente, se mantenía una relación involuntaria de servidor-patrón por dicha exclusividad. Este condicionamiento era apreciado como insatisfactorio por la mayoría de los miembros, pero no se vislumbraba una salida como grupo, aplacando cualquier intento de generar alternativas. Es de mi conocimiento que otras cooperativas lograron ser mucho más autónomas una vez que tuvieron otros clientes, del ámbito privado. También es cierto que desde la otra parte, la gubernamental, las acciones y exigencias contribuían a la confusión y al mantenimiento de una relación dependiente, de patronal. No se observaron intenciones claras de empoderamiento y de reconocimiento de derechos, lo que fomentaba la adopción de actitudes pasivas como las señaladas en las políticas asistencialistas (Villar, 2007; Feigelman, 2008a). Inclusive, el fin del programa y del acompañamiento, estuvo más bien fundado por cuestiones de “renovación política”, que por cumplirse los objetivos propuestos. La indiferenciación entre lo que antes era trabajar para un plan social, y pasar a trabajar para su propia cooperativa conllevaba la aparición de dos problemas interrelacionados en la práctica: las dificultades en la apropiación de los mecanismos y valores cooperativistas; y, la reproducción de modalidades de organización y de trabajo pretéritas, jerárquicas y alienantes. Estos dos problemas ponen en evidencia que para una economía social se requiere dirigir de manera enérgica un proceso educativo significativo, grupal, novedoso y motivador. Para cambiar la manera de comportarse, en este caso, de trabajar, tienen que surgir, aparecer o elaborarse nuevas opciones. Cuando esa alternativa no aparece como viable, la reproducción de síntomas laborales como la alienación, el cinismo organizacional, el pesimismo, la desmotivación y la resistencia al cambio se vuelven preponderantes en el clima y la dinámica laboral. Además, cuando no se desarrollan otros modelos de gestión, la organización del trabajo puede tornarse, paradójicamente, verticalista, autoritaria, poco comunicativa, en un intento de conseguir resultados rápidos, o simplemente por ejercer la Dirección de una manera conocida, por parte de quienes forman, hasta involuntariamente, el Consejo Administrativo. Por último, pudo observarse, lo determinantes que son las condiciones de origen y seguimiento que poseen este tipo de planes sociales. En cuanto al origen, las conformaciones de los grupos fueron forzadas y arbitrarias. Los miembros comentan que al iniciar la Cooperativa, no se conocían entre ellos, y aun así los apresuraron a elegir quienes iban a conformar el Consejo Directivo, sin tener en claro quién era cada uno, o qué implicaban los roles de Presidente, Secretario, Tesorero o Síndico. No se respetaron las etapas habituales que conlleva el desarrollo de grupos. Como señala Robbins (2009, p.286) respecto al tema, la elección de un líder, sólo es representativa cuando el grupo, alcanzó un mínimo de cohesión y camaradería, luego de haber atravesado las etapas de incertidumbre y conflictos. Sin el sentido de identidad, se 627

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” vuelve más difícil que adopten a la cooperativa como algo propio y la misma se vuelve el resultado de una imposición externa. Sumado a esto, se alcanzó a percibir lo señalado por Villar (2007) y Feigelman (2008a) respecto a que el perfil de los beneficiarios, con bajo nivel educativo, experiencia laboral no calificada; y, nula o escasa experiencia en organizaciones horizontales, dificulta la asunción activa, espontánea, de los fundamentos que requiere la economía social, como la autogestión, la solidaridad y el espíritu emprendedor. También se comprobó que en varios casos, la dificultad de compromiso con la cooperativa se encontraba en las tareas no calificadas que debían cumplir. Como se refirió en la introducción, las opciones quedaron reducidas a limpieza, seguridad y desmalezamiento o parquización, actividades no calificadas que no siempre cumplen las funciones de autorrealización y satisfacción personal que debe tener el trabajo para “dignificar” (Feigelman, 2008b). Al ser sólo económico el estímulo, es más que comprensible que, con el tiempo, no aparezcan indicios de motivación o compromiso con la tarea. Teniendo en cuenta el tiempo de trabajo, la técnica de taller descripta, hizo emerger estos fenómenos que, dependiendo del grupo, se trabajaron para concientizarlos y analizar cómo afectaba su actualidad. Además, una vez alcanzada una dinámica operativa (lograda en al menos dos cooperativas), se pudieron resolver varias situaciones organizacionales de manera autogestionada y democrática, generando instrumentos y mecanismos propios, en temas como: la distribución de tareas, la regulación de la disciplina y el registro de gastos. De todas maneras, estos procesos de aprendizaje requirieron paciencia y tolerancia a la frustración, tanto de parte de los cooperativistas, como de mi parte. Conclusiones Como se refirió anteriormente, son fundamentales las condiciones de origen y de acompañamiento de todo plan, o programa, que pretenda implementar a las cooperativas como salida de la exclusión social. Puntualmente en esta experiencia, se evidenció que, por un lado, es necesario desde un inicio producir un aprendizaje significativo y real en aquellos que desean formar una cooperativa de trabajo, tanto desde los aspectos técnicos, como desde sus valores fundantes. Como se mencionó anteriormente, las cooperativas deben surgir de una intención grupal de sus miembros, no solamente de los gobiernos. Cuando esto no ocurre, el panorama es susceptible a distorsiones que no son fieles a los principios cooperativistas (como sí lo es el control democrático, la autonomía, la solidaridad, la transparencia, etc.). Por otro lado, también es determinante para la viabilidad de las cooperativas, el asesoramiento, tanto de los aspectos financieros-impositivos, como de los aspectos psicosociales emergentes, al menos mientras sus miembros así lo deseen. Este tipo de instancias, en este plan, se dieron efectivamente sólo en algunas cooperativas y sobre 628

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” el final, no desde un principio. Con más de dos años de funcionamiento sin un adecuado seguimiento, el tipo de problemas en ambos planos requería de más tiempo y esfuerzo para ser solucionados, sin mencionar que las consecuencias económicas y dinámicas en algunos casos eran irreparables, perjudicando aún más situaciones ya vulnerables. Finalmente, es oportuno reflexionar sobre el rol del psicólogo ante estos nuevos contextos de trabajo que lo implican social, política e ideológicamente, frente a alternativas opuestas a las modalidades de organización capitalistas dominantes. Uno de los Principios Generales del Código de Ética de la Federación de Psicólogos de la República Argentina es la Responsabilidad Social (FePRA, 2013). El mismo nos compromete a que, desde nuestra especificidad profesional, creemos “condiciones que contribuyan al bienestar y desarrollo del individuo y de la comunidad” (FePRA, 2013, p.4). En este sentido, es importante aceptar que al trabajar en pos de una opción, sea desde lo instituyente o, inclusive, desde lo instituido, se vuelve ineludible la implicación política e ideológica. Cabe señalar que, etimológicamente, “implicarse” surge del latín implicāre, que significa enredarse, entrelazarse. Y más allá que “implicarse” también expresa compromiso con las personas a quienes se pretende ayudar, o hacia las ideas, proyectos o intervenciones, no hay que perder de vista que las mismas se “enredan” en un contexto. Trabajar con beneficiarios de un plan social conlleva no sólo trabajar con ellos, sino también con un tercero, ambiguo, distante pero determinante, que es quien/quienes ejercen el poder político. El mismo se maneja con sus propios tiempos, formas, valores y objetivos, y eso, por tratarse de una relación asimétrica, siempre será una contrariedad para las intervenciones desde la psicología, que poseen, claramente, otros tiempos, formas, valores y objetivos. Este conflicto de intereses es una cuestión que siempre debe ser tenida en cuenta por quienes decidan “enredarse” en este tipo de campos que son inherentemente psicosociales pero necesariamente políticos, y por ende, sumamente cambiantes. Referencias Bibliográficas Acosta, M. C., Levin, A. Verbeke G. E. (2013). El sector cooperativo en argentina en la última década. Cooperativismo & Desarrollo, 21(102), 27- 39. Arzadun, P. (2011). Globalización económica y cooperativismo. Estudio empírico sobre el sector cooperativo argentino. Revista de economía pública, social y cooperativa, 72, 215-235. Betancourt, A. M. (1996). El taller educativo. Colombia: Coop. Editorial magisterio. Bussetti, M. (2009). Inclusión social ¿en qué? ¿para qué? Un estudio de caso. Trabajo presentado en el XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. VIII Jornadas de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. Recuperado de: http://www.aacademica.org/000-062/638 Coraggio, J. L. (2011). La presencia de la economía social y solidaria (ESS) y su institucionalización en América Latina. Trabajo presentado en la Conferencia Potential and limits of Social and Solidarity Economy, Ginebra. Recuperado de: 629

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” http://www.unrisd.org/80256B42004CCC77/(httpInfoFiles)/6C316ABB64A13A7CC1257B720 034103A/$file/JL%20Coraggio.pdf Federación de Psicólogos de la República Argentina (2013). Código de ética de la Federación de Psicólogos de la República Argentina. Buenos Aires: autor. Feigelman, D. (junio 2008) El plan de inclusión social al plan de integración económica. Revista Oidles. vol 2, nº 4 Feigelman, D. (2008b). Desde el enfoque de la economía social, comprender las desventajas sociales para poder paliarlas. San luis, ¿una política social diferente?. Trabajo presentado en las V Jornadas de Sociología de la UNLP, La Plata. Recuperado de: http://www.aacademica.org/000- 096/75 Ley Nº VIII-0844/2013 Creación y fomento de cooperativas de trabajo “Progreso y sueños” (2013) Miranda, V., Arias, L. (2004). El plan de inclusión social 'Trabajo por San Luis' como dispositivo constitutivo de nuevas subjetividades. Trabajo presentado en las VI Jornadas de Sociología, Buenos Aires. Recuperado de:http://www.aacademica.org/000-045/626 Montero, M. (2006) Teoría y práctica de la psicología comunitaria: la tensión entre la comunidad y sociedad. Buenos Aires: Paidós. Robbins, S. P. (2009). Comportamiento organizacional (13 ed.). Mexico: Prentice Hall. Suarez Godoy, E. H. (2004). San Luis...una política social diferente. San Luis: Payne S.A. Villar, A. (2007). Políticas municipales para el desarrollo económico social. Revisando el desarrollo local. Buenos Aires: Editorial Ciccus 630

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Formación epistemológica del psicólogo Cappelletti, A.; Elder, N.; Taglioni, R.; Contino, A. [email protected] Facultad de Psicología - Universidad Nacional de Rosario Resumen La enseñanza universitaria de la Psicología -como por otra parte la de cualquier otra disciplina- aparece innegablemente vinculada a determinaciones ligadas a acontecimientos político institucionales específicos; en muestro caso -el de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR)- la reforma del Plan de Estudio de la carrera realizada en el año 2014, con motivo de atender a los requerimientos de la CONEAU. Sin embargo, como es de amplio conocimiento en nuestra comunidad educativa, tal reforma amerita ser revisada con el fin de proponer modificaciones que contribuyan a mejorar su coherencia y sus articulaciones. Entre los puntos salientes de esa revisión nos ocupa el problema de la formación epistemológica del psicólogo, profusamente presente en el nuevo Plan, al menos en lo que respecta a la denominación de las asignaturas. ¿Cuál es la formación epistemológica adecuada para un psicólogo en el marco de las sociedades fragmentadas en las que vivimos? ¿Debe tener un carácter general y descriptivo o debe poner el énfasis en la adopción de perspectivas críticas que pongan en cuestión los fundamentos gnoseológicos y prácticos de las distintas tendencias en Psicología? ¿Será conveniente insistir en las dificultades lógicas y metodológicas vinculadas a la producción de conocimiento dentro del campo disciplinar o por el contrario será oportuno asumir una perspectiva histórica y sociológica que intente establecer lazos entre aquella producción de conocimientos psicológicos y las condiciones de posibilidad epocales que resultan, precisamente, determinantes? ¿Puede finalmente lograrse, en el marco de una formación epistemológica integral del psicólogo, conciliar una perspectiva descriptiva, internalista y logicista, con otra fundada en la crítica histórica y sociológica a los fundamentos teóricos y prácticos de las tendencias actuales en psicología? El presente trabajo, producto parcial de la investigación que bajo el mismo nombre lleva adelante la cátedra Problemas Epistemológicos de la Psicología, intenta ofrecer algunas respuestas a tales interrogantes. Tales respuestas -como todas en el campo de una reflexión filosófica que se pretende crítica- no pueden ni pretenden ser definitivas, puesto que deben entenderse como un elemento orientativo en la permanente reflexión que los profesores universitarios debemos realizar sobre el sentido y la significación de nuestra tarea como formadores. 631

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Desarrollo Este escrito se interroga sobre cuál sería la formación epistemológica adecuada para un psicólogo en el marco de las sociedades fragmentadas en las que se vive. Particularmente en nuestro caso, la carrera de Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), fue evaluada recientemente para su acreditación como carrera de grado por la Comisión Nacional de Educación Universitaria (CONEAU). Esto derivó en una reforma del Plan de Estudio de la carrera realizada en el año 2014. Uno de los requerimientos que CONEAU ha señalado fue cumplir con la normativa del Ministerio de Educación de la Nación, que rige los contenidos curriculares básicos para la formación en Psicología (Res. 343/09 ME). Tanto en esta resolución como en el Dictamen Elaborado por CONEAU de la carrera de Psicología de la Facultad de Psicología de la UNR (Expte. Nº 804-0417/12 – Resol. N° 1095/13) explicitan la trascendencia y relevancia de la enseñanza de la epistemología, debido a que promueve conocimientos sobre los fundamentos de la disciplina. En el mismo sentido, indican que una enseñanza de perspectiva epistemológica favorece una formación que se orienta a la atención del marco contextual de la realidad social, histórica y geográfica, lo cual concede al estudiante de Psicología una visión integrada de los saberes. De esta manera, al pensar la formación epistemológica del psicólogo, ¿es posible conciliar una perspectiva descriptiva, internalista y logicista, con otra fundada en la crítica histórica y sociológica a los fundamentos teórico-prácticos de las tendencias actuales en Psicología? Y en función de la formación epistemológica elegida para el profesional psicólogo, ¿varía la manera en que se piensan las prácticas profesionales supervisadas, a realizar como última instancia de la carrera? Estas y otras preguntas exigen de manera insoslayable analizar el problema de la enseñanza de la epistemología en la formación del psicólogo. II La enseñanza universitaria de la Psicología -como la de cualquier otra disciplina- aparece innegablemente determinada por ciertos acontecimientos político- institucionales específicos. Al mismo tiempo, las diversas formas teórico-técnicas que asume esta disciplina en su enseñanza universitaria encuentran su fundamento en exigencias ideológicas de un sistema y de una forma de organización social que tiende a perpetuarse y a reproducirse. Si lo que se pretende es constituir una ciencia sino liberada de esas determinaciones al menos críticamente atenta a la existencia de las mismas, será necesario establecer en primer lugar su origen ideológico, y a continuación, propiciar una formación que encuentre sus fundamentos en una perspectiva científica crítica y emancipadora. Las particulares condiciones que parecen caracterizar a la sociedad de comienzos del siglo XXI no son, acerca de ello, especialmente alentadoras. El avance incontenible de una cultura que rinde culto a la diferencia individual, pero que sin embargo tiende inexorablemente a la masificación a través de la mímesis con modelos identificatorios empobrecidos subjetivamente -deportistas, actores, modelos-; la constitución, por 632

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” tanto, de una subjetividad normalizada y colonizada por ideales como el éxito individual; la competencia fundada en el esfuerzo personal; el consumo y la satisfacción de las necesidades falsas; y en lo que aquí interesa, la vigencia de una Psicología que en el mejor de los casos apenas percibe este proyecto social tecnocrático y totalitario como una deshumanización que el psicólogo debe contribuir a revertir, no son precisamente circunstancias favorables para una propuesta de transformación crítica de la Psicología. Entre otras mutaciones, lo que parece haberse transformado es el sujeto; el sujeto-empresario de sí, individualista y en competencia con los otros sujetos, ya no se revela en el cogito ergo sum cartesiano (Descartes, 2010) ni se deja pensar bajo el modelo hegeliano del reconocimiento. Para describir a este nuevo sujeto no pueden ya utilizarse las categorías de pensamiento o de relación social, puesto que este sujeto contemporáneo parece constituirse en el consumo y en la apropiación de necesidades superfluas que remiten, en sustitución de la figura cartesiana, mas a un consumo, luego soy (Galende, 1994). El consumo se ha convertido, en el marco de la sociedad mundializada y regida por las exigencias del mercado en su versión neoliberal, en un valor independiente que induce necesidades de acuerdo a las exigencias que imponen las grandes industrias y a través de la maquinaria que cotidianamente ponen en funcionamiento la publicidad y, como lo llama Deleuze, “el nuevo instrumento de control social”, el marketing (2005, p. 119). La constitución de la subjetividad en el marco de estas necesidades inducidas conducen a que los individuos piensen en función de ellas y además identifiquen buena parte del sentido de la existencia y del éxito personal en la satisfacción de tales requerimientos, cifrando en ellas la libertad personal y la diferenciación individual y social; la percepción de que en realidad se trata de un procedimiento de igualación y de normalización y control de la subjetividad queda oculta tras la idea de que la elección es no coactiva y por lo tanto, un acto libre. Pero afortunadamente la subjetividad humana tolera mal tal estado de cosas; por un lado, las voces que pueden enunciar y denunciar el totalitarismo unidimensional y tecnocrático del capitalismo contemporáneo nunca se han acallado -a pesar de su, por momentos, carácter susurrante-; esto significa que el poder antagónico de la Razón, su negatividad y su fuerza, no han sido completamente dominados. Por otro lado, los efectos de los ininterrumpidos requerimientos sociales acerca del éxito personal, la competitividad y el consumo idiotizante producen, para quienes consiguen mantenerse incluidos en el mercado, una serie de padecimientos físicos y psíquicos contra los cuales el propio sistema ha intentado generar soluciones que se anuncian como novedosas. El retorno de los añejos ideales biologicistas de la psiquiatría, el crecimiento vertiginoso de la industria y de los productos psicofarmacológicos, el desarrollo de la tecnología para el estudio y la manipulación genética, la descripción completa del genoma humano como factor que permitiría explicar desde la naturaleza de los conflictos sociales hasta el origen de las enfermedades psicosomáticas (por ejemplo), la aparición de innumerables terapias alternativas que acentúan el 633

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” autocontrol y la superación del sufrimiento como un logro de la propia personalidad, etc., dan cuenta al parecer de que el hecho de la adaptación a las nuevas exigencias sociales y culturales no puede producirse sino a costa de un sufrimiento que resulta muchas veces intolerable. En ese contexto la pregunta por la formación del psicólogo se vuelve especialmente compleja, y debe necesaria y lógicamente asociarse a la pregunta por las condiciones en las que la Psicología pueda transformarse desde sus actuales formas que la hacen aparecer como una tecnociencia vinculada a procedimientos de ingeniería y control social y a dispositivos sociales de normalización, hacia su constitución como un cuerpo teórico crítico cuya finalidad general se acerque al objetivo de comprender la realidad subjetiva humana. Dicha pregunta se orienta también, por lo tanto, a las condiciones bajo las cuales la Psicología dejaría de ser, al decir de Foucault, de tipo económica (Foucault & Badiou, 1994) –esto es, destinada a adaptar la subjetividad a la racionalidad político económica del capitalismo-, para ser, contrariamente a ello, capaz de transformarse y transformar la subjetividad en el sentido de una emancipación posible. Ya Fabre (1994, según cita Díaz de Kóbila y col., 1997) ha señalado las diferencias entre formación, educación e instrucción. La formación ocupa una posición intermedia entre ambas; la educación implica al sujeto entero, pero pone el acento -a instancias de la instrucción- en los valores intelectuales; y la instrucción, supone la transmisión metódica de un saber organizado pero poniendo el acento, bajo la influencia de la educación, en los valores orientadores del hacer y del ser. Formar es entonces transmitir conocimientos y de alguna forma modelar al hombre, e integrar el saber a la práctica. En este sentido, es posible afirmar que la ciencia por sí misma no es formadora, y que la enseñanza de la psicología tal como se efectúa en el ámbito académico tampoco lo es. En tanto regulada por la utilización de una racionalidad instrumental, la ciencia contemporánea responde únicamente a un interés técnico que se corresponde con el objetivo de dominio y control de la naturaleza, de la sociedad y de la subjetividad. Por lo tanto, y por el hecho de su separación tajante de la reflexión ética, es posible afirmar que la ciencia moderna ha dejado de ser -desde hace mucho tiempo, por cierto- formadora. Las funciones económicas, políticas y sociales de la ciencia son las que determinan las direcciones que los desarrollos y que las investigaciones científicas toman. En tales condiciones, las actividades intelectuales, ejercidas en el sentido de aquella razón instrumental, deben propender a la realización de los ideales tecno- burocráticos y pragmáticos que implican una valorización creciente de lo innovador por sobre lo anterior, y de lo eficiente como lo más importante, pues el valor que legitima a un saber es su utilidad práctica. Al mismo tiempo, el crecimiento y la multiplicación de las denominadas especialidades, junto a la consecuente generación de expertos en minúsculas porciones del conocimiento, han conducido -con el objetivo de constituir una alternativa superadora de la hiperespecialización- al recurso a la interdisciplina. En el caso de la Psicología, como se ha señalado, y en función de la diversidad de las tendencias psicológicas, este intento ha derivado muchas veces en el recurso al 634

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” eclecticismo, y lamentablemente, tal vez en parte por las necesidades de concertar esta suerte de coexistencia pacífica entre profesionales de la que hablaba Canguilhem (1981), al sincretismo. A manera de ejemplo de lo que se viene planteando, puede mencionarse la situación de la asignatura denominada Prácticas Profesionales Supervisadas (última instancia de la formación del psicólogo, una vez finalizado el cursado de las asignaturas teóricas correlativas a ella). Esta asignatura surge en la carrera de Psicología de la UNR en 2014, a partir de la modificatoria que sufrió el Plan de Estudios a instancias de las exigencias de la CONEAU, y organiza el trabajo de modo tal que deviene necesario transitar alguna/s de cinco áreas específicas, que se organizan bien diferenciadas entre sí: Social y Comunitaria, Clínica, Educativa, Laboral y Jurídica o Forense. Una organización académica como ésta, parece considerar cada una de las cinco áreas mencionadas como una suerte de isla desconectada del resto del mundo, exenta de cualquier afectación política. Para cada área, el estudiante debe concurrir a un lugar diferente, y desplegar una práctica supuestamente específica para ese ámbito, con su respectivo fundamento epistemológico y lineamiento teórico. Sin embargo, tres problemas se hacen visibles frente a un análisis de esta situación. En primer lugar, dada la complejidad de los espacios de trabajo y la heterogeneidad de los atravesamientos institucionales que lo afectan, se hace insostenible la pretensión de mantener dicha separación entre las áreas de trabajo, ya que la mayoría de estos espacios podrían incluirse en cualquiera de las cinco áreas disponibles sin mayores objeciones. En segundo lugar, porque una práctica profesional pensada desde esta modalidad de separación de áreas, se condice con una formación del psicólogo en la cual sería posible disponer de un abanico de perspectivas epistemológicas y de posicionamientos teórico-prácticos para ser utilizados alternadamente, entre los cuales se opta a cada momento, en función del área que se esté transitando. Y por último, el tercer problema que se vislumbra a partir de esta modalidad de realizar las prácticas, es el hecho de fomentar una mirada profesional que invita a imaginar una futura especialización en cada una de las áreas de trabajo. De esta manera, se forma a los estudiantes para imaginar que la profundización de la formación profesional tiene más que ver con la mencionada hiperespecialización en áreas de abordaje, que con la consolidación de un posicionamiento ético y político que habilite una lectura crítica de lo social, y que favorezca procesos de subjetivación orientados a la autonomía, la justicia y la libertad. III Es posible afirmar que con frecuencia la enseñanza de la Psicología se ha desarrollado como una cierta instrucción, entendida ésta como la transmisión de conocimientos adaptados a ciertas exigencias laborales y técnicas. Sin embargo, y afortunadamente, esa perspectiva tecnicista que se orienta a la adquisición de habilidades orientada por la racionalización técnica ha coexistido siempre con 635

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” contenidos que pretenden poner en cuestión no solamente las características salientes de la propia Psicología tal como se describen más arriba, sino también los aspectos que hacen a esa instrucción técnica y a sus fundamentos ideológicos y políticos. Por otra parte, deviene necesario que cualquier posible modificación en la formación universitaria del psicólogo debe tener como objetivo general la interrogación crítica de las teorías psicológicas desde la ineludible perspectiva de su función histórica, política y social. En el campo de la Psicología, ese debate no debe conducir a ninguna imposición de valores teóricos o técnicos, pero tampoco puede resultar en una neutralidad ficticia que signifique únicamente un reacomodamiento en las posiciones de poder que se disputan las diferentes escuelas o tendencias dentro del campo psicológico. Por el contrario, será preciso asumir un cierto número de opciones axiológicas, que sin duda constituirán opciones al respecto de los fundamentos políticos y teóricos desde los que habrá de entenderse y construirse la formación del psicólogo. Esas opciones teóricas-políticas, que será necesario hacer explícitas en un posible rediseño de la formación del psicólogo, deben necesariamente alejarse de las tradicionales posiciones positivistas, puesto que ninguna lógica puede ser capaz de excluir las decisiones del sujeto; el dualismo positivista entre las decisiones y los hechos conduce a la cosificación tanto del sujeto como del objeto de la ciencia. El sujeto, desde estas perspectivas, abandona por decirlo así su subjetividad a favor del método, y con ese abandono se pierden las capacidades de valoración y de decisión. Por otra parte, con el sostenimiento de la perspectiva positivista, la problemática de la formación del sujeto desaparece porque se hace innecesaria, en tanto la garantía de validez del conocimiento científico se encuentra dada por los procedimientos a través de los cuales el sujeto objetivado (o lo que es lo mismo, el sujeto desubjetivado) lo lleva a cabo. Además, las Psicologías ejercidas a partir de tales fundamentos -nada menos que la eliminación del sujeto- condujeron inexorablemente a la objetivización de la intersubjetividad a través de rituales metódicos y de la utilización de instrumentos extraídos de la lógica, de las matemáticas y de la tecnología, de forma tal que la subjetividad, como resultado de esos procedimientos, queda reducida a los resultados que esos aparatos señalan con la consecuente desaparición del sujeto cognoscente. La superación del positivismo debe hacerse efectiva en función de una exigencia ética que consiste en la recuperación del sujeto, en su descosificación. Y tal superación debe también ser acompañada por los aportes de la amplia variedad de epistemologías no positivistas que desde los años sesenta han abierto el campo del conocimiento científico a la especificidad de las ciencias sociales y a un pluralismo metodológico y racional en el marco del cual tanto el sujeto como el objeto pueden y deben recuperar su dimensión subjetiva e histórico social. Sin embargo, la crisis de los modelos epistemológicos positivistas debe ser tomada con cierta cautela. Si bien es cierto que el colapso del positivismo tradicional ha liberado a las prácticas científicas de los rígidos criterios normativos y fundamentadores, también este proceso ha conducido a posiciones relativista 636

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” extremas como el utilitarismo de Rorty (1998), para quien vale lo que funciona. Si esto último fuera así, si la ciencia es, como afirma el filósofo norteamericano, solamente un modo de describir el mundo, una creencia más entre otras, pero que vale más porque funciona mejor -y por esa razón en las sociedades ricas del Norte, dice Rorty, la ciencia tiende a realizar el principio de proporcionar el mayor bienestar al mayor número-, entonces el lugar dejado vacante por la racionalidad y la autoridad positivista vendría a ser ocupado por las prácticas sociales de las sociedades liberales posmodernas, ocupando el lugar de fundamento de toda justificación posible. Además, y más importante aún, es necesario comprender que la tradición positivista, y especialmente en el campo de las Psicologías, tiende a retornar continuamente aggiornando sus principios para hacerlos, tal vez, más presentables, pero manteniendo sus concepciones básicas fundamentalmente inalteradas. La experiencia tiene un papel de indudable importancia en la formación, pero de ningún modo la formación puede reducirse a ella o inspirarse en modelos pedagógicos que se fundan en la introducción, en el campo de los procesos de enseñanza-aprendizaje, de formas pragmáticas que en los últimos años se han cobrado renovada vigencia, como el denominado aprendizaje basado en problemas. La formación debe ser comprendida, en términos tales en los que la experiencia no se reduzca a su sentido exclusivamente pragmático -sentido que se deriva de su comprensión en el marco del paradigma de la experimentación científica y de la racionalidad instrumental-; por el contrario, la experiencia es formadora en tanto se concibe como un proceso que implica a todas las dimensiones del sujeto, que transcurre durante la totalidad de la existencia y que se lleva a cabo en la articulación entre el saber recibido y el saber producido o inventado, entre la tradición y la invención, entre lo vivido inmediato y lo que es posible reelaborar de manera reflexiva. Este último sentido de la experiencia es el aportado específicamente por el romanticismo alemán, y puede resumirse en la expresión Bildung, expresión que designa a la formación como una suerte de síntesis entre la forma, la cultura y las luces, como un trabajo que debe realizar el sujeto sobre sí para perfeccionar sus propios talentos y hacer de su propia individualidad una totalidad más armoniosa y singular. Conclusiones Una reestructuración de la formación teórica, epistemológica y profesional debe por supuesto estar críticamente atenta al complejo panorama que presentan hoy las Psicologías, y debe además tener en cuenta los siguientes aspectos. En primer lugar, es preciso desechar aquellas posiciones que afirman la posibilidad de la existencia de una ciencia neutral, y por lo tanto de una Psicología que pudiera pretenderse liberada de toda consideración axiológica, puesto que como se ha intentado señalar, esos planteos conducen inevitablemente a convertir los problemas psicológicos en meros problemas técnicos. También conducen a transformar a la Psicología en un instrumento de dominación tecnocrática en el marco 637

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” de una sociedad que tiende a sustraer del debate ético y político los problemas vitales que enfrenta, para trasladarlos al ámbito de la ciencia aséptica y desinteresada de los expertos. En segundo término, esa forma de concebir a la Psicología como una ciencia avalorativa que debe establecer la validez de sus resultados por la eficacia y la utilidad de la que son capaces, debe dejar paso una Psicología formulada en términos de crítica histórica, epistemológica y política hacia su propio pasado como disciplina, y a su inserción en los procesos históricos y sociales en los que desarrolló su labor. Esto a su vez permitiría imaginar una instancia de prácticas profesionales que no persiga la ilusión de mantener separadas las áreas en donde se desenvolverán los estudiantes, sino una práctica en la cual pueda llevarse adelante -en conjunto con los trabajadores y los beneficiarios a quienes se dirigen los espacios de trabajo-, acciones orientadas a transformar (aunque sea mínimamente) algo de la dinámica institucional y de los procesos de subjetivación, de manera de favorecer un posicionamiento subjetivo lo más autónomo posible en cada uno de los intervinientes (trabajadores, beneficiarios, estudiantes practicante, docentes supervisores, etc.). En tercer lugar, debe llevarse adelante una discusión acerca de las concepciones de sujeto que se encuentran más o menos implícitas en las diversas Psicologías, con el objetivo de hacer efectivamente explícitos los supuestos con los que los psicólogos ejercen su tarea, jalón inevitable a partir del cual será posible debatir acerca de los objetivos y los usos sociales de la disciplina. Por último, teniendo en consideración el complejo horizonte socio-histórico que hoy apenas es posible entrever (y tal vez también en contradicción con las direcciones predominantes que parece asumir ese futuro), la formación debería orientarse a la sustitución del interés técnico por la dominación de las cosas y de los hombres, por un interés emancipatorio que preste su confianza al poder libertario de la teoría, y a su capacidad para construir una Psicología crítica de lo existente e inspirada en los ideales éticos y políticos de la autonomía, la justicia y la libertad. Estos aspectos mencionados, que intentan responder las preguntas abiertas al inicio de este texto, no pueden ni pretenden ser definitivas, como toda respuesta en el campo de una reflexión filosófica que se pretende crítica. Por el contrario, deben entenderse como un elemento orientativo en la permanente reflexión que los profesores universitarios deben realizar sobre el sentido y la significación de su tarea como formadores. Referencias Bibliográficas Canguilhem, G. (1981). ¿Qu´est-ce que la psychologie? En Etudes d´Histoire et de Philosophie des Sciences (Traducción castellana). París: Vrin. Recuperado de: http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/obligatorias/1 14_adultos1/material/archivos/cangilhen1.pdf Deleuze, G. (2005). Posdata sobre las sociedades de control. En C. Ferrer (Comp.). El lenguaje libertario 638

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” (pp. 115-121). Buenos Aires: Terramar. Descartes, R. (2010). Discurso del Método. Madrid: FGS. Recuperado de: http://www.posgrado.unam.mx/musica/lecturas/LecturaIntroduccionInvestigacionMusical/e pistemologia/Descartes-Discurso-Del-Metodo.pdf Díaz de Kobila, E. y col. (1997). Informe Final: Investigación Formación Epistemológica del Psicólogo. Rosario: Secretaría de Ciencia y Tecnología, Facultad de Psicología, UNR. Foucault, M. & Badiou, A. (1994). Filosofía y Psicología. En Dits et écrits (Traducción castellana). Paris: Gallimard. Recuperado de: http://www.philosophia.cl/entrevistas/badiou.htm Galende, E. (1994). De un horizonte incierto. Psicoanálisis y salud mental en la sociedad actual. Buenos Aires: Paidós. Rorty, R. (1998). Política y pragmatismo. Barcelona: Paidós. 639

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Género y trastorno de la conducta alimentaria Sabah, Maria Beatriz [email protected] Centro Integral de Bulimia y Anorexia Resumen Alrededor del 90 % al 95 % de los sujetos con trastornos de la conducta alimentaria son mujeres. Esta patología se inicia en la pubertad y adolescencia, periodo del desarrollo de la identidad. Por lo tanto, es razonable pensar que la influencia de los estereotipos de rol de género como determinantes para el análisis del contexto socio cultural que subyace como trasfondo de esta patología. La femineidad e identidad de género contemporánea es ultra femenino, súper mujer, súper delgada, moda recta sin curvas. Mujer que muestra abiertamente su autonomía, es asertiva, goza de la libertad sexual, es autocomplaciente y ambiciosa, pero no por eso está libre de experimentar un difícil conflicto respecto de su rol de género, ya que conserva como rasgo del rol femenino tradicional, la preocupación excesiva por la corporalidad, sensibilidad hacia los demás y dependencia de la aprobación masculina. Parece existir igual riesgo a enfermar por actitudes y conductas de las mujeres muy femeninas contemporáneas o mujeres con franco rechazo y una actitud confusa hacia la femineidad. Se puede observar en las pacientes con TCA una aceptación confusa de su feminidad. La afección simboliza el enfrentamiento con las nuevas expectativas de la mujer: anorexia como autocontrol y agresión pasiva hacia los demás; bulimia: descontrol auto indulgencia degradante, autoagresión. La trilogía mujer = madre, amor romántico, pasividad erótica femenina que ordene la dicotomía pública – privada, masculino femenino, pasividad actividad; ser para sí, ser para el otro, creando la fragilización TCA como trastorno cultural denuncia la disfunción social, la desigualdad, el malestar. la necesidad de cambio pero estabiliza al sistema social poniendo a la mujer en el lugar de la fragilidad. Desarrollo Alrededor del 90 % al 95 % de los sujetos con trastornos de la conducta alimentaria son mujeres. Esta patología se inicia en la pubertad y adolescencia, periodo del desarrollo de la identidad. Por lo tanto, es razonable pensar la influencia de los estereotipos de rol de género como determinantes para el análisis del contexto socio cultural que subyace como trasfondo de esta patología. 640

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Money (1955) introdujo el concepto de rol genérico, que es la expresión pública de la identidad genérica, que sería más bien producto de las relaciones sociales más que de las diferencias orgánicas. O sea, rol definido como conjunto de creencias típicamente atribuidas y ampliamente sostenidas acerca de características y conductas en un grupo determinado de sujetos. Rol Sexual y salud mental Gershan sondeó a profesionales de la salud mental que rotulaban a la mujer sana como: sumisa, preocupada por la apariencia (sensible, calma, consciente de los sentimientos de los demás, tierna, necesitada de seguridad), más excitable en situaciones de pequeñas crisis, dependiente, inmadura, complaciente, con una necesidad de aceptación por parte de terceros, con baja autovalía personal, escasa confianza en sí misma y con dificultad de adquirir su identidad genérica. El estereotipo adulto masculino tiene como rasgo: agresividad, indiferencia, dominancia, competitividad, ambición, actividad y fácil toma de decisión. Rol femenino unido a niveles más altos de narcisismo; hipersensibilidad a la crítica, rechazo a la asertividad, menos satisfacción con su cuerpo, con el peso corporal que por presiones socioculturales es “normativa de descontento” para la mayoría de las mujeres. A pesar de los cambios en los roles sexuales, expectativas y oportunidades para las mujeres desde hace aproximadamente cuarenta años, el énfasis en la persecución del ideal femenino esbelto ha continuado y aun se ha exacerbado. La femineidad e identidad de género contemporánea es ultra femenino, súper mujer, súper delgada, moda recta sin curvas. Mujer que muestra abiertamente su autonomía, es asertiva, goza de la libertad sexual, es autocomplaciente y ambiciosa, pero no por eso está libre de experimentar un difícil conflicto respecto de su rol de género, ya que conserva como rasgo del rol femenino tradicional, la preocupación excesiva por la corporalidad, sensibilidad hacia los demás y dependencia de la aprobación masculina. Parece existir igual riesgo a enfermar por actitudes y conductas de las mujeres muy femeninas contemporáneas o mujeres con franco rechazo y una actitud confusa hacia la femineidad. Estas actitudes y conductas tienen que ver con el énfasis en la delgadez, la búsqueda de un cuerpo asexuado prepuberal, la presencia de amenorrea, infertilidad y no reconocimiento de la maternidad, dificultades en la expresión de la rabia, dependencia hostil y necesidades afectivas excesivas correspondientes al patrón pasivo agresivo de conducta (que implica pasividad, manipulación, resentimiento crónico y dificultad para aceptar el rol femenino). Desde un punto de vista feminista, Meadow y Weiss (1992) han señalado que esta posición tendría el objetivo de evitar la “comercialización” de la imagen femenina, la competencia con otras mujeres y es una defensa contra la falta de poder social y la 641

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” posibilidad de competir con los hombres mediante el logro del perfeccionismo y el sentimiento de control obtenido gracias a las patologías alimentarias. Se puede observar en las pacientes con TCA una aceptación confusa de su feminidad. Son exageradamente sumisas, serviciales, adaptables y muy complacientes con sus seres queridos, evidencian pobre auto valía, no pueden defraudar, ni fracasar y asumen los deberes de triunfadora y ambiciosas, propio del rol genérico masculino que son impuestos por su familia. La afección simboliza el enfrentamiento con las nuevas expectativas de la mujer: anorexia como autocontrol y agresión pasiva hacia los demás; bulimia: descontrol, auto indulgencia degradante, autoagresión. El concepto de androginidad En 1974 Sandra Bem desarrolla la noción de andrógeno (andro = hombre – geno = mujer). Platón, en El Banquete, nos habla del mito del andrógeno. La persona andrógena posee altos puntajes tanto de rasgos femeninos como masculinos, pueden ser agresivos o condescendientes, fuertes o dóciles, sensibles o asertivos, como la situación particular lo requiera. Las mujeres andrógenas son más adaptables, asertivas e indiferentes que las mujeres femeninas y los hombres andrógenos apoyan más, sostienen más y son más capaces de mostrar empatía. La androginidad se relaciona con una mayor autonomía, con una independencia en el pensar, actuar y en la autoestima. Los rasgos de andróginos serian predicadores de empatía y de mayor satisfacción vital. Por lo tanto, serian factores protectores frente a los TCA o sea: alta autoestima, estabilidad emocional, preocupación limitada de sí misma y un interés sano por la corporalidad más que por la apariencia. La cultura Deberíamos examinar cuáles son los cambios culturales que impulsa a las mujeres a elegir voluntariamente ocupar un espacio físico y psicológico reducido. ¿Cuáles son las presiones de los roles sociales y de la moda que provocan tal odio al cuerpo? . Deberíamos pensar por qué las mujeres no quieren habitar su propio cuerpo. Contribuciones como desconexión, transición, y opresión tienen que ver con el desarrollo y recuperación de los TCA. Desconexión: privado de un grupo lógico de referencia de una comunidad con la que identificarse. El desafío de reconocer el impacto que tiene la confusión de la identidad social sobre los esfuerzos individuales por controlar el propio cuerpo, que sería una tentativa de adaptarse a los cambios tanto a través del aspecto físico como a través de las prescripciones de los roles. La transición: consiste en un cambio evolutivo de una etapa a otra. 642

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” La opresión: surge cuando existe un esfuerzo para adaptarse a una nueva cultura, sea este un país diferente, un grupo socioeconómico o cultural distinto o un área profesional históricamente domina por varones. Delgada para no afrontar los prejuicios y el aislamiento que acarrea su nueva situación. Sería conveniente discutir en vez de la fobia a la gordura, la fobia a la falta de control. Hay que pensar cuáles son los puntos de intervención que se manifiestan si miramos más allá de la patología individual y buscamos una comprensión de la concepción del cuerpo en la sociedad y de la experiencia de la mujer en nuestra propia cultura. Los TCA como trastornos étnicos. Los TCA son el lado oscuro de una sociedad rica y consumista. La anorexia resurge en la pos guerra y la bulimia aparece en la segunda mitad del siglo XX. Esta modificación u evolución es el fenómeno de la patoplasticidad, es decir la maleabilidad de la enfermedad bajo la influencia de factores históricos o de circunstancias sociales cambiantes (Russell, 1985). El estallido del rechazo social a toda forma de obesidad o sobrepeso y el anhelo de delgadez cimentaron el fenómeno. La valoración subjetiva y social del cuerpo, al igual que cualquier otra atribución de valores está dramáticamente determinada por la cultura ambiental. La relevancia del cuerpo femenino suele ser, en todas las culturas, significativamente superior al masculino, tanto a los ojos de la propia mujer como de quienes lo rodean. Sus funciones procreadoras y alimentadoras por un lado y socio sexuales por el otro; constituyen los cimientos de tal relevancia corporal. El autoconcepto femenino suele fundarse significativamente en su atractivo corporal mientras que el de los varones acostumbra a basarse en la eficacia y en el estar en forma. Las funciones procreadoras (engendrar, parir y amamantar) deben contar con un atractivo suficiente para los varones. Los desfasajes entre el modelo corporal cultural y el cuerpo real de cada individuo concretos serán forzosamente fuente de malestar y ansiedad. La estética corporal. El vestido y las partes desnudas. La moda a través de la historia En las sociedades primitivas, el mayor atractivo sexual, tenía que ver con las caderas anchas relacionadas con la fertilidad (diosa tierra). En el patriarcado, valoración del dominio del vientre materno por la búsqueda del predominio en la herencia, en cambio en la sociedad occidental de posguerra se da el rechazo de la maternidad y la valoración de la delgadez y la juventud. 643

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Procedimientos para modificar las características corporales con finalidad ritual o religiosa han existido siempre en la humanidad. Las personas para incrementar el atractivo sexual o social utilizaban cosméticos, pinturas, depilaciones, adornos, deformaciones corporales como los labios platos de las ugandesa o de las orejas como los mazáis o de los cuellos como los karem o de los pies como los chinos, modificaciones corporales que eran buscadas para incrementar el atractivo y la aceptación (¿serian voluntarias?) Grecia: valor del cuerpo masculino, valorización de las relaciones homosexuales, desvalorización de las mujeres, la mujer siempre aparece en las esculturas vestidas y los hombres desnudos. Grecia y roma como búsqueda de la perfección. Edad media: corpulencia, aprecio de la gordura, de la abundancia, sinónimo de riqueza. La delgadez sinónimo de hambre, enfermedad, pobreza. Muerte pronta, satisfacción inmediata, vida corta, pocos alimentos. El cuerpo y sus funciones no se ocultan (se defeca o se copula en público). Predominan las túnicas, poca diferencia entre hombres y mujeres. Fin del medioevo: inicio de la vida ciudadana, feudal o los Burgos (contacto ciudadano, surge la trasmisión de la moda) Sociedades cortesanas renacentista: en la corte los alimentos estaban asegurados por lo tanto la fuerza física y la lucha por la supervivencia dejan paso a las intrigas personales, mantenimiento o mejora del estatus social, la importancia atribuida a una persona en función de su porte, habla, maneras, aspecto. Surge la socialización del cuerpo (se dejan fuera las funciones naturales, procreación, evacuación, sexualidad). El cuerpo entraña códigos de conductas, el comportamiento social, la vestimenta, los gestos, etc. Primero cortesanos, luego burguesía incipiente. Aparece el cuerpo femenino con relevancia social estética por sí mismo. Predominio de lo visual antes de lo táctil (ideal de mujer). Marca la cintura, el Corsé, los cordones, muchos vestidos. Máximo recato, mínima manifestación del cuerpo. Regla (no mirar a los ojos a los varones, no bajar los brazos, al caminar pasos cortos, no poner las manos en la mesa, no comer excesivamente, ofrecer los mejores bocados al varón). Surge la desaprobación social por los excesos alimentarios de las mujeres hace más de 600 años. Siglo XV al XVII la mujer hermosa era una matrona rolliza, dotada de senos llenos para alimentar, caderas voluminosas. Escote grade, polleras amplias, miriñaque almohadones. Primer libro de los trajes, las faldas ocultaban el verdadero cuerpo y no mostraban nada, garganta y busto se muestran, pasan a ocupar el primer plano. La moda se basa en la motivación de la clase alta para mantener distancia y diferencia respecto al resto de la sociedad. Miriñaque disimula embarazo. 1789 revolución francesa, los vestidos debían manifestar la naturalidad del cuerpo que iguala todas las clases sociales. La asamblea nacional francesa abolió las diferencias de clases por el vestido. 644

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Alemania: los niños dejan de vestirse como adultos, surge la moda imperio. Hasta el siglo XVIII el cuerpo humano era percibido como un cuerpo genérico, el cuerpo masculino, constituía la norma. La diferenciación referida al cuerpo mostrado va unida a una diferenciación del cuerpo a nivel conocimiento científico y configuración de varón y mujer. Se cambia la alimentación y sus formas, reducción de la cantidad (civilización del apetito) el paladar refinado, es incompatible con la cantidad de comida (más disposición de los alimentos ,menos cantidad). Se distinguen de las clases inferiores. La comida, el vestido y el sexo están cargados de simbolismos en la cultura. Siglo XIX algo más que del miriñaque al polizón. Siempre resaltar una zona anatómica femenina, los médicos alentaban a gozar de formas redondeadas, como signo de salud “la estatua de la libertad” modelo femenino. Al iniciarse el siglo XX la moda, la sociedad, toma partido por el cuerpo alargado, delgado, esbelto, línea recta, retocar las redondeces, vestidos ajustados raso, transparencias, fajadas las mujeres, cortes que dejaban ver las piernas. Una parte de estos cambios las defendían las feministas, ir a las plazas a exhibir, manifiestamente zonas del cuerpo. El vestido femenino y la presentación social del cuerpo dejaron de ser signos de la situación social para constituirse fundamentalmente en manifestaciones de la personalidad. En la época victoriana se dieron los factores socioculturales que explican el origen de nuestra cultura de adelgazamiento. En el último tercio del siglo XIX la sociedad industrial se consolida, la burguesía puritana ocupa lugares preeminentes en relación con la clase aristocrática. Aumentan relaciones horizontales y verticales, sociales, los medios de comunicación se desarrollan. La familia burguesa sostiene estrictas normas morales en la crianza. Los métodos de control a través de la comida, comer todo, irse sin comer. La reunión en la mesa (sacralizada). Los médicos reemplazaban la religión y mantenían a las mujeres en el ámbito doméstico, el control represivo de su actividad sexual y alimentaria de madre a hija y controlada por el padre. Delgadez relacionada con la concepción sexual. La dispepsia y clorosis son trastornos de esa época (anorexia). El papel de enferma “consunción”(anorexia). Mujer frágil, féminas delicadas en el lecho, desmayos, incapacitadas. Los médicos pensaban que las mujeres eran proclives a los trastornos gástricos. 645

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” Sexo controlado: Pudor femenino La muchacha que no supiera dominar sus apetitos alimentarios no tenía por qué hacerlo con sus deseos sexuales (hambre y sexo asociados). Las madres debían adiestrar a sus hijas a buscar satisfacciones estéticas y éticas, lo correcto, lo elegante, lo moral, poco apetito. Supervisar la cantidad y calidad de los alimentos (no café, té, chocolate, confitería, nueces bebidas alcohólicas). La carne suscitaba las pasiones, actividad sexual asociada a locura, (ninfomanía, anémicas, clorosis). Delgadez, restricción alimentaria, garantía contra la fealdad, los fracasos amorosos y ser aceptada socialmente. El ideal de mujer victoriana situaba el alma por encima del cuerpo, no respondía a los bajos sentidos de gusto y olfato sino a la vista y el oído. Rechazo de todo apetito carnal. Purgas permitían compensar los posibles excesos. Se extremaban en asegurar su pureza intestinal con laxantes, enemas, evacuaciones frecuentes, ejercicio regular y dieta correcta.Lord Bairon, Catalina de Siena. Sisi, Kafka son todos ejemplos de esa época. El cuerpo era materia prima de preocupación y modificación. Los movimientos feministas suprimieron el corsé pero no lograron acabar con el mito del cuerpo delgado. Si los embarazos, el engendrar y parir, la fertilidad y la capacidad reproductora, ya no constituyen característica significativamente vinculadas al cuerpo femenino ¿puede seguir siendo valorado positivamente las formas corporales a ellas asociadas? En la medida en que la mujer va siendo vista cada vez más como agente laboral y social, por lo tanto semejante al varón tradicional y cada vez menos como procreadora parece lógico que las formas corporales redondeadas, reverenciadas desde la prehistoria hasta hace pocas décadas; vayan siendo sustituidas en la apreciación social por otras distintas, incluso opuestas. Las caderas anchas perdieron su función biológica y social. Hacer su cuerpo ocasional y parcialmente a imagen y semejanza del varón. La seguridad en el contexto en que vive se la da la autoimagen positiva y el sentimiento de auto eficacia se lo va a otorgar el control/pérdida de peso o restricción alimentaria. La mujer actual todavía mantiene rémoras o residuos de la época puritana. La mujer no puede comer más de la cuenta. La vergüenza por comer excesivamente en público da origen a los episodios bulímicos. Homosexualidad, cuerpo y alimentación. Se plantea que la preocupación por el cuerpo, por su delgadez, sería el deseo de agradar a los demás fundamentalmente a los varones. Los varones tanto heterosexuales como homosexuales, manifiestan la preferencia respecto al aspecto físico de sus parejas. Las mujeres heterosexuales o lesbianas rara vez. 646

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” • Más preocupación por el peso varón homosexual • más preocupación por el peso, mujer heterosexual • menos preocupación por el peso lesbiana • menos preocupación por el peso varón heterosexual Visión del cambio en los varones del rol El rol masculino está caracterizado por un papel instrumental, que se desarrolla en el ámbito público, orientado hacia actividades productivas de provisión, protección y manutención de la familia; entendiéndose como racional, autónomo, orientado al logro, fuerte y exitoso. Es la contraparte del rol femenino, que pertenece al ámbito privado, es emocional y abnegado. El cambio de los roles es una construcción social, desconocida. La perspectiva de género propone la necesaria deconstrucción de estos estereotipos de género entendidos históricamente como naturales. Desde la revolución francesa las mujeres inician la lucha progresiva. La primera ola en los 40 el derecho al voto, la segunda ola en los 70, sexualidad, derechos reproductivos, la familia y el lugar de trabajo, la tercera ola, 80 – 90 feminismo de la diferencia, cuestiona los estereotipos de género en relación a lo bueno a lo malo de ser mujer. Ingreso del 50% de mujeres en el ámbito en público, continua la doble jornada laboral y los menores sueldos, en la vida familiar continúa su mayor preeminencia. La construcción de la masculinidad “opuesta o alejada a lo femenino” esta masculinidad es reforzada por los padres varones y las características de competitividad, heroísmo, agresividad, conocimiento sexual como parte fundante de esta construcción identitaria de ser varón. Actualmente se empieza a contextualizar el machismo como negativo en la vida privada y pública. Aparece una corporalidad diferente, delgadez en el varón o vigorexia, exhibición del cuerpo, temor a la gordura, ejercicio permanente. Poder e imaginario social La historia de los repartos del poder, la distribución de sus jerarquías, las prácticas y los sistemas de valores, los lazos sociales que genera ocupan un lugar central en el cuadro de la vida social. La naturaleza social del poder supone su inscripción de sus dispositivos en instituciones y en la subjetividad de hombres y mujeres. El conocimiento, las tecnologías, inscriben los repartos del poder. Según Espinosa, poder es la capacidad de afectar en mayor grado de lo que se es afectado. La microfísica del poder plantea visibilizar estrategias, articulaciones, complicidades y mediaciones entre macro poderes y micro poderes.Los dispositivos de 647

XVI CONGRESO ARGENTINO DE PSICOLOGÍA “PSICOLOGÍA Y COMPROMISO SOCIAL” poder exigen para el funcionamiento y reproducciones del poder no solo sistemas de legitimación, normativas, reglas de justificación, sanciones de conductas no deseables (discurso del orden); sino también prácticas extradiscursivas, necesita de soportes mitológicos, emblemas, rituales que hablen a las pasiones y en consecuencia disciplinen los cuerpos. Este universo de significados hace que el poder marche provocando que los miembros de una sociedad “enlacen y anuden sus deseos al poder” y que las instituciones se inscriban en el espíritu de los hombres y mujeres. Los universos de significaciones, imaginarios sociales operan como organizadores de sentido de los actos humanos, estableciendo las líneas de demarcación de los lícito y lo ilícito, de lo permitido y lo prohibido, de lo bello y lo feo. Más que a la razón interpelan a las emociones, sentimientos, rituales, promueven formas que adquirirían los comportamientos de agresión, temor amor, de seducción, que son las formas como el deseo se anuda al poder. La sociedad inventa significaciones, estas producciones de sentido organizados, no están para representar otra cosa sino solo estos esquemas organizadores de representatividad en instituciones, normas, valores, lenguajes instituidos que producen individuos. Creación e invención social es la historia psíquica de producciones de significaciones colectivas. Interpretación, construcción, creación, invención de su propio mundo. Los mitos que una sociedad instituye son cristalizaciones de significados que operan como organizadores de sentido, en el accionar, pensar y sentir de los hombres y las mujeres que conforman esa sociedad sustentando su vez la orientación y la legitimidad de sus instituciones. El movimiento de las mujeres y generacional Los nuevos organizadores de sentido y las prácticas sociales que lo hacen posible, hacen referencia a deseos que no se anudan al poder, que desordenan las prácticas que disciplinan los cuerpos, deslegitiman sus instituciones y en algún momento, instituyen una nueva sociedad. Se va modificando lo público y lo privado, lo masculino y lo femenino. El espacio público “racionalizado” y el espacio privado “sentimentalizado”. El mito de la mujer igual a madre, el mito de la pasividad erótica femenina y el del amor romántico. En su conjunto y particularizadamete dará forma al universo de significaciones que instituyen las familias y que inventan lo femenino y lo masculino de la modernidad, que hicieron posibles las narrativas que configuran los circuitos de circulación para unos y el grado de enclaustramiento para otros. Grados de escolarización, reparto del dinero y los bienes. Autonomías y heteronimias, actividades y pasividades, libertades y tutelares, y aún más organizan la forma de conyugalidad de un periodo histórico. 648


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